lunes, 9 de septiembre de 2013

TORRETA DE MONTSÌA (764 m.)

Pues aquí estamos, en San Carles de la Rápita, disfrutando de una semana de calor, playa, sal y medusas...Claro que no todo va a ser rebozarte en arena, bañarte en agua caliente cual micción y leer tirao a la bartola mientras tu piel absorbe radiación UV para conseguir ese carcinoma que se te llevará a la tumba...también hay que buscar alternativas.
Hablo con Silvia y J.C y me comentan la existencia de dos ferratas, una en cada vertiente de la sierra del Montsia, muy cercana a donde nos hospedamos. Así que, antes de meterme solo en algún berenjenal, me voy a dar un rulo por esa montaña para ver el percal y decidir si hago alguna o me quedo con mis mujeres en la playa.
Como los días precedentes hace un calor que lo flipas, decido pegarme el madrugón del mes de forma y manera que a las cinco y media de la mañana estoy en la puerta del hotel semisobao y legañoso ya que ni me he lavao la cara para no hacer ruido y despertar a mis chicas.
Cojo el coche y tras dar mil vueltas por un desierto y oscuro San Carles, encuentro la ruta correcta que me lleva, por una estrecha carretera de montaña, hasta la zona conocida como Coco de Jordi, donde termina y hay un parking.
Joder...igual he madrugao mucho o que??? Es noche cerrada y no tiene ninguna pinta de amanecer
aún. Menos mal del GPS, en el que llevo un track que no me acaba de convencer, y del frontal. Bueno, me digo a mi mismo para animarme, así, además veré salir el sol cuando ya esté arriba en la ladera. Me imagino uno de esos amaneceres románticos de película moñas en la que el astro rey asoma por el horizonte mientras en la playa se apaga lentamente una hoguera y yo me desperezo abrazao a una mulata con la que he tenido una noche de amor febril y... UH-UH-UH-UH!!!!!!!!! Hostia tú, ¡Que susto, coño! Un cárabo acaba de cantar aquí al lado y otro le responde un poco más allá. Hala, déjate de gilipolleces y empieza a andar que casi hace fresquete.
Así que con el frontal y pendiente del GPS ando casi una hora, hasta una fuente señalizada como Font del Brugar donde mana un chorrete minúsculo y empieza a amanecer. Constato con creciente frustración que no solo no voy a despertar nunca abrazao a una mulata si no que tampoco voy a ver el amanecer romántico. Me doy cuenta que estoy metido dentro de un barranco sin vistas y, sobre todo, que está nublao que te cagas. ¡Hombre, no me jodas! ¡Será posible!
Sigo subiendo, cada vez con más claridad y con más nubes, hasta llegar a una zona llana donde encuentro las ruinas del pueblo de Mataredona. El camino está perfectamente definido y en los cruces muy bien señalizado así que no tengo problemas en seguirlo. Ahora, después de dejar las ruinas
envueltas en niebla atrás, ando por una especie de altiplano cubierto de coscojas, retamas, palmitos y unas aliagas que pinchan que te cagas (creo que es la Ulex europaeus) hasta que la senda gira a la derecha y me acerca a un collado que da vista (deduzco, porque verse, sigue sin verse nada...) a la vertiente occidental de la sierra.
A partir de aquí el camino desciende mucho. Salgo de la niebla y veo a mi derecha unas barranqueras que se pierden en el fondo de un valle donde debe estar la población de Ulldecona.
Una zona llana y llego a unas ruinas que se ven allí mismo. Se trata del Mas del Comú, lo que aquí, en esta tierra que nos movemos habitualmente, viene a ser una pardina de toda la vida. Como se ha levantado viento y voy sudao, me meto dentro de las ruinas a echar un bocao que ya me lo he ganado.
Tras mineralizarme, vitaminarme e hidratarme convenientemente, continúo por la senda que abandono enseguida para coger otra bastante menos marcada. La que llevaba baja a Ulldecona y yo, lo que quiero es subir a la cima más alta del macizo. No hay perdida. Pequeñas trepadas entre tramos de senda, marcas verdes en las rocas me llevan a un collado en el que me vuelve a envolver la niebla. De allí me queda un paso, según el GPS, a la cima a la que, efectivamente, llego enseguida.
Dos casetas de chapa cerradas, un vértice geodésico y una especie de mástil de bandera con los puntos cardinales ocupan una cima amplia y alargada donde las nubes van y vienen pero sin despejarse y sin ver el sol.
Joder, hace hasta frío, así que echo un trago de agua y me piro para abajo enseguida. He estado mirando por donde van, más o menos, la ferrata de Ulldecona y la de Roca Blanca y no lo acabo de ver claro. El pico este es como una especie de zigurat en el que se alternan estratos calizos horizontales (el grosor de dichos estratos será por donde se trepa) con otros más blandos de arenisca donde habrá sendas de enlace entre unos y otros. Bueno, ya me lo pensaré...
