lunes, 31 de octubre de 2011

UN RULO POR SOBREPUERTO

Ayer domingo, con el otoño en pleno apogeo, había quedado con Cristian Laglera y con Faustino Calderón, dos frikis de los pueblos deshabitados, para visitar Escartín, pueblo abandonado en el corazón de Sobrepuerto. Ambos tienen sendos blogs dedicados a este tema; el de Cristian, dedicado a los pueblos abandonados de Huesca es este y el de Faustino, dedicado a pueblos abandonados de toda España, es este otro. Se apuntan, como no podía ser de otra manera, Teo, Begoña, Javier y Ana. Apunto también al Yeti por no saber apuntarse él. A las siete (de la hora nueva) en Biescas, a las ocho, tomando café en Fiscal donde hemos quedado con Cristian y Faustino. De allí a Bergua en siete u ocho km de pista asfaltada. Cuando llegamos al pueblo solo vemos mujeres y perros. Ni un solo masto ¿Habrá alguna concentración de colectivos feministas?. Bajamos por el agradable camino que va al Forcos. Por fín ha llovido, los árboles han cambiado de color y los musgos que tapizan las rocas se han rehidratado luciendo un verde brillante precioso. Llegamos a las pasarelas, cogemos el camino de la izquierda y, enseguida, empezamos a subir. Entre la subida y el día cojonudo que hemos comprao sudamos como pollos. Primera parada en la borda d'as Eretas, todavía bien conservada y llena de graffitis de gentes que estaban allí de pastores y demás. Hay uno de 1929. El siguiente hito en el camino es una, aparentemente, vulgar piedra. Está en la orilla izquierda del camino, es muy grande y siempre que paso está con ramitas de boj sujetas con piedras. La explicación que daban las gentes de Escartín es que hace muchos años se ahogó una mujer en el barranco y cuando la subían a enterrar al pueblo, dejaron el cuerpo allí para descansar. A partír de entonces, el alma de la mujer quedó en esa piedra y si pasas sin dejar un presente (se conforma con poco, como podéis ver) el alma se irá contigo y hombre...no debe ser agradable. Sin embargo, y allí está el valor antropológico enorme de esa práctica, la explicación es mucho más profunda. Según Mircea Eliade, en algunas sociedades prehistóricas creían que determinadas piedras "fijaban" el alma de los muertos. Ésto les impedía errar por los alrededores y se la obligaba a actuar solo en un sentido positivo para los vivos, fundamentalmente, otorgando fecundidad a campos, mujeres y animales. Que esa práctica haya llegado hasta este siglo XXI es, cuanto menos, sorprendente.
De la piedra en cuestión hasta Escartín, ya queda poco. Se anda entre cientos de bancales de piedra arrancados trabajosamente, y durante siglos, a las laderas. Después de almorzar en la plaza, nos desperdigamos. Las primeras veces que subí a este pueblo, podíamos entrar en todas las casas y subir hasta las falsa. Ahora es prácticamente imposible entrar en alguna sin jugártela. Dentro de diez años este y otros muchos pueblos, serán un montón de escombros informe. Únicamente la iglesia aguanta el tipo. Es un edificio, en origen románico pero que sufrió una profunda remodelación en el siglo XVII. Todavía se ven sillares y alguna ventana que delatan su origen. Después de buen rato dando vueltas por el pueblo, decidimos bajar por el camino del molino hasta el Puen d'as crabas que estaba espectacular de colorines otoñales. De allí, después de fundir las cámaras haciendo fotos, cogemos el camino que va por la orilla del barranco y que, sin apenas desnivel, nos lleva otra vez a las pasarelas de Bergua. Cristian y Faustino, de allí, se van al coche. Uno tiene que bajar hasta Huesca y el otro hasta Madrid...joder, no sabes la envidia que me das....ir a Madrid, con sus atascos, su contaminación, sus calles petadas de gente...y yo quedarme aquí, a comer a orillas de un barranco de aguas cristalinas, con sus cascaditas, sus pajaritos, sus colores otoñales...
Como aún queda tarde, les digo de subir a la Iglesieta de los Moros. Es uno de mis lugares más queridos del Pirineo. Una iglesia rupestre, en medio de la nada, de orígenes altomedievales y que probablemente vino a cristianizar un lugar de culto pagano mucho más antiguo. Nos cuesta subir apenas media hora y entramos en la pequeña cueva que se abre en el lateral del altar. Rato de descojono con el Yeti que se empeña en entrar detrás de mí pero que se acojona cuando se queda completamente a oscuras y, encima, no sabe salir un escalón de unos dos metros que hay completamente pulido de pasar gente.
De allí, otra vez, a las pasarelas y a Bergua. Todavía visitamos la iglesia de San Bartolomé, recién restaurada. Iglesia, nada menos, que del siglo X. Todo lo que hemos visto hoy huele a antiguo, a muy antiguo, casi a pagano. A culto telúrico ancestral. Es un sitio absolutamente evocador enclavado en un paraje de valor natural excepcional. Por eso se pretendió declarar paisaje protegido en la anterior legislatura. Lástima de algunos malnacidos, unos por ignorancia y otros por mala fé que, mediante engaños, falsedades y artimañas lograron parar lo que llevaba camino de convertirse en uno de los motores económicos de dos comarcas...hombre, siempre nos quedará Arramón y sus remontes...si nieva, claro. En esto también somos como aquellos hombres que creían que el alma de los muertos moraba en las piedras...seguimos condicionando nuestras vidas y nuestro desarrollo a las divinidades celestiales y a su impredecible humor...manda cojones, 10.000 años de evolución desde el neolítico pa seguir, como aquellos hombres, dependiendo del cielo.
Hala pues...

