jueves, 19 de julio de 2012

BARRANCO DE AINIELLE

Tarde tórrida, sofocante, cálida, veraniega...¿a dónde voy para celebrar que este gobierno, al que no he votado, me ha robado la paga de navidad y un 30 % de mi poder adquisitivo? ¿A dónde voy a ventilarme y dejar de oír hablar, durante un rato al menos, de la prima de riesgo, del rescate a los bancos y de las olimpiadas, el fútbol y la selección sub 21 de voley playa? Eso, sin contar las reducciones a los parados, a los jubilados y la vergüenza que supone tener que aguantar y pagarle el sueldo a tipejos/as como Montoro con su chulería y prepotencia o la malnacida hija de un acusado de tráfico de influencias, cohecho y fraude fiscal que tiene los cojones de gritar "que se jodan" a todos los parados de este país ¿a la piscina? Pues no me apetece mucho meterme en ese charco lleno de gente donde una sombra se cotiza a precio de oro. ¿En bici? ¿Y darle el gusto a alguno de que me pegue un lele con este calor?
Voy a hacer una actividad refrescante a la par que divertida. Lo malo es que voy solo, bueno, con el perro y no me voy a meter en un barranco ¿o sí?
Con el coche subo por la pista que sube desde Oliván hacia el Sobrepuerto. Lo dejo justo donde sale el camino indicado que va a Ainielle, pueblo que se hizo famoso hace unas décadas gracias a una excelente novela titulada "La lluvia amarilla". En apenas 20 min, y con un calor sofocante, me planto en el pueblo que, cada día, tiene menos que ofrecer. Recuerdo que una de mis primeras excursiones, allá en la más tierna adolescencia fue a allí. Se podía entrar en todas las casas, todas conservaban sus chimeneas y sus tejados, dormimos en la escuela y durante dos o tres días disfrutamos de la libertad de estar allí solos, sin padres ni nadie que te controlara. He vuelto, desde entonces, muchas veces y he constatado la irremediable desaparición del pueblo. La entropía tangible. Todo procede del caos y todo tiende a él.
Detrás de la iglesia sale un sendero, recientemente limpiado y señalizado, que nos lleva, en descenso, al molino. Se trata de un edificio extremadamente arcaico. Un molino como los que molían ya en la edad media y que apenas ha sufrido modificaciones. En él, se desarrolla uno de los episodios más dramáticos de la novela y son muchas las personas que preguntaban en Biescas de cómo llegar, tanto al pueblo, como al molino. De hecho, es muy difícil ir a Ainielle y no encontrar a nadie. Hoy, curiosamente, es uno de esos días. Hasta ahora no he encontrado a nadie aunque había un coche en el párking de abajo.
Empiezo a bajar barranco abajo. Lo recuerdo fácil y sin problemas (de hecho bajé una vez por allí con una cesta llena de hongos pero han pasado casi 20 años y en aquellas edades las cosas se veían diferentes) aunque en algún lugar he leído que hay un rápel de 11 m. Si es así, tendré que bordearlo por algún lado o darme la vuelta y subir otra vez. Apenas llevo cien metros de cauce andados cuando descubro (bueno en realidad las ha descubierto el Yeti) dos chicas como su madre las trajo al mundo. No hacen ni ademán de taparse. No esperábais a nadie hoy por aquí, ¿verdad? Pues...no. Oye, ¿cómo se llama este barranco?, me preguntan. La verdad que es una situación un poco extraña. No por que estén en pelotas si no por que parece que tengamos que hablar de algo por habernos juntado en ese paraje remoto. Al final, tras una conversación intrascendente, me despido. Tengo que llamar al Yeti que se empeña en estar con ellas. Como dice uno que trabaja conmigo...no hay perro que no se parezca al amo.
Bueno, pues el barranco es una sucesión de pequeños resaltes que se destrepan sin problemas, y tres o cuatro un poco más altos que tampoco requieren de ningún material específico. Currándotelo un poco no habría ni que pisar el agua. Sin embargo, me doy el gustazo de bajar por medio el cauce y de meterme, junto con el perro, en todas las marmitas que encuentro llenas de agua verde esmeralda y sorprendentemente fría. Sin problema ninguno, y mucho antes de lo que había previsto, estoy otra vez en el puente de la pista al lado del coche. Actividad maja y recomendable para una tarde tonta de verano. Mucho mejor que la piscina o que estar en casa viendo Intereconomía. El track (hoy he descubierto que el gipiese es aguático) aquí.
Hala pues...

5 comentarios:

Pirene dijo...

¡ANDA! que interesante, nunca se me hubiera ocurrido ponerme a bajar por ahí. ¿Llevaste neopreno? ¿hace falta?. Que no se enteren mucho los jipis de Pirineos Sur que si no se acabó la paz.

Saludicos!

silvia dijo...

Buenas!
Hace tiempo que tenemos en mente este sitio...pero, una preguntilla, en la pista de Oliván al Sobrepuerto hay una barrera ¿no?, ¿se puede pasar con el coche o hay que pedir permiso en algún sitio?
Espero tu respuesto y gracias de antemano.
Saludos.

J. M. N. dijo...

Hola a las dos!!!

Para acceder a Ainielle hay que subir, por la pista que sale desde Oliván que tiene una barrera. Esta suele estar abierta pero si te metes sin el oportuno permiso, y en función de cómo se hallan levantado aquél día los Sepronas o los Forestales, te puede caer un buen paquete. En la oficina de turismo de Biescas, o en el ayuntamiento dan los permisos y las llaves por si alguno cierra y te pilla dentro (que también pasa habitualmente).
Otra opción, mucho más bonita pero más cansada, es coger la senda que, desde Oliván y pasando por Berbusa, llega al pueblo (2h30 min-3 h. aprox)
Para el barranco no hace falta nada, ni neopreto ni cuerda. Hay un resalte de unos 10 m. que se puede escaquear por la derecha según se baja y algún destrepe más que no llegan a IIº (es la máxima dificultad que puede superar un perro y el mío los pasó sin enterarse). De todas formas, como barranco no tiene nada. No merece la pena ir solo a bajarlo. Otra cosa es que se quiera visitar el pueblo, el molino y demás...entonces si que podría merecer la pena bajar por ahí, por cambiar y hacer una circular. Pa barranco majo allí al lado el de Rimalo. 60 m. de rápel en un tubo de flysch precioso. Ese si que podría merecer la pena ir de propio a bajarlo (en otoño o primavera, ahora no que estará seco).
Pues eso.
Saludetes a ambas...

silvia dijo...

Si, el Rimalo también lo llevamos en la cabeza, pero es que nos falta tiempo para hacer todo...hay tanto!!!
Gracias por los detalles, sabía que nos lo dejarías todo bien clarito.
Saludos.

Pirene dijo...

Si lleva agua y está un paraje guapo, vale la pena ir de propio. ¡Tol monte es orégano! jejeje.

Muuuchas gracias!