Aparco en el Corral de las mulas. Conforme subía me doy cuenta que en el Anayet y zonas aledañas he estado un montón de veces pero en los picos que lo anteceden no he estado nunca. Allí que voy, a ver que sé hacer.
Afortunadamente, en menos de una hora la abandono y entro en un vallecillo colgado que me deja en uno de esos rincones paradisiacos que tenemos, a veces, tan cerca de casa.
Se trata del ibón de Lapazuso situado en una cubeta que, como un balcón, nos muestra todo el Pirineo axial allí mismo, al alcance de nuestros ojos.
Continúo por una canal y salgo a otro resalte donde ya veo el pico Royo, a mi izquierda y bastantes metros más arriba. Con paciencia sorteo algún nevero que todavía queda en pleno agosto y cojo una arista herbosa que me deja en un canalizo de roca, señalado con un gran hito, que debe ser el paso clave para acceder a la punta del pikachu. 2429 m y unas vistas de espanto. Toda la muralla de la Partacua enfrente, a mi derecha se extiende hasta perderse más allá del Bisaurín y a la izquierda en Monte Perdido. A mi espalda, todos los picos de la Bal de Tena y justo debajo la Canal de Izas.
Al final es bastante más fácil de lo que aparenta, aunque si pretendemos ir justo por el filo de la cresta, hay un paso en calizas grises pulidas como un espejo que acojona un rato. Tanto que el perro se niega a pasar después de intentarlo dos o tres veces y tener que recular por que no había forma de que se agarrara allí. Anda que no va a tener que contar a sus nietos este perro!!!!
Él por un lado y yo por otro, llegamos a la cima de Culibillas de 2509 m. de vellón.
No se que me ha pasado pero, de repente, me ha dado bajón. Sin más.
Decido abortar aquí la arista y buscar, si se puede, un descenso directo hacia el barranco y la senda de subida a los ibones que veo muchos metros más abajo. Desciendo del pico por su cara oeste y llego a un collado en el que, aparentemente, es factible la bajada hacia el norte aunque no hay una sola traza de paso ni hitos ni nada que indique que, por allí, se puede bajar.
Y lo cierto es que se baja relativamente bien hasta lo que parece un ibón colmatado convertido hoy en una planicie idílica de hierba verde y aguas serpenteantes. El umbral del antiguo ibón es un barranco que, más mal que bien, me permite, tras destrepes varios, llegar al trilladísimo y atestado de gente camino de los ibones de Anayet.
Antes aprovecho para fotografiar la rarísima Gentiana burseri que, pese a las alturas del año a las que nos encontramos, está lozana y con la cara recién lavada.
Ahora solo me queda volver por terreno conocido al coche no sin antes visitar algunas droseras que tenemos controladas en los humedales cercanos al río y que encuentro machacadas, comidas y cubiertas de mierda de las putas vacas... cada día les estoy cogiendo más asco a estos bichos... no me extraña que nos las comamos.
Aquí tenéis el track. Joooodo.... 1200 m. de desnivel y en ayunas... ya se que me ha pasado. Cagüenlaaaa!!! No voy a aprender nunca, coño!!!!
Hala pues...
Inciso:
Cerrando este post, me llega un tráiler del vídeo que está preparando Roberto de nuestra estancia en los Alpes hace quince días... la verdad es que no me puedo resistir. Aquí lo tenéis:
1 comentario:
El vídeo ya lo veré en casa que ahora estoy currando.
Peazo excursión te me has marcao mozé!! pa que veas tú las cosicas que tienes ahí al ladico de casa mismo. Menuda "endivia" te tengo.
Ale pues! nos vemos pronto.
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