martes, 25 de octubre de 2011

NO SE PUEDE DECIR MÁS CLARO

Pese a que este blog es un lugar donde se habla de montañas, de montañeros y de tonterías varias que hacemos por estas tierras en las que hemos tenido la suerte de llegar a vivir, como cualquier ciudadano que tenga la cabeza mínimamente amueblada me uno al movimiento del 15m y os invito a visitar este sitio.
No se puede decir más claro.
Hala pues...

domingo, 16 de octubre de 2011

PICO ARRIEL, 2824 m.

¡Que majo es el Arriel!. Ya hacía días que no subía. Hoy, aprovechando la pertinaz sequía, el anticiclón anclado en las azores y los frentes asociados discurriendo, como muy cerca por Escandinavia, habíamos pensado en una salida multitudinaria a Telera. Al final se va rajando la gente y nos quedamos ¡Cómo no!, Pol, Teo, Paco, Pili, el Yeti (que no tiene ni voz ni voto y va a donde se le diga) y yo. Reunión matinal en la plaza y decidimos que, como todos habíamos estado en Telera y algunos no habían estado en el Arriel, nos vamos para allí. Además es un pico que se ve, perfectamente, desde Biescas y este año, sin quererlo, me he subido a todos los montes del Pirineo Axial que se ven desde casa. Solo me faltaba este.
A las ocho y media empezamos a andar desde La Sarra. Hace frío, lo que nos hace andar ligeros. En una hora nos plantamos en la mallata de Soba donde nos pega el sol y paramos a almorzar.
Yo siempre había subio a este monte cogiendo por la derecha un pedregal que va pegado a la cara S-W del pico. Claro que, las tres o cuatro veces que he estado arriba, aquello era un nevero...hoy es un pedregal de esos asquerosos de un paso para adelante y tres para atrás que nos hace sudar de cojón. Ahora se entiende de dónde viene el topónimo del pico en cuestión (Arri, de una voz prerromana que significa Piedra) La gente va por la izquierda, aprovechando una senda que sube por unas laderas herbosas. Se da mucha más vuelta pero debe ser bastante más cómodo. Con paciencia vamos subiendo en dirección al collado entre el Arriel y el Petit Arriel. Desde la vertiente de la Sarra solo subimos nosotros y otra pareja pero vemos que, desde la France, llegan riadas de gente a través del Col de Soba. Cuando llegamos al collado, la pirámide cimera del pico se ve como un muro plagado de gente que sube y baja. Empezamos a subir con cuidado y adelantando a la peña. Nos cuestan esos 200 m. sobre media hora. En algunos pasos clave hasta se forman tapones. Como siempre, hay de todo. Desde gente que los ves perfectamente habituados y equipados que se mueven con soltura por esas paredes hasta tres tíos que han pasado un paso aéreo a pocos metros de la cima a cuatro patas. El Yeti, sube y baja. Lo tengo que sujetar un par de veces porque no quiero que tire piedras a los que van detrás nuestro. Al final, después de tres horas y media hacemos cima. Mucha gente arriba y todos vienen desde Arremoulit. Hay unos francaises que se están haciendo allí de comer con hornillo y todo. Nosotros, únicamente, sacamos la bota y nos echamos buenos tragazos de vino en compañía de dos zagalas que acabamos de conocer. Hace un día para quedarse a vivir allí. Ni viento, ni frío...La atmósfera está limpia como si la hubiera lavado la churri esa del futuro que viene a traer lejía. Se ve, desde allí, la curvatura de la tierra. Paco y Pili llegan un poco más tarde que nosotros. Nos reunimos todos y enseguida iniciamos el descenso.
Cuando llegamos nuevamente al collado, decidimos ir por el camino de las personas, no por el que hemos subido que es para gatos, sarrios y demás bichos cuadrúpedos. Primero hay que llegar al Col de Soba y después, inicia un largo flanqueo por las laderas de Soques. Hombre, la verdad es que es más cómodo de andar que el otro. Sin novedad, en hora y media desde el collado de Arriel, llegamos otra vez a la mallata donde paramos a comer. Después de comer de cojón y de escular la bota, en otra hora nos plantamos en el coche. Galimba de las grandes en la Sarra (Hoy cerraban, sacabó por este año tomar el sol con una cerveza después de pegarte un sobo en esa terraza) y pa casa.
Por cierto, ¿Habéis visto que perro más elegante tengo?, Se llama Yeti, no se si os lo había dicho....
Hala pues...

