martes, 30 de agosto de 2011

AGUJA CADIER Y CRESTA DE LAS FRONDIELLAS

Situadas en el macizo del Balaitús, las Frondiellas están formadas por cuatro puntas que rebasan los 3000 m. de altura siendo, la más occidental, el primer tresmil viniendo del Atlántico. Por si fuera poca motivación, se ven desde nuestros respectivos pueblos. Yo las veo desde casa. Son las primeras puntas en las que aparece la nieve cada temporada, a veces en pleno agosto y, por tanto, son de esos montes que hay que subir, máxime si has estado ya tres veces en el pico que les hace sombra y al que va todo el mundo.
Con esas premisas y teniendo en cuenta que Pol acaba de llegar de hacer el Camino de Santiago y está fuerte como un cajico + que a mí me quedan días de fiesta + hace buen tiempo + estamos cerca de casa = nos piramos p'allárriba.
Salimos el lunes después de currar y, desde la Sarra, en poco menos de dos horas nos plantamos en Respomuso. A mí, ya lo he dicho alguna vez, no me gusta nada que se construyan hotelitos en la montaña y el refugio de Respomuso lo parece. Encima, el refugio de toda la vida, el de Alfonso XIII, cutre, sucio pero libre lo han cerrado (Supongo que para que no le quite clientela al otro). Sin embargo, hoy vamos a dormir allí. Así nos ahorramos arrastrar saco, esterilla, cena y desayuno. También he de decir que el servicio fue magnífico, la cena cojonuda y los guardias muy amables. Sobre 30 personas estábamos. Nos echamos sendas galimbas, charramos con unos y con otros, nos instalamos y holgazaneamos hasta que nos dan la cena. Sopa, albóndigas con arroz, y helado. Todo regado con vino tinto "Respomuso, cosecha de 2009". Demasiado lujo para nosotros, que siempre hemos dormido al raso y hemos cenao a base de bocatas fríos...aunque pensándolo bien...ya tenemos cierta edad y tenemos que empezar a cuidarnos. A las diez tocan silencio y nos metemos en el sobre, que mañana hay madrugar.
Las seis de la mañana. Ya hace rato que mueve la gente. Bajamos, desayunamos, pagamos y nos vamos. A salido un día cojonudo, ni una nube en el cielo y temperatura, de momento, ideal. Cogemos el camino del Balaitus, encima del refugio y empezamos a subir a saco. Cuando la pendiente se suaviza un poco, sale un desvío a la izquierda que marca Frondiellas. Sin embargo, no vamos por ahí. Queremos hacer la cresta íntegra, desde la Aguja Cadier hasta la Frondiella occidental. Seguimos subiendo y pasamos por debajo de la Cresta del Diablo. Acojona. Solo pensar en meterte por ahí, acojona. Sin embargo hay gente, y no poca, que la hace. Yo, si alguna vez he tenido la capacidad para afrontar una escalada como esa, hace tiempo que la perdí. Vigilados por Belcebú, dejamos el camino hacia el Balaitús, subimos un espolón por la izquierda y nos damos de bruces con el corredor que sube entre la Frondiella N y la Aguja Cadier. Nos ponemos el casco al lado de una placa en memoria de noséquién. ¡Que puta manía la de convertir las montañas en cementerios! Cada día hay más placas, lápidas, inscripciones, ramos de flores de plástico donde se han dejao cenizas, estampitas de santos...se está convirtiendo en una costumbre que no me gusta nada. Si echas las cenizas de un fallecido en el lugar que había elegido, déjalo que se funda con Pachamama en vez de llenar a ésta de mierda...vamos, digo yo...
