jueves, 31 de diciembre de 2015

BELÉN MONTAÑERO EN ERATA.

Tenía pendiente esta crónica desde el día 13 de diciembre que fue cuando se realizó.
Sin embargo hoy, día de San Silvestre, Rosa ha colgado un video que es un magnífico resumen de todo lo acontecido ese día.
Esto, junto con la crónica que hizo el amigo Rai, y la que hicieron Mariano y Rosa, vale y sobra para que veáis lo que os habéis perdido los que no habéis venido.
Solo decir que cada vez me gusta más ese día, que cada vez viene más gente y que cada vez nos sale a los organizadores un poco mejor. Este año, como novedad, subió la bandera de Biescas, la que se saca para las grandes celebraciones y para comer tuvimos, gracias a la gentileza de Pilar y Hernés, el placer y el privilegio de catar las primeras botellas de vino pirenaico, de cepas plantadas allí mismo, en Barbenuta.

Hala, que lo disfrutéis y que el año 2016 nos traiga montes, amigos y ratos buenos como para aborrecerlos. (bueno y salú y dinero para comprar, aunque sea un par de crampones si se nos rompen, también....)


domingo, 27 de diciembre de 2015

TOZAL DE GUARA. CIRCULAR DESDE BENTUÉ

No es la primera vez que hacíamos esta extraordinaria circular, pero si es la primera que lo hacemos desde Bentué, de forma que quizá sea la más lógica si solo tenemos un coche y pretendemos subir por un lado y bajar por otro. Circular que aprovecha senderos perfectamente trazados y señalizados, excepto el tramo clave que nos permitirá desviarnos a por el coche sin necesidad de volver a Nocito y coger la senda que va por la umbría... calculo que nos hemos ahorrado, de largo, una hora y media... que, en estos días cortos de diciembre, se agradece.... vamos al lío.
Quedo en Villacloro con Kankel el último día del puente de la prostitución inmaculada y, de tirón, nos plantamos en la Bal de Nocito. Hace frío cuando aparcamos en un ensanche al lado de la carretera y justo en frente del desvío a Bentué. Contrariamente a lo que ocurre en los otros accesos al tozal, aquí no hay ni indicaciones ni nada pero se ve un sendero bastante transitado por el que nos introducimos.
Al principio desciende, cruza el barranco de Abellada y empieza a subir por una ladera poblada de enormes caxicos centenarios, hasta desembocar en los conocidos campos de Can d'Used donde podemos optar por ir a buscar la senda que sube desde Used o seguir la senda que los rodea y, tras una subida fuerte, coger la pista muy cerca del refugio de los Fenales donde pretendemos almorzar.
Lo cierto es que todavía no ha entrado el sol, que hace un frío que pela y que no apetece nada sentarnos ahora aquí a echar un bocao. ¿Y si seguimos hasta encontrar el sol? Dicho y hecho. Enseguida damos con la senda que sale al lado del refugio y que, ahora si, empieza a subir inmisericorde. Primero por un espeso pinar y luego por tascales cada vez más aclarados mientras los horizontes se abren a cada paso que damos. Por fin sale a nuestro encuentro el sol y, aunque ya queda poco para cambiar de vertiente, paramos y echamos un bocao, que ya es hora.
