domingo, 24 de febrero de 2013

SANTA OROSIA, OTRA VEZ

No están siendo especialmente prolíficos estos últimos tiempos en salidas al monte. Entre gripes, guardias y el puñetero tiempo que nos está haciendo, o no se puede o no apetece. Sin embargo, mis huesos y articulaciones me piden que los mueva este finde. Que ya toca, aunque fuera poco...que salga un rato para mover las piernas y desentumecer los músculos atrofiados en este largo, frío y duro invierno.
Durante toda la noche, en Biescas, ha habido vientos huracanados y la temperatura no ha debido subir de menosvarios grados bajo cero así que el día no se presenta para demasiadas florituras. Y, además, me voy solo así que no nos vamos a ir muy lejos ni arriesgar demasiado. En un día como éste, una pierna rota puede significar, entre pontebienyestatequieto palmarla como la debió palmar Ötzi. Parece una exageración, pero no lo es y uno ya está empezando a tener edad de cuidarse (o de que le cuiden).
A las nueve estoy aparcando en Yebra. Yo que pensaba que aquí estaría protegido del puto viento norte que nos va a volver locos...los cojones. Apenas salgo del coche y una ráfaga casi me tira largo.
Me calzo y empiezo a subir por un camino trillado cientos de veces. Me conozco cada curva, cada repecho, cada lugar donde nace alguna planta interesante (aunque hoy, entre las heladas y el viento, está todo más seco que el ojo un tuerto) y cada ermita. Porque sí, este camino que a fuerza de pasar y de verlo desde críos los de este valle apenas le prestamos atención, es una de las rutas sagradas más interesantes del Pirineo y, a pequeña escala, de la Península Ibérica. Se trata del supuesto recorrido que hizo la legendaria Orosia   camino del martirio en los oscuros tiempos medievales y está jalonado de ermitas que nos recuerdan su paso. Sin embargo, el camino es un itinerario de peregrinación mucho más antiguo que el cristianismo. Se trata del acceso a un lugar de poder, a una Montaña Sagrada a la que el creyente accederá tras pasar una serie de pruebas o "trancos" independizados mediante ermitas. Ya os he hablado alguna vez del ínclito antropólogo Mircea Eliade y su obra magna en la que nos da las claves, entre otras muchas cosas, del origen de la religiosidad en la prehistoria y de la presencia, en todas las culturas del mundo mundial, de lugares donde se conjugan los elementos naturales para despertar la conciencia religiosa del hombre. En estas cosas andaba yo pensando cuando llego a la tercera ermita, la de las arrodillas. En realidad no es tal, como podéis ver en la foto, es una pequeña hornacina que cobija una gran piedra de arenisca en la que hay grabada dos huecos cóncavos, unas estrías longitudinales y una cruz en el centro de todo. La leyenda cuenta que los huecos son las rodillas de Orosia que paró allí a orar y las estrías los tajos dados por el infiel con la cimitarra al ver que, otra vez, se había escapado la joven a sus lascivos requerimientos. Lo cierto es que, pese a lo que digan los hagiógrafos de la santa, las cazoletas son un motivo recurrente en petroglifos de todo el mundo a los que, todavía, no se le ha encontrado una explicación convincente. Estamos pues, ante una piedra sagrada mucho antes de la alta edad media que, con posterioridad, se cristianiza y se engloba dentro del culto que vino a sustituir viejas y olvidadas deidades paganas.
Curiosamente, no se si tendrá alguna relevancia, la ermita se enclava justo donde las margas del eoceno (40 m.a., día arriba, día abajo) confluyen con los conglomerados deltáicos del oligoceno (30 m.a.). Bueno pues, a partir de aquí, el camino aprovecha escarpes y rallas de conglomerado para seguir subiendo, cruzar el barranco que se despeña en una hermosa cascada calcificada de 25 m. allí mismo y se mete en una ladera orientada al oeste. Aquí cambia la orientación y, por ende, la vegetación y la temperatura. El camino ahora está todo cubierto de hielo y nieve dura. Paso la Cruz de Gualda, donde en tiempos habia una gran cruz de madera que se veía desde Yebra (todavía se puede ver el agujero donde estaba clavada) y me encaro hacia los santuarios rupestres y la gran cascada que se descuelga desde arriba.
Pese a las veces que he subido, pese a tenerlas vistas y fotografiadas una y mil veces las llamadas cuevas de Yebra siguen siendo, para mí, uno de los lugares más mágicos y más bonitos del Piri. Y si al entorno espectacular unimos la ola de frío siberiana-polar y un viento que se lleva el agua muchos metros más allá de la caída de la cascada, el resultado es absolutamente asombroso. Tanto que he estado más de una hora haciendo fotos y mojándome de arriba a abajo para intentar captar toda la belleza del lugar.. Pero no ha sido posible, claro. Las fotos pueden darnos una idea de como estaba aquello pero habría que unir el ruido del agua cayendo, el estruendo de los bloques de hielo que se desprendían (y que acojonaba) y el viento silbando y envolviéndote de agua que se helaba al instante. El paso del tramo de las ermitas había que hacerlo con un cuidado extremo. Todo el camino estaba helado con un hielo de esos que parecen cristal y que patinaba que no veas. Además había un ventisquero completamente helado e inclinado hacia el abismo que he tenido que pasar de rodillas a falta de hierros y demás artilugios propios y necesarios para moverse en entornos glaciares.
Una vez rebasada esta zona noto elevado el ritmo cardiaco, vértigo, confusión, temblor, palpitaciones, depresión e incluso alucinaciones. No se si achacar estos preocupantes síntomas al frío, a los patinazos o, lo más probable, a estar aquejado de el síndrome de Stendhal. Sigo subiendo y, aunque algunos de los síntomas remiten, sigo sufriendo alucinaciones. De hecho, estoy viendo a escasos tres metros delante mío, un quebrantahuesos posado en medio del camino. El bicho se está acicalando las plumas con el pico como lo hacía el periquito de mi madre y ni se ha enterado que estoy allí. Justo cuando intento sacar la cámara con todo el cuidado del mundo, aparece el Yeti que hacía ratos que habia desaparecido y me lo espanta. Mecagonmiputacalavera. Le podría haber sacado en una foto el blanco del ojo (bueno, en este caso el rojo).
La salida al puerto es brutal. Debe haber ráfagas de casi 100 km/h que unidas a la temperatura deben dar una sensación térmica ( o windchill para los guays) de muchos grados bajo cero. Pensaba ir a almorzar a la ermita, al lugar que marca el martirio de Sta. Orosia, pero ¿paqué más martirio que este viento que me ha arrancado el gorro de lana encasquetao hasta las orejas??? Me bajo en zerocoma por el camino de San Román.
Poco más hay que contar. La bajada no ha tenido ningún problema. Conforme voy bajando se reduce mucho la intensidad el viento (aunque no se llega a calmar) pero la temperatura no sube lo que hace que el camino esté especialmente duro. Paro a hechar un bocao en la Cueba d'os tres ujeros ¡El vino se está empezando a helar!!! ¿a cuantos grados bajo cero se hiela el vino???? Llegado a San Román, donde no veo un alma, cojo el GR-16 que, cruzando el barranco Gabardué y entre campos y huertos abandonados, me deja en la corona de Yebra donde veo a los primero humanos del día. Como no puede ser de otra manera, son aguerridos cazadores que se me miran sin responder a mi saludo -lo hago más por educación y un poquito de acojono que por simpatía, que conste-. Poco más allá, después de bajar por zonas de margas acarcavadas cuajadas de fósiles, llego al coche. 
Bueno,aunque los caminos están perfectamente marcados y señalizados y es imposible perderse en esta montaña, aquí tenéis el track.
Hala pues...

