martes, 31 de mayo de 2011

II JORNADAS DE ORQUIDEOLOGÍA PIRENAICA, BIESCAS 2011


Organizadas por el Ayuntamiento de Biescas y patrocinadas por el área de Desarrollo de la DPH, este finde tendrán lugar las segundas jornadas de orquideología pirenaica en Biescas con arreglo al siguiente programa:

SÁBADO
9:00 h. Concentración en la plaza del Ayuntamiento, organización de vehículos y visita de los diferentes enclaves orquideológicos (comida de alforja) (con bota de vino, a poder ser). Se cuenta con el concurso de tres guías especialistas en el rastreo de orquídeas, flores, florecitas y floripondios en general.
19:00 h. Charla sobre identificación de orquídeas y flora alpina a cargo de D. Manuel Lorenzo y presentación del libro "Guía de flores pirenaicas para niños y niñas" a cargo de sus dos atractivos y sapientísimos autores.

DOMINGO
9:00 h. Concentración en la plaza del Ayuntamiento y excursión "a la carta" de media jornada para los asistentes. Se organizarán grupos para visitar enclaves interesantes de flora pirenaica.
14:00 h. Despedida y cierre. (Besos, abrazos, apretones de manos para todos y algún corte de manga)

Pues eso, que estáis todos invitados. No hay que apuntarse, no hay que pagar (a ver, en estos tiempos que puedes hacer sin gastarte un euro). Con aparecer el sábado por la plaza a las nueve ya estás matriculado/a y admitido/a.
Hala pues...

miércoles, 25 de mayo de 2011

POR LA CABECERA DEL ARA

A veces tengo la suerte de conocer gente muy interesante. Y a veces, pese a mi proverbial misantropía, hasta me hago amigo de ellos. Amigo de verdad, de los que se cuentan sus problemas, comparten sus alegrías o frustraciones o te llaman solo para saber como estas.
Conocía a Eduardo cuando estaba grabando un documental sobre Sobrepuerto. Vino a casa a entrevistarme y, desde entonces, hemos tenido bastante contacto. Y eso que el vive en Madrid...aunque tiene casa en Broto.
El caso es que, después de finalizar su magnífico documental titulado "Sobrepuerto, los caminos del Silencio", ya está embarcado en otro mucho más espectacular. El documental se titulará "Ara, el último río salvaje" y lo está grabando por tierra, agua y aire. Por agua, bajando tramos en piragua, por aire, sobrevolando el río en un paramotor y por tierra, que es a lo que le acompañé. Habíamos quedado en el parking de Torla a las 7 de la mañana, Allí llegan Eduardo y Alfredo, profesor de Geografía y experto en ríos. Un lujo. Eso es lo que fue el día. Compartir una excursión por parajes majestuosos con personas con la sensibilidad de Eduardo y la sapiencia de Alfredo es un auténtico lujo. Pudimos subir hasta el refugio de Ordiso en coche con lo que nos hemos ahorrado una hora y media larga desde Bujaruelo. De ahí, se inicia un camino perfectamente marcado que nos lleva, por el fondo del valle, hasta el circo glaciar donde nace el río. Concretamente, en un manantial de la cara sur del pico Meillón de 2930 m. de altitud. Subimos de tirón hasta el final. Habían dado tormentas para la tarde y Eduardo prefiere subir para ir localizando lugares para grabar a la bajada. Mejor, está todo lleno de flores pero ahora la luz no es demasiado buena para fotografiarlas. A la bajada, mientras tú grabas, yo a lo mío...con las florecitas. Pasamos un pluviómetro y abandonamos la orilla del río. Cogemos altura para ganar un resalte ya que hay un nevero inclinado hacia el río y, de repente, me da un vuelco el corazón. Abajo, por donde va el camino, se ven perfectamente tres cromlechs. Si no hubiéramos subido no los habríamos visto porque no habríamos tenido perspectiva sobre ellos. Uno de ellos, el situado más al norte, parece construído hace un mes, por su magnífico estado de conservación. Se trata de uno de los conjuntos situados a mayor altitud de todo el Piri. Estarán sobre los 2000 m. cuando la media está en torno a los 1060 m.. Curiosamente, son los primeros vestigios humanos, y los más antiguos, que el río ve en su recorrido. Viéndolos, no puedo menos que descojonarme de los arqueólogos de despacho. De esos que dicen que estas estructuras son fondos de cabaña o lugares de incineración y de reconocer la labor, incomprendida y desprestigiada, de personas como Ochoa de Zabalegui o Luis Millán.
Subimos bastante más, hasta dar vista el circo final donde nace el río al pie del Puerto de los Mulos y bajo las paredes occidentales del Comachibosa.
Al final se ha nublado de verdad. Bajamos, sin prisa pero sin pausa, parando donde Eduardo o Alfredo consideran para grabar o hacer cualquier comentario. Yo, al final, me voy quedando atrás. Hay miles de marmotas que ni se inmutan cuando pasamos y millones de flores. Todo merece ser fotografiado. Me toca correr para cogerlos y lo hago cuando llegamos a la cabaña de Cerbillona. De allí, ya queda poco para el refugio de Ordiso donde cogemos el coche.
Han sido, en total, ocho horas por un valle que no conocía. Lo había visto muchas veces desde arriba (Baziás, Cerbillona, Batanes...) pero nunca lo había recorrido de abajo a arriba.
El día termina con una buena cerveza en el refugio de Bujaruelo y una magnífica comida, hecha por la mujer de Eduardo, en su casa de Broto.
Os pongo dos enlaces, adelanto de lo que va a ser un precioso documental. Puncha aqui y aqui
Hala pues....