Bueno, pues empezamos a subir por el corredor, que en ningún momento resulta difícil, hasta el collado entre la aguja y la Frondiella. Hay un espaldadero acojonante hacia la vertiente de Arriel. Para darle más ambiente, empiezan a subir boiras que se agarran en las crestas, nos envuelven y se disipan sin que en ningún momento resulten un problema. Pol sube por la arista de la izquierda, yo, veo hitos más a la derecha y los sigo; resultado, llego 15 min. después que él, por listo. Me he embarcao, he tenido que destrepar y volver a subir por donde ha subido él. Aguja Cadier, 3022 m. y unas vistas pa caerse de culos. (En sentido figurado, claro, si nos caemos aquí de culos la jodemos). Destrepamos la aguja, pasamos al collado y flanqueamos la Frondiella por el este para luego trepar a ella por el sur. Frondiella N, 3062 m. Vemos una pareja que ha subido por la normal. Nos juntamos en otra cota, considerada también tresmil, donde hay un piolet de hierro y un buzón. Charramos un rato con ellos. Se ha despejado de todo y se ha quedao un día que da gusto estar por allá arriba. De allí hasta la Frondiella central hay un paseo que se puede hacer con las manos en el bolsillo mientras disfrutamos de unas vistas cojonudas en todas direcciones. De allí, o se coge el camino hacia Respomuso o hacia Arriel. Nosotros, que no tenemos que volver al refugio para nada, optamos por bajar por la vertiente de Arriel e intentar la última de las Frondiellas, la más difícil según las reseñas y el tresmil más occidental del Piri.Nos tiramos a la derecha, intentando no perder demasiada altura, hasta que llegamos bajo la pirámide cimera. De repente, me pega una paranoia y algo me dice que no suba. Se lo digo a Pol y le digo que suba él, que lo espero allí. Lo veo marchar, empezar a trepar y empiezo a darle vueltas al celebro. Es la última, es el primer tresmil desde el Atlántico, la veo todos los días desde casa, tiene que ser la mejor vista de todas, mide 3001 m...Aunque me la pela bastante el coleccionismo de tresmiles, también es verdad que sé que me voy a arrepentir...¡Espera!, le grito ¡Que subo!. Pobre Pol, otro me habría mandao a tomarpolculo y él me espera sentao en una repisa. Parece una picaraza en el nido. Llego hasta donde está y continuamos. La vía está bien marcada con hitos, en ningún caso las trepadas pasan de IIº pero la subida tiene su aquél. Un mal paso, una piedra que se suelte y aquella tarde seguro que quedas con Amy Winehouse para echar unas copas. Al final resulta más fácil de lo que parecía. Frondiella occidental, 3001 m. y, efectivamente, unas vistas de cagarse. Estamos muy poco arriba. La bajada, con más cuidado que la subida, se hace bien aunque la concentración es máxima. Si me pinchan, ese rato, no me sale sangre. Al final, llegamos a la base sin más contratiempos. Respiramos, nos quitamos el casco, e iniciamos una bajada brutal sorteando y saltando sobre piedras, rocas, bolos, zaborros, cantales y peñascos. En todo momento tenemos a la vista los ibones de Arriel, hacia donde nos dirigimos. Una hora y media nos cuesta bajar. Hora y media que nos ha parecido una eternidad hasta llegar a las orillas amables del ibón. Ahora si que está todo hecho. Comemos y bajamos hasta el paso l'onso y de allí, al coche. Por supuesto, en el merendero de la Sarra cae medio litro de cerveza que ni nos toca en el estómago, se reparte por todas nuestras células restableciendo perfectamente el equilibrio electrolítico, metamórfico, paranoico, farmaceútico y profiláctico. Creo que se me está yendo la olla, esto de bajar deprisa de 3000 a 900 m. algún día nos va a producir un lele cerebral que nos va a dejar más tontos de lo que ya estamos.
Hala pues...