Nada más salir a la divisoria, el día magnífico, despejado y frío del que hemos disfrutado en la versand nord se convierte en brumoso, ventoso y poco apacible. Así es, queridos y queridas amiguitos y amiguitas, la boira peleona y lluviosa que padecen nuestros amigos de las tierras llanas, hoy le ha dado por levantar un poco, lo suficiente como para no permitirnos ver el compacto mar de nubes que esperábamos disfrutar y para jodernos las vistas hacia el sur.
Aún así, paramos un buen rato, nos echamos una galimba que hemos subido y comenzamos a bajar, por el sendero de Nocito, justo cuando empiezan a llegar varios grupos.
La bajada hacia el raso de los hongos y el collado de Petreñales, no tiene ningún misterio fuera de algún destrepe muy fácil y de que aquello está empinado como picha de novio. Pese a las horas que son, y que el sol ya está declinando, siguen subiendo gentes. Una pareja, enfundados en licra, en zapatillas y sin mochila ninguno de los dos, nos preguntan que cuánto queda un poco más abajo de la fuente del chinebro.... joder.... y luego que pasan cosas.... a esta pareja de guays les ocurre cualquier percance (y cualquiera es un esguince tonto) y van a pasar una noche cojonuda aquí arriba.
Bueno, pues nosotros a lo nuestro, con nuestros pantalones largos, nuestra ropa de abrigo y nuestro kilo y medio de porsiacaso (en forma de botiquín, manta térmica, algún cordino...) en las mochilas, seguimos bajando por la trilladísima senda que, una vez pasado el collado de Chamelosas, desciende por debajo de las pedreras de la cara norte.
Vamos atentos pues, en una curva cerrada, debemos coger otra senda a la derecha, sin señalizar, que si nuestras informaciones son las correctas, nos llevará a la cabecera del barranco de la Pillera y de allí, por la zona de las Cañatas, al coche.
La senda desciende entre un impresionante bosque mixto, húmedo y umbrío que nos lleva a la cabecera del recién nacido barranco de la Pillera.
Ahora viene lo malo... hay que subir 300 m. de desnivel que con el que llevamos en el cuerpo, a estas horas y sin comer, nos resultan francamente desagradables... aunque el recorrido es grato, por un buen sendero, entre paredes y que gana altura permitiéndonos ver, una vez más, la impresionante face nord del Tozal ahora cubierta de nubes.
Al final, llegamos a la zona de las Cañatas, donde antiguos huertos y casetas languidecen entre zarzas y bosque recién nacido. Aquí vamos a parar a comer. Diez minutos más y ya no tenemos sol así que vamos a aprovecharlo.... joder, pues esto del comer, como dice el refrán, es empezar... pese a no tener hambre caen todas las viandas que portamos, todo el vino y todo el turrón... y más porque no hay.
Se esconde el sol y baja la temperatura escandalosamente. Con pereza nos ponemos a andar. En apenas quince minutos de descenso estamos a orillas del barranco de Abellada y un minuto después en el coche.
Preciosa vuelta. Perfecta para primavera u otoño, cuando la naturaleza esté en su máximo apogeo. Ahora en invierno, igual se va muy justo de tiempo. Si la queréis repetir, aquí está el track.
Venga, vamos a Nocito a ver si hay algo abierto para echarnos una galimba que nos la hemos ganao.
Hala pues...

martes, 15 de diciembre de 2015

PEÑAS DEL RELOJ, DESDE EL IBÓN DE PLAN.

