Hala, ya era hora. Un día bueno, buen sobo en el monte, 8 horas de actividad non-stop...apetecía un día así despues de tanta agua.
Salimos a las cinco de la mañana y a las seis estamos metros más arriba del primer camping del valle de Bujaruelo. Todavía es de noches aunque ya empieza aclarear. Todavía cantan los cárabos. Nos resulta sencillo, pese a la oscuridad, encontrar el camino que sube por el barranco del Turbón. Al principio, en el bosque, no se ve prácticamente nada. Mejor, porque la subida es criminal. Al final, después de menos de una hora de subida constante, salimos a un claro formado por los restos de un alud gigantesco. Se ha llevado miles de pinos y abetos y a dejado todo el valle completamente pelao. A partir de allí, el camino cambia de vertiente y sigue subiendo igual. Ni un puto llano, ni una bajada aunque sea pequeñita, todo el rato hacia arriba pero pito de cojones. Echamos un bocao en una zona kárstica, al lado de una gigantesca sima (debe ser la grallera del Turbón, de -322 m y una de las entradas del sistema Arañonera, actualmente con ¡más de 42 Km. explorados! ) de la que sale vapor. Alguna vez oí o leí en algún lado que esa podía ser una de las explicaciones de las leyendas de la creencia en dragones que habitaban en cuevas. Se sigue subiendo, en direccion al collado de Otal, por laderas que siguen la misma tónica que las anteriores. Subida, subida y subida sin descanso. Al final se llega al collado. Un poco menos de dos horas. Hay una senda muy bien marcada hacia la izquierda que salva una primera barrera rocosa y te deja en un gran plateau desde el que se ve perfectamente, y por primera vez, la pirámide cimera del pico. Desde aquí no parece fácil la subida. Cogemos una canchalera con trazas de senda que nos llevan al pie de un canalizo marcado con hitos. Nosotros subimos bien pero los perros se las ven y se las desean para trepar por ahí. Al final, casi en la cresta cimera, Lug, el chucho de Pol se acojona y se queda allí llorando. Yeti sube como puede hasta que, en pocos minutos, llegamos los tres perros a la cima. 2709 m, más de 1400 m. de desnivel en dos horas y tres cuartos...estamos hechos unos jabalines. Estamos muy poco arriba porque se está nublando y se empiezan a formar boiras negras. Bajamos, rescatamos a Lug que sigue llorando y llegamos al collado de Otal. Decidimos hacer una circular y bajar por ese collado hacia el Valle de Otal sin tener claro si hay paso para llegar al valle. La bajada, igual que la subida, es brutal, bajas cientos de metros por una ladera horrible donde se alterna la piedra suelta y los bolos grandes como coches. Llegamos a una terraza que domina todo el valle y vemos, con creciente consternación, que hay una barrera rocosa que nos separa de la placidez del valle que queda a tomar pol culo de allí. Iniciamos un flanqueo a la derecha, sin camino, resbalando en la hierba por ser una ladera muy inclinada sin saber a donde coño vamos a ir a parar porque bajada, lo que se dice bajada, no se ve. Despues de buen rato avanzando vemos una bolsa de plástico atada en un pino. No me había alegrado nunca de ver mierda en el monte hasta hoy. Eso tiene que ser una señal, en algún lado, por aquí cerca, tiene que haber una senda. Pol saca su gen de neanderthal rastreador y encuentra algo parecido a un rastro de senda. Además vemos una hermosa colonia de Dryas octopetala, planta boreal, testigo de las glaciaciones cuaternarias, preciosa y muy rara de ver. Además de ella, aquí y allá hay Homogyne alpina, Bartsia alpina, edelweiss...una gozada, vamos.
Pues sí, este era el paso, el único paso para bajar al valle. Hay que joderse. Hay días que todo te sale mal y otros que todo sale bien como hoy. Bajamos hasta el refugio de Otal, tomado por cientos de domingueros, beteteros y niñosboyescaus y comemos. Son las doce. Nos ha costado bajar más de tres horas. La bajada de Otal a Bujaruelo sin problemas excepto por una boira que nos ha amenizado los últimos 300 m. con gotas como mi cabeza que nos han puesto fartos. Medio litro de cerveza cae en el mesón de Bujaruelo en un abrir y cerrar de ojos. Hostia, que bueno sabe. Cuando deja de llover iniciamos el descenso por la pista y en poco menos de 1 hora estamos en el coche. Ocho horas en total, joder que día más majo.
Hala pues....
Biescas, las 21:31 h. del 11 de julio de 2010. Sí, yo soy uno de los que no estoy viendo el fútbol. De hecho, me la pela lo que haga la Roja, la amarilla, la verde pistacho o la rosa-palo. A ver si vuelven de una puta vez, los jurgolistas, la delegación española, la princesita, el principito y la reina, los medios acreditados y toda esa banda de chupones a los que les estamos pagando la estancia allí los honrados contribuyentes. Yo, mañana, (supongo que como tú estimado/a lector /a) a currar ganen o pierdan esa banda de vividores y sin prima de 600.000€ por hacer bien mi trabajo. Eso los que curramos, que hay muchos que ni eso pueden...manda cojones que país nos ha tocao en suerte.
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