martes, 23 de agosto de 2011

GORGOL..otra vez

Y ya van muchísimas...quizá un centenar. Me conozco ese barranco como si viviera en él.
La verdad es que me había planteado un sábado sabadete de relax, family, desintoxicación postfestiva y recuperación de sueño retrasado ya que el domingo tenía que hacer una excursión con gente y tenía que madrugar.
Mañana de mucho calor. Vermú en el bar, paseo por el pueblo y tarde de piscina ¿De piscina? ¿En ese charco lleno de gente me voy a meter yo???? ¡Y un cuerno! ¡Me voy pal Gorgol! Como si me hubieran leído el pensamiento, me llama Teo y Úrbez que se han comprao una cámara de fotos sumergible y que si la vamos a probar pa algún lao...vale, pero déjame que me eche la siesta.
Total que quedamos a las cinco y en pocos minutos llegamos al párking. Andá, pues si solo hay dos coches...chachi tío. Nos cambiamos, cogemos los bártulos y en 15 min nos plantamos en cabecera. Ya se nota que acorta el día...ya se ha escondido el sol, aunque sigue haciendo un calor de flipar. El barranco es corto, muy corto. Si no pararas, en 15-20 min te lo ventilarías. Como Úrbez no había estado aún, vamos a bajar despacio, vamos ha hacer los saltos y toboganes y como parece que no hay gente, ni delante ni detrás, vamos a ir despacio. Ah, si que hay gente. Ahora llegan tres. De los tres, por lo que vemos, solo sabe rapelar uno que se pone a enseñar a los otros dos como hay que hacerlo. ¿Este es un barranco de iniciación? ¿El rápel final de 18 m. en parte volaos es para que lo baje uno que no ha rapelao nunca? En caso afirmativo a los dos preguntas anteriores ¿Estas son horas para meterse con gente que no sabe moverse en este medio? Nos metemos. Agua fría y cristalina. Yo pensaba que estaría toda movida...dos o tres resaltes rerererereequipados (no, no se me ha enganchao el dedo, están equipados los resaltes equipados anteriormente que equiparon los que equiparon a los que equiparon los equipadores del equipo.) Hay una profusión de hierro desconcertante. Tanto que, cualquiera debería saber, y más si te eriges como equipador de barrancos, que los pasamanos se deben montar con cuerda y no con cadena ya que una riada la cuerda la rompe pero con la cadena lo que peta es el anclaje. Esas salas cada vez parecen más las mazmorras de la inquisición que un barranco del Piri. Vamos a ver, señores "equipadores". De la misma manera que yo sé que no voy a poder subir a la luna (por ejemplo), ustedes deberían ser conscientes que hay determinadas personas que no pueden (ni deberían) bajar por ahí. Claro, si nos empeñamos y a puro de hierro, podemos bajar a Falete, a Susane Eman y hasta un armario ropero si hace falta, pero no creo que sea la filosofía del deporte en cuestión ¿Que? ¡Ah! Que eso es para bajar grupos organizados, cuantos más mejor y rápido...Vale, entonces lo entiendo...el Gorgol, igual que las laderas de Formigal y tantos lugares más, ya no son espacios naturales si no maquinetas para hacer dinero...¡Qué despistado soy, que no me había dado cuenta!
Bueno seguimos. Primer rápel. Andá, pues si hay un palomo allí agarrado a otro de los flamantes anclajes. ¿Vais a poner cuerda? ¡Claro! El tío viene y nos dice que si lo dejamos bajar, que el grupo que iba con él han saltado todos y lo han dejao allí ¿¿¿¿¿¿¿????????
En el último rápel hay un figura que dice que va a saltar. 20 m. entre paredes muy juntas. Este tío o tiene los güebos que se los pisa o es un descerebrao. Me asomo. Abajo hay cuatro o cinco churris coreando su nombre ¡Felipito! ¡Felipito! ¡Felipito!...Ahhhh, ahora lo entiendo todo. Se trata de una ceremonia de cortejo precoital, como las de los ciervos o los mandriles... lo que es capaz de hacer la gente para mojar. El tío ni se santigüa, ni se encomienda al Sumo Hacedor ni nada..lanza un grito de guerra ¡Banzaiiiiiiiiiiiiii! y se lanza al vacío...madre de Dios...llevamos media hora escasa dentro de este agujero y lo que hemos visto ya....esto es mejor que Intereconomía.
Nosotros bajamos con nuestra cuerdecita, tranquilamente, llegamos abajo, la plegamos y entonces tenemos una visión, la última pero inolvidable. Un ángel. Aquella criatura que se bañaba, en biquini en la poza de salida, no podía ser humana. Era, estoy seguro, una criatura celestial. En biquini y con tetas, sí, pero un ángel.
Total que cuando llegamos al coche, ya está anocheciendo. Nos ha costado casi dos horas lo que, normalmente, cuesta media. Oye que bien nos lo hemos pasado, cuántas cosas nuevas hemos aprendido. Mira, mira, se está haciendo de noche y acaba de llegar un grupo con uno, dos, tres....siete personas de las cuales dos son críos pequeños...¡pero si se están poniendo neoprenos! Oye, ¿Lleváis frontales? Se nos miran como si fuéramos marcianos...hala, venga, vamos a echar una cerveza, ya miraremos mañana el periódico.
Hala pues...

domingo, 14 de agosto de 2011

SESQUES, 2606 m. Circular acojonante.

