martes, 26 de abril de 2016

BLOG CERRADO TEMPORALMENTE



Estimad@s amig@s.
Ya hace días que me lo estaba planteando. Lo que comenzó siendo una forma de pasar el rato en largas tardes de asueto se ha convertido, por motivos que desconozco (supongo que será mi propia evolución mental) en una obligación que me supone un esfuerzo que ni quiero ni me apetece hacer ni para el que tengo tiempo suficiente.
Y como todo en la naturaleza tiene un momento de nacimiento, uno de plenitud y otro de decrepitud, este blog, que se nutría precisamente de ella y con ella, no iba a ser menos.

Esto no quita para que, de vez en cuando, vayamos poniendo alguna entrada que me parezca interesante pero, desde luego, no se va a convertir en el diario montañero que ha venido siendo durante varios años.

A partir de ahora, en vez de estar con la nariz pegada en el ordenador, nos vamos a dedicar a ir al monte, que es con lo que de verdad disfrutamos.

Por supuesto, no tengo que dar explicaciones ni pedir perdón pero si había alguien que habitualmente leía esto (que lo dudo) y esperaba cada semana la entrada, lo siento mucho.

Y una última cosa. Este blog me ha servido para conocer gente extraordinaria. Gente con la que compartíamos las mismas aficiones y que se encontraban muy cerca geográficamente pero que, si no hubiera sido por esto, nunca habríamos coincidido. Agradezco la confianza de todos ell@s en aquellas primeras "citas a ciegas". Creo que, ahora mismo, l@s puedo llamar amig@s, con todo lo que esa palabra lleva aparejada. Solo por eso, ya ha merecido sobradamente la pena.

Por cierto, cuando un blog cierra, ¿se convierte en basura cibernética y/o virtual? ¿Igual que un satélite cuando termina su vida útil se convierte en basura espacial?

Hala pues.... Hasta otra y nos vemos en el monte.

martes, 5 de abril de 2016

SEMANA SANTA 2016. CIRCULAR POR EL NORTE DE GUARA Y BARRANCO DE DIABLOZULO

Pues no dábamos demasiado por estos días de asueto y relax de principios de primavera. Las
múltiples obligaciones de  un@s y otr@s hacían que no se viera muy claro si nos íbamos a dedicar a procesionar al muy venerable y milagrero Cristo Padre de la soledad amorosa y del prepucio carmesí e iluminado o, por lo contrario, nos entregamos a la afición que nos une, por la que nos conocimos y conocemos un@s y otr@s y a la que nos aplicamos con agrado, deleite e interés (aunque, lamentablemente, cada vez menos, snif...).
Al final, sorprendentemente, el jueves de pasión, somos cuadrilla grande los que quedamos para hacer una ruta por el ignoto norte de Guara.
Acudimos a Fiscal, desde Güeskonsing city Pirene, Josu, Cheles, Ángel y un amigo de éste que, ahora mismo y ya lo siento, no me acuerdo de cómo se llamaba..
Por parte de los valles septentrionales acudimos Pol y el que esto, con mejor o peor acierto, escribe acompañados del Yeti, por supuesto.
Después del café, de dejar claro a donde queremos ir y de divagar por dónde debe ser más corto ir a la
recóndita aldea de las Bellostas, para allí que vamos.
La ruta se inicia en descenso... malo.... eso de empezar bajando significa, en la mayoría de los casos, que la vuelta, con abundantes kilómetros en las piernas, será hacia arriba.
Se baja primero por senda y luego por pista. A medio descenso encontramos un chipirifláutico peñasco en el que, con un mínimo de imaginación, veremos un elefante de la especie Elephas bellostensis ssp. liticus mineralensis. Esto, que parece una divertida anécdota sin más, constituye, lo que se conoce como "mimetolito"  del griego MIMESIS “imitador”  y LITHIKÓS “relativo a la piedra” neologismo que usamos para definir “piedras que se parecen a algo” y que, como norma, desencadenan un divertido mecanismo psicológico llamado pareidolia  (del griego EIDOLON  "figura" y el prefijo PARA "junto a") por el cual, el hombre (o la mujer, of course), ante una manifestación o forma abstracta en la naturaleza, tiende a establecer de forma automática una relación de similitud con algo conocido y tangible.
Quizir, que eso que es una piedra, lo será para el Yeti, que pega saltos y corre por alrededor, pero
para un ser racional, pensante y trascendente (lo que viene a ser la mayoría de la gente excepto los que votan a determinados partidos que empiezan por P y terminan por P) nunca será una piedra anodina, será otra cosa.... Y estos mimetolitos, aunque parezca mentira, han jugado un papel fundamental para que determinados lugares hayan acabado convertidos en lugares sagrados desde hace generaciones... Acojonante, tú...
Con estas reflexiones llegamos a orillas del recién nacido Balcés (llamado en estos pagos Isuala) que hoy baja muy furo. Tanto que nos tenemos que descalzar para vadearlo, cosa a la que nos aplicamos con mejor o peor maña y dignidad. (Lo de vadearlo... lo de descalzarse se nos da relativamente bien a tod@s)
Ahora queda un recorrido en ascenso, por sendas perfectamente trazadas, limpias y señalizadas, acompañados por bosque bajo y pequeños bosquetes de pinos hasta alcanzar una meseta que constituye el interfluvio entre el supraescrito Balcés y el Mascún.
Por allí llegamos a una pista que nos llevará, en muy poco tiempo, al despoblado de Bagüeste. Previamente, pasaremos por una ermita arruinada situada en una pequeña elevación y desde la que se disfruta de una de las mejores vistas que conozco del Piri (Y ya he visto muchas). Como no podía ser de otra manera, la ermita en cuestión está (o mejor estaba) advocada a San Miguel. El príncipe de la milicia celestial, por motivos que desconocemos, vino a sincretizar cultos que se realizaban en lugares altos... ¿Tendrá que ver el que en su hagiografía es el que derrota al demonio, ser telúrico por excelencia? No sabemos, pero no deja de ser interesante.
Bueno, pues que en apenas unos minutos desde la ermita llegamos a las ruinas de Bagüeste, uno de los pueblos que mejores vistas tenían de los que he visitado en la que ya empieza a ser larga y fructífera vida.
Situado en un altiplano, tenemos a la vista todo el Pirineo central y todas las Sierras exteriores, desde el Tozal de Guara al Turbón.
¿Y que hay que ver en este pueblo? Pues a parte de ruinas venerables, guardianas de espíritus, historias y cuitas, destacan el cerro explanado artificialmente que enseñorea la población y donde debió haber una torre de vigilancia altomedieval de la que no queda rastro y su parroquial, advocada a San Salvador (Otra advocación astral... uhmmmmm) diseccionada con maestría por el insigne Antonio G. Omedes. Románico ruinoso, interesante en cuanto a su estructura y, sobre todo, por una piedra que casi pasa desapercibida y que muestra a dos seres en actitud extraña. La lectura que hago del relieve, de momento, me la guardo.
Almorzamos a la vera de la iglesia, disfrutando del paisaje, del sol, de la temperatura, del vino, de la conversación y de la compañía... Con qué poco se es feliz durante un rato.
Continuamos. De Bagüeste, cogemos el GR1 que pasa por medio el pueblo y, con intención de llegar a la cabecera de Mascún, descendemos por una pista que transita por espacios yermos, donde el bosque trata de recuperarse, penosa y lentamente, de la presión antrópica secular.
El recién nacido Mascún (visto aquí nadie diría lo que es capaz de liar apenas 700 m. aguas abajo) baja furo y nos hace descalzarnos para cruzarlo. La idea era, desde aquí, ir a buscar la senda que sube desde Rodellar, bajar al Saltador y subir por la faja de Raisén hacia Letosa. Un vistazo a la hora, el que habrá que descalzarse, al menos, cinco veces más y que hay algún@ que se va de vacaciones mañana (mardita sea su estampa) nos hacen decidir llegar al casi invisible lugar de Letosa por el GR y en apenas unos minutos.
Aún intentamos llegar a la faja de Raisén, desde este lado, para que la conozcan los que no han estado por aquí siendo un lugar que, en verdad, merece la pena ver y disfrutar. Pero el terreno es engañoso. Lo que parece que está aquí mismo no aparece y la prudencia hace que nos demos otra vez la vuelta y vayamos a buscar un lugar para comer que ya va siendo hora, por otra parte.
Pasamos por debajo de otro lugarejo arruinado (San Poliz pone en los carteles) y nos desviamos a otra ruta dentro de la que llevamos (vamos a llamarla sub-ruta 2) que nos muestra nada menos que una veintena de quejigos (caxicos para los fabloparlantes) añosos, gigantescos y mutilados recientemente por alguna borrasca que parece haberse ensañado con ellos.
Aún así, se trata de un sendero francamente bonito e interesante aunque haya que tirar de intuición y GPS en más de una ocasión para seguirlo.
Y ya que estamos, no se nos ocurre un sitio mejor donde comer que tutelados bajo las ramas de estos gigantes que han visto pasar gentes, ganados y tormentas más de los que seríamos capaces de contar.
Seguimos después de dar cuenta de bocatas, botas, pastelitos y hasta fresones con los que Cheles nos sorprende en tan recóndito lugar.
Salimos a una pista y ahora ya sin pérdida y sin dejarla, rodeamos Bagüeste por el oeste, iniciamos una prolongada bajada hacia la cuenca del Balcés, que cruzamos ahora por un puente y nos llegamos
al molino de las Bellostas, pieza interesantísima y lastimosamente ruinosa de la arquitectura popular.
La bajada de esta mañana se convierte en subida que se hace cómoda pese a todo. Nueva visita al mimetolito elefantimorfo y llegada al pueblo donde, para nuestra sorpresa, nos están esperando Silvia, J.C. y el bodollín que pasa de mano en mano riéndose de todo el mundo, el jodido...
El día termina donde empezó, en Fiscal, pero esta vez, delante de una buena jarra de cerveza y echando planes para los tres días que quedan todavía de fiesta...
El track de un recorrido magnífico y lleno de cosas que merecen conocerse, aquí.