jueves, 19 de mayo de 2011

BTT, DESCENSO DEL PICO DEL ÁGUILA

¿Hace usted deporte?, me pregunta la doctora Maripili mirándome fijamente a los ojos. Si, doctora, mucho, le respondo. Este finde mismo hemos estado de montañ....¡Pues tiene usted el colesterol por las nubes! ¡El malo a tropezientos! ¡Hostia! ¿Y eso es muy grave? inquiero. Pues hombre, sí, me responde mirándome por encima de las gafas. ¡Pues si llevo ya un montón sin fumar, haciendo deporte y comiendo sano!, bueno, almorzar chullas a la brasa y chorizo de jabalí día sí y día también no es comer sano ¿verdad? Así que salgo de la ITV con el firme propósito de hacer más deporte, de comer menos chullas y de volver a fumar, porque, cuando fumaba, me salían los análisis como a un crío de 15 años.
Bueno, pues pa empezar, me voy a bajar la senda del Pico l'águila, en Arguis, que hace días que lo llevo rulando en el celebro y me han dicho que es muy maja.
Aparco en Arguis, cojo la carretera vieja y, en apenas 1 hora me planto en el Mesón Nuevo. Allí hay que dejar la vieja carretera, que muere en el túnel de la Manzanera y coger la pista asfaltada que lleva hasta la punta del Pico del Águila. Parece que has hecho algo cuando estás llegando (las vistas son muy chulas) y, de repente, te encuentras un chandrío de antenas guapo arriba. 1629 m. Te haces, desde Arguis, más de 600 m. de desnivel, que ya está bien. Metros antes de llegar a la cima, más parecida a la cubierta del portaaviones Principe de Asturias que a un pico del prepirineo, sale una senda indicada nuevamente hacia Arguis. La senda, para bajarla en bici es A-co-jo-nan-te, en sus dos acepciones, es decir acojonante como ¡Chachi! ¡Guay! ¡Cómo mola! y, en algunos puntos acojonante en el sentido de ¡Hostia, tío, que-acojono-como-mese-vaya-una-rueda-me-meto-una-hostia-que-no-la-cuento! Tiene tres tramos diferenciados. La primera parte, por bosque, en la que se baja bastante rápido aunque hay muchas curvas cerradas, mucha raíz y mucho salto, la parte central, mucho más abierta, con piedra suelta, con el barranco a tu izquierda, el camino estrecho y con canchaleras que hay que atravesar, y la parte final, otra vez por bosque y por un camino precioso donde liberas toda la tensión acumulada. Casi 5 km. intensos, muy intensos. He echado pie a tierra más veces de las que hubiera querido, pero es que yendo solo y el móvil que se me ha quedao en el coche...pues eso. He visto el desvío a la ermita de Ordás. Dicen que esa también está bien...pues nada...pa otra vez
Hala pues...

lunes, 16 de mayo de 2011

PUNTAL DE SECÚS, 2514 m.

