domingo, 18 de abril de 2010

BTT, BIESCAS-SUSÍN-CASBAS-LÁRREDE-BIESCAS

Vuelta corta, para estirar las piernas, hoy que no se sabe si va a llover o salir el sol. Joder, que asco de tiempo. Salgo de casa a las diez. Bajo por la chopera de Escuer y, en el puente Oliván, cojo la pista que lleva a Sobrepuerto. Subo a Susín donde me sale a recibir, como siempre, Angelines. Charramos un rato y, por encima del pueblo, voy a coger la pista que lleva a Casbas. Empieza a llover. Suavemente pero suficiente para calarme y dejarme jodido de frío. Antes de llegar, en una curva a la izquierda, sale un sendero a la derecha sin señalizar pero marcado con un hito y una flecha verde pintada en un pino. Sendero precioso para bajar en bici. Lástima que en media hora te lo ventilas. Hoy no me he desmontado en nigún tramo. Se nota la doble suspensión. Empalma el sendero con otro que , desde Lárrede, te lleva a Susín a media ladera. Lo cojo a la izquierda y, en pocos minutos, me planto en la torraza de Lárrede y en poco más en el pueblo. De ahí a San Chuan de Busa. Hay un montón de coches y gente. Al principio pienso en alguna boda pero me acuerdo de que había una reunión de Amigos del románico en Jaca este finde. http://www.amigosdelromanico.org/ deben ser estos. Voy a subir hacia Oliván, para volver por la senda de la Virgen de los Canales, pero vuelve a llover así que pa casica echando hostias por la carretera. Cerveza en Biescas que me sabe a gloria. Algo menos de dos horas, 30 km. Bueno, ya he aprovechao la mañana.
Hala pues...

viernes, 16 de abril de 2010

HABÍA UNA VEZ...

Había una vez, un grupo de amiguitos de una asociación ubicada en un pueblo pirenaico que pasaban parte de su tiempo libre restaurando una pequeña ermita situada muy cerca de su pueblo. Estos amiguitos, no es que fueran especialmente religiosos, pero creían que el tiempo se aprovechaba mejor restaurando el patrimonio legado por nuestros antepasados para que lo disfruten las generaciones venideras, que atontándose delante de la tele o jugando al guiñote en cualquier bar. El caso es que, estos amiguitos, hace unos días subieron a reconstruir la ermita y colocaron una imposta de piedra, hecha por uno de ellos ya que era un buen cantero, para después, empezar a construir la bóveda. La dejaron colocada y, orgullosos de su trabajo, se fueron a sus casas. Pero, mira por donde, llegó a la ermita un HIJODEPUTA y creyó que esa imposta estaría mejor en su jardín o, probablemente, en algún hogar que se estaba construyendo. Así que el HIJODEPUTA, probablemente con nocturnidad y alevosía, arrancó la imposta y se la llevó a su casa después de derribar media pared. Y colorín colorado...este cuento no ha acabado.
No ha acabado porque volveremos a hacer y colocar otra imposta y, pese a malnacidos como el HIJODEPUTA antes mencionado, levantaremos esa ermita para que, nuestros hijos y nietos la disfruten.

Moraleja; sólo para el HIJODEPUTA.

No creo que sepas leer y, si sabes, probablemente con tus pezuñas te será bastante difícil encender un ordenador pero, si así fuera, que sepas que, de corazón, sólo te deseo que te salga una piedra en el riñón del mismo tamaño que la más grande que nos has robado. ¡CABRÓN!

Pues eso...

