jueves, 31 de diciembre de 2015

BELÉN MONTAÑERO EN ERATA.

Tenía pendiente esta crónica desde el día 13 de diciembre que fue cuando se realizó.
Sin embargo hoy, día de San Silvestre, Rosa ha colgado un video que es un magnífico resumen de todo lo acontecido ese día.
Esto, junto con la crónica que hizo el amigo Rai, y la que hicieron Mariano y Rosa, vale y sobra para que veáis lo que os habéis perdido los que no habéis venido.
Solo decir que cada vez me gusta más ese día, que cada vez viene más gente y que cada vez nos sale a los organizadores un poco mejor. Este año, como novedad, subió la bandera de Biescas, la que se saca para las grandes celebraciones y para comer tuvimos, gracias a la gentileza de Pilar y Hernés, el placer y el privilegio de catar las primeras botellas de vino pirenaico, de cepas plantadas allí mismo, en Barbenuta.

Hala, que lo disfrutéis y que el año 2016 nos traiga montes, amigos y ratos buenos como para aborrecerlos. (bueno y salú y dinero para comprar, aunque sea un par de crampones si se nos rompen, también....)


domingo, 27 de diciembre de 2015

TOZAL DE GUARA. CIRCULAR DESDE BENTUÉ

No es la primera vez que hacíamos esta extraordinaria circular, pero si es la primera que lo hacemos desde Bentué, de forma que quizá sea la más lógica si solo tenemos un coche y pretendemos subir por un lado y bajar por otro. Circular que aprovecha senderos perfectamente trazados y señalizados, excepto el tramo clave que nos permitirá desviarnos a por el coche sin necesidad de volver a Nocito y coger la senda que va por la umbría... calculo que nos hemos ahorrado, de largo, una hora y media... que, en estos días cortos de diciembre, se agradece.... vamos al lío.
Quedo en Villacloro con Kankel el último día del puente de la prostitución inmaculada y, de tirón, nos plantamos en la Bal de Nocito. Hace frío cuando aparcamos en un ensanche al lado de la carretera y justo en frente del desvío a Bentué. Contrariamente a lo que ocurre en los otros accesos al tozal, aquí no hay ni indicaciones ni nada pero se ve un sendero bastante transitado por el que nos introducimos.
Al principio desciende, cruza el barranco de Abellada y empieza a subir por una ladera poblada de enormes caxicos centenarios, hasta desembocar en los conocidos campos de Can d'Used donde podemos optar por ir a buscar la senda que sube desde Used o seguir la senda que los rodea y, tras una subida fuerte, coger la pista muy cerca del refugio de los Fenales donde pretendemos almorzar.
Lo cierto es que todavía no ha entrado el sol, que hace un frío que pela y que no apetece nada sentarnos ahora aquí a echar un bocao. ¿Y si seguimos hasta encontrar el sol? Dicho y hecho. Enseguida damos con la senda que sale al lado del refugio y que, ahora si, empieza a subir inmisericorde. Primero por un espeso pinar y luego por tascales cada vez más aclarados mientras los horizontes se abren a cada paso que damos. Por fin sale a nuestro encuentro el sol y, aunque ya queda poco para cambiar de vertiente, paramos y echamos un bocao, que ya es hora.
Nada más salir a la divisoria, el día magnífico, despejado y frío del que hemos disfrutado en la versand nord se convierte en brumoso, ventoso y poco apacible. Así es, queridos y queridas amiguitos y amiguitas, la boira peleona y lluviosa que padecen nuestros amigos de las tierras llanas, hoy le ha dado por levantar un poco, lo suficiente como para no permitirnos ver el compacto mar de nubes que esperábamos disfrutar y para jodernos las vistas hacia el sur.
Aún así, paramos un buen rato, nos echamos una galimba que hemos subido y comenzamos a bajar, por el sendero de Nocito, justo cuando empiezan a llegar varios grupos.
La bajada hacia el raso de los hongos y el collado de Petreñales, no tiene ningún misterio fuera de algún destrepe muy fácil y de que aquello está empinado como picha de novio. Pese a las horas que son, y que el sol ya está declinando, siguen subiendo gentes. Una pareja, enfundados en licra, en zapatillas y sin mochila ninguno de los dos, nos preguntan que cuánto queda un poco más abajo de la fuente del chinebro.... joder.... y luego que pasan cosas.... a esta pareja de guays les ocurre cualquier percance (y cualquiera es un esguince tonto) y van a pasar una noche cojonuda aquí arriba.
Bueno, pues nosotros a lo nuestro, con nuestros pantalones largos, nuestra ropa de abrigo y nuestro kilo y medio de porsiacaso (en forma de botiquín, manta térmica, algún cordino...) en las mochilas, seguimos bajando por la trilladísima senda que, una vez pasado el collado de Chamelosas, desciende por debajo de las pedreras de la cara norte.
Vamos atentos pues, en una curva cerrada, debemos coger otra senda a la derecha, sin señalizar, que si nuestras informaciones son las correctas, nos llevará a la cabecera del barranco de la Pillera y de allí, por la zona de las Cañatas, al coche.
La senda desciende entre un impresionante bosque mixto, húmedo y umbrío que nos lleva a la cabecera del recién nacido barranco de la Pillera.
Ahora viene lo malo... hay que subir 300 m. de desnivel que con el que llevamos en el cuerpo, a estas horas y sin comer, nos resultan francamente desagradables... aunque el recorrido es grato, por un buen sendero, entre paredes y que gana altura permitiéndonos ver, una vez más, la impresionante face nord del Tozal ahora cubierta de nubes.
Al final, llegamos a la zona de las Cañatas, donde antiguos huertos y casetas languidecen entre zarzas y bosque recién nacido. Aquí vamos a parar a comer. Diez minutos más y ya no tenemos sol así que vamos a aprovecharlo.... joder, pues esto del comer, como dice el refrán, es empezar... pese a no tener hambre caen todas las viandas que portamos, todo el vino y todo el turrón... y más porque no hay.
Se esconde el sol y baja la temperatura escandalosamente. Con pereza nos ponemos a andar. En apenas quince minutos de descenso estamos a orillas del barranco de Abellada y un minuto después en el coche.
Preciosa vuelta. Perfecta para primavera u otoño, cuando la naturaleza esté en su máximo apogeo. Ahora en invierno, igual se va muy justo de tiempo. Si la queréis repetir, aquí está el track.
Venga, vamos a Nocito a ver si hay algo abierto para echarnos una galimba que nos la hemos ganao.
Hala pues...

martes, 15 de diciembre de 2015

PEÑAS DEL RELOJ, DESDE EL IBÓN DE PLAN.