Los planes echados en Fiscal se concretan, el sábado sabadete, con un viaje a Monreal a ver como está (y a enseñarlo para los que no lo conozcan) uno de los descubrimientos barranquistas más interesantes de los últimos años, el barranco de Diablozulo.
Se apuntan al evento Pol y su hermano Javi (que no lo conocen) y Ángel y yo que ya sabemos los
atractivos que guarda este agujero húmedo y oscuro. Pallí que vamos en un día radiante.
Aparcamos en la salida del barranco y vemos que, sin que esté complicado, si que va a estar la cosa francamente animada.
Estábamos preparándonos cuando aparecen unos colegas de Ángel que se ofrecen a subirnos en furgoneta, lo que nos ahorra una hora de pateo toparriba que se agradece un montón.
Nos cambiamos y mientras se prepara todo el grupo que nos ha subido nos adelantamos haciendo votos de encontrarnos (con salud, a poder ser) dentro del agujero que ruje allá abajo.
Aún adelantamos a otro grupo de catalanes nada más empezar, lo que se traduce en que, hacia adelante, tenemos todo el barranco para nosotros solos.
Precioso, espectacular, magnífico... de lo mejorcito que hay cerca de casa. De configuración impecable que va de menos a más y que entona su nota más alta en una preciosa cascada de más de 20 m. de vellón con el agua vaporizada envolviéndote. Con vegetación exuberante y amazónica, sin pozas ni rebufos comebarranquistas (lo que se traduce en poderlo bajar con mangazo). Una vez terminado, dan ganas de volver a empezar.... cosa que no hacemos, claro.
Aún con algún problema con las cuerdas derivado del caudal y de nuestras manosdarbol, nos lo hemos ventilado en apenas dos horas y media. Y eso que me he explayado con las fotos, las grabaciones y la contemplación de tanta maravilla concentrada.
Todavía sacudiéndonos el síndrome de Stendhal, nos cambiamos y comemos al sol disfrutando de una temperatura primaverotoñal mientras esperamos que las numerosas personas que hay dentro del agujero del Diablo salgan....
Cosa que no pasa.... Pues como se descuiden.... se les va a hacer de noche....
¿Y si nos vamos a echar una galimba y ya, si eso, nos despedimos por güachap?
Ya no se a qué coño estamos esperando.
Hala pues....



lunes, 28 de marzo de 2016

BARRANCO SANZALBE E INTENTO AL MESOLA.

