viernes, 30 de diciembre de 2011

GABARDIELLA 1696 m. desde Lúsera.

Ya llevamos unos años que, para despedir el año y para hacer hambre para las macrocenas findeañeras , nos vamos al monte a hacer alguna chuminada .El año pasado, fuimos al pico de Gratal. Este año hemos adelantado la salida prefartera, prefestiva y prealcoholica (por este orden) al día 30 por imperativos familiares.
Como el tiempo está inestable vamos a bajar al sur, como las grullas. La putada a sido que, en el sur, en plena Sierra de Guara, también estaba el tiempo chungo. A sido un día desapacible (a ratos hasta cabrón). Aún así, a las nueve estamos aparcando debajo del pueblo abandonado de Lúsera, donde hace unos años se organizó una capullada llamada Villamarchosa y que, afortunadamente, no se ha repetido. El camino, bien indicado en todo momento, toma la orilla izquierda orográfica del río Flumen. Va paralelo a la orilla del embalse de Belsué y, posteriormente, por el de Zienfuens. Al principio es llano, en algunos lugares incluso baja un poco hasta que nos colocamos en la vertical del barranco de las Paúles. Allí empieza a subir con ganas. En frente tenemos las majestuosas paredes de Zienfuens, donde se abren, entre otras, la Cueva del Toro, la de la Artica o la sima Esteban Felipe. La mañana está fresca, casi fría. Hay una niebla que tapa todos los montes circundantes y sospechamos que, como así ha sido, nos va a joder las vistas desde la punta. En una hora y poco llegamos al collado de las Paules. Es un inmenso llano cubierto de hierba y erizones. Buscamos un resguardo del viento y echamos un bocao. Debemos dejar la dirección que llevábamos para coger otra senda, menos marcada, que en subida constante nos lleva a una primera cota donde nos coje la niebla. La temperatura ha bajado alarmantemente. Está todo cubierto por la cencellada. Que??? Ah!!! ¿que no sabéis lo que es?, hala, mirar aquí. De repente, hemos dejado el colorín y se ha puesto todo el paisaje en gris y blanco, como si lo vieras a través de una tele de los años 70. Por supuesto, no vemos nada del magnífico paisaje que se debe ver desde allí. Desde esa primera cota, llamada Pico de las Paúles, seguimos una senda, que ya no deja la cuerda de la loma, hasta otra cota llamada Pico de la Luna (que nombre más majo ¿verdad?). En continuos sube y bajas llegamos a otro collado en el que está indicado el camino directo a Lúsera, que usaremos para bajar. No se ve nada. No sabemos cuanto nos queda pero, según el mapa, tenemos todavía por delante un buen trozo de arista que, efectivamente, se hace larga de cojones. Entre que no se ve paisaje, el viento que te pega lateral, el frío y las piedras heladas que resbalan que da gusto, lo que debería ser la parte más maja del recorrido se está convirtiendo en algo pesao y aburrido. A veces parece que se quiere abrir. Hasta vemos el sol y el paisaje desolado que nos separa del valle del Guatizalema, pero no, enseguida se cierra otra vez dejándonos en medio de ese paisaje gris y blanco. Al final, llegamos arriba. ¡Tres horas y media para un monte de 1700 m!. Para que aprendas a menospreciar según que "montañuchas". Nos hemos comido cerca de 1000 metros de desnivel acumulado y hemos andando, hasta aquí, 15 km. Para un monte de estas características, ya está bien. En la cima no se puede estar (y, además, ¿pa qué? ¡si no se ve nada...!) Así que emprendemos la bajada hasta llegar al desvío del camino que baja directo. Menos mal que hay flechas indicándolo porque, si no, seguro que nos lo pasábamos. Un momento que se abre la niebla vemos, muchos metros más abajo, la iglesia del despoblado medieval de Sescún , una de las joyas patrimoniales de la provincia, perdida en medio de la nada y la construcción más meridional y más alejada del foco original del llamado círculo Larredense.