Otro día de exploración por la France. Otro día que nos hemos comido un desnivel de flipar y otro día cojonudo. Hoy nos hemos ido al Pic de Sesques, también llamado l'Escarpu. Apenas roza los 2600 m. pero, al estar situado muy al norte del eje de la cadena, tiene unas vistas acojonantes. Además, es el primer pico que alcanza esa altura desde el Atlántico en la versant nord y la cima más alta de los valles de Ossau y Aspe. Un monte, por tanto, al que se debe subir al menos una vez en la vida. El problema, el único problema, es que hay un desnivel desde donde sales hasta la cima de 1700 m, desproporcionado para la altura que alcanzas. Por contra, hemos pasado por todos los pisos bioclimáticos que se dan en el Pirineo, nos hemos cansao, hemos sudao como gorrinos y hemos gozao como burros en un sembrao durante ocho horas.
Así pues, aprovechando que Roberto sigue de vacaciones y que Kankel estaba libre, salimos a las siete de Biescas y nos encaminamos, otra vez, al valle d'Ossau. Pocos km más abajo del pueblo de Gabás, sale una pista, ya conocida, que nos lleva a la entrada de las Gorges du Bitet. (Por cierto, este año todavía no las hemos bajado...) Dejamos allí la furgoneta y empezamos a andar pista arriba hasta la presa del Bitet. Allí termina y comienza un sendero que sube de forma criminal por un hayedo precioso. Salimos del bosque después de una hora larga. Nos damos de narices con una ladera, todavía más pita que por la que hemos subido, cubierta completamente de Epilobium angustifolium, Sambucus racemosa y millones de matas de frambuesa (chordoneras pa los fabloparlantes), arándanos (anayones para los fabloparlantes) con los frutos maduros. El sueño del onso laminero. Con paciencia, con mucha paciencia, subimos hasta el umbral rocoso que represa el lac d'Isabe para darnos de bruces con un lugar espectacular. De lo mejorcito que se puede ver en el Piri. Un enorme ibón natural, sin represas ni gaitas, rodeado por un circo rocoso por el que se descuelga una cascada. Arriba, todavía muy arriba, se ven, por primera vez, el Pic de Sesques, el de Isabe y el de la Ténèbre. Almorzamos a orillas del lago, mientras Yeti se baña, y le espanta las truchas a algún pescador que hay por ahí. Una vez almorzaos, con fuerzas renovadas, iniciamos una subida igual de fuerte que las anteriores hasta colocarnos en la repisa superior desde la que se domina el lac y se tiene una idea de por donde continuar. Hay que dirigirse a un collado, situado al oeste, para luego recorrer toda la cresta hasta la punta. No nos cuesta mucho llegar a las cercanías del collado. Una vez debajo, los hitos se desvía a nuestra izquierda para subir por una ladera que nos deja directamente en la antecima del pico. Una arista, muy fácil pero muy llamativa, nos lleva en pocos minutos a la cima horriblemente mancillada por antenas y repetidores. Hombre, por lo menos, según pone en un cartel, son repetidores usados por los gendarmes, les pompiers, les bergers y demás habitantes del valle para trabajar y facilitar su vida cotidiana y no son de Orange o Vodafone para hacer dinero. Estamos muy poco rato en la cima. El paisaje cojonudo que se debe ver desde ahí un día claro está ensombrecido por nubes negras como mi conciencia hacia el sur y el este. Es cuestión de minutos que llueva. De hecho, en la zona del Lurién y el Palas está cayendo una buena ahora mismo. En varias reseñas que hemos leído pone que la bajada guapa es por el vallón del Caperán completando así una circular preciosa. Sin embargo, la inminencia de la tronada y el no verlo nada claro desde la cima nos hacen dudar. Kankel, al final, nos convence para hacerlo. Total, nos vamos a mojar igual... Asi que emprendemos una bajada vertiginosa y sin senda hasta el Col de Sesques. Destrepes guarros sobre tierra suelta y resbaladiza, laderas empinadísimas de hierba nos llevan a coger una senda de ganado que, sorteando escarpes, nos baja hasta el fondo del valle. Este a sido el peor tramo de todo el día. Pasamos por debajo del Caperán de Sesques, una aguja caliza, escalada por primera vez en 1922 y que, vista desde aquí, constituye una curiosidad geológica para unos pocos y un enorme, largo y pétreo falo, erecto hacia el cielo brumoso y tormentoso, para la mayoría. (Sí, ya lo sé, soy un poeta muy sensible, qué le vamos ha hacer.)
Se vuelve a perder la senda, pero el camino ahora ya, es evidente. Hay llegar a aquella mallata que se ve allá a bajo. En ella estamos y está habitada. Cuando nos acercamos a preguntar por el camino hacia el Bitet nos sale le berger, sa femme et ses deux enfants que, amablemente nos indican. De todas formas, el camino ahora no tiene pérdida. Está completamente trillao y cagao de ovejas, vacas y caballos. Sigue tronando, el cielo está cada vez más negro pero, de momento, no ha caído ni una gota. ¿Será posible que tengamos tanta suerte? El sendero que serpentea por dentro de un hayedo, es un auténtico romperodillas. Baja en picao sorteando árboles y pequeños cursos de agua hasta llegar a un prado llano, donde hay otra mallata, y volver a introducirse en el bosque donde vuelve a bajar en picao. Al final, se oye el barranco a cuyas orillas hemos dejado el coche esta mañana. Siete horas y media justas cuando llegamos al coche. Sigue tronando. Al fondo se ven cortinas de agua pero no nos ha caído ni una gota. Comemos al lado de la furgoneta, nos cambiamos y cogemos carretera. Las primeras gotas caen cuando ya estamos en la frontera disfrutando de una galimba bien merecida. Jodo que día más majo, jodo que sobo nos hemos pretao, jodo que bien voy a dormir hoy, jodo como pasa esta cerveza, jodo como llueve, jodo si nos llega a pillar por allá arriba...
Hala pues...