Llevo retraso en esto de actualizar el blog... no me da la vida pa todo....
En fin, como esto pretende ser un diario de actividades montaraces para que se descojonen mis nietos del flipao del abuelo o para que los seguros de vida tengan donde agarrarse cuando palme y no le quieran pagar lo que les corresponda a mis deudos aduciendo enfermedad mental, continúo narrando las cosas que hemos ido haciendo en esto de andar por lo más difícil....

6 de marzo. Nos acercamos, Pol, su hermano Javi y el que esto escribe, a Bergua con intención de conocer un barranco que se despeña justo en
frente del pueblo y del que hemos oído hablar varias veces. La preciosa ermita conocida como "Iglesieta d'os moros" está en su orilla, hay otra "cueva" donde en tiempos incluso llegó a nacer una chica... otra con estalactitas rosas.... en fin, que es un lugar al que le teníamos ganas y que este día, después de muchos de lluvia, bajará animado y fotogénico.
El camino para acceder, no tiene pérdida. Se bajan a las pasarelas del Forcos y se coge el sendero hacia Ayerbe haciéndole caso enseguida al desvío a la izquierda y señalizado que nos llevará, previa subida, a la ermita de la iglesieta. Solo por conocer este lugar, si no hemos estado alguna vez, ya merece la pena acercarse.
Almorzamos y visitamos la cueva mientras nos empapamos de energías sutiles y siglos de historia.
Una vez cumplidos estos menesteres, nos cambiamos, subimos unos metros por la senda, y nos metemos en el barranco justo donde una curiosa surgencia dota de agua, muy fría y abundante, al cauce que inmediatamente se empieza a despeñar entre musgos, toscas y ramas crujidas de recientes avenidas.
Dos saltos más abajo, justo en el punto que el barranco a cortado (y formado) el enorme edificio tobáceo que alberga la ermita, se forma un estrechamiento magnífico donde el agua, la tosca y la vegetación (donde no faltan entre otras, frondes del helecho Phyllitis scolopendrium buscado y rebuscado por estos lares, años ha, como mermasangre, esto es, para remediar males que tienen que ver con la tensión arterial) forman un rincón francamente interesante y valioso desde el punto de vista histórico/medioambiental.
De la cueva que debería haber cerca, ni la vemos.... así que continuamos río abajo donde se suceden cascadas de tamaño medio y largo sin que el barranco se llegue a encajonar.
Mucha vegetación que cierra el paso, algunos senderos que lo cruzan y mucha faja en las orillas hasta que cruzamos el sendero, señalizado como PR, que va desde Bergua hasta Ayerbe.
Desde aquí, dos magníficos saltos, de más de 20 m. cada uno, nos dejan a orillas del Forcos que hoy baja como el Duero, litro arriba, litro abajo...
Retorno por el recientemente recuperado camino de os Estallos directos a Bergua donde comemos tranquilamente al sol.

13 de marzo.
Nos juntamos una buena cuadrilla. David y Elena, Ana y Javier, Kankel, el Yeti y yo....
Domingo radiante en un paraíso paisajístico como es el puerto de Aisa. Los Bozos, el Aspe, los Lecherines y Mesola compiten en belleza e innivación. David va a subir con esquises y todos los demás con raquetas...
Hay que dejar el coche un par de Km. antes de donde se dejan habitualmente ya que hay nieve para aburrir. Salimos con las raquetas puestas.
Por una cosa o por otra, al final, la gente se va descolgando acabando David, Kankel, el perro y yo. Buscamos el fondo del circo y, sin llegar, nos desviamos a la izquierda para, primero por un barranco y luego por laderas muy empinadas, llegar al collado entre la punta de O Bozo y la Punta Napazal.
El cresteo entre ésta última y el pico Petrito es magnífico. El ambiente es absolutamente alpino y eso que nos movemos en alturas que no rebasan los 2200 m.
Conforme avanzamos al Mesola, punto culminante del cordal, nos demos cuenta que no vamos a poder subir. La ladera está completamente helada y venteada y hubiera requerido de pinchos, punchos y artilugios de progresión en nieve y/o hielo de los que no disponemos hoy.... así que media vuelta y bajada por el único punto practicable
que vemos en la cresta, entre el Petrito y la punta Napazal.
La bajada es una auténtica tortura. Miramos con envidia como David fluye entre giros y nieve polvo mientras nosotros, pese a las raquetas, nos hundimos hasta la rodilla.
Más mal que bien, llegamos al fondo del valle donde nos quitamos las raquetas y continuamos en busca de nuestr@s amig@s que se han ido retirando pero que nos esperan para echarnos una hermosa galimba en Aisa.
David y Elena se marchan para evitar atascos mientras que a los demás, todavía nos queda tarde para visitar de forma detallada y heterogénea la ermita de San Adrián de Sasabe y darnos un rulo por Aratorés buscando y admirando piedras milenarias.
La crónica, mucho más acertada y con track incorporado, en el blog de David.
Hala pues...

viernes, 4 de marzo de 2016

SANTA OROSIA, POR SANTA MARINA E INTENTO AL CORREDOR GAYOLO.

