La vía elegida por estos pioneros, fue la más evidente, conocida actualmente como "de las escaleras" debido a varios resaltes que hay que superar trepando.
El 6 de agosto de 2010, el mismo día, 208 años después, los guías titulados Campo y Navarro, repiten la misma vía para acceder a la punta de Monte Perdido que, con sus 3355 m. de altura, constituye la tercera montaña más alta del Pirineo y la montaña caliza más alta de Europa. Para el primer protagonista de esta historia es su tercera vez en Mte. Perdido, para el segundo, la décima. Asi pués, salieron de la conocida pradera de Ordesa, a la que accedieron mediante un eficaz sistema de autobuses, a las 10:30 h. de la mañana. En 1h y media, Navarro y Campo, llegaron a las conocidas como Clavijas de Soaso por donde accedieron a los altos de Góriz. En el refugio, petao de montañeros, domingueros, boyescaus y demas fauna estival, bebiéronse sendas galimbas que, aunque caras pues son los medios aéreos los que tienen que suministrar al refugio, supiéronles a gloria bendita. Tras unos minutos de relajo y asueto, emprendieron la via normal al Perdido abandonándola al poco para coger una canal a la derecha que llevaríalos a un pequeño resalte fuera ya de las multitudes que suben y bajan por la ruta habitual. Emprendieron una penosa ascensión por la arista sur, trepando por varios resaltes marcados con hitos, hasta llegar a la punta de las escaleras. Comentaron asombrados la perspicacia del equipo de los tresmiles, encargado de catalogar todas las cotas que superan esa mítica cifra, por hacer ver al vulgo una montaña donde en realidad solo hay una mierda de peñasco en medio de la ladera occidental de una montaña de verdad. Una vez superada dicha cota, dos son los resaltes o escaleras que hay que trepar para acceder a la cima. Ambos estan señalizados con hitos, siendo relativamente fácil su ascensión. Lo difícil, a decir de los dos protagonistas de nuestra historia, fueron los tramos intermedios de cascajo y piedra suelta que hay que superar para llegar arriba, cosa que hicieron a las 18:30 h. tras 8 horas de marcha (paradas incluidas) y habiendo superado 2000 m. justos de desnivel. Preparáronse para pasar la noche, en un gran vivac situado en la misma punta. Habiendo subido ligeros de ropa (aunque discretos y recatados), tuvieron que ponerse toda la que llevaban ya que, a esas alturas, aún en pleno verano, hace un frío que te cruje a poco viento que corra. Después de cenar abundantemente, y a falta de televisión, radio u otras formas de ocio y entretenimiento, dispusiéronse a ver anochecer en pantalla panorámica y tecnicolor que, a 3355 m., es un espectáculo digno de mención (aunque un poco lento y con escaso argumento, a decir de nuestros protagonistas). En eso estaban cuando aparecieron, por la vía normal, dos habitantes del vecino Reyno Navarro dispuestos a pasar la noche, igual que los protagonistas de nuestra historia, en tan extraordinario lugar. Tras compartir conversación y tragos de vino en la bota, habiendo congeniado y hecho buenas migas ambos grupos, dispusiéronse a dormir bajo un tupido, espeso y abundante manto de estrellas aquejados todos, en mayor o menor medida, por el llamado síndrome de Stendhal debido al majestuoso, suntuoso, soberbio y grandioso espectaculo al que estaban asistiendo.
No fue la noche demasiado fría ni demasiado ventosa, lo que propició un sueño reparador (para algunos más que para otros). A las seis de la mañana asomó el sol por el macizo del Posets, aunque fue a las ocho y media cuando, después de hacer el remolón dentro de los sacos, los cuatro montañeros abandonaron su envoltorio cual bellas mariposas saliendo de sus crisálidas.