Sorprendente y desconocido recorrido el que nos hicimos el pasado puente de la prostitución inmaculada aprovechando anticiclones postotoñales y la ausencia de nieve.
Salimos de Biescas Pol y yo, recogemos en Villacloro a Kánkel y Roberto y arreamos a Ainsa donde nos juntamos con Ángel, que ha subido de Huesca.
Día espectacular el que pinta cuando nos metemos todos en la furgoneta, cogemos carretera al norte hasta desviarnos, pasado Salinas, al valle de Chistau. Enseguida veremos el desvío a Saravillo donde hay que coger una pista (previo pago de tres lereles) que tras 14 interminables kilómetros nos llevan, más mal que bien, al refugio de Lavasar donde, además de frío y escarcha, solo hay una furgoneta que ha debido pasar la noche allí.
Una helada de considerables dimensiones nos recibe mientras nos calzamos y emprendemos la marcha. En apenas quince minutos nos encontramos ante el idílico, evocador, mítico y fotogénico
ibón de Plan, o Basa de la Mora, uno de los espacios más visitados y fotografiados del Pirineo, entre otras cosas por su fácil acceso y la leyenda asociada que debe hacer que muchos suban en fechas solsticiales para ver la mora que supuestamente habita bajo sus aguas. Hoy, por mucho que queramos y por mucha alma pura que portemos, no veremos nada... más que nada porque no estamos en solsticio y porque el ibón está helado como una piedra y cualquier nereida, náyade, potámide o limnátide va a tener francamente complicado atravesar esa capa de hielo compacto.
Desvío a la izquierda, siguiendo las marcas del GR 15 y nos elevamos sobre la cubeta del ibón mientras nuestros pasos se encaminan, en franca dirección este, hacia la colladeta del Ibón que vemos en lontananza y que nos muestra la promesa de un sol que empieza a teñir de rojo las puntas.
Sin problemas, primero por cerrado bosque de pino negro, después por pastizales y al final por canchal asentado, llegamos a la collada donde luce un sol que reconforta, que nos muestra toda la Ribagorza bajo los dominios de las nieblas y que nos invita, ahora sí, a parar y echar un bocao mientras nos dejamos acariciar por los tibios rayos que devuelven la temperatura a la que debe estar un cuerpo endotermo para que funcione correctamente.
Después de la pausa, se acabó el paseo. Lo que tenemos delante es una ladera descompuesta de piedra suelta, en la que apenas se marca una senda y pendiente como picha de novio. La abordamos con buen ánimo. Más que nada porque el desayuno ha sido contundente y el vino, el turrón y demás alimentos hipercalóricos dan alas a nuestros pies.
De una forma o de otra, en poco menos de media hora, nos estamos asomando a los abismos que se abren sobre el valle de Chistau mientras, ojipláticos y babeantes, contemplamos el paisaje extraordinario que se abre ante nosotros. Desde el Aneto hasta Collarada... todo el Pirineo central al alcance de nuestros ojos.
Hemos salido muy cerca de la llamada "punta baja" a la que nos acercamos para contemplar lo que nos queda por recorrer. Nada menos que el reloj de sol más grande del mundo. Los habitantes de los pueblos que vemos 1500 m. más abajo, usaron estas puntas como reloj, conforme les iba dando el sol, dándoles los nombres de "peña las diez" (a la que vamos ahora mismo), las once (la más alta con sus 2651 m de vellón) y la de mediodía, separada de las otras por una arista sencilla pero muy larga y donde está el vértice geodésico.
Así pues, tras pasar por la peña las diez, encaramos la subida a la de las once (parada y trago de vino) mientras observamos que la de mediodía está aproximadamente a tomarpolculo de donde estamos.
Pues nada, que al final, claro, la alcanzamos tras 2,5 km de cresta de extraordinaria belleza y nula dificultad.
Ahora hay que coger una canal, muy inclinada al principio, que nos lleva directos a una pedrera inestable y de allí, por campas de hierba cada vez menos inclinadas, a buscar el camino de subida muy cerca del ibón, completando una circular magnífica.
Aquí nos aplicamos a comer, aprovechando el último sol que rueda por los puntones royos permitiéndonos, merced a un pronunciado collado, quince minutos más de calor y placer.
Pues ya está... solo nos falta retomar el sendero al refugio no sin antes acercarnos nuevamente al ibón, extasiarnos antes su belleza y fotografiar, de todas las formas posibles, los últimos  rayos que doran las puntas Llosal y Alta.
Pese a nuestra insistencia, y que alguno se atreve a andar sobre las aguas heladas, ni moras, ni ninfas ni náyades salen a nuestro encuentro. ¿Pues sabes que? ¡Que ellas se lo pierden! ¡Vamonos a por una galimba!.
El track del recorrido aquí.
Hala pues....

jueves, 3 de diciembre de 2015

BURRAMBALO, DESDE ASO.

Finde anticiclónico en este atípico otoño veraniego. Nevó hace un tiempo lo suficiente como para no
ir, de momento, a zonas altas donde se combina nieve venteada con hielo y zonas peladas. Afortunadamente, para los que no somos  adictos a la adrenalina y al power y sí a la naturaleza y a pasar un día majo entre amigos, cualquier ruta nos viene bien y nos sirve de excusa. ¿Qué no habéis estado en Burrambalo???? ¡Pero mujer! ¡Pues si es uno de los miradores más chachismolonguis de este lado del Gállego! (Conversación mantenida (mas o menos) con la incombustible amigaza Pirene de las Cumbres) No se hable más... pallí que vamos.
Ocho de la mañana en Biescas. Además de Pirene, hoy tenemos (el perro y yo) el placer de compartir día y montaña con Josu, Chus, Sergio y Cheles. Café, un rato de tertulia y marchando a Aso de Sobremonte donde pretendemos empezar a darle al calcetín.
Como ya empieza a ser habitual, al muy poco de empezar, nos encontramos con unos cazadores que nos advierten que van a empezar una batida y que a dónde vais y que vosotros veréis lo que hacéis y que tener cuidao.... Joder.... tengan cuidao ustedes, ¡¡¡no te jode!!! la cosa es que tampoco nos miran demasiado mal y además, llegamos a la conclusión que van a cazar una zona de monte de la que nos alejamos aunque en el trayecto nos encontramos con tres o cuatro pertrechados con armas de fuego, emisoras y demás implementos necesarios, al parecer, para pegarle un tiro a los jabalises.
Abandonamos la pista y cogemos una antigua tiradera que nos lleva, primero por bosque cerrado aunque transitable y luego por tasca, a la mallata de Betés donde se abren los horizontes y el sol nos acaricia de forma y manera que concluimos que es el sitio ideal para echar un bocao y un trago que, por otra parte, ya va siendo hora.
Una vez comidos y bebidos, lo que queda es ya muy evidente. Se trata de seguir el contrafuerte en el que estamos hacia el norte y que se descuelga desde la punta Facera, primera cota del día a la que llegamos entre exclamaciones de asombro.... Y no es para menos... si no has estado aquí nunca, nada más llegar, nos encontramos con un paisaje sublime, con toda la muralla de la Sierra de Partacua al alcance de los dedos, el Pirineo central a la vista y nada más alto hacia el sur lo que hace que se vea perfectamente el Moncayo, la niebla de la tierra baja y hasta los lejanos picos de Urbión.
Eso sí, hace un viento desagradable tirando a cabrón que no invita para nada disfrutar mucho del paisaje.
 150 m. de desnivel nos separan de la cima de Burrambalo a la que llegamos enseguida. Fotos, albricias y pabajo que hace un frío que pela. Habíamos barajado la posibilidad de seguir el cordal haciendo, por este orden, Sarrataclau, Peñas d'Aso, Petruso y Canales para bajar por el GR-15 pero ¿sabes qué? Que no nos apetece... Así que, nos vamos a ir por la directa, bajando hasta el collado
para llegar a la mallata JuandeFreda  y de allí por pista hasta los coches.
Pues a eso nos aplicamos. Por laderas muy empinadas de hierba vamos a la mallata cuyo topónimo nada tiene que ver con un tal Juan si no que viene del aragonés "fuande" fuente y "freda" fría. Así pues, estamos en la mallata (o majada o refugio pastoril) de la fuente fría.
Ya está todo hecho..... bueno, todo, todo no.... nos queda un buen trozo de pista en descenso que nos dejará en otra y ésta en el sendero que nos devuelve al coche.
Y como es pronto y nos apetece y el día y la compañía es de lo más propicio, nos bajamos a Biescas donde recalamos en un bar para abrevarnos convenientemente mientras disfrutamos de la conversación y de la tarde que, poco a poco, se va convirtiendo en noche.
Hala pues, a pasar buen invierno....