martes, 13 de abril de 2010

FINDE MONTARAZ Y FEMINISTA

Fin de semana bien aprovechado ya desde el viernes. La verdad es que había ganas de tres días seguidos de buen tiempo. El viernes, después de currar, me hice con la bici la vuelta por Iguarra, senda de Astés y la bajada por la caseta las brujas. Descripción de la ruta aquí: http://pirineosrutasyflora.blogspot.com/2009/08/btt-biescas-la-madre-de-todos-los.html
El sábado habíamos quedado con Ana y Bego para hacer el Cuculo, San Salvador y bajar por San Chuan d'a Peña hasta Sta. Cruz. Después de la experiencia en el Bachesango, no les apetecía otra vez pisar nieve. Así que quedamos a las ocho en Sabi y a las nueve empezamos a andar. Dejamos el coche en el párking de Sta. Cruz de la Serós y cogemos la carretera que sube a San Chuan. Tres km. de asfalto, que se hacen largos, hasta coger, en una curva cerrada a la izquierda, la senda del barranco de la Carbonera, al lado de un depósito de agua contra incendios. La senda, muy bien marcada, sube primero por pinar, luego por zonas de roca y, por fín, se mete en un magnífico hayedo. Este último trozo presenta una pendiente considerable hasta llegar al collado que separa el Cuculo de la cima de San Salvador. Un bocao rápido mientras flipamos de la cantidad de narcisos que hay. Están casi todos, el alpestris, el asturianensis y el assoanus. Aparte de Gageas y alguna flor más de floración temprana. Desde allí hasta la cima del Cuculo nos queda media hora por una ladera cubierta de arizón. Desde la punta (1555 m.), se ve todo el Pirineo en pantalla panorámica, tecnicolor y Full HD. Desde el Anie hasta el Posets, pasando por Cotiella, Midí o el macizo de las Treserols. La temperatura ideal de la muerte. Ni gota de viento y el día claro que casi te permite ver la curvatura de la tierra. Hay veces que no hace falta subir a ningún 3000 para ver un paisaje extraordinario. Bajamos nuevamente al collado e iniciamos la subida, corta pero intensa, que lleva a la cima de San Salvador donde hay una pequeña ermita. Aquí el paisaje se amplía pese a ser un poco más bajo. Aparte de todo lo que se veía desde el Cuculo, aquí vemos toda la parte sur de los Pirineos. Peña Montañesa, Guara, Los mallos de Riglos o Peña Ruaba. Prácticamente media provincia desde apenas 1400 m. de altura. Parada en la ermita (otra ermita situada en lugares altos, otro lugar que nos habla de cultos pretéritos) y cogemos la senda que, bordeando toda la sierra de San Chuan, nos lleva al monasterio nuevo. Paredes verticales de varios cientos de metros de altura en el que, continuamente, vemos buitres, alimoches o quebratahuesos. Estos últimos han estado un buen rato volando encima nuestro mostrándonos sus habilidades aeronaúticas. Llegamos por camino perfectamente marcado hasta la pradera de San Indalecio tomada por cientos de domingueros que comen a la sombra de los grandes castaños de indias y pinos. Comemos mientras hablamos con un peregrino que está haciendo el camino desde Lérida y se queja de que no ha encontrado a nadie pese a ser año Jacobeo. Le decimos que, a partir de aquí, va a encontrar gente a espuertas haciéndolo y que, llegará un día, cuando tenga que dormir en un polideportivo atestao de gente, se acordará de esta conversación. Después de comer, cogemos la senda señalizada que nos baja a Sta. Cruz y, en apenas una hora, nos plantamos en el pueblo. Galimbas duplicadas en el Hotel Aragón (conocido desde siempre por el poco comercial nombre de Esculabolsas) y a casica. Muy bien. Muy majo. El año pasado la habíamos hecho esta ruta con raquetas. Nada que ver. Aquél día acabé reventao y hoy estoy como un pinchán.
El domingo, tras una mañana de asueto y relax, nos vamos por la tarde con Duli, Orosia y Rut (además de Chué, Rubén y Eloy para aportar un poco de testosterona entre tanto estrógeno) a comenzar la operación bikini. Salimos de Lárrede y subimos a la Torraza donde cogemos el camino que nos lleva a Susín. Perfectamente marcado, en suave ascenso (aunque, por lo visto, no es lo mismo lo que entiendo yo por "subida suave" y "llanear" que lo que entienden las mujeres) nos lleva al pueblo en una hora escasa. Antes se pasa por magníficos ejemplares de caxicos centenarios o por zonas de manantiales donde la frase Como no...ya me parecía raro que no encontráramos bardo la oigo mientras me hago el loco. Llegamos al pueblo sorteando una pared recién caída y que corta todo el camino. Angelines nos sale a recibir. Se queja de que nadie la ayuda y que el pueblo se está cayendo a pedazos. Esa pared, la verdad que tiene muy mala solución. Hay piedras como neveras caídas. Cualquiera las mueve. Qué brutos eran esos abuelos de antes. Después de un rato de charla cogemos el camino que va a Casbas (¡Jo tío!, ¡nos has dicho que, a partir de aquí era todo bajada y menuda subida que hay ahora!) hasta empalmar con una pista que seguimos durante un rato. A la derecha y sin señalizar sale un camino que nos baja, entre un magnífico pinar, a enlazar con el que hemos usado a la ida ya muy cerca de la Torraza. Millones de orugas de procesionaria en las sendas. Entre todos hemos hecho un buen genocidio de Thaumetopoea pityocampa pisándolas. De la Torraza a los coches en pocos minutos. Tres horas justas parando más de media en Susín. Pa ser que no me andáis nada no está mal. De ahí a Biescas donde caen unas galimbas y alguna, para prevenir posibles hipoglucemias, se aplica un pastel de chocolate que le ha debido sentar como los perdigones a los conejos.
Al día siguiente, todos con granos de las putas tiñas y yo, con un lumbago que lo flipas. Y es que, como dice el refranero, noches de artistas mañanas de payasos.
Hala pues....