Uno de los pocos findes buenos de verdad que nos ha proporcionado este atípico invierno.
No hace frío, no nieva, pero hace unos días de m**rd* en los que no puedes hacer nada que merezca la pena so pena (valga la rebuznancia) de acabar calao, venteado o hasta los mismísimos de barro.
Así pues, si anuncian un finde de anticiclón hay que buscar tiempo, aunque no se tenga, para salir a desoxidarse, despolillarse y desentumecer articulaciones y cerebro.
19 de febrero, viernes. Aún tengo vacaciones sin gastar del año pasado, así que me cojo el viernes y me voy a recorrer el camino que Samuel y sus secuaces han recuperado desde Isún y que sube directo a la cruz de Santa Orosia por sitios por los que no parece que haya paso practicable (al menos sin jugarte el pellejo)
El camino de Santa Marina lo usaban mis antepasados para subir y bajar de la montaña sagrada en un suspiro, coger té de roca o ir a buscar "crabas enrralladas".  El nombre se lo da una ermita, de la que quedan menguados vestigios.
Al principio coincide con el sendero de toda la vida pero un desvío evidente a la izquierda nos llevará, entre espeso pinar, a una amplia superficie deforestada y cubierta de erizones que se llama, no podría ser de otra manera, "o arizonar".
De allí trepa hacia arriba, casi buscando la línea de máxima pendiente, sortea los primeros escarpes, pasamos al lado de las ruinas casi invisibles de la ermita y llegamos a la base de las peñas.
Aquí empieza lo realmente majo. Aprovechando fajas, algunas de ellas muy estrechas y francamente expuestas, vamos ganando metros hasta salir directamente a la cruz que sacralizó y cristianizó esta montaña desde la prehistoria.
Camino muy interesante, no apto para personas con vértigo, poco habituadas a andar por zinglos y rallas o perros lamechochos y/o urbanitas (El Yeti ha subido como un spurnik). Ah!! Y para hacerlo de subida.... esa asomada de la cruz hacia abajo tiene su aquél y no parece posible que por allí baje un camino.... por llamarlo de alguna manera.
Buen trabajo el que ha hecho Samuel. Ahora faltan un par de cadenas en sitios puntuales y que la gente lo pise.
Una vez arriba, disfruto de la mañana espectacular que está haciendo y me dedico a vagabundear sin rumbo. Voy a ver la llamada "Sima de Las" un hundimiento del terreno provocado por una fractura en los conglomerados y que, si vas despistado y caes dentro date por jodido, bajo a la ermita, vuelvo a subir hacia la fuente A Codera, donde almuerzo y
me tumbo en la hierba sintetizando vitamina D a todo trapo durante un buen rato. Sin ganas, inicio el descenso por el camino de Satué que, en tal día como hoy, se presenta umbrío, frío y cuajado de hielo.
Una vez al pie de la montaña, la vuelta a Isún la hago por el GR-16 que en este tramo lo llaman "O camino La Balle" mientras vienen a mi mente cientos de recuerdos de paseos con mis padres, mis tíos o mis primos por estos parajes tan evocadores...
El track de esta ruta, altamente recomendable, aquí.

Sábado sabadete. Sigue la misma tónica. Anticiclón invernal que vamos a tratar de aprovechar buscando hielo para picar un rato... pa sudar, pa cubatas o pa lo que surja.
Ocho de la mañana en Villacloro. Hemos quedado Roberto, Ángel y yo con idea de darle un tiento a un corredor de iniciación que hay en el circo de Rioseta y que responde al chiripitifláutico nombre de "Corredor Gayolo"
Entre café y autovía hacia Jaca, cuando nos incorporamos a la carretera del Valle del Aragón nos encontramos a cientos de patxis subiendo a esquiar. Esto, claro, si no se matan antes... porque vemos dos o tres jugadas con los coches, adelantando en sitios inverosímiles, que  estamos seguros que antes de llegar vamos a tener que practicar nuestros conocimientos de primeros auxilios, inmovilización de víctimas politraumatizadas y, llegado el caso, de tanatopraxia.
Aparcamos en la entrada de Canal Roya, nos aviamos y subimos un rato por la carretera hasta introducirnos en el circo de Rioseta. Bordeamos las aparentemente abandonadas instalaciones militares y nos llegamos hasta el final del pequeño valle glaciar, conocido con el poco original nombre de "La Rinconada".
Jodo petaca... lo que hasta ahora ha sido un paseo, se convierte en un sufrir continuo hundiéndonos en nieve polvo hasta más arriba de la rodilla. Nos cuesta un güebo y la yema del otro subir el centenar de metros que separan el fondo del valle de la entrada del corredor..... Y sabéis que? Que si hasta aquí nos hundíamos hasta la rodilla, en el cono del corredor nos hundimos, literalmente, hasta el pecho en una nieve que parece harina y que se cae con mirarla...
Nos acercamos reptando a un primer resalte cubierto por un escaso dedo de hielo que no aguanta ni un golpe de piolet.... O nos damos la vuelta o hacemos dry tooling...
Alguien menciona la palabra mágica "bocata calamares" que termina de convencer a todo el mundo.
El descenso nos cuesta un suspiro. Recorremos otra vez nuestra huella, (no hemos visto un alma en toda la mañana pese al día que hace...) pasamos bajo el pico del Águila cuyo famoso corredor ya subimos hace unos años y llegamos al coche con la vista puesta en cualquier bar que se avenga a hacernos un bocata.... que probablemente no nos lo hemos ganado... pero oye... que no todo van a ser grandes gestas....
Aquí tenéis el track por si os decidís a intentarlo. Y cuando esté bien avisáis, que iremos.
Hala pues...

martes, 23 de febrero de 2016

SABIÑÁNIGO PUEBLO-RAPÚN-ABENA-SASAL. Circular al este de Oroel.