jueves, 12 de noviembre de 2015

PICO E IBONES DE AYOUS... UNA VUELTA POR EL PARAÍSO.

Bellísimo y extraordinario recorrido, todo un clásico que cualquier pirenista que se precie debería realizar una vez. Actividad equiparable al cercano tour del Midí, la subida a la Cola de Caballo en Ordesa o que te rescate la Pichiné en el Formiga con traumatismo leve y te de un rulo en el molinillo a cargo del erario público.
Así pues, aprovechando el anticiclón que nos envía San Martín, varios sujetos y sujetas, enamorados del Pirineo sin importarnos fronteras, nos juntamos en Biescas para realizarlo. De los límites meridionales del reino viene Pirene y Josu, Helena, Cheles y David. De de la tierra media Ro y Kankel y de septentrión, el que esto (con mayor o menor acierto) escribe.
En dos vehículos nos llegamos hasta Bious Artigues donde aparcamos rodeados de franceses que también han querido venir a disfrutar, en este lugar privilegiado del planeta, de los días magníficos que nos regala este extraño otoño.
Hay que aparcar en el parquing de abajo de forma que, para llegar a la presa, te comes, de entrada, 100 empinados metros de balde pa ir calentando.
Una vez allí, la senda continúa sin pendientes apreciables bordeando el ibón represado hasta llegar a la cola y continuar valle arriba, ahora sí, con pendientes moderadas tirando a fuertes..
Justo cuando se llega al umbral de un precioso valle glaciar, la senda nos desvía a la derecha para seguir subiendo por medio de un hayedo hasta un claro donde nos coge el sol y nos acaricia con unos rayos y unas temperaturas impropias de la época.
Un esfuerzo más y llegamos al primero de los ibones, llamado Lac Roumassot. Aquí vamos a almorzar en un idílico tascal rodeado de picos, con la intimidante y omnipresente silueta del Midí, mientras vemos como gente de toda índole y condición suben y bajan por la senda.
Continuamos. Ahora debemos superar una pequeña pendiente por sendero bien trazado que nos lleva a orillas del pequeño Lac du Miey y poco más adelante y sin ganar apenas altura al enorme Lac Gentau en cuyas orillas se asienta el refugio de Ayous.
La vuelta continuaría yendo a buscar el refugio y, por detrás, avanzando hacia el sur. Sin embargo, nosotros abandonamos momentáneamente el chêmin para encaramarnos al Col d'Ayous, donde los horizontes se abren hacia poniente regalándonos una vista de prácticamente todo el sector occidental y central del Piri. Un esfuerzo más y nos encaramamos, pisando areniscas del permotrías (250 m.a. día arriba, día abajo), al pikachu que porta sus buenos 2260 m. sobre el nivel del mar en Hondarribia.
Parabienes, fotos, tragazos a la bota, más tragazos a la bota, risas, buen rollo.... joder tú, que día más majo, que gente más maja y que bien se está aquí!!!!
Después de buen rato de lectura del paisaje y de encontrarnos cada uno con lo que hayamos ido a buscar allá arriba, emprendemos la bajada por el mismo camino para retomar la senda que nos lleva, en unos minutos al refugio.
Trabajar y vivir en este paraje, ver pasar las estaciones desde el mirador donde está ubicado, debe ser lo más parecido a hacerlo en el paraíso. Cerca pero lejos, no demasiado alto como para que aquello sea inhóspito ni muy bajo como para que te lleguen hordas de domingueros.... Después de mi inminente empadronamiento en la France, quizá busque trabajo aquí... aunque sea para dar de comer a las marmotas....
Con estos pensamientos, o más bien masturbaciones mentales, emprendemos una leve subida que nos lleva a otro de los grandes ibones, el Bersau donde buscamos una calita para comer y, lujo supremo y placer orgásmico, remojar nuestros abotargados, recalentados y dilatados pies en el agua fría lo que reactiva -o no- la circulación hasta el punto que mientras unas partes del cuerpo se dilatan o ereccionan otras se comprimen y relajan.
Contentos y contentas, satisfechos y satisfechas en nuestras necesidades básicas, emprendemos una mínima subida que nos lleva al collado que forma la cubeta del ibón con el cercano, majestuoso y erecto Pic Casterau. De repente, me entran unas ganas enormes de encaramarme a ese peñasco que se yergue orgulloso y desafiante delante nuestro.... ante mi entusiasmo e insistencia solo encuentro
indiferencia, evasivas y miradas huidizas.... que no tienen putas ganas de subir, vamos.... así que no insisto más y me lo apunto en pendientes para cuando trabaje en el refugio o para mi próxima vida en la que me pienso reencarnar en  algún bicho que vuele (tordo culirojo, por ejemplo...).
El último ibón que encontramos es el de Casterau donde el Midí se refleja majestuoso y soberbio dándonos la foto típica que todo el mundo debe hacer cuando pasa por aquí.
Ya en descenso, cada vez más pronunciado, bajamos al fondo del valle, pasamos por la cabecera del barranco de Cap de Pount, de grato recuerdo y continuamos valle abajo sin prisa y conversando tranquilamente mientras el sol declina y nos deja una tarde de esas que solo se dan en otoño y en lugares como éste. Atmósfera cristalina, sol bajo y tangencial que alarga sombras y temperatura suave sin un ápice de viento hacen que el regreso sea un auténtico placer.
Sin darnos cuenta, y casi de noches, llegamos a los coches.
Un único pero en esta jornada perfecta. Josu tiene prisa y el grupo meridional no nos acompaña a echar la galimba que nos hemos ganado todos. El grupo de la tierra media y el septentrional, sin embargo, paran en la frontière donde se apretan una hermosa jarra entre conversación que se alarga y miradas poco amistosas de los camareros que deben tener ganas de cerrar pues la noche ha caído, como dice la canción, serena y silenciosa.
El track de un día magnífico aquí.
Hala pues...

jueves, 5 de noviembre de 2015

SANTA MARINA / NABAÍN (1796 m.) DESDE ASCASO.