domingo, 4 de abril de 2010

SEMANA SANTA, DOS DÍAS EN SOBRARBE

Hacía días que hablabamos de donde ir a sufrir nuestra particulara pasión en semana santa. Al principio, pensamos en subir a Cotiella por Armeña pero nuestra amiga la borrasca se empeña en no dar tregua y el monte está de mirameynometoques. Así que cambio de planes. Y esta vez, pese a nuestra insociabilidad y proverbial misantropía (la de Pol y mía), vamos a ir un montón de gente. Así que decidimos en ir a la Peña Montañesa por la faixa Toro y al día siguiente, si el tiempo aguanta, hacer la ferrata de Foradada. Salimos de Biescas a las siete la mañana, el viernes de Pasión, Pol, Roberto, Teodoro y yo y nos juntamos en Ainsa con Oscar, Erika y Ángel, un amigo de Óscar. Café rápido, testado de ocupación hotelera in-situ (Oscar llamó el miércoles y jueves a todas partes y aparentemente estaba todo ocupado) y hacia la Peña que nos vamos por la carretera de los Molinos. El coche de deja muy cerca del histórico monasterio de San Victorián (San Beturián para los del país y los fabloparlantes). Empezamos a andar, por camino perfectamente marcado, que se dirige decididamente al norte, y cuando llevamos una hora más o menos de subida, encontramos una marca en el suelo con pintura roja y un cartel de madera que marcan el desvío a la faixa toro. A partir de aquí no hay camino. Únicamente algunas marcas de pintura roja e hitos espaciados nos llevan a una canal por la que hay que bajar haciendo jabalining. Con lo que cuesta ganar altura y ahora a perderla. Estamos en medio de la pared oeste de la peña. A nuestra derecha bajando se empieza a intuir una faja en subida que tenemos que coger. Unas canchaleras con algún hito nos indican que no somos los primeros bípedos en pasar por ahí pero la sensación es que, por ahí, es imposible llegar a ningún lado. La faja en cuestión, se ve perfectamente desde Ainsa como una fina línea verde que parte en dos la pared que cae a pico hacia Oncins y Torrelisa, avanza, prácticamente llana, hasta alcanzar la llamada Canal Ancha, una barranquera que baja casi desde la punta hasta la base. La verdad que es un paraje espectacular. No tiene ninguna complicación salvo la ausencia de un sendero definido y, una vez en ella, es imposible perderte. A la derecha paredes verticales a la izquierda el abismo. Tres horas y media nos a costado recorrerla hasta llegar, una vez trepada la Canal Ancha, a la senda por donde va la vía normal. Comemos y Oscar, Erika, Ángel y Teo deciden que ya han tenido bastante y se vuelven por la normal hacia el coche. Roberto, Pol y yo pensamos que, por una hora más, vamos a subir hasta la punta. La cúpula cimera de la montaña es un desierto calizo lleno de esqueletos de árboles muertos. El ambiente, pese a su modesta altura (2.291 m.), es hoy de alta montaña. Frío, viento y nieve. Estamos muy poco rato arriba ya que no hay paisaje para ver. Nuestra amiga la borrasca a vuelto otra vez tapando todos los picos. Bajamos rápido por la normal. En el cruce de la canal hay neveros que nos hacen extremar las precauciones ya que los crampones se han quedao en el coche. Pasamos por la estiva y emprendemos una bajada larga y dura, hasta los coches donde nos están esperando el resto. Siete horas y media parando media hora a comer. Bajamos a Ainsa donde caen abundantes galimbas y decidimos quedarnos para hacer la ferrata de Foradada al día siguiente. Ángel y Roberto se van a casa. El resto reservamos unas habitaciones (¿nos estaremos afeminando? nosotros, hombres curtidos y rudos que siempre hemos dormido al raso o compartiendo espacio con pulgas y ratas en alguna caseta medio espaldada ya llevamos dos salidas en las que dormimos de hotel) y nos vamos a cenar a Labuerda. Cena como pa una boda. Nos ponemos hasta el culo de ensalada de queso, carnaza a la brasa y vino. Oye, también nos lo hemos ganao. Galimba en la cervecería de Ainsa y a dormir, a ver que día amanece mañana.
Pues el día amanece nublado y amenanzando ruina. Aún así, nos vamos hacia la ferrata. Cuando llegamos ya hay un coche y, al poco de empezar a subir la pista, amanece mogollón de gente. Empezamos a trepar detrás de una pareja. La ferrata, que ya hicimos Pol y yo el día de nochevieja, es espectacular. De las más bonitas, si no la más, que hay por aquí. Teo es la primera que sube y, como iniciación, es como si metes a uno que no ha hecho barrancos en su vida en el Bitet. Tratamiento de choque pa que se quite el vértigo a cualquiera. Aún así, sube como un jabalí y en apenas hora y media la completamos. Media hora de bajar por senda jabalinera y al coche justo cuando empieza a llover. Jodo, va a coger el marrón a 30 o 40 tíos allí arriba. Nosotros partimos raudos hacia Ainsa donde caen abundantes cañas y raciones de bravas y longaniza asada. Otro par de días cojonudo. Buena gente, buena conversación, buen rollo...ya podemos empezar a organizar la siguiente.
Hala pues...