jueves, 13 de octubre de 2011

PROMENADE TRÈS JOLI PAR LA VALLE D'OSSAU

Otra vez en la France. Otro recorrido majo. Quizá nos habíamos creado demasiadas espectativas y, al final, no fue lo que esperábamos pero aún así, en conjunto, ha quedado un día muy majo. Todo empezó con la publicación de una reseña en este magnífico sitio. Lo malo es que el jodido este de Mariano no quiso poner ni dónde se empezaba, ni como se seguía por considerarlo un camino muy peligroso. Así que después de buscar en esto del internete (en donde, por cierto, no supimos encontrar nada) y en los mapas del IGN Francaise nos arriesgamos a ir. Encima, como somos responsables a más no poder, nos llevamos otra vez a los críos de Pol. Echamos arneses, disipadores, bagas, ferralla variada y cuerda por lo que nos pudiéramos encontrar. Con nosotros vienen también Kankel, Teo y Úrbez, en total siete descerebraos. Salimos sin madrugar y con dos coches. La primera parada la hacemos un poco más abajo de la presa de Artouste, donde sale el GR-10, equivalente a nuestro GR-11. Descargamos a la gente y bajamos a dejar el otro coche en el balneario de Eaux-Bonnes de donde volvemos otra vez hacia arriba. Le chemin, desde el primer momento, está perfectamente marcado, como corresponde al un GR. Primero llanea paralelo al río y luego gira a la derecha donde empieza a subir a través de un precioso hayedo. Llegamos a una especie de colladito boscoso y comienza a bajar con ganas...todo lo que habíamos ganado hasta aquí lo hemos perdido. Poco a poco el sendero cada vez se hace más ancho hasta que se convierte en una pista donde nos encontramos con tres chasseurs que nos confirman que vamos bien en esta primera parte. Nos hemos metido en el valle de Soussouéou, un barranco afluente de la gave d'Ossau. Seguimos bajando por la pista hasta que vemos, a nuestra derecha, un desvío señalizado a la Corniche des Alhas. Para que no te coja desprevenido, debajo pone que es un passaje vertigineux. La corniche en cuestión es una grieta tallada en la pared bajo la cual ruge (bueno, hoy rugir tampoco ruge que esto está tambien très sec) el barranco. La senda nos deja en el puente donde se inicia el descenso de este barranco. Pese a la fama que lleva, el famoso Susú, yo lo bajé una vez y, hombre, qué queréis que os diga... los hay mejores. Cruzamos el puente, seguimos por el Gr hasta un cruce de caminos señalizado. A partir de aquí hay que ir atentos, el camino ya no estará señalizado y hay que saber encontrar el desvío a la izquierda. Cojemos el que indica hacia Gourette. Hasta aquí la pendiente había sido llevadera pero ahora empieza a subir con un desnivel tipical de la France. Sube a saco. Después de una hora subiendo en la que nos hemos comido 500 m. de desnivel llegamos a un collado y aquello empieza a bajar ya. Las vistas son cojonudas pero del desvío nada de nada. Los críos empiezan a cansarse (y algún mayor también) así que decidimos comer aquí y darnos la vuelta. Volvemos a bajar por un camino romperodillas y, cuando casi estamos abajo, en un claro donde destaca un haya con una flecha pintada en rojo y el número 29, vemos que sale una mínima senda. Se mete Pol y al momento sale diciendo que es por allí. ¡No jodas! ¿hemos perdido dos horas, hemos subido un montón y teníamos el