Al poco empezó a llegar una nutrida multitud a la cima. Los primeros fueron tres sufridos encuestadores del programa "Montañas seguras" que, como su profesión y tendencia sugiere, hicieron una encuesta a los, hasta entonces, únicos habitantes de la cima. Tras despedirse de los navarros, los protagonistas de esta historia, abandonaron la cima por la vía normal asombrándose de la caravana de gente que trataba de acceder a donde ellos habían pasado la noche. Llamóles la atencion que, mientras habia personas full equip que portaban materiales acordes con el entorno, valorados en varios cientos de euros, otros trataban de acceder a su ratito de gloria con zapatillas, pantalon vaquero y gorra de cepsa. Llegados al lago helado de Mt. Perdido, decidieron hollar la cima del Zilindro de Marmorés (que no Cilindro de Marbore) por su vía normal. Tras almorzar al sol viendo y asombrándose de como la multitud no cesa de arribar a este punto y que prácticamente todos se desvían hacia el Perdido, emprendieron la canal, cascajo y nieve, que los habría de llevar al cuello del Zilindro. En él, una nueva cota tresmilista surge de la nada. El Pitón SW del Zilindro emerge altivo a su izquierda formado por una mierdeta de elevación que ni merece ser pisada ni mucho menos catalogarse como pico. Aún así, muchos deben ser los que se suben a él (la marcada huella así lo corrobora) para apuntarse otro tresmil en su particular lista. Dos chimeneas defienden el paso a la arista cimera de tan singular montaña. Subieron cada uno por una, para testar la dificultad de ambas, para no matarse los dos a la vez y para que quedara alguno vivo para avisar e informar a sus respectivos deudos e hicieron cima disfrutando de una vista privilegiada del moribundo glaciar de Treserols, de la montaña masificada y de otras montañas que se veían en lontananza. Para Campo fue su primera ascensión a este amasijo de 3328 m. formado por carbonato cálcico plegado, fracturado y erosionado. Para Navarro, la segunda pues había subido con anterioridad, en abril de 1997, tras hacer la norte clásica en una memorable jornada de montaña, testosterona y cojonera...
Bajaron al poco e iniciaron el descenso a Góriz donde les esperarían sendas galimbas que, aunque a precio de Moet Chandon, les sabrían a gloria celestial. Navarro empezóse a resentir de molestias en el tobillo que, al poco, se convirtieron en dolor y al poco en tortura coreana lo que ocasionóles un notable retraso sobre el horario previsto. Aun así, llegaron a la pradera de Ordesa a las 18:30 del sábado 9 de agosto. Tras dar buena cuenta de sendos litros de cerveza y bajar a la civilización en el eficaz y maloliente servicio de autobuses, llegaron a Biescas donde una nutrida multitud esperaba la proclamación de las reinas o presidentas o damas de fiestas. Notando que las personas se apartaban de su camino y rehuían de su presencia, y tras las veladas insinuaciones de algunos de sus amigos/as más íntimos, concluyeron que, a lo peor, no eran los autobuses los que olian mal si no que eran ellos los que, tras dos días de intenso esfuerzo y sudor, necesitaban, sin demora, una ducha.
Hala pues...
3 comentarios:
Hola, muy buenas.
Mira, desconocía este blog y gracias a Marian he ido a entrar en él.
La verdad es que me ha resultado interesante. Sobre todo por la forma en que escribes, con un lenguaje bien cuidado y que resulta fácil y ameno de leer.
Algunas fotos impresionantes, bueno, todas diría yo.
Un abrazo y ahora mismo me pongo a seguirte.
Gracias Carlos por tu comentario.
Seguire dandole a la tecla. Espero que no se me vaya demasiado la pinza y te decepcione.
Gracias por seguirme
Hola
Me llamo Paulina soy administradora de un directorio web/blog. Tambien he llegado a traves de Marian, busco intercambiar enlaces. Por ello, me encantaría contar con tu sitio en mi directorio, consiguiendo que mis visitantes entren también en su web.
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