Ni un duro dábamos por este día cuando salíamos de casa a las siete de la mañana. De hecho, además de crampones y piolet, nos habíamos echado la mochila de barrancos, las cuerdas, los disipadores de ferrata... y el perro, por supuesto. Es decir, estábamos dispuesto a hacer cualquier cosa en el monte (deportivamente hablando, se entiende), menos volver a casa. Aunque el día sale despejado, hace un frío que pela y sopla mucho viento norte. Dudamos si ir hacia arriba, al monte, o abajo, a barranquiar. Al final, decidimos ir al valle de Aragüés, ha intentar subir el Puntal de Secús, uno de esos montes olvidados, eclipsados por otros cercanos a ellos y un poco más altos. En este caso, está situado justo al norte del Bisaurín por lo que, el punto de partida, será el mismo, el refugio de Lízara. Hasta allí llegamos en una hora y pico. Un frío que pela y un viento que pa qué. Cogemos por la senda por detrás del refugio y, en seguida, se abandona la que va al collado de lo Foratón para cojer otra, a la derecha, que nos llevará, por el barranco de Audelca, a pasar por dos refugios. El segundo de ellos, que se encuentra metros antes de entrar en una zona llana conocida como Plana Mistresa, es muy curioso. redondo, con una chimenea central, tiene un aire a las estupas tibetanas. Algún ingeniero forestal de la época, se levantó un día con el cuerpo jotero y se le ocurrió hacer aquello en medio de la nada. Paramos a echar un bocao y a plantearnos seriamente el continuar o volver a bajar e irnos al barranco de Fago. Hace un viento que casi no te deja andar, entran boiras de Francia que tapan todos los picos de alrededor y hace, cada vez, más frío. Aún así, pa cabezones nosotros, llegamos hasta la Plana Mistresa. La sierra de Bernera, que la tenemos justo en frente, nos tapa el viento y, pese a que está muy nublado, la temperatura es bastante más soportable. A nuestra izquierda se abre un valle flanqueado a la izquierda por el Bisaurín y a la derecha por el Puntal de Secus. Parece que la niebla levanta. Incluso sale el sol algún rato. Esto anima...hala, vamos p'arriba. Desde la Plana Mistresa, hay una subida elegante por un barranco cubierto de nieve. Está dura como en enero asi que, para evitarnos disgustos, nos ponemos los punchos. Conforme subimos, vemos que el día está mejorando a marchas forzadas así que nos planteamos, una vez hecho el Puntal, bajar al collado y subir al Bisaurín para bajar por la sur. Llegamos a un collado, desde el que se ve ya mucho mundo pese a las nubes, y en un pequeño empentón llegamos arriba. Acojonante the north face of Bisaurín desde aquí. Y acojonante el frío que hace para ser mayo. Nos vamos para abajo echando hostias. Decididamente, el día mejora. No se para el viento pero las nubes se deshacen y hace sol. ¿Y si intentamos bajar a Estanés y volver por el valle de los Sarrios? Chachi tío, esa zona casi no la conozco. Solo he estado en Estanés dos veces, desde Aguas tuertas y hace muchos años. Así que buscamos la brecha de Bernera y nos tiramos para abajo por un nevero muy inclinado. Flanqueamos a la derecha, pasamos por encima de numerosos aludes y descubrimos el escondido Ibón de Orna. Más allá, ya tenemos a la vista el Ibón de Estanés. No bajamos hasta el, vamos flanqueando a la derecha, sin perder demasiada altura, para coger la senda, perfectamente marcada, que nos mete en el Valle de los Sarrios. Por cierto, abundantes estos bichos. La subida, hasta el valle se hace dura. Más que nada porque llevamos ya buen rato andando y el cuerpo pide comida...así que, nos buscamos una piedra para resguardarnos del aire y echamos un bocao. El valle, pequeño, se cierra con majestuosas paredes que forman el circo de Olivón, según los mapas y de Lo ibón según la gente del país (verdad que tiene más lógica???, si es que...lo de la toponimia hay que cuidarla, ¡hombre! ¡Que esto es patrimonio también!). En medio del valle, detrás de un peñasco para protegerse del viento, nos encontramos con un grupo de abuelos franceses que están ahí comiendo. Seguimos subiendo y llegamos al collado. A partir de aquí, ya es todo bajada. Enseguida nos plantamos en Plana Mistresa y cogemos el camino de bajada para llegar otra vez al refugio. Nos entretenemos haciendo fotos a las gencianas, las dactylorhizas, las androsaces y las saxífragas. Hay que hacer una docena de fotos para que te salga una decente. Las demás, todas movidas con este puto viento que ya está empezando a cansar. Cuando ya tenemos el refugio a la vista, en medio de un pequeño pinar con enebros, vemos a la izquierda del camino cuatro pies de Aceras anthropophorum. Quizá suene pedante, pero son muy pocas las plantas pirenaicas que me faltan de ver y esta era una de ellas. La orquídea del hombre ahorcado. Se llama así, porque sus flores son iguales que hombrecitos colgados. Lo raro es que es de bastante más abajo. ¿Qué coño pinta esta aquí, a más de 1600 m.? No la hubiera venido a buscar aquí ni en broma. Solo por esto ya ha merecido la pena el día...Hoy si que hay que celebrarlo con una buena galimba en el refugio.
Hala pues...