Sorprendente y desconocido recorrido el que nos hicimos el pasado puente de la prostitución inmaculada aprovechando anticiclones postotoñales y la ausencia de nieve.
Salimos de Biescas Pol y yo, recogemos en Villacloro a Kánkel y Roberto y arreamos a Ainsa donde nos juntamos con Ángel, que ha subido de Huesca.
Día espectacular el que pinta cuando nos metemos todos en la furgoneta, cogemos carretera al norte hasta desviarnos, pasado Salinas, al valle de Chistau. Enseguida veremos el desvío a Saravillo donde hay que coger una pista (previo pago de tres lereles) que tras 14 interminables kilómetros nos llevan, más mal que bien, al refugio de Lavasar donde, además de frío y escarcha, solo hay una furgoneta que ha debido pasar la noche allí.
Una helada de considerables dimensiones nos recibe mientras nos calzamos y emprendemos la marcha. En apenas quince minutos nos encontramos ante el idílico, evocador, mítico y fotogénico
ibón de Plan, o Basa de la Mora, uno de los espacios más visitados y fotografiados del Pirineo, entre otras cosas por su fácil acceso y la leyenda asociada que debe hacer que muchos suban en fechas solsticiales para ver la mora que supuestamente habita bajo sus aguas. Hoy, por mucho que queramos y por mucha alma pura que portemos, no veremos nada... más que nada porque no estamos en solsticio y porque el ibón está helado como una piedra y cualquier nereida, náyade, potámide o limnátide va a tener francamente complicado atravesar esa capa de hielo compacto.
Desvío a la izquierda, siguiendo las marcas del GR 15 y nos elevamos sobre la cubeta del ibón mientras nuestros pasos se encaminan, en franca dirección este, hacia la colladeta del Ibón que vemos en lontananza y que nos muestra la promesa de un sol que empieza a teñir de rojo las puntas.
Sin problemas, primero por cerrado bosque de pino negro, después por pastizales y al final por canchal asentado, llegamos a la collada donde luce un sol que reconforta, que nos muestra toda la Ribagorza bajo los dominios de las nieblas y que nos invita, ahora sí, a parar y echar un bocao mientras nos dejamos acariciar por los tibios rayos que devuelven la temperatura a la que debe estar un cuerpo endotermo para que funcione correctamente.
Después de la pausa, se acabó el paseo. Lo que tenemos delante es una ladera descompuesta de piedra suelta, en la que apenas se marca una senda y pendiente como picha de novio. La abordamos con buen ánimo. Más que nada porque el desayuno ha sido contundente y el vino, el turrón y demás alimentos hipercalóricos dan alas a nuestros pies.
De una forma o de otra, en poco menos de media hora, nos estamos asomando a los abismos que se abren sobre el valle de Chistau mientras, ojipláticos y babeantes, contemplamos el paisaje extraordinario que se abre ante nosotros. Desde el Aneto hasta Collarada... todo el Pirineo central al alcance de nuestros ojos.
Hemos salido muy cerca de la llamada "punta baja" a la que nos acercamos para contemplar lo que nos queda por recorrer. Nada menos que el reloj de sol más grande del mundo. Los habitantes de los pueblos que vemos 1500 m. más abajo, usaron estas puntas como reloj, conforme les iba dando el sol, dándoles los nombres de "peña las diez" (a la que vamos ahora mismo), las once (la más alta con sus 2651 m de vellón) y la de mediodía, separada de las otras por una arista sencilla pero muy larga y donde está el vértice geodésico.
Así pues, tras pasar por la peña las diez, encaramos la subida a la de las once (parada y trago de vino) mientras observamos que la de mediodía está aproximadamente a tomarpolculo de donde estamos.
Pues nada, que al final, claro, la alcanzamos tras 2,5 km de cresta de extraordinaria belleza y nula dificultad.
Ahora hay que coger una canal, muy inclinada al principio, que nos lleva directos a una pedrera inestable y de allí, por campas de hierba cada vez menos inclinadas, a buscar el camino de subida muy cerca del ibón, completando una circular magnífica.
Aquí nos aplicamos a comer, aprovechando el último sol que rueda por los puntones royos permitiéndonos, merced a un pronunciado collado, quince minutos más de calor y placer.
Pues ya está... solo nos falta retomar el sendero al refugio no sin antes acercarnos nuevamente al ibón, extasiarnos antes su belleza y fotografiar, de todas las formas posibles, los últimos  rayos que doran las puntas Llosal y Alta.
Pese a nuestra insistencia, y que alguno se atreve a andar sobre las aguas heladas, ni moras, ni ninfas ni náyades salen a nuestro encuentro. ¿Pues sabes que? ¡Que ellas se lo pierden! ¡Vamonos a por una galimba!.
El track del recorrido aquí.
Hala pues....

jueves, 3 de diciembre de 2015

BURRAMBALO, DESDE ASO.