Puente de Todos los santos, día radiante de otoño con temperaturas primaverales. Vámonos al monte.
Hace muchos días que llevaba en la cabeza subir a Nabaín (O Santa Marina), porque me dijo un pajarito que es un extraordinario mirador del Pirineo central, pese a su escasa altura, porque hay una ermita justo en su cima que enlaza con sacralizaciones de montañas, cosa que me interesa sobremanera pa hacerme pajas mentales y porque sí, que tampoco hacen falta muchas razones para subir montañas más allá del conocido "porque están ahí".
Quedamos a las ocho con Ángel en Sabi y, previo café, nos encaminamos a Ascaso, diminuta población encastillada sobre el Ara y en una hombrera del monte a donde pretendemos subir.
Pero ya que lo hacemos, vamos a hacer una circular chachi subiendo por un sitio donde no hay senda aparente y bajando por la normal.... menos mal que llevamos GPS.... lo enciendo..... espero que pille satélites...... ¡qué raro! no sale el track..... MECAGÜENMIPUTACALAVERA!!!!!! Seré
atontau!!!!! O no lo he grabado o lo he borrado.... precisamente hoy, que vamos sin senda.... Pues na, vamos a ir al monte como se ha ido toda la vida, tirando de intuición y ojo montañero.... Manda huevos.... hasta hace diez años salíamos sin reseñas, sin teléfono móvil pa pedir socorro, sin mirar el tiempo en internet y sin gps... y llegábamos igual... ahora, sin todos esos chismes parece que vamos desnudos...
Bueno, que nos vamos. En vez de coger la normal al pico cogemos un camino señalizado hacia Morillo de San Pietro. Cruzamos el barranco y vamos atentos a cualquier desvío a nuestra izquierda que parezca practicable o en el que se intuya un mínimo de senda. En uno de estos nos metemos cuando aparece de la nada un tío vestido de sirio y con una gorra color butano que nos dice que por allí no es, que por allí  no hay senda, que están empezando una cacería y nos invita (amablemente, eso sí) a que nos vayamos a tomarpolculo y cojamos la vertiente norte donde dice que estaremos a salvo del inminente tiroteo que se va a iniciar de un momento a otro.
Pues sí, a la par que desandamos la senda y retomamos el sendero, a nuestra espalda dejamos una cacofonía de gritos, ladridos, silbidos y algún disparo espaciado pero muy cercano.... o eso nos parece.
Cambio de vertiente, mínimo descenso y a la izquierda, marcado con un hito, aparece una desdibujada senda que se adentra en un barranco seco... tiene que ser por aquí....
Sin ser difícil, exige atención pues se anda todo el rato por monte bajo, que no te permite coger referencias, y los hitos, cuando los hay, son pequeños y espaciados.
Nos encontramos con una pareja que baja. Nos dicen que es imposible andar por arriba, que se oyen los tiros allí mismo y que ellos, que tenían la intención de hacer lo mismo que nosotros, se dan la vuelta no sin antes comentar lo que nos gusta el bonito deporte de la caza y todo lo que ello lleva aparejado y agradecer a los cazadores que les hayan jodido el día....
Bueno, pues nosotros seguimos.... a ver que pasa.
Y lo que pasa es que, en el momento que te sitúas en la divisoria de aguas, aparte de disfrutar de un paisaje espectacular, parece que acabas de entrar en Ramala en plena jornada de ira.
Con el perro bien atado y con el culo bien prieto, avanzamos por el cordal disfrutando poco de las vistas y deseando llegar arriba porque, pensamos, tan arriba no habrán llegado esta gente que, como norma, lo que les mola es llegar con el todoterreno hasta donde se dispara al bicho en cuestión.
Pasamos por tres cotas antes de llegar a la cima. Las tres últimas las soslayamos por una estrecha faja, por la que vemos evidentes huellas de paso, y que nos permite avanzar protegidos de los tiros y sobre abismos que caen a plomo al barranco que tenemos al oeste. Solo por este paso ha merecido la pena venir....
Tanto tiro debe haber dado frutos... estamos literalmente rodeaos de buitres por todas partes.... volando sobre nuestras cabezas, por debajo de nosotros y posados en árboles y peñas.... El conjunto, un espectáculo que ríase usted del Toro de la Vega....
Al final la faja termina abruptamente y alguien picó, hace siglos, unas escaleras en el estrato superior que nos permiten llegar directamente a la cima donde vemos las ruinas de la ermita de Santa Marina.
Esto solo pasa aquí... ¿Dónde ponemos el vértice geodésico? pues claro... sobre las paredes que se están cayendo...... así, de paso, si tiene algún interés arquitectónico, histórico o arqueológico estas ruinas, pues lo jodemos.... Y sobre el vértice, un chisme con placas solares y antenas que luego sabremos que sirve para localizar perros vía GPS-wiffi-wireless-gromenawuer. La tecnología siempre al servicio de los más necesitados.....
Con que Santa Marina ¿eeeeh? Sabiendo que las advocaciones de templos y ermitas nunca son casuales, y una vez repasadas las hagiografías de Santa Marina de Aguas Santas (virgo et martir) y
Santa Marina de Antioquía (virgo et martir quoque) no alcanzo a entender el porqué se advocaron esas ruinas a esa santa.... Allí hubiera cuadrado un San Miguel, un San Salvador, un San Juan.... todos santos masculinos que vinieron a sincretizar cultos solares.... pero una mujer.... no se, es muy raro....
La toponimia circundante tampoco es de mucha ayuda... Ascaso, Nabaín... son topónimos prerromanos no indoeuropeos a decir de los listos.... Conclusión, culto reciente (si por reciente se entiende entre el 1000 o el 900 a.C.) sobre sustrato toponímico y cultural aparente mucho más antiguo... me mosquea.... con esto ya tengo para hacerme pajas mentales durante varios días....
Y ahora viene lo bueno.... hay que volver a bajar, por la senda oficial que está, literalmente, tomada por los señores de la escopeta y la gorra color butano.
Los vamos rebasando uno a uno, saludándoles más por cortesía que por otra cosa y, sorprendentemente, se muestran amables, incluso habladores.... Deben llevar mucho rato allí aburridos y casi agradecen que alguien llegue a preguntarles que qué tal les va el día....
Así que, sin más novedad, llegamos a las cercanías del pueblo donde respiramos tranquilos mientras hablamos con un cazador ya entrado en años y en quilos que se muestra especialmente locuaz, preguntando que de donde somos, que a donde vamos y que si, que ya saben de donde venimos porque nos han estado vigilando durante todo el recorrido....Supongo que el miedo es fruto de la ignorancia de como funciona una batida de estas y que no es fácil que te peguen un tiro cuando andas por allí pero vamos, que se oía todo muy cerca, que era todo como muy atávico y esto, queridos y queridas amiguitos y amiguitas, acojona al más pintao.
El día termina comiendo en Jánovas, al lado de la fuente donde una excepcional piedra tallada nos habla, nuevamente, de cultos primigenios a divinidades olvidadas.
El track de un recorrido que merece la pena aquí. La época en la que vayáis.... eso ya es cosa vuestra y de las emociones y adrenalina que queráis sentir y segregar.
Hala pues....

miércoles, 28 de octubre de 2015

PONIÉNDOME AL DÍA...