El camino baja sin compasión. Dejamos atrás la niebla, y como suele pasar otras veces, cuando volvemos la vista hacia el pico, vemos que ya no hay niebla, incluso le llega a pegar el sol algún rato. Cagonputa....pues ya no volvemos. En una hora y poco estamos otra vez en la carretera que une Belsué con Nocito y, andando por ella a la izquierda, en pocos minutos, estamos en el coche. Aquí hay sol, aunque no hace nada de calor. Son las tres de la tarde así que vamos a comer al lado de la iglesia de Sta. María de Belsué, que he leído en algún lado que merece la pena verla.
Dejamos el coche en el desvío señalizado y en cinco minutos, despues de cruzar un barranco dos veces, llegamos al exigüo caserío. Se trata de una iglesia del siglo XI, con decoración lombarda pero que, extrañamente, no tiene ábside, siendo la cabecera plana. Probablemente, sus constructores, conocían y mantenían modelos visigóticos (que estuvieron en boga entre los siglos VIII y el X) en pleno siglo XI, siendo un edificio del todo singular. No conocemos otro de estas características (ahora si, la de Belsué, que también fuimos a ver, situada al lado e idéntica). Sobre la bóveda del presbiterio se construyó, en época muy posterior, una torre a la que se accede desde el exterior. Y ahora viene lo bueno, queridos amiguitos y amiguitas... La torre tiene una grieta longitudinal que amenaza con derribarla en poco tiempo, la bóveda del presbiterio se está cayendo a cachos, hay dos grandes agujeros en el muro de la Epístola y a alguien se le ha ocurrido que, en vez destinar dinero para consolidar esas venerables ruinas (Declaradas BIC por el gobierno de Oregón ¡Ojo!), lo que había que hacer (con toda seguridad a cargo del erario público) era colocar una valla de madera que la rodea (no vaya a ser que las multitudes que la visitan se despeñen por un muro de un metro y medio de altura), dos bancos para tomar el sol en lo que fue el camposanto y ¡¡¡¡Tachán!!!! ¡¡¡¡¡Tachán!!!! ¡¡¡¡¡Un aparcamiento para bicicletas!!!!!!! Esto solo pasa aquí. Dentro de pocos años estarán los muebles y el edificio, que es lo que realmente merece la pena, se habrá ido a tomarpolculo. Pa flipar...Bueno, sabiéndonos privilegiados por poder disfrutar todavía de estos edificios pero siendo conscientes que nuestros nietos ya no los verán (después de 1000 años que han estado en pie) volvemos al coche, entramos en Belsué donde hay otra iglesia (esta sí), en perfecto orden de revista e idéntica a la de Sta. María y de alli a Arguis donde caen unas galimbillas (con el frío que hemos pasao sería mejor un chocolate pero la tradición es la tradición y hay que mantenerla) y de allí a casa.
La última actividad antes de que concluya el 2011 ha estado bien. No ha acompañado el tiempo, pero la andada y los paisajes (cuando se nos han dejado ver) han merecido la pena.
Bueno, queridos y queridas lectores y lectoras de este y esta blog y bloga, que acabéis bien el año (a poder ser con mucho sexo, un poco de drogas y mucho rocanrol) y que lo empecéis mejor si es que el FMI, el banco de España, los mercados, los especuladores, los Mayas y los recortes del PP tienen a bien darnos un respiro.
Hala pues...