jueves, 12 de mayo de 2011

RUTA DE LAS PIEDRAS FECUNDANTES (y 2)

Hay bastantes más, pero con la ruta que hicimos el domingo pasado, te haces una idea de como son. Excepto dos casos, el resto están sin señalizar. Hay que recurrir a la gente de los pueblos de los alrededores y, muchos de ellos, ni siquiera saben de qué les estás hablando. Así que, el domingo, tras pasar Huesca dirección Barbastro (A 70 km/h en este tramo que hay un rádar recaudador de la DGT) nada más pasar Estrecho Quinto, cogeremos un desvío a la izquierda que lleva a Loporzano. Antes de llegar al pueblo, otro desvío a la derecha nos llevará a Bandaliés y, pasado este pueblo, otro desvío a la izquierda a Ayera. Justo antes de entrar en el pueblo, hay una pista. Cien metros más adelante, en una explanada al pie de una ermita en ruinas, dejaremos el coche. Se podría ir en coche, pero hay charcos como el océano índico y es apenas media hora completamente llana. Merece la pena ir andando. Además, está indicada como "Piedra Mora". Como pequeño y sentido homenaje a Manuel Benito, va a ser él el que explique lo que vamos a ver allí:
La piedra de los moros de Ayera es la catedral de esta ruta fertilizadora. Se trata de de un complejo fecundante todavía sin estudiar (...) La roca, como todas las demás, está manipulada de una forma inusual. Comenzando por el lado de levante, encontramos un gran falo perfectamente esculpido de unos cuatro metros de altura (...) En su cara norte hay una pequeña oquedad que permite la estancia de una persona en cuclillas. (...) Arriba, la superficie exterioriza varias bocas de silo que por dentro se comunican mediante agujeros practicados en las finas paredes. En la zona de levante, junto a una especie de fosa, están las huellas que dejara la reina mora en su salto, un pie normal, de mujer, y una huella informe a su lado (...) al lado hay un gran podomorfo de de más de metro y medio de longitud. (...)
A la vuelta, por la misma senda, podemos subir a la arruinada ermita de San Esteban. Gótico tardío, en los alrededores hay numerosas tumbas antropomorfas, de adultos y niños, fechables en torno al siglo X.
Salimos nuevamente a la carretera, y cojemos dirección Aguas. Pasaremos por Sipán y Coscullano y, antes de llegar a esa población, nuevo desvío a la derecha que lleva a Ibieca. En la misma plaza del pueblo se coge la pista que lleva a San Miguel de Foces. Por allí, al lado de un magnífico templo gótico panteón de la familia Foces desde 1259, debe haber otra. No está señalizada así que decidimos pasar de ella. Aún así, al encontrar el templo abierto y con la guía explicando dentro, nos acoplamos a la visita. Pinturas góticas, arcos ojivales, sepulcros...por muy rico o poderoso que seas, al final, todos acabamos igual...en una fosa. La muerte, afortunadamente, nos iguala a todos.