Ha sido un año intenso, de viajes, de visitar sitios extraordinarios acompañado por gente extraordinaria... y dentro de ese año, los tres últimos meses han sido de ordenar todo el material, de escribir y organizar toda la información recopilada que verá la luz, Dios mediante, en breve.... la cosa es que he tenido esta ventana muy abandonada pero ya estoy liberado y sin más obligaciones que las laborales, sentimentales y paternofiliales....volvemos al lío, al monte, a las sendas y a los barrancos.
De momento nos ponemos al día de lo poco que he podido hacer... solo por llevar la cuenta.

16 de septiembre.
Barranco de Escarrilla con la familia política, amigos y allegados.... un celemín de gentes, cada uno de la madre que lo parió. Tarde divertida, larga e intensa... sin más.
No tengo fotos porque el cuñao, que sé que me aprecia pese a nuestras diferencias políticas, me regaló una gopro y la estuvimos probando..... eso sí.... tengo un vídeo:



30 de septiembre.
Picos de Baldetosas y Peiralún con el perro, en un día precioso de inicios de otoño. Atmósfera clara como el agua de manantial y dificultad nula hasta la arista cimera del Peiralun que se convierte en un recorrido acrobático, con abismos a ambos lados y con roca guarra que se cae cuando la agarras o la pisas.... Pensé en no cruzarla yendo solo pero el perro tiró primero y si lo hace el.... pues yo detrás.
La bajada, la hice sin sendero, un poco a la aventura enbarcándome en dos o tres ocasiones sin mayor importancia que volver a subir un poco para buscar el paso bueno. Al final salgo muy cerca de la cabaña de Peirelue y un guardia del parque viene directo a mi gritando con intención, supongo, de multarme por llevar el perro suelto....  Arranco a correr seguido del chucho mientras hacemos oídos sordos a sus gritos... cruzo a la carrera la frontera mientras le hago un corte de mangas mental....la madre que lo parió que sudada!!!!

3-4 de octubre. Me empeño, en subir algún tresmil antes de que nieve. Se apuntan Pol, Chaime, Irene y Josu. Decidimos ir a los picos de la Forqueta pese a que el tiempo sabemos que va a ser malo con tendencia a muy malo.... El sábado subimos a dormir en el refugio del Forcau en un día radiante preludio del siguiente que salió regular tirando a mal y acabó muy mal... en lo meteorológico, se entiende. Lloviendo en los valles y nevando arriba. Llegamos hasta el ibón de Llardaneta donde la prudencia e instinto de protección femenino y el frío que hace nos echan para atrás (aparte de que está empezando a llovinevar)

12 de octubre. Macroquedada con parte de los que hicimos la andada de Sobrepuerto. Como la anterior, anuncian un tiempo de m**rd* que no nos hecha para atrás. Vamos Cristina, Enrique, Rosa, otro Enrique, Ana y Moisés. Arriba se nos unen Amalia y su hija y Eduardo.
Subimos a Santa Orosia por Sanromán y bajamos por Yebra. Arriba, en el albergue, hacemos fuego, comemos todo lo que la OMS nos acaba de decir que provoca cáncer y, como nosotros vamos por delante, lo neutralizamos con vino, robellones y pies azules a la brasa que todo elmundo sabe que son anticancerígenos.... Ni una gota en todo el día pero continuamente amenazando.... un día muy majo con gente excepcional.

24 de octubre. Sendero GR-15 por el Bosque del Señor entre Fanlo y Sarvisé. Con Ana, Pol, Luisa y Kankel. Precioso recorrido, hoy lleno de gente... no es para menos. Quizá sea el bosque otoñal más espectacular de cuantos se pueden ver en el Piri. Al final, salen más de 15 km muy llevaderos y que, realmente, merecen la pena.... Y menos mal que fuimos el sábado. El domingo las autoridades inauguraban precisamente ese tramo de sendero y se juntaron allí 500 personas!!!!

Y de momento yastá.... pero vamos, que el inminente puente de todos los santos empieza a coger muy buena pinta....
Hala pues....

miércoles, 23 de septiembre de 2015

PIC GAZÌES. (2457 m.)

Una entrada muy corta únicamente para llevar la cuenta y para acordarme de mis andanzas cuando,
dentro de 50 años, se me caiga la baba y no pueda hacer otra cosa que rememorar estos días felices en el monte.
Espero que, a partir de noviembre, este blog vuelva a ser lo que era... o no.... ya veremos.

13 de septiembre. Al final vamos Cheles, Pol y yo.
La idea inicial es subir al Pic Gaziés desde Bious Artigues y continuar por la cresta haciendo, por este orden, Gaziés, Turón Garié y Soum de Aas. Al final, como ya viene siendo habitual, los gurús de la meteorología la cagan y el tiempo nos permite solo subir hasta el primer pico rodeaos de tormentas por todos lados... eso sí, supongo que por suerte, no nos cayó más que alguna gota sin más consecuencia.
Magnífico paisaje (cuando se veía) donde destacaba sobremanera la omnipresente silueta del Midí.
El que nos ocupa, es un pico solitario, sin dificultad pero que se hace desear ya que hay que comerse más de 1000 m. de desnivel.
Al final, un buen día con buena compañía y que rematamos con una cerveza en la frontera mientras vemos, ahora si, que llueve que da gusto.
Aquí tenéis el track.
Hala pues...

sábado, 12 de septiembre de 2015

DOS RUTAS (muy) INTERESANTES POR LA RIBAGORZA


Tengo completamente abandonado este blog.... y no es que no salga al monte este verano....pero es que me dedico a otras cosas.
No todo va a ser subir tresmiles, dosmiles y miles y realizar grandes hazañas.
Al monte también se puede ir a investigar, estudiar, descubrir y disfrutar de cosas que, hasta ahora, me eran desconocidas.
Este verano estoy descubriendo otro Pirineo, el que hicieron los hombres desde la prehistoria, el de la historia, las ermitas, los dólmenes y las gentes que son los herederos de los que lo  construyeron. Un Pirineo lejos de barrancos "deportivos", de picos adrenalínicos, de trails runnigs (o como coño se llame ahora a correr por el monte) y de ferratas "kañeras".
Y sin embargo, al menos para mi, es un Pirineo que llena igual, que colma expectativas, que, cuando vuelves a casa (cansado también), te sientes igual de lleno y satisfecho que si hubieras escalado la Torre Costerillou, por decir algo que tengo metido entre oreja y oreja hace días...

Bueno, pues que el otro día estuve en la Ribagorza, territorio para mi, absolutamente desconocido y absolutamente sorprendente. Y como me levanté a las cinco de la mañana, y pese a estar lloviendo, me permitió, aparte de buscar, fotografiar y medir varias piezas interesantísimas, hacer dos pequeños recorridos que recomiendo encarecidamente y que paso a describir. Vamos allá:

Ruta de las ermitas de Bonansa.

