domingo, 5 de abril de 2015

CRESTA DE LOS PEPES, BORÓN Y MALLO DE SAN JORGE. (El que no disfruta es porque no quiere)

Por fin cayó. Hace mucho, mucho, mucho que andábamos diciendo de hacer este extraordinario recorrido por un lugar extraordinario de la sierra de Guara. Y eso que la mayoría de los que fuimos, por diversas razones (acceso a barrancos, escaladas juveniles, descerebramientos adolescentes...) ya conocíamos casi todo el recorrido. Pero nos faltaba hacerlo lineal, enlazando todo y haciéndolo en modo travesía. Así que el domingo 29 del mes pasado nos ponemos de acuerdo una buena cuadrilla compuesta por Silvia y JC, Ana, Pol, Kankel, Begoña y yo mismo y nos vamos, en una mañana seminublada y fría, a tierra baja hasta llegar a Santa Eulalia la Mayor (Santolaria pa los amigos). Paramos un rato mientras hacen la combinación de vehículos (yo, pa variar, me quedo con el sector femenino) e iniciamos la andada una vez dejado un vehículo en Vadiello a donde llegaremos.
La primera parte se desarrolla cómoda, sin prisas y charrando tranquilamente por pistas
con desniveles razonables hasta llegar a la confluencia de la que sube desde Vadiello y, poco después, a la barrera que limita el paso de vehículos.
Hasta ahora la ruta está siendo anodina y poco atractiva, cosa que suple la grata compañía, la conversación y las vistas hacia el norte donde despuntan los murallones sobre los que vamos a cabalgar en breve.
Pues si, en una curva de la pista, se coge senda a la derecha que nos lleva, en un cómodo flanqueo, justo detrás de los Mallos d'a Liana, concidos popularmente como "los Pepes" y de donde la arista recibe su nombre. Parada refugiados del puto viento a echar un bocao y buscamos el único punto por el que se pueden flanquear, a no ser que seas spiderman o similar, para situarnos al este de los mallos ya metidos en un mundo absolutamente mineral y sorprendente.
La cresta, en realidad, no tiene nada de dificultad si exceptuamos dos pequeños pasos de clavijas que se pasan sin mayores problemas... bueno, alguna si que los ha tenido pero es que no hay costumbre, coño... y además este p*t* viento no ayuda nada.
La cosa es que, tras rebasar los pasos, que más que dificultad lo que ponen es el punto de divertimento, solo nos queda subir y bajar por esos conglomerados, con abismos por todos lados,
hasta llegar al punto clave donde se abandona momentáneamente la cresta para subir al pico Borón.
Si hasta ahora hemos andado por conglomerados deltáicos del oligoceno, la cúpula del Borón lo conforman calizas  del Eoceno (+- 10 millones de años más antiguas, día arriba, día abajo) cuajadas de foraminíferos. El punto de contacto y cabalgamiento es un bucólico collado, situado muchos metros más abajo y a donde nos tenemos que dirigir, no sin cierta pereza, pues ya se sabe que en la montaña nadie regala nada y lo que se baja, tarde o temprano, se tendrá que subir... a no ser que ya estemos llegando al coche, que no es el caso.
Pues una vez en el prado en cuestión, nos queda una ladera de gleras sueltas con multitud de caminos trillados por las cabras que nos suben, no sin esfuerzo, a los  1327 m. que constituyen la cúpula cimera y uno de los mejores miradores de toda la sierra de Guara (con permiso del Tozal y de Fragineto que los tenemos allí, al alcance de la mano.)
Vuelta otra vez a la cresta y paramos a echar un bocado que ya empieza a ser hora.
Para rematar un día que está saliendo perfecto vamos a intentar subir el Mallo de San Jorge que el que esto escribe subió en su juventud a pelo y lo recordaba como una de esas gestas que solo se hacen en los años mozos, como lo de beberte cuatro cubatas seguidos y de trago o lo de entrarle, con escaso éxito dicha sea de paso, a una docena de mozas en una noche. Llegados a la base del peñasco en cuestión, contemplamos con regocijo que se ha instalado una sirga en una vira colgada y, donde se abre un abismo de 200 m. protegido únicamente por clavijas, se ha colocado una cuerda a modo de línea de vida que facilita, o al menos así lo creemos, notablemente el ascenso.
Subimos solo los mastos. Las mujeres, mucho más prudentes, se quedan abajo. Lo cierto es que resulta muy fácil (y muy espectacular) llegar arriba mientras se me ponen los pelos como escarpias de imaginarme a mi mismo (y a una cuadrilla de descerebraos como yo), hace más de 20 años, vestidos con chándal de mercadillo y zapatillas marca "maripis" subiendo la Canal del palomo sin línea de vida y sin la mitad de las clavijas y luego, supongo que borrachos de adrenalina y testosterona recién adquirida, trepar a este zaborro creyéndonos invencibles e inmortales... si algún día encuentro las diapositivas de ese día, prometo colgarlas.
Bueno, pues que una vez arriba, en vez de destrepar, buscamos una instalación de rápel que te deja, 30 metros más abajo, donde nos esperan nuestras amigas o esposas... cada uno lo que considere de cada cual.
Ahora solo queda buscar la canal que nos llevará, entre destrepes y agarradas a buchos, a orillas del embalse de Vadiello donde la naturaleza se torna mansa y los caminos son llanos y asfaltados... nada que ver con los parajes por donde hemos transitado hace muy poco y que quedarán para siempre en nuestras retinas y en nuestros recuerdos. (Para algunas más que para otros...je,je,je...)
Aquí tenéis el track aunque no hay pérdida... de hecho, si dejáis el camino lo más fácil es que os despeñéis.
Hala pues,

