miércoles, 30 de noviembre de 2011

PRECIOSO VIDEO

Si tienes 50 min. libres, en vez de tragarte el Diario de Patricia, Sálvame de luxe o el Telediario (en el que te van a volver a hablar de la crisis, del FMI, de los recortes en sanidad, educación y no en el sueldo de los ministros y de un señor que se apellida Urdangarín y que ha ganao un montón de millones sin hacer nada ¿Que? ¡Ah!, que de eso no se habla....vale, vale), échale un ojo a este magnífico vídeo de Emilio Casanova con la colaboración de Aragón TV.
De nada.
Hala pues...

sábado, 19 de noviembre de 2011

MONTE SARASÉ (2179 m.), CASI DESDE CASA

Hace días que me ronda por la cabeza hacer una travesía guapa. La pensaba hacer este año pero, por una cosa o por otra, la he ido posponiendo. Además no tenía claro que se pudiera hacer en el día, así que hoy me he decidido a hacer una parte para calcular tiempos y hacerla el año que viene Dios mediante. Consistiría en salir de casa, subir a la Caseta las brujas, de allí coger la loma del Cerro Saleras, subir hasta Sarasé, o Capaniacha o Loba o Cochata (de todas formas se llama) de 2179 m., bajar al cuello de Loba, subir desde allí a Sabocos de 2757 m., para bajar a los ibones, de allí a Hoz y de de Hoz, por el camino de Santiago, a casa otra vez. Hoy voy a intentar subir hasta Capaniacha desde el mismo pueblo. Al final, he hecho alguna trampa para poder llegar a casa a comer. He salido a las seis de la mañana, de noches oscuro y subo con el coche hasta la pista de Iguarra. Así me ahorraré una hora de bajada, aunque el desnivel negativo va a ser de casi 2000 m. Dejo el coche y vuelvo a bajar, andando, hasta donde empieza el camino de la Caseta las brujas. Vuelvo a subir con el frontal, salgo a la pista de Iguarra y cojo el desvío indicado a Fuente Chaimona. Antes de llegar, en otro cruce indicado, cojo el camino que sube de frente por la arista, indicado como punta Cochata. Aquí se me hace de día. El camino va por una cresta cubierta de pinos y erizones con una vista cojonuda hacia el sur. Todavía se ven las luces de Sabiñánigo, de Biescas y los coches que van por la carretera del valle. Paso por una punta, llamada punta Cuchiecho. Aquí la cresta toma dirección norte y, por medio de un espeso pinar de pino negro llegamos a la punta Puñero. Topónimo claro como un libro abierto, del latín Podium nigrum, "punta negra" debido al color de la vegetación. 2007 m. y cubierto de un espeso pinar. Este va a ser el futuro del Piri. Los árboles van a colonizar hasta los 2100 o 2150 m. de altitud debido a la disminución de la presión ganadera. El bosque, después de milenios de talas, incendios y pastoreo, vuelve a recuperar sus dominios prehistóricos. De Puñero se baja a un collado herboso, se vuelve a pasar otro bosquete de pino, y se inicia la subida de la pirámide cimera. Sopla mucho viento, hace un frío que pela y se ha nublado mucho. Tanto que está empezando a nevar. Llego a la cima. Me ha costado 3 horas justas desde la carretera de Cotefablo. Si continuara con la travesía que he pensado, me quedaría, aproximadamente, dos horas más hasta Sabocos, hora y media hasta los ibones, otra hora y media hasta Hoz y dos horas hasta Biescas. Se puede hacer. En verano y madrugando se puede hacer. Será un sobo pero estará bien la cosa.
Echo un bocado rápido, cuatro fotos y me voy para abajo. Hace mucho frío. Vuelvo hasta Puñero pero, en vez de coger el camino de subida, cojo otra cresta que sale dirección oeste. Sorteando enormes pinos negros, llego hasta la zona llamada la Cubilella (Del latín cubile, "cubil", "lugar donde se esconden los animales") Como si quisieran darle razón a la toponimia, salen tres sarrios del pinar y se quedan clavaos cuando me ven. El Yeti sale como un poseso detrás de ellos. Por supuesto, no tiene nada que hacer y los pierde en un momento ladera abajo.
En la Cubilella hay una caseta de falsa cúpula que a duras penas se mantiene en pie. Será una pena que desaparezca, siendo que son construcciones absolutamente arcaicas y muy raras en este valle...pero en el sitio donde está...hace falta ganas subir aquí a mover piedras...pero vamos, se podría intentar.
Allí mismo sale una antigua senda. Me cuesta encontrarla un rato. Al final me la encuentro ya iniciada y vuelvo sobre mis pasos para colocar un hito justo donde sale. Así ya no volveré a dar vueltas a lo tonto otra vez que venga por aquí. Esta senda, en fuerte bajada y casi perdida, nos baja a la pista que, desde Iguarra, lleva a la ladera norte del Valle de Lasieso. Ahora solo tengo que seguirla hacia abajo, pasar el refugio de Iguarra y llegar al coche en pocos minutos.
Todavía me da tiempo a echar una cerveza con mis mujeres antes de ir a comer y ponerme como un goliñón.
Para ser que daban malísimodelamuerte no ha hecho malo del todo. Claro que, si lo pienso, he sudao subiendo, me he jodido de frío en la cima y he vuelto a sudar ahora de bajada. Primavera, otoño e invierno en apenas seis horas.

