miércoles, 11 de julio de 2012

INTENTO AL MONT-BLANC

Habíamos dejado a nuestros cuatro amiguitos protagonistas de esta historia contentos como crabas recién buquidas porque, gracias a los Dioses, a la suerte o al Sumo Hacedor, habían conseguido plaza en el inaccesible y selecto refugio de Gouter y porque las predicciones de la Maison de la Montagne y de la oficina de turismo de Chamonix anunciaban dos días buenos, tiempo más que suficiente para encaramarse al techo de los Alpes y, de paso, de toda Europa occidental que era, a la postre, para lo que habían ido a aquellos lejanos parajes tan distantes de sus soleadas y queridas montañas pirenaicas. Pero hete aquí que las cosas se tuercen ya desde aquella misma noche previa a la subida al refugio. Uno de ellos, no se sabe si por las galimbas, por la cena, por el cambio de aguas o vete a saber tú porqué, empieza aquella noche a expeler de su cuerpo serrano toda suerte de subproductos tanto sólidos como líquidos y gaseosos. Obviamente, el cuerpo que se le queda ya no es serrano si no que empieza ser más tirando a york y poco adecuado para comerse de tirón los 1683 m que hay desde el Col du Mont Lachat, (donde te deja el Tren de cremallera que este año no sube hasta nid d'Aigle por estar la vía en obras) hasta el refugio de Gouter donde pretenden dormir (o al menos descansar).
Así que son tres los que, a partir de ahora, iniciarán el ascenso desde la población de Saint Gervais. Primeramente cogen el tramway du Mont-Blanc, a decir de la publicidad el más alto de Europa. Por paisajes cambiantes e impresionantes y tras un recorrido de una hora donde han disfrutado de la presencia de una docena de japonesas (o chinas, o coreanas o tailandesas...) que les hacían fotos, a escondidas al principio y sin ningún pudor una vez que el tren ha parado, les ha dejado en el Col du Mont Lachat. Aquí se inicia el llamado camino de las Rognes, no siendo el camino habitual para subir al Mont Blanc por ser bastante más largo pero también (como constataron a la bajada) bastante más bonito. Al principio sube por una ladera cubierta de rododendros pero enseguida se alinea hacia el norte y empieza a subir con ganas. Los tres amiguitos van adelantando numerosos grupos, la mayoría de ellos germanos y rusos que, con mochilas como armarios roperos de tres cuerpos, suben a paso de catafracta romana (y con el mismo ruido de hierros y cachivaches). Llegan a una zona donde ven abundantes bucardos. Curiosos bichos estos. Los machos, reunidos en una manada, se dedican a sestear, comer, rascarse el lomo con los inmensos cuernos y lamerse los huevos de forma literal y reiterada mientras que las hembras, bastante más arriba, están cuidando de las crías nacidas, piensan, este año. Mismamente como muchos ejemplares humanos. A estos solo les falta una televisión que retrasmita la eurocopa y una galimba en las pezuñas. Comentando esta divertida metáfora faunística siguen subiendo por el camino que aprovecha diversas fajas, algunas de ellas talladas en la roca y equipadas con sirgas, hasta que salen a la zona llamada Desert de Pierre Ronde donde enlazan con la vía normal. Durante toda la subida han disfrutado de las vistas sobre l'Aiguille du Midi, de las Grandes Jorasses y de otras agujas y picos que, ahora, están empezando a desaparecer envueltas en grandes, hinchadas y feas nubes negras.
Con cierta aprensión, pero con el convencimiento de que la meteo es infalible en este territorio y les había augurado dos días de buen tiempo, nuestros amiguitos continúan ganando metros a la montaña hasta que llegan, después de una buena sudada, al refugio de Tête Rousse. Están ya en el mundo de la High mountain, no en vano, el refugio se sitúa a 3167, mucho más alto que la mayoría de los picos del Pirineo. Allí paran a comer. Portan alimentos para personas humanas dejando los geles, barritas energéticas y demás ponzoñas sintéticas para el día de cima. Así, le hacen homenaje a un kilo de queso de oveja, varias lonchas de jamón per cápita y a un chorizo regado con una cerveza comprada en el