miércoles, 1 de mayo de 2013

TRAVESÍA DE SAN ÚRBEZ 2 Y 3. BUERBA-ALBELLA Y ALBELLA-LAGUARTA

Lunes 22 de abril, San Epipodio de Lyon.

Pues no os sabría decir...el caso es que después de la opípara cena yo caí rendido (y un poco bolinga, todo hay que decirlo) en la cama. La gente decía, al día siguiente, que el orfeón Donostiarra en pleno éxtasis del Nabucco de Verdi no llegan, ni de lejos, a alcanzar los decibelios que se oyeron a fuerza de ronquidos, bufidos y demás exabruptos respiratorios. El caso es que nos levantamos, pese a todo, descansados y dispuestos a emprender la segunda etapa de la travesía en la que nos hallábamos embarcados. Desayunamos, claro, bien y abundantemente. Recogemos los bocatas para la comida y nos despedimos de nuestros anfitriones y de Leticia, Fidel e Iván y emprendemos el camino que nos llevará a Yeba. Yo suponía que cogeríamos el que baja al barranco de Yesa, conocido porque he descendido ese barranco varias veces, pero no, queridos amiguitos y amiguitas, Arturo y Óscar, nuestros guías, nos llevan por un camino recuperado por ellos que atraviesa  la conocida como Sierra Navarra situada a poniente del pueblo. Pasamos por el despoblado medieval de Muriello, acompañados hasta aquí por el alguacil del pueblo, y bajamos a cruzar el río Yesa entre gigantescas carrascas, campos abancalados y ahora abandonados hasta llegar a Yeba, población situada en una eminencia rodeada de barrancos.
Yeba era, hasta hace pocos años, uno de los pueblos que mejor conservaban su arquitectura popular. Sin embargo, la especulación y la burbuja inmobiliaria también llegó a estos recónditos pueblos del Sobrabe profundo y nuevos ricos compraron casas que restauraron con mejor o peor gusto. Por un lado, pese a casas pintadas de rosa y tejados de teja color aguamarina, (como tus ojos, mi amor) en el pueblo se respira vida, aunque sea solo los fines de semana. Salimos por la carretera, que seguimos durante unos km, hasta desviarnos a la izquierda y llegar a un refugio en el paraje conocido como "A cruzeta Yeba". Aquí se inicia un espectacular camino, conocido como camino de las Gargantas, que construyeron los habitantes de estos valles, a pico, pala y dinamita, para bajar madera a finales del siglo XIX y principios del XX. Bordeando por poniente el monte Nabaín, disfrutamos de una senda a ratos talla en la roca y a ratos, literalmente, construida sobre los precipicios que caen a nuestra izquierda, hacia el barranco. Dejamos la senda principal y nos desviamos por otra a la derecha que nos llevará, tras pasar por su cementerio, a la arruinada, encastillada y abandonada aldea de Campol. Bueno, abandonada del todo no está...alguien ha decidido que las bordas más altas son suyas y allí han establecido un hábitat mezcla del campamento de Toro Sentado (en sus horas más bajas) y de Favela brasileira (Mais sin garotas bonitas y dançarinas, amigo meu...). Recorremos el pueblo, visitamos su iglesia, expoliada y arruinada, y nos asomamos a un mirador desde donde se ve buena parte de la abandonada Solana de Fiscal y el curso medio del río Ara. De Campol debería bajar una senda entre campos cubiertos de pinos repoblados hasta Billamana. Digo debería porque, recientemente, han cortado m