domingo, 10 de febrero de 2013

HA MUERTO ANGELINES DE SUSÍN



Angelines en o fogaril de Casa Mallau de Susín. (Foto de mi amigo y maestro Manuel Lorenzo)
Ayer despedimos en Sabiñánigo a Angelines Villacampa.
Para la gente que la conoció, creo que no hay nada que decir. Para los que no tuvieron la suerte de conocerla, decirles que se nos ha ido toda una institución en esta comarca, una montañesa luchadora, tenaz, dura como el entorno en el que vivió sus últimos años y sensible como pocas personas he conocido.
La conocí hace mucho tiempo. Entonces era yo un joven imberbe que trataba de absorber todo lo que le contaban sus mayores sobre una sociedad que se estaba desmantelando a pasos agigantados.
Mi llegada a Susín, con mi padre y mi madre, fue como una revelación. Allí estaba Angelines, bajo aquella gigantesca chaminera haciendo de comer. Todo lo que me habían contado de Belarra, de Isún, de Cillas o de Otal lo viví allí, aquella tarde, en directo y con algunos de sus protagonistas. No creo exagerar si digo que aquel día ha condicionado el resto de mi existencia. El anochecer en la era, viendo como se escondía el sol por detrás de Oroel y la posterior bajada a oscuras, fue otro de los ritos iniciáticos de mi vida.
Muchas veces he subido a Susín. Muchas veces solo y otras muchas trabajando de guía o enseñando flora y patrimonio. Casi siempre estaba allí. Cuando llegábamos, yo me ponía detrás y era ella la que hacía, gustosamente, de guía para los boquiabiertos urbanitas que descubrían de sopetón que no hace falta ni luz, ni calefacción, ni wifi, ni watsapp, ni nada por lo que ahora nos caemos muertos,te lo juro osssea para ser feliz. Bastaba con piedras para rehacer una pared o barzas que arrancar. Jamás la vi esconderse o renegar. Bien al contrario, las puertas de Casa Mallau estuvieron siempre abiertas para quien pasara por allí. Si hay alguien que sigue con asiduidad este blog (que lo dudo), sabrá que, en la mayoría de las fotos que cuelgo,  no se le ve la cara a la gente. Hoy sin embargo, después de darme un paseo por los silenciosos caminos que rodean a Susín, me apetece que conozcáis a una persona que fue extraordinaria.
Un video que he encontrado por ahí:


Explicando la restauración de la Ermita de la Virgen de las Eras. Semana Cultural de la Asociación Erata, 7 de enero de 2012
  Sirva esta entrada como sincero y sentido agradecimiento a Angelines por todos los extraordinarios ratos que he pasado en su compañía.
Angelines, en do estiés, pregunta por os grabaos d'o abside d'a ilesia, que ahora ya debes saper o que significan.

....y enciende o fogaril, que ya iremos llegando y nos lo contarás.
Hala pues...