puto chemin a diez minutos del desvío? ¡Amos, no me jodas!. Son las dos de la tarde, tenemos tiempo, así que seguimos el plan previsto. El camino en cuestión, llamado sentier des fenêtres, (camino de las ventanas para los/las que no seáis políglotos/as) es un sendero trazado en 1920 para llevar la conducción de agua desde el lago de Artouste hasta la central de Miegebat y en él podemos ver hasta 30 agujeros hechos para acceder a la galería principal. Lo malo es que este chemin no sale en niguna guía ni ningún mapa, no tiene mantenimiento, no se anda demasiado y hay pasarelas ancladas a la roca que están allí, sin mantenimiento, desde 1920. Lo bueno....pues lo mismo, que vas por donde no va nadie, que se trata de exploración en estos tiempos que se te da todo mascao y que mola encontrar lugares así. El camino se sigue bien. Cada poco encontramos las fênetres a nuestra derecha, talladas en la roca, mientras que a nuestra izquierda tenemos un abismo cortado a pico hasta el fondo del valle. El punto álgido lo constituyen una serie de pasarelas movedizas en las que te tienes que fiar de la calidad del hierro de aquellas épocas. Se pasan bien pero le ponen un punto de emoción al paseo. Después encontramos cornisas talladas, algunas no llegan a 1 m. de ancho, en las que hay colocados roñosos pasamanos de sirga y alambre. Para bajar un estrato de unos 10 m. hay montada una escalera como las de los submarinos. A partir de aquí la senda está mucho mejor trazada y en pocos minutos llegamos a donde sale la tubería forzada para la central de Miegebat. Una vez aquí, debemos encontrar la senda que, tras pasar por la cueva de Eaux-Chaudes, nos dejará en el coche que hemos dejado allí esta mañana. Nos juntamos con tres currantes que amablemente nos indican. Hay que bajar las escaleras situadas a la derecha de la plataforma y coger una senda muy marcada a la derecha. En 15 o 20 min. llegamos a la entrada de la cueva. Esta grotte estaba preparada para visitar desde principios de siglo. A raíz de la 2ª guerra mundial, se abandona y ahora las pasarelas de madera que hay está de mírame y no me toques. Aún así, entramos más de 300 m por el lecho del río subterráneo sumergiéndonos en un mundo alucinante. Nada más entrar, a la derecha, hay una especie de estalactita gigante, hueca por dentro, desde la que cae un chorro de agua. De allí hasta dentro se anda por una galería activa en la que no hay ni estalactitas ni estalagmitas ni niguna formación esperable en una cueva de estas características ¿Qué quiere decir ésto, mis queridos y queridas amiguitos y amiguitas? Pues que, por allí, debe bajar un mangazo de agua elegante en determinadas épocas y que no me gustaría que me cogiera dentro una tormenta o un deshielo repentino. Afortundamente, la pertinaz sequía de este otoño nos permite visitarla sin mojarnos los pies. Después de buen rato se agradece salir al exterior. Casi hacía frío allí dentro. Seguimos por la senda, ahora perfectamente trazada, que nos deja al poco en la pista que trepa por el Bois de Gourzy y de allí, en 15 min., al coche.
Pues, visto en conjunto, ha estado muy bien. Estos críos-sarrio se han portado, otra vez, de maravilla y el día a salido a pedir de boca. Cerveza en Escarrilla y llegamos a casa casi de noche.
Hala pues...

