domingo, 7 de marzo de 2010

BACHESANGO, CON RAQUETAS

¿Bache...que????? ¿Y dónde coño está eso? Pues, en la puerta de casa, colega. Nos empeñamos siempre en ir a los mismos sitios y hay montañas que, por motivos que se me escapan, no sube ni Dios. Son, lo que vulgarmente se conoce, como el culo del mundo o lugares donde Cristo perdió las alpargatas. Pues ayer nos fuimos a uno de estos lugares. Bachesango está al sur de la sierra de Tendeñera, entre el barranco del Infierno y el Sía. Montañas de flysch que sirven de contrafuerte a las sierras interiores y desde las que obtenemos prespectivas inusuales de otras montañas más conocidas. Algunas son fácilmente accesibles y otras, como ésta, no son difíciles técnicamente pero hay que sudar para llegar a ellas. Ayer, cuatro aguerrid@s montañeros, Roberto, Ana. Bego y yo mismo (en compañía de Yeti) salimos de Biescas a las 7:30 de la mañana. Dejamos el coche un km más allá del cruce de Yesero y empezamos a andar por una pista que sale a la izquierda de la carretera. Durante dos km, aprox. se mantiene en suave ascenso, dirección oeste, alejándonos de nuestro objetivo hasta llegar a un lugar en el que termina y enlaza con una senda. Sube muy marcada hasta un collado en el que empezamos a pisar nieve. La nieve, muy dura, nos permite avanzar con rapidez por la cabecera del barranco d'as Canals. Llegamos a la altura de un megapino, declarado árbol monumental, (lo llaman, en Yesero, Pino d'as tres llaves) y, a partir de aquí, prácticamente desaparece el camino. Pinos caídos, buchos doblados por la nieve y que, al pisarlos te hundes hasta los genitales, la cuestión es que, durante 20 min., avanzamos haciendo jabalining hasta que llegamos a un contrafuerte en el que hay una paridera en ruinas y desaparece, por fín, la vegetación. Casi tres horas hasta aquí sin descuidarte nada. Un bocao rápido. Desde este punto se ve perfectamente la ladera por la que hay que subir. Nos calzamos las raquetas e iniciamos el ascenso. Nieve muy dura, perfecta para las raquetas. Aquello cada vez se empina más. Durante hora y media larga se sube por un pedazo de pala hasta llegar a una cresta donde casi te das de morros con la sierra de Tendeñera. Magníficas vistas en todas direcciones. Al norte las murallas calizas de Sabocos, al oeste toda la sierra de Partacúa, al sur el cordal de Manchoya-Erata y al este todo el macizo de Monte Perdido, Cotiella y el Turbón. Todavía no hemos llegado. Hay una cresta, hoy afilada y venteada que, en veinte minutos te lleva a la cima casi en frente de Tendeñera. 2256 m. Se ha parado el viento y hace un día cojonudo para estar aquí. Un trago de bebida energética y vigorizante traída por Roberto, un cigarrico cortesía de Ana y para abajo. En el descenso hay que extremar las precauciones. La nieve sigue muy dura y, un resbalón, al no llevar piolet, nos mandaría a la punta de la torre de Yésero. Nos cuesta lo mismo bajar que subir. Llegamos a comer a la mallata. Antes no me había fijado. Hay un montón de piedras talladas con iniciales, fechas y símbolos protectores. La fecha más antigua es de 1854 y la más moderna de 1949. Volvemos sobre nuestros pasos. Hacemos jabalining más rato del que nos gustaría. Encima ahora la nieve está blanda y te hundes hasta el cuello en algunos lugares. Al final, cogemos nuevamente el camino (que ahora se hace largo, pesao y aburrido) y nos plantamos nuevamente en el coche. Las cinco de la tarde. Nueve horas en total, 1200 m. de desnivel, sobre 15 km de distancia, el Yeti cojo de la pata de delante. Nos hemos ganao unas cervezas ¿no?.
Una no, en mi caso hasta tres en Biescas entre risas y buena compañía.
Hala pues...

3 comentarios:

POL dijo...

Que envidia!!!!!!, y de la mala, me hubiese encantado estar allí, pero los hijos .....Además, igual no se hubiese jabalineado tanto .., porque seguro que has esbarrado el camino .....
Saludos

Anónimo dijo...

Roberto:

De esbarrarnos nada, es que el camino estaba un poco disperso, o el que estaba disperso era el guia? mm

J. M. N. dijo...

Que sepáis, ambos dos, que el guide se pierde lo justo para darle emoción al día. Yo no me pierdo nunca, únicamente hago como que me extravío para que los clientes desarrollen su sentido de la orientación y el instinto de supervivencia, amén de descubrir parajes que no están al alcance de cualquiera.
A ver si creéis que el carnet de guía guay se lo dan a todo el mundo.
He dicho.