La ruta se inicia en el mismo pueblo pero, como el día está como está, y yo he venido a buscar solo una piedra que la llaman de los nueve agujeros (dels nueve cadollas dicen por aquí...) empiezo a andar en el Puerto de Bonansa, a dos kilómetros del pueblo dirección Obarra.
Allí, perfectamente indicada, parte (o continúa) una senda que nos introduce en un pinar. Al poco salimos a una zona rocosa donde, entre niebla y niebla, aparece el magnífico paisaje de los desfiladeros de Obarra.
La senda está marcada recientemente con profusión de pintura, estacas y flechas. Si no, de qué me iba a meter yo por aquí con este tiempo y con la niebla que se me hecha encima todo el rato. Bueno, el llevar un GPS también ayuda, je,je,je.... El caso es que, a los 20 minutos escasos, llego a una desviación que me invita a ir a visitar la Piedra de los nueve agujeros que es, ni más ni menos, lo que me ha traído hasta aquí desde las lejanas montañas occidentales donde moro. (de morar/habitar)
La piedra en cuestión es un afloramiento calizo en la que la inclemente disolución kárstica ha labrado hasta nueve agujeros o cadollas, algunas muy grandes, donde la tradición asegura que lavan la ropa las encantarias.
Pues mira, el ambiente es de lo más propicio. No hace frío pero la niebla me envuelve y hay una quietud sorprendente. No se oye ni una mosca. Tanto que me da no sé qué dar vueltas alrededor mientras la fotografío ya que mis pasos suenan como si fueran martillazos en una puerta de chapa... o eso me parece...
Pues aquí, ya he cumplido... pero echando un vistazo al cielo creo que no va a llover de forma inminente y, aunque el día no está como para muchas florituras, decido hacer la ruta circular de las ermitas que, si no me han engañado, dura apenas tres horas. Así que, en vez de volver sobre mis pasos continúo hacia el norte, por senda entre pinares hasta dar con una pista donde una nueva desviación me invita a visitar la ermita del Salvador.
Debe estar allí mismo, en la punta de un tozal pero ni la veo hasta que, de improviso, aparece delante como un fantasma en medio de la niebla una diminuta ermita románica.
Está cerrada, así que solo la visito por fuera. Si hago caso a una mesa interpretativa que hay cerca, desde allí debe haber una vista acojonante hacia el Piri pero hoy lo que se ve es  un muro gris.... que lástima.
Retrocedo sobre mis pasos durante unos metros y cojo otro sendero que me llevará a otra ermita, la de Sant Roc (que no San Rock, aunque también se podría sacralizar alguna canción y algún grupo.... otros... otros no....)
Llego a ella después de bajar durante un buen rato por un pinar en el que veo boletus, robellones y hasta cantharellus.... ¿será posible? Pero hoy no he venido a coger setas y me queda todavía mucho día por delante, así que las dejo estar para otro que venga y continúo  hasta llegar a la ermita, situada muy cerca del pueblo.
Restaurada con mimo y gusto, la ermita, como la precedente, es diminuta y preciosa. Siglos más tarde a su construcción, le añadieron dos capillas laterales que hoy forman una planta de cruz latina absolutamente desproporcionada pero bellísima.
Aunque el pueblo está muy cerca, aún nos queda otra que, si hacemos caso a los carteles, es una de las ermitas más antiguas de Aragón, junto con la de San Juan y San Pablo de Tella. (otro lugar, por cierto, imprescindible para visitar).
Para llegar a ella, advocada a San Aventín hay que volver a subir a un tozal que tenemos justo encima y al que llego mientras que los rayos de sol, de una puñetera vez, empiezan a romper las nubes.
Diminuta también. En esta sorprende el uso, no parece que casual, de numerosos sillares de arenisca volcánica, areniscas amarillas y bloques de pizarra metamórfica lo que confiere al ábside un colorido curioso... como si fuera un tetris medieval...
Aquí me entretengo un buen rato en almorzar bañándome de sol que ha salido con fuerza. No se me ocurre un sitio mejor par estar un buen rato... aunque me queda mucho viaje todavía.
Con pereza, bajo a Bonansa, lo recorro con detalle fijándome en la multitud de casas restauradas con mimo exquisito (se nota que allí ha habido perras... igual que el expresidente Marcelino Iglesias sea de allí tiene algo que ver.... o no...) y cojo el GR 15, que en este tramo coincide con la Vía romana que unía Labitolosa  (Hoy La Puebla de Castro) con Lugdunum  Convenarum (Hoy Saint Bertrand de Comminges).
No se a vosotros y vosotras, queridos y queridas amiguitos y amiguitas pero a mi, estos caminos que han visto pasar gente desde los albores de la historia - o incluso antes- me motivan y, si voy solo como es el caso, me suponen un esfuerzo de imaginación que hace que vea legionarios romanos, peregrinos, bandoleros o  caminantes a cada paso. Hay enormes bolos, inamovibles desde que se trazó, que retienen -estoy seguro- parte de la fuerza, de los pensamientos, de las alegrías y de las cuitas de las miles de personas que pasaron por allí.
Con estos pensamientos (comúnmente llamados pajas mentales), sin enterarme, he llegado nuevamente al puerto de Bonansa donde hay un sol que da gusto verlo, notarlo y sentirlo.... vámonos al siguiente paraje... Ah!, se me olvidaba... aquí tenéis el track.

Estación megalítica de Cornudella.

Lo más difícil aquí, es llegar a donde hay que aparcar el coche. Por la carretera de Benabarre a Viella, a la que he accedido desde Bonansa a través de Pont de Suert, hay un desvío hacia Cornudella y Sobrecastell que nos introduce en un bucólico valle con un hábitat disperso de masías, casas y pardinas sin que ninguna se concrete en un pueblo tal y como lo conocemos por estos valles. Y, claro, a cada caserío parte una pista asfaltada que, como han asfaltado recientemente, no hay ni una puñetera señalización que te permita deducir siquiera donde estamos.
Aún así, a puro de intuición y de dar la vuelta en algún sitio, llego al caserío de l'Ostalet, el último del valle donde se supone que están.
Allí charro un rato con Lucía y con su madre Montse mientras me dicen que, ese bosque que se extiende más allá de la casa, aparte de dólmenes, guarda maquis enterrados, tesoros de carlistas y rituales atávicos que se trataban de conjurar haciendo fuego la noche de San Juan y la de San Pedro encima de la Pedra de la basa, un gigantesco bolo de conglomerado a orillas de una balsa muy cercana a la casa.Joder, como me gusta esto!!!!!! Y pensar que hay gente que paga dinerales por ver un partido de fútbol y esto es gratis...!!!! En fin.... Pilarín.
Paso por la balsa, cruzo el barranco y guiándome con el GPS (si no es muy difícil encontrar los piedros, de hecho Lucía me decía que había gente que, después de dar vueltas toda la mañana, no los había encontrado) decía que guiándome por el GPS me introduzco en un bosque mágico, donde los rayos de sol, las piedras, los pájaros que cantan por todas partes y el ambiente previo a una tormenta que se está formando hacia el norte crean un ambiente difícil de describir y de olvidar.
Y los encuentro, claro. Hasta tres megalitos perfectamente conservados. A saber, y por este orden,  el dolmen llamado Cabaneta del forno, un menhir dudoso pero magnífico en su simplicidad y rotundidad y el dolmen llamado Cabaneta del Tancat d'Alt.
En éste último paro, a echar un bocao y a digerir sensaciones mientras me empapo de otras.
Sin duda es un paraje que no nos dejará indiferentes si nos decidimos a visitarlo.
Estamos, o yo por lo menos lo estoy, acostumbrado a ver los dólmenes en lugares sin apenas vegetación. Campos, collados, lugares ampliamente antropizados.... sin embargo estos están como si
ese bosque no se hubiera tocado jamás, como si estuviéramos todavía en la Hispania de Estrabón  y la dichosa ardilla pudiera recorrerse la piel de toro de árbol en árbol... Además, no hay ni un solo cartel, indicación o panel que, en otros lugares, convierten a estos sitios en una suerte de parque temático. Cuesta encontrarlos, si, pero da gusto verlos así.
El caso es que estoy tan bien que no me apetece para nada moverme de allí pero el estampido de un trueno y el aire que de repente se ha levantado me obligan a marchar. Llego al coche que ni me entero.
Aun queda mucho día... así que todavía voy a visitar Peña Lucía de Azara y el túmulo de cruzelós de Adahuesca pero eso.... eso es otra historia que, si todo va como debiera, la leeréis (el/la que quiera) en un libro que publicaré dentro de uno o dos años.
El track de esta ruta (imprescindible) es este de aquí.
Ir a las dos, en un día da tiempo sobrado y me lo agradeceréis.
Hala pues...

