sábado, 26 de abril de 2014

SEMANA SANTA 2014

Cada día se me hace más cuesta arriba lo de actualizar el blog, o lo que sea esto. La cosa es que se
está bastante mejor por el monte (o donde sea) que delante el ordenador y el "trabajo" este de dar a conocer las actividades que hemos realizado se acumula. Y lo cierto es que te preguntas ¿realmente a alguien le importa una m**rd* lo que hago o dejo de hacer? ¿Es éste un ejercicio de egocentrismo en el que cuentas lo has hecho, muchas veces a gentes que no te conocen de nada, para que te digan lo bueno que eres, lo fuerte que estás o lo bien que te lo montas en vacaciones? Pues quizá sí. Probablemente en las facultades de psicología y antropología, dentro de algunas décadas, se estudie el fenómeno este de los blogs, el tuiter, el feisbuk, el guasap y todas estas capulladas que han surgido en estos últimos años que pretenden informarnos y comunicarnos y que están consiguiendo justo lo contrario y hacia donde nos llevan y/o nos llevaron.
En mi caso, ya lo puse hace un tiempo, escribo para mis amigos, para los de toda la vida. Lo que antes se hablaba en la barra del bar, con una galimba en la mano y siendo que estamos dispersos por esos mundos de Dios, ahora se comenta aquí y, aunque la mayoría de las veces, esto sea un monólogo, se que me leen y me siguen. Y si de paso, como me pasa a mí, hay gente que coge ideas para hacer alguna actividad, pues mira, mejor que mejor. Para concluir esta reflexión de tarde de sábado lluviosa, decir que gracias a este blog he conocido (a una edad que ya no se suelen hacer amigos de verdad) a gente extraordinaria a los que considero ya friends forever BorjaMari.
Bueno, pues con algunos de ellos y con otros de toda la vida, paso a relataros lo que ha dado de si esta semanasanta de tiempo variable.
Viernes de Pasión.
Castillo Mayor con Ángel, Montse, Kankel y Pol. Subida a este extraordinario mirador del curso medio del Zinca y del macizo de las Treserols. Nada del otro mundo. Subida por donde sube todo el mundo y bajada por donde bajan todo dios. Hacía 20 años que subí la última vez y guardaba gratísimos recuerdos de ese paraje y de aquel tiempo. Lo mejor, la compañía, los abismos hacia el Yaga y el pedazo de comidamerienda que nos apretamos en Labuerda a la bajada. Lo peor...nada, fue un día perfecto. Aquí tenéis el track.
Lunes de Resurrección.
Descenso del Barranco Rio Salto con Vicente, Úrbez, Juan Carlos y Silvia.
Esta era una cuenta que tenía pendiente con Santa Orosia. Un barranco, de relativo interés, y que no conocía en "mi" montaña. Subida por el camino de Javierre hasta donde nace el barranco y descenso sorprendente. Parajes inimaginables para estar donde están, flora interesantísima y rincones francamente bonitos. A destacar varios rápeles de más de 20 m y, sobre todo, la presencia de una senda ( la de retorno) bastante pisada y que me había pasado desapercibida pese a creer que conocía esa montaña como la palma de la mano. (incluida esa zona, repasada una y mil veces en busca de setas).
Y para colofón, el martes de posresurrección y presanchorche, la guinda. Viaje a Monreal para descender el barranco Diablozulo (forato d'o diaple para los fabloparlantes) con el neopreno mojado aún y con los mismo amigos.
Si exceptuamos el acceso, que nos empeñamos en subir por donde ningún bípedo había pasado todavía, el barranco es una auténtica preciosidad. Bien formado, con el agua justa y las instalaciones en perfecto estado. Se trata de una mezcla entre el Bitet (por la flora) y el Bitet (por los rápeles) pero sin las gorgas profundas y los rebufos comebarranquistas de éste. Una joya al lado de la autovía que de Pamplona va a Jaca (perdón, hasta el límite con Navarra. En Aragón, el dinero público hay que destinarlo a cosas más útiles como, por ejemplo, llenar el agujero de las arcas Arramón.)
 Bueno, pues eso dio de si la semana santa larga. No se si os ha interesado o habéis sacado ideas para próximas salidas. Lo cierto es que me lo he pasao de cojón con buenos amigos. Que nos hemos echao unas risas, que hemos comido y bebido y sudado y sufrido a ratos pero que ojalá podamos seguir teniendo ratos de estos porque, es que a mi, vivir solo pa trabajar, comer, dormir y follar cuando me dejan... pues como que no me compensa, oye...
Hala pues...