domingo, 2 de octubre de 2011

TUCA D'ALBA, 3118 m.

Como todos los años, este también tocaba hacer un 3000 con los críos de Pol. El año pasado fue Robiñera y, este año, sin conocerlo ni saber más que lo que habíamos leído en algunas reseñas, nos decidimos por el Pico de Alba, en Benasque. Somos, como se puede ver, personas responsables y equilibradas. Vamos a meter a un crío de 10 y otro de 12 años en un monte del que no sabemos prácticamente nada. Claro que no son críos normales, de esos que están todo el puto día dando la brasa con el que me canso, ¿cuando llegamos?, tengo hambre y quiero pipí...estos críos son sarrios. Ya lo demostraron el año pasado y, confiamos que lo hagan también este año.
Se apuntan también Teo, Úrbez y Javi Campillo. Entre tanto guide titulao y tanto bombero es imposible que pase nada.
Salimos de Biescas a las cuatro después de currar y en poco más de dos horas estamos aparcando en la Besurta. Media hora después, llegamos al refugio de la Renclusa. Nos da tiempo de cambiarnos, echar alguna galimba e instalarnos en una habitación pa nosotros solos.
La cena la dan a las siete y media. Como pa una boda, tú. Sopa, ensalada, carne guisada con patatas y cuajada. Todo esto regado con vino y agua. El refugio está bien. Amplio, bien arreglado y bien atendido. Dormí aquí hace muchísimos años, cuando subí al Aneto en el año 91. Debe haber habido reformas después porque no lo recordaba tan amplio. Hacemos sobremesa, echamos cafeses y nos vamos a dormir a las 10 de la noche.
A las siete, suena el despertador. Bajamos a desayunar y a las ocho en punto emprendemos la marcha. A estas horas hace frío, pero se prevee un día cojonudo. Ni una nube en el cielo. Bajamos un poco, cruzamos el río que baja del glaciar de la Maladeta y subimos por el barranco de Paderna. Cuando llegamos a donde están los ibones y las balsas de Paderna, el sol ya pega en los picos más altos. El valle es una preciosidad. Durante un rato se mantiene completamente llano, con el agua culebreando por su fondo y enormes y puntiagudos picos cerrándolo por el oeste.
El camino se desvía a la izquierda y nos metemos de lleno en lo que va a ser la tónica del día. Un sube-baja continuo por enormes piedras de granito. Había trozos que eran como mares de piedras. Ni una brizna de hierba, ni un bicho, ni una flor...nada. Solo piedras y más piedras, combinadas con cantales, zaborros, peñascos y bolos de los más diversos diámetros y/o formas. Nosotros vamos medio bien. La progresión se hace saltando de una a otra (afortunadamente no se mueven y la bota agarra de maravilla en ese granito rugoso lleno de liquenes) pero los críos...tienen que subir y bajar de muchas de ellas porque no les da la pierna como para pegar una zancada. Pol, a no tardar, estos críos te odiarán, seguro.
Cruzamos el collado inferior de Alba y por otro mar de piedras ya vemos hacia dónde nos tenemos que dirigir. Hay un collado en forma de "V" al que se accede mediante una, aparentemente, fácil trepada por un corredor de piedra suelta. Arriba, justo en el collado, se adivina un hito muy grande. Tiene que ser por aquí. Subo primero para ver que hay al otro lado y para testar la dificultad para los críos. Iº escaso, muchas y buenas presas aunque hay piedra y tierra sueltas. Al final, sin ningún problema, subimos todos y nos metemos en la vertiente de Alba. Ahora queda una ladera larga de piedras gordas que nos la merendamos en 30 min. Antecima del Pico de Alba. Hay un hito y banderolas de oración