martes, 11 de agosto de 2015

PICO DEL ÁGUILA Y BORREGUIL DE LA CUCA, DESDE CANFRANC

Domingo nueve de agosto. Inicio de las fiestas de Huesca. Mientras riadas de gente acuden a la capital de la provincia a almorzar, con vino, desfilar, con vino, bailar, con vino y beber, vino, otros huyen de aglomeraciones y festejos... que ya habrá días.
Así que, con estas, me llama Ángel -de Huesca- que si me apetece hacer algo de monte... por supuesto que si, de hecho, pensaba marchar solo....
Enseguida nos ponemos de acuerdo. Después de valorar dos o tres opciones y ver como diluviaba el sábado y como me iba a dormir con poca sed y mucho sueño, nos inclinamos por una ruta sin compromiso, a la par que bonita e interesante y lo más importante... ¡¡¡Sin madrugar!!!
Nueve de la mañana en Villacloro. Las lluvias de el sábado han dejado paso a un domingo radiante, fresquete y majo para andar.
En media hora nos plantamos en Canfranc estación donde nos echamos un café para espabilar (yo).
Al final del pueblo, sale una carretera de acceso a una urbanización donde aparcamos y buscamos, muy bien señalizado, el sendero que sube al circo de Estribiellas.
La verdad es que no hay pérdida. Sendero perfectamente trazado, con pendiente moderada que, tras miles de vueltas nos lleva al desvío (señalizado) para el Pico del Águila.
Estos senderos fueron construidos en la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX para realizar las obras de corrección hidráulica y contra aludes que protegieran la estación de Canfranc.
No puedes menos, viendo estas obras, que admirarte con la cojonera que le echaron aquellas gentes. No solo se trataba de hacer pared y de trazar caminos protegidos con muros de piedra perfectamente trabada y trabajada. Es que lo hicieron a más de 2000 m. de altitud, a puro de fuerza humana y  de caballerías, con las mismas herramientas que tuvieron los romanos y, probablemente, subiendo y bajando al tajo todos los días.... eso si que era currar, y no lo que hacemos nosotros.... moñas, que somos unos moñas...
Bueno, pues eso... que merece la pena conocer estos parajes y rendir, si quiera por unos minutos, un sentido homenaje a aquellas personas. Algo de esto se habla en el imprescindible blog de Carlos Tarazona "Esmemoriaus"
Estábamos en el desvío al Pico del Águila. Acostumbrados como estábamos a subir por sendero perfecto e idealdelamuerte, la minisenda que cogemos ahora nos resulta incómoda y hasta peligrosa a ratos. Hay que pasar por laderas descarnadas, cuajadas de fósiles y donde campan manadas de sarrios que ponen al Yeti loco, hasta llegar a un collado donde desemboca el famoso corredor norte del Pico el Águila. Una vez lo subimos, en febrero de 1991, en los que nos pareció entonces, una gesta épica. Me viene a la memoria el compañero de cordada que, lamentablemente, ya no está con nosotros. Fue aquel un día inolvidable. Largo, muy duro y, viéndolo con la perspectiva que dan los años y el conocimiento adquirido, una completa insensatez de la que salimos con bien porque teníamos 21 años, mucha pitera y mucha suerte.
Bueno, pues que, con estos recuerdos, nos encaramamos a la pirámide cimera del pikachu donde sopla viento y hace un frío que pela.
Tiene apenas 1972 m. pero hay un ambientazo alpino que paqué. Además, hay raca en Francia lo que acentúa el viento, el frío y la sensación de altura.
Buscamos un resguardo y echamos algo al cuerpo, que ya va siendo hora.
Una vez alimentados e hidratados, descendemos la pirámide cimera pero, en vez de volver por donde hemos venido, nos buscamos la vida un poco más arriba, por pendientes herbosas muy incómodas, para salir otra vez a la senda chachi y, ya que estamos, acercarnos a otro pico que lo tenemos allí mismo, el Borreguil de la Cuca de 2096 m. de vellón
Este debe ser un clásico. Mientras que en el del Águila no había nadie, aquí hay un montón de peña.
La bajada, ya que estamos, la vamos a hacer circular. Así que, en vez de coger el sendero hacia abajo, buscamos el cordal que separa el barranco por donde hemos subido con la zona de Tortiellas y por senderos mínimos pero sin problemas, ir a buscar un collado donde una especie de repetidor nos indica la zona donde tenemos que darnos la vuelta e ir a buscar una senda que vemos muchísimos
metros más abajo.
Sin ser duro ni peligroso, este tramos es un coñazo. El sendero (cuando lo hay) aparece y desaparece haciéndonos saltar rallas, estratos y muros hasta colocarnos, ahora sí, en la llamada fuente del centenario, buena y sólida obra de cantería situada a 1800 m de altitud.
Ahora lo que nos queda es un trámite. la senda empieza a retorcerse en cientos de lazadas hasta contactar con la de subida. Podríamos haber bajado por otra que dejamos a la derecha pero es que hay que llegar pronto a Biescas. Es la carrera contra el cáncer y hay que hacer acto de presencia aunque creo firmemente que los medios de lucha contra esta y otras enfermedades los deben proveer los gobiernos y no los desgraciados como nosotros con actos simbólicos como este.
Aún así, nos da tiempo a echar una galimba elegante en Villanúa y despedirnos haciendo planes para más pronto que tarde.
Hala pues...