Comemos en un merendero que hay por allí, volvemos a Ibieca, bajamos hasta Liesa y salimos a la carretera general. De allí, se retrocede hasta Siétamo y cojemos el desvío a Alcalá del Obispo. Si en vez de ir a la derecha fuéramos a la izquierda por la autovía, pasaríamos al lado de Peña Mujer de Belillas. Una piedra manipulada hasta hacerla parecer una mujer preñada. Bueno, pues pasado Alcalá (qué nombre más evocador ¿Eh?, significa "La fortaleza"), carretera abajo, se llega a Sesa. Sorprendentemente, un cartel nos indica "Cuevas fecundantes". No tenemos más que seguir las indicaciones, por una red de pistas, para llegar a la cueva de La Ratona y a la de Casto. Nuevamente, M. Benito, nos explica:
La Ratona emboca muy cerca del suelo. La galería de entrada parece que quiere ir a la derecha pero se rectificó a la izquierda. (...) Durante la guerra civil sirvió de escondite al cura del pueblo, perseguido por los anarquistas catalanes.
En la de Casto, el túnel, bastante largo, da el acostumbrado giro a la derecha y se eleva al aposento, iluminado por un agujero. Al limpiar el suelo de la cámara, quedaron una serie de pliegues inclinados hacia la salida hechos por el cantero para emular una víscera.
De Sesa está muy cerca Tramaced. Pese a que, igual que en el otro pueblo, hay una señal de "Cuevas fecundantes" y añade entre paréntesis ¿¿¿¿¿¡¡¡¡¡Neolítico!!!!!??????, no hay rastro de la peña en cuestión. Así que le preguntamos a un amable señor que, además de indicarnos, nos quiere regalar 10 parejas de cigueñas porque (son palabras textuales) estoy hasta los cojones de que se caguen por tos laos. El caso es que, muy cerca del pueblo hay un conjunto denominado Peña Lucía, interesantísimo. En la roca grande hay un cementerio (que no necrópolis) altomedieval. A su izquierda, está la cueva que, como todas las demás, se compone de un túnel que lleva a una cámara. Ésta, tiene un agujero abierto arriba que te sube hasta el "techo" de la roca. Nos contaba ese hombre que había servido, en tiempos de cárcel. El caso es que, si te cierran la puerta de entrada, no hay forma de salir de allí si no es jugándote las dos piernas. No vimos, por debe estar, un pene de casi metro y medio con sus dos huevos (o testículos, o cataplines, o pelendengues...) tallados en la roca, lo que viene a ratificar la misión genésica de estos lugares. (Si, claro, podría haber sido un graffitero medieval que se aburría...pero tuvo que tener paciencia pa tallar semejante aparato). Aún nos acercamos a Piracés, a intentar encontrar otra más. El caso es que se hace tarde y no está indicada. Después de dar vueltas y vueltas por pistas todas iguales, decidimos dar por terminada la visita. En apenas diez minutos estamos en Huesca donde hordas de gente hacen colas kilométricas ¡¡¡para ver la copa del mundial!!!! ¡Amos, no me jodas....!¡Con este calor hacer cola en la calle para ver un trozo de chapa pintada con purpurina! ¡Con lo bien que hemos estado nosotros envueltos en polvo, con telarañas y comidos por mosquitos como avionetas...! Volveremos, probablemente en otoño y con las bicis....Hay que ver el resto.
Hala pues...