jueves, 17 de abril de 2014

BARRANCO DE SIESTE Y SUS BONITAS FORMACIONES GEOLÓGICAS

Ya hace días que venía oyendo hablar de este barranco. Como en otras cosas, también en este mundillo se
ponen zonas de moda y se olvidan otras y éste es uno de los que, últimamente, se visita de forma asidua por gentes de todos los tipos y colores que les gusta enfundarse en neopretos ¿porqué será? Pues por su dificultad dicen que no... vamos a intentar descubrirlo.
Tras varias llamadas, y cruces de guasaps y esemeses solo aparecemos por Boltaña J.C y yo... pues mira que bien...a sí iremos más ligeros.
Café y carretera. Tras pasar por el lujoso hotel golf&spa chachimolongui "Monasterio de Boltaña" cogemos la carretera que pasa por el pueblo de Sieste y continúa hacia el sur, por un valle absolutamente desconocido para mí, en dirección al "Condado de San Martín". Pasamos varias granjas con el río a nuestra izquierda y constatamos con pesar que baja turbio. Mecaguenlaputacalavera... ha estado lloviendo hasta hace nada, de hecho, está toda la carretera mojada, y le barranco baja con agua color chocolate... pues ahora que estamos aquí, no será lo mismo pero ahí que vamos.
En una curva pronunciada a la derecha aparcamos. Nos equipamos, que hace una temperatura cojonuda, y cogemos una senda que en apenas cinco minutos nos lleva al cauce del barranco.
Cruzamos por medio de un rosario de pozas a derecha e izquierda que en verano deben estar petadas de bañistas y que hoy las tenemos para nosotros solos. Por aquí saldremos una vez concluido el descenso. Además, mira por donde, conforme más subimos más clara se ve el agua...igual hasta tenemos suerte y todo.
Nada más cruzar el cauce, se inicia una senda que nos hace sudar de lo lindo. Subimos constantemente y sin tregua hasta un mirador desde donde se ve prácticamente todo el desarrollo del barranco. Seguimos subiendo más y más y más hasta que llanea un poco y empieza a bajar para, en menos de una hora intensa desde el coche, llegar a la cabecera del barranquillo en cuestión. Este es el track hasta aquí. Lo primero que vemos desde allí es que hay un cauce pedregoso donde baja el agua laminada y, un poco más allá, un abismo. Nos acercamos, miramos y paramos a echar un bocao y un trago de vino antes de equiparnos e ir al lío.
Primer rápel a la derecha. Pared lisa, con rápel limpio que te deja en una repisa grande. Mientras bajamos, a la izquierda hidro, vamos descubriendo una formación de travertino que me recuerda vagamente a algo que vi una vez hace ya mucho tiempo.... el caso es que me pregunto donde he visto yo algo parecido y no se me ocurre...
Bueno, ya me vendrá para la cabeza... tampoco sería algo bueno ni importante...
Segundo rápel, precioso, en parte volado, que te deja al pié de una balma muy profunda por la que se descuelga el agua como si fuera una cortina tejida por las hadas de colores que habitan estos lugares de paradisiaca ensoñación.
Pasado este tramo, llegamos a una enorme badina, llamada la poza del chichi o algo así. Buff, no se que me está pasando pero me están entrando unos calores!!!! ¿Será por el sugerente topónimo y las extrañas formaciones, que sigo sin saber a qué o quién me recuerdan?? Lo cierto es que ciertas partes de mi anatomía han tomado vida propia y se mueven y crecen a su libre albedrío pese al nulo atractivo erótico sexual que despierta en mí mi compañero de descenso.
 Pues bien, para rebajar los calores y los sudores, subida por un cagicar con el neopreno y todos los atalajes encima. Vas a ver tú lo que es calor....

Pues eso, queridos y queridas amiguitos y amiguitas, abandonamos momentáneamente el cauce por el que circulamos (o descendemos) para colocarnos en la cabecera de un afluente, que se despeña en alegres cascadas para confluir, conectar, verter y rendir sus aguas en la cabecera de la badina del chichirigoi...o algo así.
Cuatro rápeles creo que salen. J.C., me da un curso intensivo y ultrarápido de manejo de cuerdas y técnica básica, vista mi nula evolución en este mundo de los barrancos.... si es queeeeeee, si no nos ha pasado nunca nada es porque alguien nos reserva  un futuro largo y dichoso...ya te digo.
Bueno, el caso es que, en poco tiempo, estamos otra vez en la pozalchichi y, ahora sí, continuamos río abajo. A partir de aquí, ya no hay más que disfrutar del paisaje y poco más. Algunas pozas, que se pueden evitar si se quiere, grandes losas de piedra por donde el río baja muy ancho y laminado, colores naranjas en las rocas...cuando te das cuenta ya estás en el camino que cruzamos subiendo y en dos minutos más en el coche.
Pues ya está, hemos bajado el barranco de Sieste y su afluente de topónimo innominado. Comemos al lado del coche mientras la vista se pierde en los parajes que nos rodean. Una señal, que no habíamos visto, nos llama la atención; pone que por allí se va al "coñolmundo" coñolmundo.... qué coño debe ser eso????.
Hala pues...