Por cierto, hoy es día de reflexión y yo, donde mejor reflexiono es o en el monte o cagando. En ambos lugares he llegado a la misma conclusión:
Y, para eso:
Hala pues....

martes, 15 de noviembre de 2011

BARRANCO DE SAN CHINÉS

Hay una zona de Guara especialmente bonita. Y en esa zona hay unos barranquillos que no tienen parecido a ningún otro de los que nos podemos encontrar en esa sierra. En la zona de Vadiello encontramos una geografía absolutamente quebrada donde la erosión kárstica ha formado un paisaje acojonante en paquetes de conglomerados calizos del Oligoceno. Allí están los Mallos de Ligüerre, la canal del Palomo, las Cuevas de la reina y otra serie de barrancos que, el agua de escorrentía, a labrado aprovechando las líneas de fractura de estos materiales. Como los conglomerados son materiales bastante duros e impermeables, los barrancos son auténticas grietas en los que, en algunos pasos, te haces cábalas de por dónde coño vas a pasar. Lo malo de estos barranquillos es que solo se pueden bajar de julio a noviembre estando el resto del año prohibido. Esto es debido a la multitud de rapaces que anidan por esos pagos y que crían en época invernoprimaveral. En concreto hay abundantes buitres leonados (Gyps fulvus), algunos quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) y el rarísimo mirlo culidorado (Turdus culiaureus). Así pues, teníamos este mes de noviembre para bajar alguno de estos barrancos antes de que estos bichos se pongan a lo suyo y les cortemos, con nuestro paso por allí, el rollo romántico-sexual.
Yo había bajado el de San Chinés en 1992, dos año después de abrirlo. Y en abril, que entonces no había prohibiciones y las rapaces debían criar en verano, o eran más exhibicionistas o vete tú a saber. Bueno, el caso es que me hubiera gustado bajar el de Escomentué, situado al lado pero totalmente diferente. Al final, de cuatro que íbamos a ir nos quedamos en dos (como casi siempre) y nos decidimos por este otro que tiene menos compromiso ya que no está el día para florituras; está muy nublado, hace viento y, en cualquier momento, puede empezar a llover. Tenemos más o menos 9 horas de luz para bajar hasta Vadiello, llegar a la cabecera, bajarlo y volver al coche antes de que las tinieblas nos envuelvan con su manto y nos perdamos por aquellos pericuetos.
Salimos de Sabi cerca de las nueve y a las diez estamos en Vadiello. Hemos bajado con dos coches para acortar todo lo que podamos los tiempos y, de paso, joder un poco más la capa de ozono y engordar los bolsillos de las petroleras, pobrecicas mías...qué mal lo están pasando con esta crisis. Subimos por una pista que sale poco antes de llegar a la presa y dejamos un coche en el primer desvío a la derecha que encontramos. Ya con todos los trastos, subimos con el otro coche hasta donde una valla nos impide el paso. A partir de allí se anda, al principio por la pista, y luego se coje un camino a la derecha, recién limpiado como pudimos comprobar, que nos lleva a las inmediaciones de los mallos d'Aliana, dos enormes monolitos muy visibles. A partir de aquí, el camino se desvía a nuestra izquierda y lo dejamos para seguir una minisenda marcada con algún hito. Los pasamos por el norte y enseguida empezamos a bajar por una ladera muy inclinada de piedra suelta, que hoy resbala que da gusto, hasta llegar a la cabecera del barranco.