martes, 27 de diciembre de 2011

TORONZUÉ, 2268 m. Circular desde Linás de Broto.

Toronzué es otro de esos montes de flysch que lo tenemos al lado de casa. Son ideales para días en los que no se puede (o no se debe) subir más arriba por las condiciones meteorológicas y/o nivológicas, como era el caso. Pero había que salir. El anticiclón de las azores y los langostinos todavía bailando dentro del estómago invitaba el primero y exigían los segundos que fuéramos a andar. Así que preparamos una ruta circular elegante. Después de aparcar en la plaza de Linás, cogemos una calle en subida a la izquierda del albergue el Último Bucardo . Enseguida se convierte en un camino ganadero, perfectamente empedrado. A los pocos metros debemos coger el desvío de la izquierda que sigue toda la cresta de una larguísima arista que baja desde el túnel de Cotefablo. La zona por la que andamos se llama la serreta y a Zercosa. Topónimos que dejan bien claro lo que nos vamos a encontrar. Ambos vienen del latín el primero de serra y un sufijo diminutivo y el segundo de quercum "roble" más un sufijo abundancial. Es decir, en esta primera parte se anda por una pequeña sierra cubierta de robles o caxicos o quejigos o quercus cerrioides, que viene a ser todo lo mismo. Aquí nos coje el sol y nos anuncia que va a ser un día cojonudo. De hecho, a las ocho de la mañana, estamos andando de manga corta. Estamos, queridos y queridas amiguitos y amiguitas a 26 de diciembre. Yo, cuando veo esto y pienso que hay gente que clama por que se amplíen las estaciones de ejquí y por que se hagan nuevas, me descojonaría si no fuera porque el dinero para hacerlo será tuyo y mío.
En apenas una hora llegamos casi a la altura de Cotefablo, en la divisoria de aguas entre el Gállego y el Ara. Aquí giramos a la derecha, con el monte ya a la vista, para enfilar una larga arista herbosa. Hay tres cotas que hay que subir y bajar. A saber, Punta Gabardús (1685 m.), Monte Torzedor (1914 m.) y Tozal de las Planas (1962 m.), antes de llegar a Toronzué en el que nos plantamos, previo almuerzo al sol, en poco menos de tres horas. Las vistas, como desde todos estos montes, espectaculares hacia el sur. Hacia el norte, tenemos a tiro de piedra las laderas de Tendeñera. En la cima en manga corta. Seguimos la arista hacia el norte. Aún hay que subir y bajar otras tres elevaciones hasta llegar al collado por el que vamos a bajar hasta el valle de Soaso. No confundir con el Soaso de Ordesa, aunque ambos tienen la misma etimología. Probablemente procedan de una lengua indoeuropea en el que sasso significa "monte pedregoso" y el prefijo so "debajo de". Tanto el de Ordesa como éste se adaptan al terreno como un guante "Lugar situado debajo de un monte pedregoso". Acojonante lo de la toponimia ¿Ehh? Se han conservado topónimos que surgieron hace más de 4000 años. Pa flipar. Con estas cavilaciones, después de pasar la punta Pastorón y las dos de Navariecho, llegamos a un collado que es, ya es casualidad, el único lugar donde hay nieve abundante. Aunque el terreno es muy empinado, bajando con cuidado nos plantamos en el fondo del valle en muy poco tiempo. Nos salen cuatro sarrios al lado. El yeti, mira que es gilipollas que no aprende, se lía a perseguirlos. En menos de lo que cuesta contarlo ya están en el otro lado de valle y el perro, con la lengua que se la pisa, vuelve otra vez hacia nosotros. Si algún día pilla alguno (que no creo) ese pagará toda la frustración que debe llevar de años acumulada el chucho éste.
A media ladera llegamos una borda, muy bien conservada donde vamos a comer. Al abrirla vemos que está llena de sillas, mesas, barquillas y jarcia variada. Parece el almacén de la tasca Manolo. Nos sacamos dos sillas al sol, comemos como marqueses y nos vamos pitando porque nos está entrando un jamakuko que paqué...como nos quedemos allí, nos echamos una siesta que se nos hace de noche. Ya me pasó, en este mismo lugar hace muchos años. Habíamos subido al pico de Otal y a la bajada nos echamos una siesta al lado del coche. Nos despertó el frío ¡A las 11 de la noche!. Entonces no había ni móviles ni hostias. Cuando llegamos a casa nuestras sufridas familias estaban ya organizando nuestro rescate y posterior funeral. Claro que lo tenían jodido. Siguiendo las más elementales normas de prudencia, no habíamos dicho a dónde íbamos y no sabían por dónde empezar a buscar. Nunca se me olvidará la cara de mis padres cuando me vieron entrar por la puerta. No sabían si hostiarme o abrazarme. Así pues, después de constatar, una vez más, las virtudes hipnóticas del paraje en cuestión, cogemos un camino que baja hacia el barranco, el recién nacido Sorrosal, que cruzamos por un bonito puente, llamado de la Mercera. Siglo XVI o XVII, diría yo.
A partir de aquí, solo tenemos que seguir un precioso camino, tapizado de hojas secas, con paredes a los lados cubiertas de musgo y líquenes que nos lleva, sin pérdida, otra vez a Linás.
Más de 1250 m. de desnivel acumulado, más de 20 km andados en siete horas, incluidos almuerzos, comidas y jamakukos. ¿Nos hemos ganao una galimba? ¡por supuesto que si!
Hala pues...