refugio a ¡¡¡5 Leuros la lata!!!!! Descansan un poco mientras miran con incredulidad la conocida como Aiguille du Gouter, por donde han de subir para llegar al refugio homónimo. Vista desde allí, parece imposible subir por aquella pared máxime cuando saben que los pasos más complicados no pasan de IIº. Con pereza, cruzan el glaciar de Tete Rousse y la zona de acampada libre y encaran la aguille. A los pocos minutos se topan con la famosa "bolera". Mucho habían oído y leido de aquella barranquera por la que caen piedras desde arriba siendo éstas las bolas y los montañeros que tratan de cruzar, los bolos. Pues, pese a la leyenda negra que acompaña a tan singular paraje, y después de un rato observando como pasaban, en una y otra dirección, varias cordadas no vieron caer una sola piedra con lo que cruzaron, con un ojo arriba y otro en el suelo, eso sí, con circunspección y parsimonia y sin usar la sirga que la atraviesa de lado a lado. A partír de aquí se suceden trepadas y más trepadas, por una pared aparentemente inacabable pero pintoresca y variada en cuanto a la presencia de las más diversas culturas del mundo, como si fuera aquello una reunión de la ONU o un festival de Pirineos Sur. Japoneses y japonesas, alemanes y alemanas, vascos y vascas, catalanes y valencianas, franceses y franceses, guías llevando a sus clientes como perritos atados de la cuerda.... circulan ante sus ojos mientras nuestros amiguitos salmodian, dependiendo del careto de los que bajan, Bon jour, Gut afternun o Gutentag. La mitad superior, más empinada, está equipada con sirgas y cuerdas fijas que los llevan, sin pérdida posible (si te despistas te despeñas) hasta el refugio de Gouter. Poco antes de llegar, la climatología (que como todo el mundo sabe se rige por sus propias leyes y no por lo que los humanos quieren) ya dejó claro que de los dos días buenos prometidos... los cojones. Pasamos, de repente y sin saber como, de subir en manga corta a nevar como lo hace aquí en enero y D. José A. Maldonado nos advierte que no salgamos de casa bajo ningún concepto. El refugio, lleno a rebosar, sigue siendo como la taberna de Mos Eisley en cuanto a tipos de lo más variado y peculiar. Se registran, colocan sus posesiones en los sitios señalados y se echan otra galimbilla de a 5 no incrementándose proporcionalmente, como se temían, el precio en función de la altura. Poco hay que hacer en un refugio colgado al borde del abismo a 3817 m. así que, hasta la hora de la cena que les dicen que será a las 18 h., reposan sus maltrechos huesos en los cubículos que les han sido adjudicados. Constatan que la media de edad de los residentes es notablemente alta, no siendo inferior, calculan a los cincuenta y bastantes años (o eso o esto de la montaña avieja mucho...). A las cinco y media se levantan, salen al exterior y ven que está nevando. Llaman al amiguito que se ha quedado en Chamonix para ver que tal está de sus achaques y, con consternación, les comunica que, hallándose bien de salud a Dios Gracias, había ido a la Maison de la montagne en donde, por arte de birlibirloque, la predicción meteorológica había cambiado como de la noche al día. Lo que ayer iba a a ser un día soleado y caluroso se había trocado en tormentas desde media noche y vientos de más de 80 km/h a 4000 m. Un día que, de estar en casa, lo dedicarían a ver la tele, leer o estar acurrucados con la parienta haciendo lo que les dejara hacer. (que sería, ver la tele o leer...). A veces, se abren las nubes y les dejan ver el nuevo refugio de Gouter, que se pondrá en marcha este año según les dijeron y que parece, visto desde allí, un ovni posado cuyos tripulantes les fueran a abducir para llevarles a una playa caribeña llena de palmeras con camareras ligeritas de ropa que les sirven mojit... ¡¡¡¡a cenar!!!!! .
La cena, para el sitio en el que están, es buenísima y abundantísima. Sopa de verdura, carne guisada con arroz, flan de chocolate y una perola de té reconfortan su cuerpo pero no su ánimo ya que las previsiones, conforme pasa el tiempo, son cada vez más desalentadoras.