Hay zonas muy cercanas pero alejadas de cualquier itinerario conocido. Lugares que, por lo que sea, no están dentro de las rutas senderistas de la gente y que, sin embargo, tienen los suficientes atractivos como para que los vayamos a visitar.
14 de febrero, día del Corte Inglés, de las bombonerías y de las tiendas de bragas con puntillas. Uno que lleva ya muchos años casado y que no tiene que demostrar nada a nadie (es un tópico pero es verdad... el amor se demuestra a diario y en gestos que, a priori, no tienen nada que ver con él) se levanta a las ocho de la mañana (sin molestar a la santa que plácidamente duerme a su lado) y descubre que hace un día radiante tras el diluvio de la tarde-noche previa.
Llamo al perro, me dice que si y rápidamente nos vamos sin rumbo... a ver que nos deparan los dioses.
El norte sigue negro y nublado como el alma de los peperos así que nos vamos al sur.
De Villacloro, cruzamos la barrera natural de los Capitiellos y llegamos al núcleo tradicional, y casi medieval, donde el barrio de la estación cogió el topónimo.
De allí parte un sendero señalizado que, en poco menos de tres cuartos de hora, nos sube a la divisoria de aguas muy cerca del pico de la Fogaza... sendero conocido de otras veces y que incluso bajé en bici hace unos años.
En descenso hacia Rapún la vegetación, el paisaje y el ambiente cambia como de la noche al día. Si hasta la cima hemos andado por un pinar espeso, umbrío y musgoso ahora el bosque (cuando lo hay) es ralo, mediterráneo y seco. Me entretengo recorriendo alguna de las famosas "rallas" de
Rapún. Estratos de conglomerado verticalizados donde desde críos hicimos nuestros primeros intentos de escalada. Descensos y ascensos que dados los medios y la técnica que teníamos, no cabe otra que pensar que tenemos un ángel de la guardia asín de gordo encima nuestro velando por nuestro bienestar.
Pensando en esto llego muy cerca del pueblo donde encuentro un ejemplar de Ophrys lupercalis. Sorprendente... más si cabe cuando el nombre de esta pequeña orquídea proviene de las fiestas lupercales romanas que se celebraban..... ¿a que no lo adivináis? ¡¡¡¡Pues sí!!!!  El 14 de febrero. Fue en el año 494 cuando el Papa Gelasio (que no tenía novia ni necesidad de ir a comprar bombones o bragas) las cristianizó para evitar que la gente se comportara como lobos (de lupus, lupercales) con todo lo que eso debería llevar aparejado. Bueno, que no deja de ser curioso y casual.
Paso al lado de Rapún, donde no entro, y me acerco a la pardina de Ayes. Pardina que estuvo muchos años abandonada y que desde hace unos pocos sirve a un interesante proyecto llamado "La borda de Pastores" Lugar, como poco, interesante para ir un rato, visitar su museo, o comer.
Me doy una vuelta, charro con una chica muy amable que me sale al paso, y me recreo en descubrir los restos románicos que hay dispersos prácticamente por todos los edificios. Así es, queridos y queridas amiguitos y amiguitas, la iglesia de la pardina (que debió ser pueblo)  fue románica, no pequeña e inspirada en la decoración de la seo jaquesa. Advocada a Santa Águeda, por motivos que desconocemos, se demolió y capiteles, basas de columna y sillares pasaron a formar parte de paredes de casas, yerberos y bordas siendo un ejercicio divertido e interesante intentar descubrir pequeños retazos de historia perdidos entre los mampuestos.
Después de buen rato, retomo la senda que me lleva a Abena. Transito entre campos de cultivo, pequeños bosquetes de pino y terrenos desnudos donde el agua de escorrentía labra canalones y pequeños barrancos que hoy bajan crecidos. Poco antes de llegar al pueblo, indicada, parte la senda que nos subirá (aquí ya empieza a notarse que llevo un rato andando) otra vez hasta la divisoria de la sierra donde, emboscada, está la ermita de Santa Quiteria. Nada de la, por otra parte, escasa hagiografía de la santa, hace sospechar o intuir el porqué de esa advocación en lo alto de un monte... probablemente divisoria
de términos y aguas. Pues en eso estoy, dando vueltas en torno a un edificio ecléctico y sin rasgos reseñables cuando, de repente, se hecha a nevar.... A sido cuestión de minutos. Se ha nublado, ha bajado la temperatura escandalosamente y caen copos como boinas.
Cojo la senda que baja directa a Sasal por medio de un pinar espeso. Conforme bajo, la nieve se convierte en agua y me pongo calao entre la que cae del cielo y los goterones que caen de los árboles.
Aligero el paso, salgo del pinar por una pista en la que, más que barro, lo que hay son arenas movedizas y llego a Sasal en un estado que podríamos calificar de lamentable.
Igual que ha venido, se va. Deja de llover, se levanta viento frío que me deja entumecido y se van las nubes dejando ver un sol que no calienta. Afortunadamente, me queda apenas dos kilómetros por carretera que me llevan nuevamente al coche.
Un vistazo al reloj me confirma que todavía llego a una hora prudente a comer, previa ducha con agua hirviendo a ver si mis órganos internos adquieren la temperatura para un funcionamiento óptimo ....
Jodo, al final, con la tontería, han salido 18 km y casi 800 de desnivel.... Aquí tenéis el track. Para tres horas ya está bien.
Hala pues....

martes, 9 de febrero de 2016

PETRECHEMA (2371 M.), DESDE LINZA.