6 comentarios:

Óscar Martín Estallo dijo...

Muy bonita la zona. La subida al Boron desde Vadiello por esa canal es muy guapa. Y la subida al mallo san Jorge también la recuerdo. La verdad es que esos clavos ahí en medio de la nada, con ese patio.... Casi mejor con línea de vida, no se. Pero es muy guapo, la verdad. Saludos!!

Eduardo Pardo dijo...

El Boron, lo subas por donde los subas, nunca decepciona. ¿Que tal está el mallo San Jorge para destreparlo por las clavijas?. Un saludo

Mariano Antonio Javierre Lacasta dijo...

¡Hola José Miguel!
Todo llega en este mundo más pronto o más tarde.
Así que línea de vida a lo basto: el Mallo San Jorge ha perdido ya su gracia. Le pasó lo mismo a la Canal del Palomo cuando la apañaron colocándole línea de vida y un fajo de clavijas y grapas que habían desaparecido. Nosotros también nos las chupamos a la brava. Ahora ya no tendrán aquel encanto medio salvaje. Eso si, hay más seguridad pues pasa mucha gente.
¡Que vaya bueno!

J. M. N. dijo...

Os doy la razón a los tres. Es una zona para andar ojiplático y con la boca abierta continuamente. Respecto a la subida del mallo San Jorge, yo creo que la secuencia lógica de acontecimientos será que, más pronto que tarde, instalarán una sirga como continuación de la hiperequipada canal del palomo. Ya sabéis que en este país nuestro o no llegamos o nos pasamos tres pueblos. De momento hay una cuerda que, como ayuda psicológica no va mal. Que se podría subir y bajar sin ella? Pues sí, además sin problemas pero lo de jugarse el pellejo en un peñasco de chichinabo como es este... pues tampoco me mola demasiado. Habrá perdido parte de su "aventura" pero yo quiero ver con quien se arrejunta mi hija y, sobre todo, a quien le voy a dejar lo poco que tengo.
Eduardo, a lo que tu preguntas, hoy por hoy, con un arnés y disipadores puedes subir y bajar tranquilamente pero yo, por seguridad, recomendaría la opción del rápel.
Saludos a todos.

Pirene dijo...

Oleeee!!! ¡plas plas plas! (¿dónde están los dibujitos del watsap cuando los necesito? ¿por ejemplo el de las manitas aplaudiendo?)

Nada pues que ahí queda ese pendiente para nosotros. Ya caerá ya! ... o no... que por monte no será.

Nosotros ese día bien protegidos del viento oyes. También fue buena elección la nuestra.

Salud! (y orujo, si eso)

J. M. N. dijo...

Pirene, te acompaño. No me importa lo más mínimo repetir. Este es un sitio para volver las veces que hagan falta.
Salú, tortilla de pimiento y orujo pa empujarlo todo, moza.