Corrillos después de la cena, miradas afuera para ver como se forman enormes cumuloninbos y relampaguea en lontananza...se acuestan a las siete de la tarde, sin sueño en habitaciones petadas de gente que suspiran, cuchichean, roncan y bufan. No tienen claro si han dormido o no cuando, a las dos de la mañana, suenan los móviles y la gente se levanta como si hubiera un resorte en los colchones. Lo primero es mirar a fuera para ver como nieva y como el viento de aquella tarde se había convertido en un temporal. Un italiano dice a su lado mientras enciende un cigarro algo así como ¡Merda di tempo! Io torno a letto. Lo cierto es que, más de la mitad de los presentes se está preparando para salir y la otra mitad, se sienta a desayunar. Entre estos últimos están nuestros amiguitos que, visto lo visto, deciden definitivamente que no se la juegan, que no suben, que ni siquiera lo intentan y que ya vendrán, no saben ni como ni cuando, días para subir al Mont-Blanc o a otras montañas más cercanas. Ahora una vez desayunados a las dos y media de la mañana ¡Si les mandaran ir! tienen que decidir cuando bajan, si ahora, de noche, nevando, con niebla y viento pero sin nadie o más tarde cuando se haga de día y la gente que intenta el Mont Blanc se de la vuelta arriesgándose a recibir pedradas de todo calibre de los que bajen de Gouter o suban de Tête Rousse. Deciden bajar ahora. Son las tres de la mañana cuando encaran una bajada, negra como el alma de Cristóbal Montoro, con la única referencia de las luces de Saint Gervais que, de vez en cuando, aparecen entre la niebla para hacerles ver que, todavía, están a tomarpolculo de la civilización. La bajada resulta mucho más fácil de lo previsto. Con cuidado, evitando el hielo y la nieve recién caída, conforme bajan aminora notablemente el viento. Hasta se permiten echar al cuerpo un té que, a más de 3500 m. y a las cuatro de la mañana les sienta mejor que el mejor cubata que se hayan tomado jamás. Amanece justo cuando llegan a Tête Rousse donde no se detienen. A partír de allí, ya sin luz de frontal, desandan el camino de subida disfrutando de un espectáculo de luces y sombras difícil de olvidar. En vez de coger el camino de las Rognes, desobedeciendo ordenes de la Mairie de Saint Gervais y bajo pena de severas multas, cogen el camino del Desert de Pierre Ronde hasta la cerrada estación de Nid d'Aigle y de allí, por la vía en obras, a la estación de Mont Lachat donde cogen el primer tren que llega a las 9 en punto de la mañana. Poco más hay que relatar. Esta bonita historia está llegando ya a su final. A Sainte Gervais llega el amiguito de la tripita mala, afortunadamente ya repuesto, que los recoge en el coche y los lleva a Chamonix donde, pese a no haber consumado, se dan un homenaje culinario por su sitio, tarde de compras y turismo por Chamonix (donde visitan, entre otras cosas, el cementerio donde se dan cuenta lo poco que es el género humano frente a la montaña y que ésta no distingue de sexos ni nacionalidades ni edades) y vuelven a sus respectivas moradas al día siguiente dejando la población alpina de la misma manera que la encontraron; lloviendo y envuelta en el fragor de los truenos y los relámpagos (o al revés).
Llegados a Biescas, una cosa llamóles poderosamente la atención. Después de 2400 km por esas carreteras dieronse cuenta que no habían visto más que un coche de los Carabinieri en Italia y uno de la Gendarmerie que acudía raudo a un accidente en Francia. Sin embargo, nada más pasar la frontera del Portalet se cruzaron hasta tres coches de la Benemérita en apenas 25 km. Sintiéndose más seguros que nunca, pues de ninguna manera hay que pensar que los agentes beneméritos son meros cuerpos coercitivos y recaudadores para paliar la maltrecha economía de nuestro país, celebraron el fin de su aventura alpina con una buena cerveza a precio más que razonable visto lo visto y felices pues, pese a que les han subido la luz, el agua, el gas, el IVA y les han quitado la paga de navidad, han ganado,pobrecicos míos, la Eurocopa .
Hala pues...