lunes, 9 de mayo de 2011

RUTA DE LAS PIEDRAS FECUNDANTES (1)

Hay sitios sorprendentes muy cerca de casa. Lugares que nos hablan de historia remota, de leyendas, de prácticas ancestrales y paganas...y que no los conoce nadie. Solo algún friki se fija en ellos, los visita o trata de estudiarlos. Por supuesto, salvo contadas excepciones, no están señalizados ni divulgados. En estos tiempos de crisis es mejor destinar espuertas de dinero público a mantener como sea la nieve, aunque la semana santa caiga en agosto, que a diversificar y desestacionalizar el turismo gracias a nuestro desconocido y vapuleado patrimonio cultural.
Hace no demasiados años, el antropólogo oscense Manuel Benito Moliner, lamentablemente fallecido siendo todavía muy joven, se embarcó en una apasionante investigación. Dió a conocer la existencia, en una zona muy concreta de la provincia de Huesca, de una serie de cuevas artificiales y piedras manipuladas por el hombre que presentaban, todas ellas, una serie de denominadores comunes. Estos elementos comunes son la representación, más o menos explícita, del aparato reproductor femenino y masculino (lo que, comúnmente se conoce como pichines y pililas) u otros elementos simbólicos vinculados directamente con la fertilidad.
Hasta hace no demasiadas décadas, la infertilidad femenina (siempre se consideraba que era culpa de la mujer) era considerada una lacra...más todavía, era una maldición. En una sociedad agrícola y ganadera, la principal riqueza de una casa eran los brazos para trabajar. Una mujer sin hijos era considerada "machorra" y, para evitar la exclusión social e incluso ser repudiada por su marido (si, ya lo se, ¡que horror! ¡qué machismo!, ¡qué vergüenza!...pero es lo que hubo, hasta hace pocos años. Afortunadamente, ahora hay iluminados/as como la Exma. Sra. Aido que proponen inteligentes políticas de igualdad como llamar miembras a los miembros hembras de un grupo o hacer desaparecer cuentos como Blancanieves porque, ahora, Blancanieves ha de ser una chica moderna, autosuficiente y capaz de salvarse de la malvada y pérfida bruja por sí sola, sin el concurso de un príncipe falócrata y machista que solo la quiere para presumir de churri delante de sus amigotes y para que esté en el castillo fregando los platos y las vomitonas de sus juergas) Decía que, como la esterilidad era considerada una maldición, se recurría a rituales que hundían sus raíces en la más remota antiguedad.
Simbólicamente la piedra es un elemento femenino. Emerge de la tierra, de la que todo procede y a la que todo vuelve, y, por tanto, están impregnadas de fecundidad. Igual que veían que la semilla, una vez enterrada (muerta, simbólicamente hablando) emergía nuevamente en primavera (desde un punto de vista simbólico renacía) el hombre (o la mujer en este caso) debía pasar por un proceso de muerte simbólica y posterior renacimiento para volver al mundo dotada de nueva vida y de una nueva fertilidad adquirida. Para ello se tallaron, en afloramientos de arenisca, cuevas con cierto parecido con el aparato genital femenino o se manipularon rocas ya existentes para darles formas que recuerdan mujeres gestantes o falos erectos. Es decir, la señora en cuestión, debía entrar en las entrañas de la Madre Tierra (morir, simbólicamente hablando), impregnarse en su interior del poder generatriz que emanaba de la tierra (a lo mejor era asistida por su marido o por el guaperas del pueblo...no sé si me entendéis) para volver a salir, renaciendo y convertida en otra mujer con la capacidad reproductora intacta.
Así pues, el domingo, nos fuimos a dar un rulo por el Prepirineo Pol, Bizén, Chué, Rut, Rubén, Eloy, Duli, Orosia y yo mismo. Recorrimos varias de estas cuevas y piedras, pasamos un día cojonudo y, sobre todo, conocimos un poco más estas tierras en las que vivimos. El relato de la ruta, pa otro día, que ya me canso de escribir.
Hala pues...