Empieza sin contemplaciones. En una ladera completamente pedregosa se ha formado una brecha sombría y honda a la que hay que acceder mediante un primer rápel. Nos recibe un mini bosquete de acebos, higueras, bojes, hiedras y cornejos viviendo todos en buena armonía. A partír de allí, el barranco toma dirección sur y, durante tres horas justas, avanzamos mediante muchísimos destrepes y rápeles. Hay que hacer más oposición que si te presentaras a notario y, en algunos pasos, retorcerte como una culebra para pasar de lo estrecho que es.
La verdad que es muy majo. Sorprendentemente estrecho, sin tiempos muertos y muy continuo. Una vez que te has metido dentro es imposible salir si no es por la desembocadura.
Durante un rato se nubla que parece que se hace de noche. Como le de por caer mucha agua, nos pille en esta ratonera y con el conglomerado impermeable como es...vamos a salir por abajo como un corcho en una botella de champán. Afortunadamente solo caen cuatro gotas gordas pero sigue muy nublado. Al final salimos al barranco de Isarre. La otra vez bajamos por él hasta la carretera de Vadiello pero hoy lo remontamos unos minutos hasta que llegamos bajo las faldas de peña Foratata. Un hito en la orilla izquierda nos invita a salir para llegar, en un momento, a donde está la ermita rupestre de San Chinés.
Estas ermitas rupestres tienen algo que atrae. Debe ser los lugares donde se ubican, los cientos de años que llevan allí esas piedras, los espíritus de los que las construyeron y que todavía pululan por ahí...no se, pero son lugares mágicos, especiales. Esta en concreto se asocia con un despoblado medieval llamado Isarre, del que queda algún documento, y que fue propiedad del monasterio de San Victorian de Sobrarbe. De hecho, una de las leyendas que lo acompañan, dicen que fué el propio santo allá por el siglo V, el que construyó esta ermita. Lo cierto es que por su antiguedad, su valor histórico y antropológico, su ubicación y su arcaica belleza merece mejor futuro que el ser, hoy por hoy, cuadra de cabras. Claro que aquí no nieva y esto del turismo cultural e histórico no atrae más que a cuatro gipis. ¿Vamos a meter dinero aquí, en el culo del mundo, pudiendo hacer un telesilla quintuple desembragable y chipiriflaútica? ¡Amos, no me jodas!
De la ermita hasta el coche nos queda una pateada de una hora que, sin ser demasiado dura, se hace larga. Llevamos ya bastantes horas sin parar, casi sin comer y se está haciendo de noche.
Cuando llegamos a los coches prácticamente ya no hay luz. Nos cambiamos y empezamos a bajar. En una curva nos está esperando la pestañé. Por supuesto nos paran. Cada agente se dirige a un coche y tras el saludo protocolario nos suelta todo seguido y de golpe: Me permite usted sucarnédeidentidadsucarnédeconducirladocumentacióndelvehiculoelresguardodelseguroyelestampillodelmontepíodelasgallinas, por favor ¿De dónde son ustedes? ¿De dónde vienen y a dónde van? Despues de un rato y de las comprobaciones de rigor se convencen de que, pese a las greñas de alguno, las barbas de los dos y el olor barbo que debemos emanar, somos buenas personas y que solo hemos venido a pasar el día por estos parajes. Sin más novedades paramos, como es de rigor, a echar una galimba, que entra como Dios después de todo el día sin beber mas que vino en la bota (manda cojones, no nos llevamos agua para hidratarnos pero vino sí)
Pues eso, que ha estao bien el día.
Hala pues...