iles de pinos (plantados para evitar el entarquinamiento del inexistente pantano de Jánovas) y se han llevado por delante caminos sendas, paredes y casetas. De una forma u otra llegamos a Billamana donde nos recibe, como en Campol, otro campamento neorural guardado por un feroz chucho que huye nada más vernos. Del pueblo apenas quedan las ruinas de una iglesia románica que en su día guardó pinturas que se conservan, afortunadamente, en Barbastro y un extraño edificio (no había visto ninguno igual), que nuestros guías nos explican que es un aventador de ventilación forzada. De este pueblo comido por las barzas, hay un paseo hasta la carretera (paseo porque el camino lo limpiaron hace poco Oscar y Ana, su mujer). Cruzamos el barranco de las Guargas y nos llegamos hasta el puente colgante de Lacort que nos permitirá cruzar el embravecido río Ara. Pero antes, en un prado especialmente diseñado para ello (si no fuera por las putas hormigas rojas que te ponen a caldo a poco que te descuidas) paramos a comer y a remojar en las gélidas aguas del río nuestros doloridos, recalentados y abotargados pies. Aún cae una siesta antes de subir a la corona de Albella donde nos espera la ermita de San Úrbez y donde vamos a dormir.
La ermita de San Úrbez de Albella es un edificio del XVIII, sin interés arquitectónico pero interesantísimo y punto clave desde el punto de vista de la religiosidad y del culto al Santo por el que llevamos este camino. Es una de las pocas ermitas que no sufrieron, vaya usted a saber porqué, los desmanes de la guerra civil y se muestra ante nosotros tal y como la debieron ver durante todo el siglo XIX y el XX los romeros que a ella acudían. Nos esperan los pocos habitantes del
pueblo que nos la abren y nos reciben cordialmente. Nos permiten dormir dentro, si queremos, al lado del sepulcro del rector Xal que fue el que la mandó construir. Lo cierto es que, la promesa de una noche serena, no demasiado fría y con una luna casi llena hace que nos decantemos, algunos por dormir fuera (eso e imaginar la reverberación de los ronquidos de algunos especímenes en esas bóvedas de lunetos diseñadas para envolver con cantos y preces a los fieles).
Al poco de llegar llega José Luis y Ana que nos llevan en un pequeño microbús a cenar a Fiscal.
El dueño del restaurante, avisado previamente del motivo de la ruta, nos prepara una cena que ni pa una boda. Si el primer plato estaba bueno, el segundo, mejor. El tercero exquisito y el cuarto insuperable. El quinto, pese a ser y estar espectacular ya empieza a incomodar. Cuando llegamos al decimonoveno consistente en cabrito en conserva con patatas fritas, pimiento y no se qué salsa, le ruego que me lo meta en un tupper y me lo mande a casa que ya me lo comeré algún día de éstos. Nos metemos en el autobús de vuelta...pero esto no acaba aquí. Nos están esperando los de Albella que nos hacen subir a su casa (Casa noble, con base en una torre del XVI), nos meten en un salón de suelo de canto rodado, con muebles de hace cuatro generaciones, nos sacan una perola llena de 15 hectolitros de quemadillo y nos amenazan con no dejarnos marchar hasta que no la acabemos, cosa que hacemos, claro.
Al final, efectivamente, la noche discurre plácida ante la atenta mirada del santo, entre ronquidos, estrellas fugaces y cantos de cárabos lejanos.
Aquí el track de este día.