domingo, 18 de diciembre de 2011

ERATA, SOLSTICIO DE INVIERNO

Otro año más, y ya van seis, hemos vuelto a subir a la ermita de San Benito de Erata a colocar el Belén de la asociación. El año pasado subimos 18 personas y este año hemos subido ¡¡¡3 y un perro!!!. Claro que estaba previsto hacerlo ayer pero las condiciones no eran las adecuadas. Nevaba, la boira bajaba hasta Gavín y apetecía más meterte en la cama otra vez o en un bar a echar un café bien caliente (que fue lo que se hizo, al final) Hoy ha amanecido despejao pero hacía un frío que pelaba a las ocho de la mañana. Al final aparecemos por la plaza Pol, Rubén y yo. Hasta San Juan se puede subir con la kangoo y eso que allí ya hay más de un palmo de nieve en la pista. Raquetas desde el mismo coche. No sopla viento y el frío se combate bien andando deprisa. En la fuente os Comos hay nieve ya para aburrir así que cogemos de frente y en poco menos de dos horas nos plantamos en la ermita que está completamente estucada por dentro y por fuera. Ponemos el belén, echamos un bocao y un trago y firmamos en el libro. Se ha levantado aire y hace un frío pacagase. Rubén se quita los guantes un momento y experimenta su primera congelación de tercer grado en las falanges distales. Subimos a la punta de Erata. Nos encontramos una señal, recién puesta, en la que se indica que aquello es término municipal de Broto ¿¿¿????
Yo cada día alucino más. Se gasta dinero público en auténticas gilipolleces. Y a mí, que soy un senderista de Faramontanos de Tabara (provincia de Zamora) que subo a ver el paisaje del Piri, qué coño me importa si voy por el término municipal de Albalate del Arzobispo o por el de Mexico DF? ¿vamos a poner fronteras otra vez ? ¿hay que pedir permiso al excelentísimo y acojonantísimo ayuntamiento de Broto para pasar por sus feudos? Claro que, últimamente, ese ayuntamiento ha demostrado una sensibilidad exquisita para con ese territorio. Hasta convocaron una beca de investigación histórica, artística y/o antropológica a la que alguien conocido se presentó (y que no se la dieron). Luego nos hemos enterado que se la han dao a uno que, casualmente, es de Broto y que ha presentado un proyecto sobre " Bases para una gestión agrosilvopastoral de Sobrepuerto" ¿Y qué coño tiene que ver eso con la historia, el arte o la antropología????, os preguntaréis queridos amiguitos y amiguitas !Ah!, claro. Pues que no es sensibilidad por el patrimonio o el medio ambiente lo que los mueve. Se trata, simple y llanamente, el justificar la revindicación histórica de una pista que llegue al corazón de esos paisajes prístinos desde el municipio para su "explotación" (léase ganadería, caza, aprovechamientos silvícolas en un precioso bosque mixto con pendientes del 30 % y hasta, a lo peor, como todavía hay mercado con la que está cayendo, una urbanización megachachigüay llamada "Soledades de Otal" con campo de golf adosado en o barranco Labañera...).
Le dijimos a éste ingenuo que impugnara la decisión del consistorio, que se lo dijera a la prensa. Han sido tan chapuceros que ni siquiera han sabido hacer las bases a medida del tipo al que se lo pensaban dar ya de antemano demostrando, con esto, un desprecio acojonante hacia el tiempo y el trabajo los otros que se presentaron, creyendo que iba a ser todo legal y que estaba erradicado desde hace décadas el amiguismo y el yotepagolosfavoresnotepreocupes. Que asco, ¡por Dios!. Por suerte para ellos, este ingenuo ha decidido el no perder un minuto más con esta chapuza. Lo malo, es la lectura que se hace de estas cosas. En estas montañas somos, todavía y sorprendentemente tribales. Aquí todos vamos a nuestro puto rollo, sin criterio y, lo que es peor, sin visión de futuro. Así nos va...y a sí nos irá. El futuro paisaje protegido de Sobrepuerto, ahora lo veo claro, no tiene ningún futuro.
Afortunadamente, allí donde está y como está puesto, será el viento o las vacas los que hagan con el cartelito lo que tengan que hacer.
¿Qué os estaba contando? ¡Ah, si!. Pues que después de subir a la punta hemos bajado a media ladera hasta llegar otra vez a la fuente y, de allí al coche. La jornada a terminado, como el año pasado, con unos platos de calamares y unas cervezas (pa Rubén naranjada) pagados por la asociación en el camping de Gavín.
Por cierto, antes de que alguno se le ocurra decir o hacer alguna idiotez, que se asegure. Aunque la ermita de San Benito perteneció históricamente a Otal, ahora mismo, en el siglo XXI, pertenece, administrativamente, al término municipal de Biescas. Por eso y por su valor antropológico e histórico se restauró por parte de gente de Biescas...claro que, a una mala, siempre se puede volver a dejar como estaba antes del 2008.
Hala pues...