No está siendo especialmente pródigo en salidas montaraces este invierano que estamos sufriendo. Entre curro, eventos varios, obligaciones paternomaritalfiliales y el tiempo meteorológico que estamos sufriendo pues eso... que no estoy saliendo lo que querría....
Hace unos findes subí a Erata a recoger el belén que colocamos estas navidades y el domingo siguiente, haciéndoles caso a los gurús de la meteorología, organizamos una salida Roberto, Pol, Kankel y el que esto escribe a la cueva helada de Lecherín teniendo que abortarla al poco porque llovía como si no lo hubiera hecho nunca cuando habían anunciado "nuboso en la vertiente norte con nubes y claros en la vertiente sur" ... si, ya... que es un valle occidental, que es más fácil que allí entren los frentes atlánticos y todo eso... pero es que en Biescas llovió todo el día y aquél día la "vertiente sur" estaba, como poco, en el piedemonte de Guara.
Bueno, pues el caso es que, el sábado 6 de febrero parece que sí, que vamos a tener un día de los buenos en espera de otra borrasca que viene y que, esta vez y siempre según los gurús, va a dejar nieve y va a llegar el invierno (a mediados de febrero, tú....).
¿A dónde vamos y quienes? Pues al Petrechema y solo Ángel y yo.
Siete y media en Villacloro. El pikachu en cuestión está en lo más hondo del valle de Ansó y tenemos hora y media de coche.
Llegados al refugio de Linza, cogemos la misma senda que seguimos ya hace unos años, también con Ángel, a la Mesa de los tres Reyes.
La senda alterna prados, lapiaz y manchas de nieve hasta llegar al collado de Linza donde un nutrido grupo de churris y churros hacen prácticas de autodetención en nieve.
Jodo petaca... se tiran de cabeza, de medio lao, cogen remetida.... cuando terminen tendrán que ir directos al Decathlón a buscar ropa porque van a dejar los pantalones, los guantes y las camisetas para tirar....
Un bocao rápido, pues empieza a hacer un viento que baja la temperatura notablemente, nos colocamos los pinchos e iniciamos un flanqueo a media ladera que nos llevará a una especie de falso collado al pie de la arista occidental del pico.
Nos quedan 300 m. de desnivel que se hacen eternos. El viento nos zarandea, nos echa cristales de hielo a la cara que se clavan como alfileres, y nos ralentiza notablemente la marcha.
Aún así, vamos adelantando pequeños grupos de gente y llegamos a la cima donde, misteriosamente y contrariamente a lo que cabría esperar, sopla bastante menos viento que en la ladera.
Lo primero que sorprende al llegar a la cima es que tenemos una de las agujas de Ansabere al alcance de la mano pero separada de donde estamos por una grieta abismal y tenebrosa.
Fotos, un trago y poco más. Empiezan a llegar los grupos que hemos adelantado y nosotros nos vamos para abajo que nos estamos quedando fríos como el hombre de Similaum aquí arriba.... Un último vistazo al inmenso paisaje que se vislumbra para ver como a aparecido por occidente un gran frente de nubes negras que, en muy poco, se nos va a echar encima.
El descenso, con viento de espalda, es muy llevadero. Tanto que dejamos pasar la hora de la comida hasta que lleguemos a una zona sin nieve, ya muy abajo y a media hora escasa del refugio. Lo hacemos (lujo supremo) al lado de uno de los múltiples dólmenes sin excavar ni estudiar que menudean por estos valles y que pasan totalmente desapercibidos para la mayoría de los que pasan a su lado.
Poco más... llegamos al refugio, nos cambiamos de calzado y nos echamos una galimba viendo como se ha nublado y empieza a bajar mucho la temperatura. A ver si los gurús esta vez si que han acertado y llega el invierno por fin. Aquí tenéis el track.
Hala pues...

martes, 26 de enero de 2016

ESTRECHOS DE CARRUACA Y DE SENDERISMO POR SOBREPUERTO (O CERCA...)

Uno que creía conocer el Piri, nunca dejará de sorprenderse. Esta es una certeza que ya me iba por la cabeza hace días pero que se confirmó hace un par de fines de semana con dos descubrimientos a cual más interesante. (descubrimientos míos, que hay mucha gente que los conoce)
Viernes. Aunque parezca mentira, todavía me quedan días de fiesta del año pasado, así que vamos a gastarlos antes de regalárselos al patrón y nos vamos a Guara con Vicente. La idea inicial es ir al Lenases, que Vicente no lo conoce pero, una vez llegados al párquing de la Bal d'Onsera, un cielo encapotado y un viento frío como la muerte nos invitan a replantearnos la situación. No es día para meterte en un barranco largo, con multitud de rápeles y estrechos que canalizarían el viento hasta despeinarnos el tupé que tanto nos ha costado peinar hoy por la mañana.... Oye ¿has estado en los estrechos de la Carruaca? ¡¡¡Pues no!!! Y son de esos sitios donde hacía tiempo que tenía pensado ir.... Dicho y hecho, vuelta hacia atrás, carretera vieja de Monrepós, Túnel de la Manzanera, Belsué y, en poco tiempo, nos plantamos en la salida muy evidente desde la carretera, donde constatamos que
baja más agua de la que nos gustaría (por la temperatura, que no por el caudal que es muy llevadero.
Ha salido un sol mortecino y frío pero, al menos, no hace viento, lo que anima a despelotarse y, en bañador, cubrir los apenas veinte minutos de aproximación por senda evidente en apenas diez.
Nos calzamos el neopreto y vamos al lío.
Al principio aquello es un riachuelo abierto sin más interés que evitar el agua, fría como aquella novia que tuve que cuando le tocaba..... estooooooo..... Bueno, que estaba muy fresco el asunto.
Poco a poco se van acercando las paredes, se va conformando el barranco hasta convertirse en un recorrido precioso, con rincones francamente bonitos y sin ninguna dificultad. Marmitas arrosariadas que se recorren a saltos o a nado, algún sitio francamente estrecho, troncos empotrados, algún salto buscado..... un sitio para volver las veces que hagan falta y para recomendar sin ninguna duda.... lástima que se termine en apenas una hora (hoy no, hoy se agradece...). Comida en el dolmen de Ibirque y a otra cosa, lepidóptero.

Sábado, sabadete.
Hemos quedado con Pirene y sus "jóvenes castoras" para hacer una raqueteada sin rumbo. La cosa es que el tiempo ha empeorado notablemente y todo el Piri está cubierto de nubes, ventisca y borrascas  varias. ¿Todo? ¡No!  Unas aldeas despobladas hace años resisten todavía y (casi) siempre al viento norte. P'allí que nos vamos.
Nos juntamos en Fiscal Pirene, Chus, Cheles y Helena en el equipo femenino y Kankel, Ángel, el Yeti y el que esto, con mayor o menor acierto, escribe en el equipo de los maziellos.
Echamos un café y nos vamos a recorrer una zona que, sin ser Sobrepuerto, está muy cerca y comparte todas sus características.
De Fiscal a Lardiés en coche, en apenas un minuto. Allí cogemos la senda que, en subida, nos deja en el despoblado de Berroy en una hora escasa. De allí, señalizada como ruta de bicicleta, sale una senda preciosa que bordea todo el monte por el este dejándonos unas vistas del valle del Ara bañado por el sol, sin un ápice de viento y con una temperatura que para ellos la querrían los que estén ahora mismo en Formigal.
Entre grata conversación y sin apenas desnivel, llegamos a la pardina de Asué, completamente arruinada excepto algún edificio que parece haber tenido un mínimo de mantenimiento hace poco.
Hemos dejado poco a poco la vertiente este y ahora estamos en la norte. Sin hacer frío, desde luego no es la temperatura que hemos disfrutado hasta ahora, amén de que la pista está cubierta por una fina capa de nieve. Por ella continuamos, dejamos la que bajaría a Bergua a la derecha, y seguimos en ascenso suave hasta una zona donde hay otra bifurcación, una fuente y un abrevadero. Si vamos por la izquierda subiremos al monte de Berroy y disfrutaremos de sus vistas. Si vamos por la derecha, iremos al collado Rematrices, disfrutaremos igualmente de las vistas, del sol y de una birra tranquilamente pues nos ahorramos una hora. Decididamente, por la derecha.
Llegados al collado. Aquí termina la pista y comienza uno de los senderos más bonitos que he hecho últimamente. Son 5 km de puro placer por un camino muy bien trazado, limpio, con pendiente moderada que nos lleva otra vez a Berroy donde comemos y nos damos un homenaje gastronómico mientras el sol acaricia nuestros cuerpos serranos hasta hacernos desear que ese rato no termine. Pero queridos y queridas amiguitos y amiguitas, el día es el que es y tiene las horas que tiene. Al poco, se esconde el sol tras peña Canciás y la temperatura baja invitándonos a continuar el camino, ahora ya conocido, que nos baja en pocos minutos a Lardiés.
Como lo prometido es deuda, nos acercamos al camping de Fiscal a echar una hermosa galimba, que nos la hemos ganado, mientras hacemos votos de volvernos a juntar, más pronto que tarde, y hacer esa raquetada que hoy no ha salido pero que es una excusa como otra cualquiera para salir al monte en inmejorable compañía.
El track del recorrido aquí.
Hala pues...