Martes 23 de abril, San Chorche y San Marolo (que no Manolo) de Milán.

Hoy toca la ruta más dura de todo el recorrido. Debemos dejar la ribera del Ara y llegar a la del Guarga. Y, para eso, debemos subir los más de 1000 m. de desnivel que separan Albella de los puertos donde nace el Alcanadre.
Desayunamos (no pué ser que nos quede sitio, pero sí, nos queda), nos despedimos de los de Albella que salen a desearnos buena ruta e iniciamos un camino limpiado, la primera cuarta parte, por nuestros amigos.
El camino trepa y se retuerce para ganar altura entre barrancos y con vistas cada vez mejores. Tres horas nos cuesta ganar la divisoria, por un camino difícil de seguir a ratos pues la vegetación salvaje del caribe se adueña inmisericorde de él, desde la que obtenemos una vista del Piri en Full HD y tecnicolor. Previamente habíamos pasado por el corral de Sustierrez, el barranco Arasa, la cueva de Espicalaforca, o Grau d'Arzal...topónimos viejos como el mundo pronunciados, por primera vez, mucho antes que el cristianismo llegara a estas montañas.
Paramos en los puertos de Albella a comer. Son las estribaciones orientales del macizo de Canziás y, como tales, formadas por conglomerados deltáicos del oligoceno (30 m.a, día arriba, día abajo). En ellos vemos dolinas, uvalas, manantiales...y sobre todo prados salpicados de buxos que invitan al asueto, al relax y a la molicie tras echar un bocao, cosa que hacemos de buena gana, pues ahora ya, todo lo que nos queda es en bajada y, como sabiamente dice el refrán, ca p'abajo, hasta la mierda corre, maño.
Iniciamos el descenso, pasamos justo por donde nace el río Alcanadre (hay hasta un rústico cartel que lo indica) y cogemos un nuevo camino limpiado recientemente que nos lleva a la vertiente sur de la sierra. Por un paisaje diametralmente opuesto al que hemos recorrido, entre bancales de arenisca  y vegetación rala y paupérrima fruto de la insolación y de incendios seculares,  llegamos al trazado de una línea de alta tensión que seguimos pues coincide con el trazado del camino original hasta volver a coger el camino que, entre tapiales, fajas y jabalises que salen despendolaos delante nuestro, nos lleva a Laguarta, punto final del recorrido de hoy.
En Laguarta nos hospedamos en el albergue "Casa el Señor", una casa palacio fortificada del siglo XVII cuajada de inscripciones, escudos y tallas. Un auténtico lujo ducharnos y dormir (sobre todo ducharnos que ya va siendo hora) en un palacio donde nació, entre otros clérigos y militares, el General Don Pedro Villacampa y Maza de Lizana, azote de franceses en los sitios de Zaragoza
(más le valdría haber adoptado las ideas de les amis françaises y no defender al felón y Borbón (o viceversa) Fernando VII, no estaríamos ahora así... pero eso es otra historia que ahora no viene a cuento...). Bueno el caso es que duchados, aseados y oliendo a persona viva y no a cadáver insepulto, bajamos a tomar unas galimbas y a esperar una cena que, a decir de la pareja de posaderos, será abundante, pa variar.
Pues lo es, abundante, variada y entretenida a más no poder...mientras algunos tomamos digestivos y charramos animadamente y otros juegan al guiñote, alguno tiene que mirarse la tensión con un tensiómetro cedido gentilmente por los mesoneros..(Madre de Dios ¿¿¿¿pero qué dan de comer aquí esta gente que tienen hasta tensiómetros pa dejar a la clientela???) pues nota extraños síntomas achacables, según él, al exceso de grasas animales y al alcohol ingeridos estos días.
No será hoy la luna la que custodie nuestros sueños. Serán, sin duda, los espíritus de los Villacampa los que nos rondarán...joder que yuyu ¿no? Pues no...creo que no recuerdo ni haber apoyado la cabeza en la almohada antes de caer, cautivo y desarmado, en los brazos de Morfeo y Baco, a la sazón, dioses del sueño y de los borrachos respectivamente.
El track del día aquí.
Hala pues...continuará.

5 comentarios:

Karlos dijo...

Vaya ruta grastoalcoholica EH!! si esperabas darnos envidia pues si lo has conseguido.
No puedo estar mas de acuerdo en lo que mas nos habría valido visto lo visto que ahora charlaramos en francais ea.

Chabier Lozano dijo...

Sí, a yo tamién me fas envidietas. saca muit buena pinta ixa cursa, pasando per puestos poco conoixitos pero que han d'estar bien guapos. Salut.

J. M. N. dijo...

Karlos, hombre, la idea no era esa pero es que teníamos mucho desgaste durante el día y, además, nos trataban muy bien...nosotros, simplemente, nos dejábamos querer...
Lo del Borbón...la historia historia es pero ahora nos estaríamos ahorrando el caso Noos, el Campeón, el de Corina, el de los elefantes, el de....pues eso...

Chabi, ixe ye o prenzipal atractivo. Pasar por puestos ta do no imos de normal. A sido, sin de duda, una d'as experiencias más polidas d'a mía vida y ya en tiengo unas cuantas...
Salú ta os dos.

David Naval dijo...

Ja, ja, J.M., muy buenos esos textos!!
A la par que amenos son didácticos, con esas ilustrativas pinceladas de Historia, Geología, Botánica, Antropología... y si los imaginas encima amenizados con buenas y no escasas viandas, menudas pitanzas os disteis!!... y como no iba a ser, regadas posteriormente con unos digestivos que seguro que fueron acompañados con sus dulces postres y pastas.
Saludos y buenas digestiones!

J. M. N. dijo...

Gracias David.