lunes, 27 de julio de 2015

II ANDADA DE SOBREPUERTO

Segundo año que organizamos la andada de Sobrepuerto y segundo año que me voy a casa el
domingo sin querer irme, deseando que aquello dure un poco más, que se me ha hecho corto, que esos dos días de monte, convivencia y buen rollo deberían ser una semana y que al año que viene tenemos que intentar, si es posible, superarnos.
Este año el recorrido varía con respecto al pasado. De hecho, variará todos los años con idea de recorrer todo ese territorio, de visitar todos sus pueblos y de que la gente se haga idea del valor extraordinario que tiene y de lo desprotegido que está ante desmanes, atropellos, pistas, basuras e incendios.
Seis de la mañana del sábado 11 de julio. Puntuales y con los ojos a medio abrir, 32 personas más seis de la organización aparecemos por la plaza de Yebra donde ya espera un autobús.
Una vez organizados los equipajes y hechas las presentaciones y la entrega de documentación, partimos hacia Barbenuta.
El autobús no puede entrar en el pueblo, así que nos deja en un cruce donde vamos ya directamente a Espierre. Pasamos cuando ni los perros se han despertado. Visitamos por fuera la iglesia y continuamos hasta una de esas joyas escondidas que muy poca gente conoce, la ermita de la Virgen de Palarriecho.
Una vez visitada, continuamos hacia San Chuan, donde volvemos a parar, y de allí a la fuen d'os comos donde almorzamos.
Desde el primer momento, se respira buen rollo, cercanía de la gente e interés por la actividad. Una gozada, oiga....
Terminado el almuerzo, un repecho que a algunos se les atraganta, nos lleva a la ermita de San Benito de Erata, uno de los hitos importantes de la travesía y donde paramos un buen rato. Algunos subimos a la cima de Erata, otros simplemente, se dejan empapar de paisaje, de Sobrepuerto, de historia.... y espera que esto no ha hecho más que empezar.
La bajada hacia Ainielle se hace larga. Los erizones han reconquistado, en apenas dos años, aquellas laderas y hoy el camino prácticamente ha desaparecido engullido por estas plantas. Por contra, nos regala un tapiz amarillo que da gusto verlo....si no pinchara tanto.
El trozo de senda que atraviesa o fabarón de Ainielle tampoco está mucho mejor... Hay que acometer una limpieza rápida de alguna de estas sendas si no queremos que el dinero que se gastó hace unos años no haya servido para nada.
De una manera o de otra, llegamos a Ainielle donde les tenemos reservada una sorpresa a los participantes. Jorge ha conseguido llegar con el todo terreno, jugándose el físico casi, hasta el mismo pueblo para evacuar una persona con molestias en una rodilla y, sobre todo , para traernos una nevera hasta arriba de cervezas, cocacolas y demás bebidas frías como el morro de  los perros que son recibidas con entusiasmo por todos (incluido el que esto escribe que, pese a saberlo, se apreta un par de galimbas que ni le tocan)
Pues ya que estamos, vamos a comer aquí... y así de paso, el que quiera, podrá bajar al visitar el molino y a remojar sus carnes en el barranco.
Así lo hacemos. Comemos y mientras algunos se entregan a la molicie, la apatía y la abulia, otros bajamos al río donde, después de visitar el molino, nos metemos hasta el cuello en las pozas.
Ya estamos preparados para continuar.
Con pereza va moviendo la gente y cogemos el polvoriento, pedregoso y caliente camino que nos lleva, previa sudada, al cuello de Ainielle.
Lo que queda ahora es una larguísima pista que nos llevará, con paciencia, buen andar y sobre todo conversación a 38 bandas a la Cruz de Basarán.
Allí, nuevamente, parte del grupo se queda en la sombra y otra parte continuamos hacia Basarán, solar natal de los antepasados de alguna de las participantes.
Ya no queda nada, pero este último trozo se hace largo... Hay que coger la pista que lleva de la Cruz de Basarán a Cillas, donde paramos y visitamos el pueblo, y luego la senda que nos lleva a Cortillas donde nos están esperando, nuevamente, cervezas, vino, y agua a diferentes temperaturas.
Mientras los participantes se cambian de ropa, se asean o descansan, los organizadores nos liamos a preparar la cena (unos más que otros se lía quizir...) mientras otros nos dedicamos a mantener alta la moral de la tropa (que no hace ninguna falta, a fe mía...), a charrar con unos y con otras o a curar pequeñas heridas y ampollas.
Cenamos.... como pa una boda... allí, por faltar no falto de nada y encima, a los postres, Enrique saca una guitarra y una armónica y nos deleita con un montón de canciones que nos hacen bailar, disfrutar, conversar o soñar en un ambiente absolutamente perfecto... pocos días este año han sido tan felices y no es una exageración.... los que estuvisteis allí lo sabéis.
La noche se alarga entre bailes ¡Cuántos años haría que no bailaban seis o siete parejas en Cortillas!, tragos, conversación y risas hasta que la cordura y el respeto a los que ya hace ratos que duermen, se impone.
Domingo 12 de julio.... a mi, dormir en Cortillas me da dolor de cabeza... lo mismo me pasó el año pasado.... o eso o los tragazos que nos echamos ayer hasta altas horas me están pasando factura.... pero vamos, nada que no pueda arreglar un ibuprofeno.
Ya hace ratos que mueve gente. Otros remolonean más pero, más pronto que tarde, todos estamos sentados y desayunando para encarar la segunda parte de la travesía.
Recogemos, limpiamos, cargamos el coche de apoyo y emprendemos la senda de las Arrayualas que nos llevará a Santa Orosia en poco menos de tres horas.
Recorrida hace un año, estaba perfectamente limpia gracias a la buena labor, perseverancia y trabajo de Enrique Vidania pero la naturaleza en Sobrepuerto se muestra inclemente... igual que coloniza ruinas, cierra caminos y éste necesita un repaso urgente si queremos seguir disfrutando de él.
Con pequeños percances sin consecuencia (incluido perderme dos veces, lo que acarrea los abucheos inmisericordes de la gente que llevo detrás) llegamos a Santa Orosia donde comprobamos con
regocijo que ya se han iniciado las muy necesarias obras de  restauración de la techumbre de la ermita. La visitamos, claro, nos lavamos en la fuente y bebemos hasta que nos cansamos de esa agua sagrada.
Quizá lo más duro de toda la travesía fue la bajada por el camino de Yebra desde el puerto hasta esta población. Calor, cansancio, mucho calor, muchísimo calor y calor agobiante hasta abajo por un camino ya conocido y, por tanto, de los que hacen mella.
Eso sí, el premio, una vez en Yebra no pudo ser mejor. Cerveza de las gordas en el ¡¡¡¡¡¡bar de las piscinas!!!!!! y remojón enorme, lúdico, refrescante, alegre e inolvidable de todos los participantes y participantas previo a una comida donde corre la paella, el vino, el buen humor y la mejor compañía.
Poco a poco, la gente se va marchando. Algunos tienen viaje largo hasta sus lugares de origen. Despedidas, apretones de manos, besos... probablemente habrá cosas que mejorar, pero estoy (estamos todos los organizadores) que la gente se lleva un grato recuerdo (algunas imborrable probablemente) de unos días maravillosos, con gente maravillosa en un lugar maravilloso.
Ya estamos preparando la tercera.
Hala pues...

Pd. He cogido un par de fotos a Moisés Muñoz (se que no le importará)