lunes, 18 de enero de 2016

PASARELAS DE MONFALCÓ. UN FINDE POR LA RIBAGORZA.

Ya hacía días. Ya hacía días que me iba por la cabeza visitar la magna obra que supusieron las
pasarelas de Montfalcó más que nada para poder criticar (o no) con conocimiento de causa el famoso "camino natural" dentro del que se enclavan. Ya habíamos visitado tramos de este camino en el piedemonte de Guara y habíamos flipao con la desmesura, hiperequipamiento y sinsentido de alguna de las instalaciones que lo componen.
Así pues, una vez pasada con creces la prueba de carga y antes de que la falta de mantenimiento las hagan intransitables (que pasará, ya lo veréis...) nos juntamos en Huesca un grupo de conocidos y otros que no lo son (para mi) hasta conformar una cuadrilla compuesta por Pirene y Josu, Alberto y  Mónica e Izarbe y Miguel, más el que esto escribe, seguro servidor para lo que gusten mandar que acude, como siempre, sin pareja.
Nos organizamos en coches y furgonetas y arreamos a la Ribagorza profunda. Y digo profunda porque, tras pasar por Barbastro, Benabarre y Viacamp, todavía nos quedan 15 km de pista que nos llevan al albergue de Montfalcó, único edificio superviviente de la aldea homónima y convertido por la FAM en un albergue/refugio de montaña.
Alberto conoce a la pareja de guardias y éstos nos reciben como si fuéramos de la familia.
Nos instalamos, echamos un bocao rápido y nos vamos a lo que hemos venido.
La senda, como cabía esperar, perfectamente señalizada, parte de la misma plaza delante del albergue, baja a la fuente y continúa en busca de un barranco para situarnos ya a la altura de las paredes en las que se construyó un primer tramo de pasarelas grapadas a la roca.
Hay que subir por una pared que cae a pico al pantano que tenemos debajo y del que solo nos separa cinco centímetros de madera bajo nuestros pies. Perfectamente instaladas y protegidas, el recorrido es una delicia para notar el vértigo sin consecuencias y sin peligro. No opinan lo mismo algunas de mis acompañantes que lo pasan francamente mal en este primer tramo... no hay más que verles la cara y las manos agarrotadas en los pasamanos, para darse cuenta de que prefieren estar pisando roca y no madera.
Un poco de senda bien trazada y pisada y otras pasarelas, estas mucho más espectaculares que las precedentes. Se salvan más de 100 m. y, a cada paso, se amplían los horizontes y se acrecienta la sensación de vacío mientras subimos cada revuelta.

Al final se llega a una cota que domina todo el entorno, para alivio de alguna del grupo, antes de bajar en picado a buscar la orilla del pantano en el único sitio donde era posible construir un puente que constituye, además, la frontera entre la república de Catalunya  y el glorioso, invicto, leal e imperial Reyno de Aragón, Mallorca, Valencia, Sicilia, Córcega, Cerdeña y Nápoles, amén de los ducados de Atenas y Neopatria.
Sin visado y sin mosus d'escuadra que controlen nuestros pasaportes, cruzamos el puente temblón y nos preparamos a realizar la segunda parte del trayecto, el llamado congost de Monrebei. Ya había estado aquí hace unos años, desde el pueblo de Corça, pero me sigue pareciendo un recorrido imprescindible y que todo y toda senderista y senderisto deberían realizar.
Lo recorremos sin prisa, recreándonos, haciendo fotos y saludando a mucha gente a que nos encontramos. Al final, cuando el terreno se abre, damos por finalizada la mitad de la excursión, buscamos un sitio para comer y nos solazamos un rato entre tragos de vino y viandas compartidas.
La vuelta es igual pero al revés... quizir, que no hay forma de hacer una circular y, por tanto, volvemos por el mismo recorrido disfrutando otra vez de las vistas y del vértigo hasta llegar al albergue justo para ver un atardecer que hace arder las paredes del Montsec en un espectáculo que nos deja boquipláticos y ojiabiertos. Solo por este rato, ha merecido llegar hasta aquí.
Ya en el albergue, tenemos tiempo para echar alguna cerveza, ducharnos y charrar un rato mientras esperamos la cena.
Cena, por otro lado, exquisita y abundante, que nos da pie a valorar el día y conversar largo rato.
No se exactamente que es lo que esperaba encontrar pero, francamente, a mi me ha resultado muy interesante la excursión. No es que la obra esté integrada, que no lo está, pero, como bien dice aquí mis nuevos amig@s y sobre todo los guardas del refugio, se ha puesto en valor una zona que, de otra manera, no iría ni Dios. ¿la recomendaría? Pues si. Pero, además de hacer senderismo, hacer como nosotros y disfrutar de una noche en el albergue. La hospitalidad, la comida, el edificio y el entorno merecen la pena.
Y para redondear el ya de por si redondo finde, domingo visitando románico. El colgado del abismo en la ermita de Santa Quiteria y San Bonifacio del Montfalcó y el idílico pueblo de Montañana sacado, desde cualquier sitio que lo mires, de un decorado de película de Ridley Scott.
Hala pues.... No hay track. Las paredes del congost no dejan triangular satélites pero no hay pérdida