domingo, 7 de agosto de 2011

MUSALES, 2654. Circular.

No era este el plan para el sábado. Tenía una excursión con clientes para los lagos azules desde el balneario de Panticosa pero la tronada que cayó el viernes los asustó. Así que, a las nueve y media de la noche, me avisan que se había suspendido la salida. ¿Y yo que hago ahora?. Tengo la mochila preparada y ganas de andar. Además, como todo el mundo debería saber, las tormentas de verano son, casi siempre, vespertinas. Al día siguiente, suele salir un día cojonudo (por lo menos hasta el mediodía).
El caso es que me he levantao a las siete de la mañana y, efectivamente, hace buen día. Me cojo los bártulos, me cojo al perro y me voy, sin rumbo, valle arriba. Paro, después de dudar en todos los cruces, en la Sarra. No he estado nunca en Ibonciecho. Quizá el hecho de que se pueda llegar en coche por una pista, casi hasta él no lo hace atractivo. Sin embargo, en algún lugar he leído que hay una senda que sube y que es cojonuda para bajarla en bici. Voy a verla, así otro día vendré con la burra. Dejo el coche al poco de pasar la presa y cojo una pista, cerrada con una cadena que sube, muy suave, dirección sur. Al poco veo un hito a la izquierda y la senda que acorta las numerosas lazadas que hace. La verdad es que es una subida muy maja. Y la senda, efectivamente, es cojonuda para la bici. Corta la pista en numerosas ocasiones hasta llegar donde acaba el bosque. Ahora, más desdibujada, cuesta un poco seguirla. Al final opto por ir por la pista hasta llegar a un panel de esos que ponía telefónica. Esta gente tenían el sentido de la estética en los güebos. Lo del impacto visual a ellos les sonaría a un puñetazo en un ojo o algo así. Al lado del panel hay una casa, antiguo chalet de los ingenieros que hicieron las obras hidráulicas, del que me sale a recibir una pareja con dos perros jóvenes y pesaos de cojones. El pobre Yeti tiene más paciencia que Santa Teresita y aguanta que le ladren, que le muerdan el rabo y que se le echen por encima. Aquí acaba la pista y se coje un sendero zigzageante que te lleva, en poco tiempo, al pequeño ibón de Ibonciecho. La vista desde aquí es magnífica. Tengo todo el Valle de Tena a la vista. Tenía intención de llegar hasta aquí, pero tengo el collado de Musales relativamente cerca así que me voy ha asomar al otro lao, ya que estoy aquí. Hasta el ibón el paisaje era de hierba y bosques. Ahora, es típicamente alpino. Estoy ya a 2230 m. Por donde estoy subiendo, subía en tiempos un teleférico para llevar materiales a la presa de Respomuso. Hace pocos años Endesa o no sé quién, tuvo a bien recoger todos los hierros, cables, vagonetas y sirgas que jalonaban el camino a la vez que demolía las zapatas de hormigón de las torres. Gesto que les honra, aunque todavía se ven algunos restos. Viendo el paraje por el que te estás moviendo, no puedes menos que pensar en aquella gente, del valle y de fuera de él, que curraron como salvajes, en unas condiciones orográficas y climáticas dificilísimas