lunes, 5 de diciembre de 2011

TOZAL DE LAS COMAS (2354 m) Circular desde Torla

¡Anda que no nos queda Pirineo que recorrer! A mí, que ya empiezo a estar entrado en años y que llevo mucho andando por estos montes, me parecía que ya no hay lugares que me sorprendan. Que me faltan, todavía, muchos montes que subir pero que, básicamente, serán todos iguales. Los mismos paisajes, las mismas sensaciones...pero no, mira por donde. Ayer fue uno de esos días perfectos. De esos que el recorrido que habíamos trazado se cumple a la perfección, los paisajes y las luces son soberbios, la temperatura ideal y los horarios que nos habíamos planteado (para llegar de día al coche, no por otra cosa) se cumplen a la perfección. Y eso que, a las siete de la mañana, está en Biescas completamente nublado. Ni una estrella se ve en el cielo. Ayer fuí con los hermanos Navarro, Kankel y Carli. La última vez que coincidimos los tres fue en la cima del Perdiguero, nada menos que en el año 1995. Conforme subimos Cotefablo nos envuelve la niebla. Incluso hay que darle al limpiaparabrisas porque parece que quiere empezar a llover. Bueno, ya que nos hemos levantao, algo haremos, aunque nos mojemos y volvamos pa casa dentro de dos o tres horas. Sin embargo, cruzamos el túnel y es como si hubieramos cruzado el túnel del tiempo (atmosférico, se entiende). Al otro lado está completamente despejado y las primeras luces del alba empiezan a teñir de rojo los picos más altos. (Es muy tópica la frase ¿verdad?, pero es que a veces no me apetece discurrir más).
Aparcamos en el parking que hay en frente del Cámping San Antón. Ni Dios. No nos hemos juntado a nadie desde que hemos salido de casa. Subimos andando por la carretera un poco, dirección Ordesa, y enseguida vemos un camino a la izquierda indicado que nos señala el camino viejo de Bujaruelo. Lo cogemos. Camino perfectamente trazado, empedrado y con muros de piedra seca a los lados. Por esa misma senda transitaron pastores, contrabandistas, monjes hospitalarios del hospital de San Nicolás, peregrinos, huídos de guerras..., anda que no tendrán que contar estas piedras. Enseguida ganamos altura con respecto al valle, pasamos un desvío a la derecha para bajar al puente de los Navarros y sigue subiendo para pasar por el paso de la Escala. Aquí el camino está tallado en la roca y protegido del abismo por un murete de piedras. Llegamos a un cruce indicado. De frente a Bujaruelo, a la izquierda, por donde continuamos, al collado del Cebollar. Sube con ganas el caminillo en cuestión hasta cruzar el barranco del Cebollar. Este barranco, que se despeña en un rápel de 120 m., llamado salto del Carpín, cuando llega a la garganta del río Ara, lo bajé en el año 1994 en una tarde memorable con Piné y el Jefe. (memorable porque aquél día se nos apareció la Virgen, los angelitos y toda la corte celestial para ayudarnos a llegar abajo sin sufrir un rasguño ya que, ni nuestros medios ni nuestro talento, eran suficientes para que llegáramos vivos abajo).