14 comentarios:

Bruno dijo...

Amos...no me jodas daros media vuelta por un poquico de mal tiempo (Los calvos no tememos que las ventiscas nos despeinen). Espero que dijeseis que erais catalanes cuando decidisteis retiraros no vaya a ser que cojais fama de flojos los montañeros oscenses.

J. M. N. dijo...

Y luego están las frases de autoconvencimiento; que si yo aquí he venido a disfrutar y no a sufrir, que si la montaña siempre estará alli, que si quiero conocer al que le mete mano a mi hija...pero vamos, en un día como ese, estando en casa, no salgo ni a comprar el pan, como para subir a 4810 m.
No fue cuestión ni de pelos (yo hace días que perdí la melena que volvía locas a las chicas) ni de flojera. Creo que hicimos bien y, visto lo visto hace unos días, aún lo veo más claro.
Pos eso.
Saludos

M.C.G. dijo...

Pues seguro que fué lo más acertado, una retirada a tiempo...
De todas formas ! si parece que había por esas alturas más gente que en Salau en Agosto!!, seguro que entre tanta gente alta proporción de destalentaos que arriesgan muchas veces más de lo que se puede.
Así que Felicidades por la decisión y por el Gran Paradiso

Bruno dijo...

Hay muchas frases muy sesudas aplicadas al montañismo pero para mi la esencial es: La cima está en el valle. El verdadero objetivo del montañero en volver vivo y no pisar una cima que no es mas que roca e hielo inerte, como tu dices solo hay que recordar a esos montañeros fallecidos por hipotermía en ese macizo hace poco. La vida es corta para tantos lugares que descubrir o a los que volver y nosotros ya hemos disfrutado la mitad (Mas o menos).
De todas formas menudo cambio notariais: el Paradiso, que es un monte sin remontes, por el circo del Montblanc.
A cuidarse.

J. M. N. dijo...

MC, cierto había mucha gente...una media de 100 por refugio, calculo. Hecha cuentas...al final es todo estadística. Y sí, hicimos bien en aquellas alturas julio, por lo visto es como aquí enero. Por cierto, ya te vi en el Gorgol. Que majo ¿verdad? No hace falta ir lejos para descubrir verdaderas maravillas.
Bruno, aun hay otra frase mejor: Todo lo que te ocurra en la montaña es culpa tuya. El Paradiso estuvo bien pero también absolutamente masificao. El Aneto el 15 de agosto no es nada comparado con ese pico cualquier día de éstos de julio o septiembre. Aquél día debimos hacer cima más de un centenar. Que sí, que seguro que hay picos allí que no sube nadie porque tienen 3990 m y, si algún día volvemos, no te quepa duda que los buscaremos (bueno...e intentaremos subir al Mont-Blanc) ¡Si es que no aprendemos!
Saludo y buen verano a los dos

Pirene dijo...

A las muy buenaaaasss!!!

¿Así que de paseo por los Alpes, ein?. Triunfada Gran Paradiso y el Mont Blanc pa otro rato... ¡bien hecho!.

Yo estoy recién llegadita así que todavía no he revisado fotos (sí descargado) de los primeros tresmiles de mi chico que se ha portado como un campeón. Pronto llegará el resumen de la gesta en mi blog.

Salud compañero! y a disfrutar el veranico-ico-ico!

J. M. N. dijo...

A las buenas tenga usted, Pirene.
¿Así que induciendo a jóvenes inexpertos a tomar la droga de la montaña, ein??
Pues muy bien...así me gusta, otro más pa la causa.
Espero ansioso tu crónica.
El verano lo disfrutaremos en la medida que nos dejen estos malnacidos de los mercados y sus monaguillos del gobierno...pero aún así, disfrutaremos, seguro. No les vamos a dar el gustazo de quedarnos en casa. ¡Que se jodan!, como dijo la zorra esa de Fabra.
Salú

Marta dijo...

Pues digo yo que qué buena decisión tomasteis! Y aunque hubiera hecho buen tiempo y, por razones x, hubierais decidido no subir...también estaría bien! Cualquier decisión es buena si se está convencido. Y a quien no le parezca bien, pues es su problema (es que llevo una semana muy happy flower!)

Quién sabe...quizás no entrabais dentro de la media de edad (+50) para alcanzar el Mont-blanc este año (qué bueno lo de la cantina de Mos Eisley!).
En fin, que me sabe mal que no hayáis podido alcanzar la cima deseada, pero tampoco hay para tanto, eh! que seguro que cuatro amigotes perdidos por allí durante una semana...os lo habéis debido pasar de miedo!
Y con eso hay que quedarse!

Besosss

silvia dijo...