para que ahora tengamos luz en casa. Y encima, tócate los huevos, los del valle pagamos la luz al mismo precio que, por decir alguno, los de Arjonilla en la provincia de Jaén, donde no deben saber qué es una presa, un entibo o un ibón. Con estas cabilaciones llego al collado de Musales donde me recibe un viento brutal. Pero de acojonar. Yo, que subía en pantaloncito corto y camiseta, me quedo helao en un segundo. Aún así, cojo la cresta a la izquierda que, en apenas diez minutos, me sube a la cima. Joder qué frío. Tengo los pezones que podría rayar cristales. Me meto en un trasaire y me visto con toda la ropa que llevo. Vuelvo a salir a la punta. Una ráfaga casi me tira. De rodillas hago alguna foto. Se ve, justo delante, el Balaitús y las Frondiellas. Muy cerca también el Arriel, el Palas, toda la cuenca de Respomuso..... No hay Dios quien pare aquí arriba. Me piro para abajo. Al llegar al collado vuelvo a dudar. ¿Me bajo por donde he subido o bajo por Respomuso? Al final decido bajar por Respomuso. No conozco esa bajada y me apetece. Hay una senda allá abajo en aquella pedrera. Para allí habrá que ir. Los primeros metros de descenso desde el collado no están muy claros. Es un muro casi vertical de unos 20 m. de alto lleno de terracitas. El Yeti se acojona y me veo el culo para hacerlo bajar. Entre saltos, destrepes y algún resbalón llegamos a la pedrera donde disminuye ostensiblemente el viento y el camino se ve muy claro. En poco tiempo llego al camino que bordea el ibón, cruzo la presa y cojo el conocidísimo, trilladísimo y concurridísimo camino que baja otra vez a la Sarra. Se está nublando muy deprisa y tiene toda la pinta de que va a caer de un momento a otro. Hoy, además, era la carrera de los novios y hay cientos de personas que bajan corriendo y otras que suben hacia el refugio. No acabo de ver yo esto de correr por montaña con zapatillas. O tienes los tobillos de titanio o te los juegas cada vez que apoyas el pie. Además de esto, disfruto de toda la diversa, variopinta y heterogénea fauna antrópica estival que inunda nuestros valles. Desde la típica familia de película de Esteso (ella gorda, él pequeño, calvo, con bigote y dos críos casi iguales), el típico montañero machaka con dos piolets last generation (a dónde coño debe ir este tío con esos artilugios en agosto???), el boceras que anuncia a grito pelao que viene un oso en el paso l'onso (ojalá viniera de verdad, pero el oso amoroso, capullo) o los barranquistas que, con unos cumuloninbus de manual en el cielo, se van a meter en el Aguaslimpias. También me fijo en la flora, claro. El verano está muy adelantado y está todo pasado. Aún así, hay unas hermosas matas de Epilobium angustifolium que acaban, definitivamente, con las pilas de la cámara. Al final llego a la Sarra, después de seis horas justas. Pa ser que no sabía que hacer...ha estado bien. Joooodo como huelen esas costillas que están asando ahí. Hala, me voy pa casa a ver si me han guardao comida que tengo un hambre.....
Hala pues...