jueves, 7 de enero de 2016

PEÑA RETONA, DESDE EL PUERTO DE BIESCAS

Si, Peña Retona. Pero no es la Retona de 2775 m de vellón y que constituye la cota más alta de la Sierra de Partacua, si no otra que se ve desde muchos sitios, con un corredor característico que la parte de arriba a abajo, que enseñorea los puertos de Biescas y Acumuer y que, como está ligeramente desplazada del eje de la sierra, recibe pocas o muy pocas visitas.... tantas que ni el titán de David cuando se hizo la impresionante integral de Partacua la pisó ni yo que vivo debajo y que creía haber subido a todos los picos la había visitado... venga, vamos a ponerle remedio.

Sábado 26 de diciembre. Pese a la proximidad de fechas solsticiales en las que, creemos, ha entrado el invierno, el clima se empeña en demostrarnos, una y otra vez, que hace lo que le sale de los mismísimos. Hace calor, no hay prácticamente nieve y podemos permitirnos el lujo de subir a cotas que, cualquier otro año, serían implanteables para estas fechas. Nos juntamos en Biescas Pirene (a partir de ahora la reina) y David, Iñaki, Ángel, Chema y yo (a partir de ahora los zánganos).
Después de las presentaciones y los cafeses, en dos vehículos subimos por la pista del puerto de Biescas (llave y permiso en el excelentísimo y acojonantísimo ayuntamiento de Biescas) hasta más arriba del refugio de Plan d'Isús donde termina cortada por un desprendimiento.
En apenas unos minutos nos aviamos, cogemos la pista que enseguida se convierte en sendero y en menos de lo que cuesta decirlo, estamos a la altura del refugio de Plan d'Usabas pero un poco más altos.
Subimos sin senda, pero sin problema, hasta que cortamos el sendero que constituye la vía normal de Telera desde esta vertiente y que nos introduce en un valle ciego formado por Peña Parda y Telera a nuestra derecha y Zarrambucho y Retona a nuestra izquierda.
Pasamos al lado de la cueva d'as grallas, más que cueva, gigantesco abrigo formado por el desmantelamiento de un estrato y donde una pareja de quebrantahuesos revolotea dejándonos ver donde tienen el nido.
Paramos a echar un bocao, en un lugar donde nos pega el sol, no hay viento y ya empieza a haber buenas vistas. Aunque parezca mentira, estamos en mangas de camisa.
Continuamos. Al fondo del circo se alzan paredes que, desde lejos, parecen infranqueables pero que, conforme nos acercamos, vemos que no lo son. Que hay múltiples pasos que nos dan acceso a la parte de somital de la sierra. Si pretendiéramos ir a Telera, ahora nos desviaríamos a la derecha buscando los mejores pasos marcados con hitos, pero como vamos hacia la izquierda, subimos en dirección a una cota que destaca justo en frente nuestro y que resulta ser  la que en los mapas figura como cima sin nombre y a la que, sin apenas esfuerzo, nos encaramamos.
Hemos subido por lomas pedregosas pero sin dificultad. Cuando llegamos al filo de la cresta vemos el impresionante abismo que se abre a nuestros pies y que constituye la famosa nord face de la sierra de Partacua. Nuestra amiga, la orogenia alpina, que tantos buenos ratos nos ha dado, se explayó, cebó y recreó conformando una geografía torturada de agujas, corredores, goulottes, paredes y extraplomos en esta cara mientras que, por la que hemos subido, son lomas y valles de perfiles suaves, redondeados y amables.
Un flanqueo sin perder altura nos sitúa en el collado entre la Punta Plana y la Peña Zarrambucho a la que nos dirigimos, más que nada porque nos cae de paso hacia nuestro objetivo que ya se ve, al final de una alargada y sencilla cresta.
Una última y moderada dificultad. Para acceder al punto más alto debemos calzarnos los punchos para cruzar un nevero que se ve brillar como si fuera cristal y que, al final, resulta mucho más sencillo de lo que aparenta.
Si impresionante es la vista hacia el sur, no lo es menos hacia el norte, con toda la Sierra de Partacua ofrecida ante nosotros y desde una perspectiva muy poco usual. Tanto es así que, después de disfrutar unos minutos de la cima, bajamos hasta el collado y echamos un bocao antes de iniciar el descenso que promete ser, como poco, entretenido.
Porque si, queridos y queridas amiguitas y amiguitos, vamos a bajar por otro valle, el situado al oeste de la peña y que termina en la conocida como canal de los Pazines.
A ellos nos aplicamos, perdiendo altura suavemente al principio y más rápidamente después ya que el terreno se concreta en escalones herbosos, no difíciles pero si entretenidos de destrepar, hasta que la pendiente cede y la nieve nos permite, previo calce de punchos, avanzar mucho más rápido y situarnos casi sin querer, a la vista de la peña Gabacha, un precioso monolito, defendido por paredes por todas sus caras, y en el que tengo yo algún trabajo pendiente del que daré noticia en tiempo y forma (o no... ya veremos).
Aún tenemos que bajar más, rodear la peña por su cara oeste, y subir un poco para coger un collado (el llamado pilón d'Acumuer) que nos devolverá a Plan d'Usabas y poco después al coche.
Aunque a estas alturas del día ya empezamos a estar cansados, subimos enseguida al collado donde paramos a descansar un rato sabiendo que ahora, está todo hecho.
Pues poco más, la bajada al refugio no tiene nada de particular y de allí al coche queda apenas un kilómetro que lo hacemos mientras vemos como los últimos rayos de sol doran las peñas donde hace pocas horas nos hemos encaramado.
Venga, a echar una cerveza en Biescas. Aquí tenéis el track.
Hala pues....