Pues nada, lo de siempre, la montaña seguirá allí y ya volverás, no tardes otros 42 años o superarás la media de edad que había en los refugios...
Enhorabuena por el Gran Paradiso y enhorabuena también por tomar la decisión acertada por mucho que estés en los Alpes y pa días vuelvas.
Ahora toca disfrutar del Piri!
Saludos.

J. M. N. dijo...

Hola Marta, Hola Silvia
Marta, ¿Tu no estabas haciendo las transpiri??? ¿Que tal te ha ido???
Cuenta, cuenta.
Y si, hicimos bien. Yo quiero seguir subiendo montañas (me da igual más o menos altas) y creo que llevamos, los cuatro que fuimos, las suficientes laderas en las costillas como para saber cuando merece la pena ir y cuando no. La experiencia, por otro lado, maja. Estuvo bien aunque me defraudó un poco el macrotinglao que hay allí montado para sacar pasta y para subir japoneses a sitios que, de otra forma, ni se lo plantearían. Despues de ésto, valoro mucho más si cabe mis queridos Pirineos (aunque no descarto volver, que la espinita de más alto, más difícil y más de tó sigue allí clavada)
Gracias por pasaros y saludos a las dos.

Pirene dijo...

Yo pienso seguir disfrutando el veranico y ¡que se jodan todos ellos!, les quedan tres añitos... y ya caerán ya. Mientras tengamos algo pa echarnos al buche y bien de monte pa quemarlo... ¡que les den!.

Ya tienes la mega-crónica tresmilera en mi blog, te vas a reir un rato, creo.

Saludicos!

Marta dijo...

Jaja...sí, he hecho unas cuantas etapas de la transpirenaica: de Cap de Creus a Beget. Una semanita, donde he tenido tiempo de todo: de caerme, de perderme varias veces, de hacer dedo, de quemarme con el sol (ahora estoy morena a trozos), de que me salgan un par de ampollas, y de disfrutar mucho con el paisaje!! Ha sido una buena experiencia. A ver si soy capaz cada año de ir haciendo unas cuantas etapas hasta que consiga acabarla entera. Lo más difícil ya está hecho, que ha sido empezarla, yendo sola, y sin conocer a nadie en persona que la haya hecho antes y que me pudiese asesorar o dar un par de consejos.
Y también me ha servido esta semana para aprender e ir más preparada la próxima vez: iré con menos peso en la mochila, con un gps con todos los tracks, aprenderé algo de francés (no me he encontrado con mucha gente en estas primeras etapas pero la mayoría con los que me he cruzado eran franceses)...
En fin, que de tó se aprende!!!
Gracias por preguntar!

Besos

Marta dijo...

Otro comentario ya que estoy aquí, a ver si me puedes ayudar: aún tengo muchas vacaciones (y esto no es para dar envidia a nadie, eh!...que a mi también me quitan la paga de navidad y ya me han quitado la mitad de la del verano) y, a parte de irme una semanita a la playa, también me gustaría pasarme unos días por el Pirineo. Para hacer algunas de las rutas que nos cuentas por aquí, los caminos están señalizados? Hay publicado algún libro de rutas interesantes para hacer andando? Como por ejemplo, rutas por el románico aragonés, o algo así? O podría conseguir algunas rutas en alguna oficina de turismo de por allí?
El caso es que no tengo gps para coger prestados tus tracks, así es que tengo la intención de ir a la antigua usanza: con mapa y contemplando la posibilidad de perderme.
A ver si me puedes dar algún consejo o, si no es mucho pedir y te lo agradezco de antemano, si me puedes sugerir algunos sitios dónde poder ir a "escampar la boira"!
Muitas grazias!!

Besos

J. M. N. dijo...

Hola Marta!!
Cierto, de todo se aprende ¡¡¡¡hasta de las ampollas!!! Si te mueves por el Piri, me da igual en qué vertiente, hay que hablar francés si no, estás perdido...yo lo chapurreo más mal que bien pero siempre me he entendido con los del otro côté.
Respecto a lo segundo, mándame un correo al mío particular: jominalo@telefonica.net dime qué días vas a venir y a dónde tienes previsto ir y te hago una propuesta mejor que cualquier oficina de turismo (y si me cuadran las fechas y quieres, te acompaño a algún lao...yo lo que necesito es gente pa ir al monte que el perro no me da conversación) ;-)