martes, 8 de abril de 2014

UNA VUELTA (LARGA) POR LA SIERRA DE MADRID.

Pues sí, queridos y queridas amiguitos y amiguitas. En nuestro afán de nuevas conquistas territoriales para la corona pirenaica, cada vez nos desplazamos más al sur. Ya no tenemos bastante con el Moncayo que nuestros pasos y anhelos se encaminan todavía más a meridión, nada menos que a la capital del reino opresor. A la ciudad donde emanan las leyes que nos constriñen, nos oprimen y nos coartan.  Para eso, quedamos con Paco y Pili a las muypronto de la mañana para coger el AVE que nos llevará al corazón de la gran Urbe donde nos está esperando Jacinto, a la sazón, el que nos va a guiar estos tres días por estos territorios inhóspitos. De lo que hicimos el primer día, como este blog va de salidas por montaña, nada os diré, excepto que nos vimos cara a cara con Miguelón, con las damas de Elche y de Baza, que recorrimos embobados y ojipláticos una parte importante de nuestra historia material. Recorrimos, guiados por Jacinto, la Villa y Corte de cabo a rabo para ver si nos juntábamos con el Exmo. señor Rajoy Brey para presentarle nuestros respetos y darle un afectuoso saludo o, ya puestos, con su alteza Real Don Juan Carlos I, con intención de declararle solemnemente y de forma unilateral la independencia de los territorios Pirenaicos y pedir la mano de la infanta cortita ahora que está soltera, de forma que quedemos exentos, exonerados y aforados para hacer lo que nos venga en gana en el ámbito fiscal y personal. (eso sí, mirando bien por donde cruzábamos no vaya a ser que la exma. Sra. Dña Esperanza Aguirre le de por salir a pasear con el coche). Nada de eso vimos, pero sí la basílica de la Almudena, el templo de Debod y buena parte del Madrid de los Austrias, con sus monumentales monumentos pagados por nuestros tatarabuelos a base de sudor y lágrimas. El día, intensísimo, termina con un relaxing bocata de calamares in the plaza mayor en compañía de Jacinto, Raquel su mujer, Beatriz, Raquel hija, Pepe y Mario.
Al día siguiente suena el despertador a las siete de la mañana. Raudos y veloces desayunamos y nos montamos en el coche que nos va a llevar, tras pasar la M-20, M-30 y M-40 por la carretera del norte, a la sierra de Madrid. Mal día, aparentemente, hemos elegido. Nubes bajas, niebla y a ratos lluvia nos amenizan el viaje hasta llegar al aparcamiento conocido con el poético nombre de Canto Cochino donde nos calzamos mientras llueve suavemente y divagamos sobre si el topónimo procede de un suido con voz melodiosa o de que esto es un lugar comúnmente conocido como picadero donde se viene a hacer lo que habitualmente hacen hombres y mujeres enamorados y/o excitados sexualmente.
Cogemos una senda que empieza a subir suavemente, entre pinos, robles, brezos y rocas de granito de variadas formas, hasta llegar a un collado conocido como el Collado del Cabrón. Nada que decir... De allí parten nada menos que cinco caminos. Cogemos uno en dirección naciente que bordea un barranco profundo cerrado por una muralla de rocas y agujas de formas imposibles. Entre la sorprendente orografía, la vegetación y la niebla, andamos por un paisaje digno de una novela de Tolkien.
Nos desviamos a la izquierda y emprendemos una subida bastante más dura y bastante menos pisada que nos lleva, en no demasiado tiempo, al llamado Puente de los Poyos que, pese a la evidente homofonía y a la toponimia incorrecta de los mapas, nada tiene que ver con ese bicho que nos comemos previo desplume y sí con la voz latina Podium que significa "lugar elevado" y que en nuestras lejanas tierras a dado lugar a todos los Pueyos que conocemos.
Magnífico y monumental lugar éste, a fe mía. Una roca de granito, vomitada por la madre tierra en la lejanísima orogenia hercínica, vuela sobre nuestras cabezas en forma que ni Santiago Calatrava es capaz de diseñar un puente tan bello y que se sostenga así durante miles de años.
Almorzamos allí mientras un sujeto, que ha llegado por otro sitio, despliega toda una colección de  ferralla, fierros y ferrunchones e inicia una lenta y atlética escalada artificial.