Cruzamos el barranco, decía, y entramos en un precioso hayedo joven donde nos pega el sol por primera vez. Un esfuerzo más y llegamos al collado del Cebollar, con el tozal homónimo a la derecha y una mallata hundida a la izquierda. Almorzamos al sol. Se está de maravilla. Allí arranca una larguísima arista herbosa que sube directa al Tozal. Nos quedan casi 700 m. de desnivel toparriba y más de 1 km y medio de arista. Al principio nos tiramos a la derecha, por el pequeño valle colgado entre el Pico de Fenés y el Tozal pero se anda mal por ahí. Estamos a la sombra, hace frío y hay una fina capa de nieve que no llega ni a tapar la hierba pero nos hace resbalar. Vemos manadas de sarrios en las que debe haber 20 o 30 bichos en cada una. Por supuesto, el perro sale disparao detrás de ellos. Se va hasta la ladera de enfrente, sube un güebo, para luego volver con la cola en medio las patas y la lengua pisándosela. Decidimos subir por la arista, por lo menos nos pegará el sol. Así que con paciencia llegamos a una antecima y pocos minutos después arriba. Acojonante. El cielo completamente despejado pero, hacia el sur y hacia poniente, un espectacular mar de nubes cubre todos los valles de donde salen solo los picos. No son muy abundantes estos espectáculos pero, pese a verlos alguna que otra vez, no dejan de dejarte con la boca abierta. Al sur, la niebla que seguramente debe cubrir la Hoya de Huesca, rebasa Guara por los collados y se descuelga como una cascada hacia el norte. Encima no corre ni una brizna de viento. Se puede estar allí en mangas de camisa.
La bajada la vamos a hacer por otra larguísima arista, exactamente de 1 km, 916 m., (esto del sigpac es acojonante) que nos lleva al collado de Plana Cuesta donde hay una antena y donde termina la pista que sube desde Fragen. Allí, en el collado, sale el camino de Articafiasta hasta Torla. Sale, o salía porque, salvo el cartel indicador no hay ni rastro de senda. Toda la ladera está cubierta de un denso tapiz de erizón y pino negro. Pasamos de embarcarnos, ya que el día está saliendo tan bien, y seguimos la pista hacia abajo con la intención de encontrar algún otro camino que baje al pueblo. Cruzamos por una zona de antiguos campos preciosa, con varias bordas y casetas restauradas. Es la zona de Lusarre. Allí, al sol, comemos.
Seguimos por la pista y, al poco, vemos otros cartel que indica el camino de Laor que baja directo al pueblo. Camino, también, majísimo. Empedrado, sombrío, cubierto de musgo y líquenes, con grandes paredes a los lados...vaya caminos elegantes estamos transitando hoy. La senda llega a las casas más altas del pueblo. Ahora nos queda cruzarlo y andar dos km. de carretera hasta llegar, después de ocho horas, al coche.
Recorrido recomendable 100 por 100. Las vistas en todas direcciones (especialmente hacia Ordesa) los caminos por los que se accede, la tranquilidad hacen que sea uno de los recorridos más majos que he hecho últimamente. Desde luego, me reitero en lo que ya he escrito alguna vez, no hay que subir a 3000 m. para disfrutar. Eso sí, 1300 m. de desnivel y más de 15 km andados...lo que algo vale, algo cuesta queridos y queridas amiguitos y amiguitas.
Hala pues...