Finde anticiclónico en este atípico otoño veraniego. Nevó hace un tiempo lo suficiente como para no
ir, de momento, a zonas altas donde se combina nieve venteada con hielo y zonas peladas. Afortunadamente, para los que no somos  adictos a la adrenalina y al power y sí a la naturaleza y a pasar un día majo entre amigos, cualquier ruta nos viene bien y nos sirve de excusa. ¿Qué no habéis estado en Burrambalo???? ¡Pero mujer! ¡Pues si es uno de los miradores más chachismolonguis de este lado del Gállego! (Conversación mantenida (mas o menos) con la incombustible amigaza Pirene de las Cumbres) No se hable más... pallí que vamos.
Ocho de la mañana en Biescas. Además de Pirene, hoy tenemos (el perro y yo) el placer de compartir día y montaña con Josu, Chus, Sergio y Cheles. Café, un rato de tertulia y marchando a Aso de Sobremonte donde pretendemos empezar a darle al calcetín.
Como ya empieza a ser habitual, al muy poco de empezar, nos encontramos con unos cazadores que nos advierten que van a empezar una batida y que a dónde vais y que vosotros veréis lo que hacéis y que tener cuidao.... Joder.... tengan cuidao ustedes, ¡¡¡no te jode!!! la cosa es que tampoco nos miran demasiado mal y además, llegamos a la conclusión que van a cazar una zona de monte de la que nos alejamos aunque en el trayecto nos encontramos con tres o cuatro pertrechados con armas de fuego, emisoras y demás implementos necesarios, al parecer, para pegarle un tiro a los jabalises.
Abandonamos la pista y cogemos una antigua tiradera que nos lleva, primero por bosque cerrado aunque transitable y luego por tasca, a la mallata de Betés donde se abren los horizontes y el sol nos acaricia de forma y manera que concluimos que es el sitio ideal para echar un bocao y un trago que, por otra parte, ya va siendo hora.
Una vez comidos y bebidos, lo que queda es ya muy evidente. Se trata de seguir el contrafuerte en el que estamos hacia el norte y que se descuelga desde la punta Facera, primera cota del día a la que llegamos entre exclamaciones de asombro.... Y no es para menos... si no has estado aquí nunca, nada más llegar, nos encontramos con un paisaje sublime, con toda la muralla de la Sierra de Partacua al alcance de los dedos, el Pirineo central a la vista y nada más alto hacia el sur lo que hace que se vea perfectamente el Moncayo, la niebla de la tierra baja y hasta los lejanos picos de Urbión.
Eso sí, hace un viento desagradable tirando a cabrón que no invita para nada disfrutar mucho del paisaje.
 150 m. de desnivel nos separan de la cima de Burrambalo a la que llegamos enseguida. Fotos, albricias y pabajo que hace un frío que pela. Habíamos barajado la posibilidad de seguir el cordal haciendo, por este orden, Sarrataclau, Peñas d'Aso, Petruso y Canales para bajar por el GR-15 pero ¿sabes qué? Que no nos apetece... Así que, nos vamos a ir por la directa, bajando hasta el collado
para llegar a la mallata JuandeFreda  y de allí por pista hasta los coches.
Pues a eso nos aplicamos. Por laderas muy empinadas de hierba vamos a la mallata cuyo topónimo nada tiene que ver con un tal Juan si no que viene del aragonés "fuande" fuente y "freda" fría. Así pues, estamos en la mallata (o majada o refugio pastoril) de la fuente fría.
Ya está todo hecho..... bueno, todo, todo no.... nos queda un buen trozo de pista en descenso que nos dejará en otra y ésta en el sendero que nos devuelve al coche.
Y como es pronto y nos apetece y el día y la compañía es de lo más propicio, nos bajamos a Biescas donde recalamos en un bar para abrevarnos convenientemente mientras disfrutamos de la conversación y de la tarde que, poco a poco, se va convirtiendo en noche.
Hala pues, a pasar buen invierno....