La vuelta la hacemos por el mismo sitio hasta el collado del cornúpeta y un poco más abajo, cogemos una nueva senda que, enseguida, nos deja a orillas del río Manzanares que hoy baja bien furo.
Enseguida tomamos una pista que nos llevaría, a la izquierda, al aparcamiento y al coche pero Jacinto, que se conoce esto como la palma de la mano, nos tiene reservada otra excursión. ¿Qué es esto de irse ya pacasa? ¿No me subiste tú a Góriz por la senda de las flores? Pues ahora te vas a cagar!!!. La cosa es que seguimos por la pista y en el llamado puente de los franceses cogemos una senda que, paralela al Manzanares, va a buscar su nacimiento, en los conocidos como Chorros del Manzanares. A ellos llegamos en continua subida por una senda que, sin ser demasiado pronunciada, no da tregua en ningún momento.
Habíamos pensado en echar un bocado aquí pero queda casi la mitad de la subida hasta otro puente, por el que cruzaremos el río y que nos llevará, por una pista que recorre todo el cordal, nuevamente al coche. Así que continuamos subiendo. Un afluente del río que se despeña a nuestra derecha, nos hace hacer comedias para cruzarlo ya que baja cargado de agua y un paso en falso, nos haría bajar directamente a una gorga que burbujea a nuestra izquierda y en la que está prohibido bañarse (hoy, además de bañarte, te ahogarías, con lo que te ahorrarías la multa por practicar barranquismo, deporte prohibido en ese paraje si hacemos caso a los carteles).
Un movimiento nos llama la atención. Casi a nuestro lado, pacen tranquilamente un rebaño de cabras monteses. Son todo machos, con lo que deducimos que, o bien no es época de celo o bien las hembras se han quedado en casa con los cabritillos mientras los machos, como siempre en muchas especies porten o no cuernos, se han ido con los amigotes a dar un rulo por ahí. El caso es que saco la cámara, les hago abundantes fotos y en una de éstas se me resbala de las manos y cae rebotando en un pedregal en modo atomarpolculobicicleta. Of course, los cápridos desaparecen como por ensalmo asustados por mis imprecaciones, mis palabras malsonantes y mis blasfemias y la cámara no funciona. Cojonudo tú...
Hala, seguimos. Subimos más a enlazar con una pista y cruzamos el río por el puente de los manchegos, punto más alto de la ruta. Paramos a comer, ahora sí, teniendo en frente la Maliciosa, pikachu de 2227 m. de vellón y que hoy se muestra cubierta de nieblas, nieves y lluvias que....por cierto, tienen toda la pinta de echársenos encima. Después del bocado rápido iniciamos un flanqueo hasta el llamado Collado de los Pastores, extraordinario mirador desde donde se puede observar prácticamente toda la sierra y los números pueblos, villas y ciudades que se extienden a meridión, incluida, claro está, Madrid y sus torres y/o rascacielos.
Ahora si...empieza a llover como si no lo hubiera hecho nunca. Esto y que ya va siendo hora de terminar nos hace acelerar el paso por la pista que baja sin compasión y durante muchos kilómetros hasta un primer aparcamiento y poco después al coche.
Jodo petaca.... más de 27 km y más de 1500 m. de desnivel positivo...bastante más que la subida a Collarada desde la Espata, por decir algo... Aquí tenéis el track por si os apetece...
Bueno, nos hemos ganao una galimba ¿no? ¡Pues claro que sí!. La cerveza nos la echamos en Moralzarzal, pueblo de topónimo obvio y cristalino que, siendo, en palabras de Jacinto, "un pueblo pequeño de la sierra" censa más de 10.000 almas...prácticamente como todos los habitantes de Villacloro y Biescas juntos tú...
Vuelta a Madrid, ducha y cena y a dormir, que nos lo hemos ganado.
El domingo amanece en la capital despejado y limpio como pocas veces (o eso dicen nuestros anfitriones) así que lo dedicamos a pasear por el Retiro, por el jardín Botánico y por el petadísimo, heterogéneo y multicultural rastro haciendo tiempo para coger el tren que nos llevará, nuevamente, a nuestras queridas, salvajes y añoradas montañas.
Hala pues...