-Más de 15.000 m. subidos desde enero.
-Más de dos meses sin fumar ni un puto cigarro.
-Una subida corriendo a Erata, en plenas fiestas con botas de plástico y un calor que lo flipas.
-Horas en internet y mirando libros y mapas.
-Un día de fiesta para organizarlo todo.
-Una luna llena que te cagas.
Y todo con intención de ir a los Alpes la última semana de agosto para subir al Gran Paradiso y hacer la travesía de los cuatromiles en el Montblanc.
Y cuatro horas antes de terminar de currar, me rompo un dedo. Diagnóstico: fractura longitudinal de la falange distal del dedo anular de la mano izquierda. ¡ME CAGÜEN MI MALA SUERTE Y EN TODOS LOS DIOSES DEL PANTEÓN GRECORROMANO!!!!! ¡ AMOS, NO ME JODAS!!!
Tras las dudas iniciales, hablar con varias personas, incluído un médico, se impone la cordura y se pospone para otro año.
Y aquí estaba yo, en casa, como un gilipollas y con el dedo que parezco la estatua de la libertad. Cambio de planes rapidísimo. En casa, y con este tiempo, no nos quedamos. Pol sube todos los años a un 3000 con los críos. Bizén de 7 años y Chaime de 11. Ya han subido al Garmo Negro y a la Faxa. Odiarán a su padre toda su vida, de eso estamos seguros pero, de momento, le siguen. ¡Y como le siguen! ¡Que pitera tienen esos críos!.
Pensamos que Robiñera es un monte apropiado. Llamamos a Chué pa que venga y que se traiga a Rubén, de 12 años y fruto de una relación con su esposa. Al final, tres críos, tres adultos (unos más que otros) y un perro.
En dos coches nos acercamos hasta Parzán, en el Valle de Bielsa, pasamos por Chisagüés (Un pueblo que si sales dormido o borracho de casa te despeñas) y llegamos por una pista en regulares condiciones hasta el collado de Pietramula. El lugar es ideal para acampar. Solo dos coches aparte de los nuestros.
Montamos una tienda de campaña pa los críos y nosotros vivaquearemos. Una luna llena, la misma que nos tendría que haber iluminado desde el refugio de Cósmicos hasta el Col Maudit, preciosa. Al final Rubén se empeña en dormir al raso para acabar durmiendo dentro del coche.
Nos levantamos a las 6:30. Hemos decidido madrugar para que no nos pegue mucho el sol no vaya a ser que bajemos a estos críos disecaos de allá arriba. Salimos a las 7:30 ya de día claro. Cogemos una senda, llana al principio, que nos lleva a la divisoria de los barrancos de Pietramula y el Clot de los Gabachos donde empieza a subir con ganas entre tasca y, cada vez, más bellos paisajes. El camino, de momento, es el mismo que te lleva al Collado de las Puertas y a los ibones de la Munia o de Lalarri, por lo que está muy trillao y se sigue sin problemas. Antes de llegar al collado, hay un desvío evidente a la derecha que es por el que seguiremos subiendo. Echamos un bocao aquí. Se baja un poco, para salvar el barranco del Clot de los Gabachos y se inicia la subida por un pedregal laaaaargo que desemboca en la arista cimera. Yo había estado dos veces en este monte, las dos en invierno, y no me acordaba de nada. Supongo que el pedregal, cuando subí, estaría cubierto de nieve pero es que no me suena nada de nada. Conforme vamos subiendo el paisaje se amplía. Ya se ve, en todo su explendor y decadencia, la cara norte del Perdido, el Zilindro, el Pico Añisclo (o Soum de Ramond para los que miráis mapas) los Astazus...
EL pedregal se sube bien. Hay una senda bastante marcada que sube a base de cientos de zetas pero, por lo menos, no te resbalas. El terreno está bien asentado. Llegamos a un pequeño collado, ya en la arista cimera, que da vistas a los ibones de la Munia y a todas las montañas hacia el Este y Oeste. El norte nos lo tapa el mazacote de la Munia y el sur la pared norte de Pineta.
Es una cresta entretenida pero muy fácil. Raramente hay que apoyar las manos para avanzar (de hecho, yo, la he pasao con una sola mano) hasta llegar a la cima. Tres horas y media. Muy bien monines, muy bien. Para Rubén es su primer 3000, y para Chué también. Hala, ya era hora con 41 años que tienes. Pues botella de champán no habrás subido pero que las galimbas a la bajada las pagas tú eso tenlo claro.
Estamos bastante rato arriba. Hace un día cojonudo. Solo una pareja ha llegado antes que nosotros y, al poco, llega un padre con su hijo.
Nos hacemos las fotos de costumbre e iniciamos la bajada. Todavía sube bastante gente cuando iniciamos el pedregal hacia abajo. Llegamos al camino del collado de las puertas y aquí hay una auténtica romería. Muchos franceses (pero muchos, muchos...) varios montañeros (o por lo menos ataviados como tales) y numerosos domingueros que ¡Con chanclas! y a la pregunta de ¿Oiga, cuanto falta pa los lagos estos que nos han dicho que habia por aquí? te paran cada dos por tres. Si no hay más accidentes es porque Dios existe y protege a los descerebraos e inconscientes.
Nos entretenemos con Rubén en hacer fotos a numerosas flores. Este crío es una promesa para la botánica pirenaica, ya veremos si el botellón no lo malmete. Vemos, abundantísimas, Eufrasia alpina, Aconitum napellus, Parnassia palustris, Saxifraga aizoides... y a todas las retratamos. Llegamos a los coches, con un calor de flipar, y buscamos una sombra, debajo un puente, para comer antes de bajar al valle.
Cerveza en Parzán, que paga Chué, (No, los críos no han bebido cerveza) y rematamos la jornada con un baño en pelotas en una poza acondicionada en el Zinca, al lado de la carretera. (Yo no, que no me puedo bañar por el puto dedo, mecagüentoloquesemenea). Dos parejas que había en la poza, ante el despliegue de críos y miembros viriles, huyen despavoridas. Hostia mozés, que bien vais a dormir hoy...
Hala pues...
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