En fin, como esto pretende ser un diario de actividades montaraces para que se descojonen mis nietos del flipao del abuelo o para que los seguros de vida tengan donde agarrarse cuando palme y no le quieran pagar lo que les corresponda a mis deudos aduciendo enfermedad mental, continúo narrando las cosas que hemos ido haciendo en esto de andar por lo más difícil....
6 de marzo. Nos acercamos, Pol, su hermano Javi y el que esto escribe, a Bergua con intención de conocer un barranco que se despeña justo en
frente del pueblo y del que hemos oído hablar varias veces. La preciosa ermita conocida como "Iglesieta d'os moros" está en su orilla, hay otra "cueva" donde en tiempos incluso llegó a nacer una chica... otra con estalactitas rosas.... en fin, que es un lugar al que le teníamos ganas y que este día, después de muchos de lluvia, bajará animado y fotogénico.
Almorzamos y visitamos la cueva mientras nos empapamos de energías sutiles y siglos de historia.
Una vez cumplidos estos menesteres, nos cambiamos, subimos unos metros por la senda, y nos metemos en el barranco justo donde una curiosa surgencia dota de agua, muy fría y abundante, al cauce que inmediatamente se empieza a despeñar entre musgos, toscas y ramas crujidas de recientes avenidas.
De la cueva que debería haber cerca, ni la vemos.... así que continuamos río abajo donde se suceden cascadas de tamaño medio y largo sin que el barranco se llegue a encajonar.
Mucha vegetación que cierra el paso, algunos senderos que lo cruzan y mucha faja en las orillas hasta que cruzamos el sendero, señalizado como PR, que va desde Bergua hasta Ayerbe.
Desde aquí, dos magníficos saltos, de más de 20 m. cada uno, nos dejan a orillas del Forcos que hoy baja como el Duero, litro arriba, litro abajo...
Retorno por el recientemente recuperado camino de os Estallos directos a Bergua donde comemos tranquilamente al sol.
13 de marzo.
Nos juntamos una buena cuadrilla. David y Elena, Ana y Javier, Kankel, el Yeti y yo....
Domingo radiante en un paraíso paisajístico como es el puerto de Aisa. Los Bozos, el Aspe, los Lecherines y Mesola compiten en belleza e innivación. David va a subir con esquises y todos los demás con raquetas...
Hay que dejar el coche un par de Km. antes de donde se dejan habitualmente ya que hay nieve para aburrir. Salimos con las raquetas puestas.
El cresteo entre ésta última y el pico Petrito es magnífico. El ambiente es absolutamente alpino y eso que nos movemos en alturas que no rebasan los 2200 m.
Conforme avanzamos al Mesola, punto culminante del cordal, nos demos cuenta que no vamos a poder subir. La ladera está completamente helada y venteada y hubiera requerido de pinchos, punchos y artilugios de progresión en nieve y/o hielo de los que no disponemos hoy.... así que media vuelta y bajada por el único punto practicable
que vemos en la cresta, entre el Petrito y la punta Napazal.
La bajada es una auténtica tortura. Miramos con envidia como David fluye entre giros y nieve polvo mientras nosotros, pese a las raquetas, nos hundimos hasta la rodilla.
Más mal que bien, llegamos al fondo del valle donde nos quitamos las raquetas y continuamos en busca de nuestr@s amig@s que se han ido retirando pero que nos esperan para echarnos una hermosa galimba en Aisa.
La crónica, mucho más acertada y con track incorporado, en el blog de David.
Hala pues...
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