tibetanas que, ultimamente, proliferan en todos los picos. Para pasar a la cima principal, apenas medio metro más alta, hay que cruzar una arista estrecha y expuesta. Pese a que no tiene ninguna dificultad, pasamos los críos uno a uno hasta juntarnos todos en la cima. 3118 m. menos de cuatro horas y unas vistas alucinantes hacia el norte, sur y oeste. Hacia el este, nos tapan la visión los picos Mir, Cordier y Sayó. De fondo la Maladeta nos impide ver el Aneto aunque lo debemos tener apenas a dos km en línea recta. Después de buen rato (se está muy bien arriba, no corre viento y hasta pica el sol) iniciamos la bajada por el mismo sitio. En algún sitio hemos leído la existencia de otro tresmil, allí mismo, llamado Gendarme de Alba y al que cuesta muy poco subir. Vamos a intentarlo Teo, Urbez, Pol y yo. Chaime y Bizén se quedan con Javi esperándonos en el sol.
Bajamos hacia la vertiente de Alba, nos salta una perdiz blanca al lado, y llegamos al collado que individualiza ese monte de el resto de la arista. Hombre, tanto como tresmil, esto es una mierda de peñasco que se eleva un poco más que el resto. Y encima, el acceso no se ve nada claro. Hay un corredor de piedra suelta que, como te vayas por ahí, amaneces pinchao en el pararrayos del Balneario de Benasque. Llegamos a la conclusión que no merece la pena jugársela por encaramarte ahí y marcar otra x en nuestra particular (y en cierto modo estúpida) lista de picos ascendidos. A la montaña se va a disfrutar, con la naturaleza y los compañeros, a superarse física y mentalmente pero, al menos yo, no voy a competir ni contra nadie ni contra mí. Me la pela la Lista oficial de tresmiles y no tengo ningún interés en ascenderlos todos, aunque si que me gustaría visitar todos los macizos. Muchos de ellos son elevaciones sin ninguna relevancia (Pitón Sw del Zilindro, Punta las Escaleras, Frondiella central...). Únicamente, voy a celebrar mi tresmil número 100 (llevo 98 de la lista oficial) con el único fin de cenar y echar buenos tragazos con los colegas que me han acompañado todos estos años.
Bueno pues volvemos a donde están esperándonos, montamos una cuerda en el corredor y bajamos a los críos asegurados. Abajo hay una cuadrilla que no saben que hacer. Las decimos que, después de esto, ya es fácil y no hay ningún problema. Aún así, varios se quedan.
Nosotros hacemos el recorrido a la inversa. Está muy bien indicado con hitos y en una hora bajamos hasta cerca de los ibones donde paramos a comer. De allí al refugio hay un paseo.
Me desvío unos metros para fotografiar la capilla de la Virgen de las Nieves. Construída, según reza una piedra tallada, en 1916, fue erigida en honor de mosen Jaime Oliveras, José Sayó y dos alemanes que murieron una semana antes de la inauguración del refugio alcanzados por un rayo en el Paso de Mahoma del Aneto. Mientras yo doy vueltas por ahí, los demás ya han pagado la estancia y están esperándome haciendo amistad con dos burros que hay sueltos y que están empeñados en comerse las correas de las mochilas.
La bajada hasta la Besurta, sorprendentemente, resulta un agradable paseo sin agujetas ni dolores, con una temperatura ideal y con el sol poniéndose tras los montes.
De donde tenemos los coches, en pocos minutos, nos plantamos en Benasque, donde echamos una cerveza y de allí, en apenas dos horas, en casa. Si algún día abren la Yebra-Fiscal, ir a Benasque resultará un paseo de una hora y poco...jodo anda que no nos queda hacer monte por este valle...
Hala pues...