Había una vez, un grupo de amiguitos de una asociación ubicada en un pueblo pirenaico que pasaban parte de su tiempo libre restaurando una pequeña ermita situada muy cerca de su pueblo. Estos amiguitos, no es que fueran especialmente religiosos, pero creían que el tiempo se aprovechaba mejor restaurando el patrimonio legado por nuestros antepasados para que lo disfruten las generaciones venideras, que atontándose delante de la tele o jugando al guiñote en cualquier bar. El caso es que, estos amiguitos, hace unos días subieron a reconstruir la ermita y colocaron una imposta de piedra, hecha por uno de ellos ya que era un buen cantero, para después, empezar a construir la bóveda. La dejaron colocada y, orgullosos de su trabajo, se fueron a sus casas. Pero, mira por donde, llegó a la ermita un HIJODEPUTA y creyó que esa imposta estaría mejor en su jardín o, probablemente, en algún hogar que se estaba construyendo. Así que el HIJODEPUTA, probablemente con nocturnidad y alevosía, arrancó la imposta y se la llevó a su casa después de derribar media pared. Y colorín colorado...este cuento no ha acabado.
No ha acabado porque volveremos a hacer y colocar otra imposta y, pese a malnacidos como el HIJODEPUTA antes mencionado, levantaremos esa ermita para que, nuestros hijos y nietos la disfruten.
Moraleja; sólo para el HIJODEPUTA.
No creo que sepas leer y, si sabes, probablemente con tus pezuñas te será bastante difícil encender un ordenador pero, si así fuera, que sepas que, de corazón, sólo te deseo que te salga una piedra en el riñón del mismo tamaño que la más grande que nos has robado. ¡CABRÓN!
Pues eso...
6 comentarios:
No te preocupes que a todo cerdo le llega tarde o temprano su San Martín.
No tengo palabras para espresar este asunto tan feo,y lo que es peor,cuando pillas a alguien en un marron de estos,parece que encima te tienes que callar,por que el malnacido este aun querra tener la razon...
Pues sí. Menudo HIJODEPUTA. Para fusilarlo al amanecer, sin juicio previo.
No os vengáis abajo por esta gente. Ánimo y adelante.
Tenemos sospechas de quien ha podido ser pero, claro, de no pillarlo infraganti...pues eso, nos quedamos con las sospechas y con mirarlo de reojo cuando lo vemos por la calle.
En fín, que le vamos a hacer. En todas partes hay cabrones y miserables que no se merecen ni que hablemos de ellos.
Salú a los tres
Vendo imposta. Precio a convenir.
...ya haremos otra. Así nos juntaremos otra vez con la bota de vino y el queso curado, y si hace falta, ya hará Carol una tarta de queso, je je.
Con insultos no consigueremos nada, porque seguro que el interesado no se da por aludido. Siempre pasa igual.Desalmados hay en todas partes y amigos de lo ajeno también, pero hace falta ser capullín y degenerado, para robar unas piedras de la ermita de una santa. Es más un ataque a la cultura, que dice mucho de los que han robado las piedras, en definitiva gente que no merece que hablemos de ella en este espacio. Un saludo
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