Vuelvo al collado e inicio una cresta que, sin ser difícil, al final se hace larga porque hay que ir continuamente trepando y destrepando. Son continuos sube y bajas en el que se coronan multitud de pequeñas cimas encadenadas. Por fin parece que se quiere ir aclarando esto y, aunque sigue habiendo nieblas, sopla viento y casi hace frío, de vez en cuando veo la costa y San Carles allá abajo.
La cresta acaba en una curiosa formación rocosa llamada la Foradada que, como su propio nombre dice y/o sugiere, es una roca con un gran agujero o forato desde donde se ve toda la bahía de los Alfaques, la punta de la Banya y el istmo (más bien un tómbolo) del Trabucador, donde está la una de las playas más majas en las que me he bañado, dicho sea de paso....
Aquí me encuentro con el primer ser humano de toda la mañana, un vasco que, como yo, es más bien alérgico a la arena, los tangas y las tetas al aire.
Charramos un rato (está alojao en el mismo hotel que yo), echamos un trago y él marcha a hacer lo que yo ya casi estoy terminando. Joder macho, pues que no te pase nada...ahora que ha salido el sol hace un calor de flipar aunque sigue soplando el aire y en la sombra casi hace frío.
Bueno, pues de aquí ya todo es bajada. Sigo por la senda perfectamente marcada y señalizada que se encamina decididamente hacia el barranco de subida.
En un momento concreto, la senda tira a la izquierda, a empalmar con la de subida y otra sigue hacia abajo. menos marcada pero sin problemas. Por hace una circular redonda, esférica y anular me tiro por allí rezándole a San Carles  y a la Mare de Déu de la Ràpita  para que aquello no sea una senda de porcs senglars (llamados comúnmente chabalíns en mi tierra) y que me lleve a algún lugar próximo al coche.
Pues sí, directo, sin demoras y recto aparezco a pocos metros del Coco de Jordi y del coche. Por cierto, no me hagáis mucho caso, pero creo que los cocos o cocós son, a parte de unos frutos tropicales peludos y un señor que se come a los niños que no se quieren ir a dormir, unos agujeros que se forman en las rocas por disolución de la caliza y donde se almacena el agua de lluvia. Allí mismo parte también una ruta llamada itinerari des fonts y cocós que también tiene buena pinta y que me la dejo para otra ocasión.
Pues nada, aún me da tiempo a llegar a la platja del Garbí  (en realidad he llegado hasta el chiringuito) donde me he apretao dos cervezas mientras las jefas desmontaban el tinglao que tenía allí montao y nos vamos a comer....bueno, yo más que comer lo que he hecho es asaltar el buffet ante la vergüenza de mi hija que no para de repetir que no me conoce de nada...
Decididamente las ferratas me las dejo para otra ocasión, con compañía a poder ser. Con esto y 106 km de bicicleta que me hice al día siguiente, llanos como la palma de la mano y parando cientos de veces a ver patos, patitos, zancudas, flamencos y demás bichos plumíferos propios de estas latitudes, vuelvo más que contento a casa.
Por cierto, un amanecer desde allá arriba en un día despejao debe ser algo parecido a esto y el track, por si os apetece ir algún día, está aquí.
Bueno, pues nada...que, aunque no viene a cuento, me voy a tomar una relaxin cap of café con leche in plaza mayor...hostia que vergüenza tú...y pensar que son éstos los que nos tienen que sacar de esta mierda en la que ellos mismos nos han metido...menos mal que, por lo menos, no nos han dao las olimpiadas de los cojones y toda la banda de sinvergüenzas que han debido ir allí a chupar del bote ya deben estar volviendo...yo es que me pongo malo pese a seguir de vacaciones.
Hala pues...

2 comentarios:

silvia dijo...

¿Estás seguro que miraste el tiempo en la playa y no en la montaña? mira que no ver nada...está visto que tendrás que volver, quizá más acompañado aún, para hacer las ferratas y disfrutar de esas increíbles vistas.
Hiciste muy bien en madrugar aunque mucho no vieras. Nosotros en febrero a las ocho de la mañana nos cociamos vivos.
Chao majo!

Pirene dijo...

Pos menos mal que al final no nos bajamos por la zona, que si no te acompañabamos pobrecico mío jejejeje!!!

Jo! he de admitir que un poquer de envidieta ya me das, que este año tan apenas he catado la playa. Aunque yo tampoco soy muy de tangas, chiringuitos o niños con pelota he de admitir que si uno encuentra la cala perfecta (cosa para la cual se ve que tengo buen olfato) gozo casi tanto como en la montaña... el mar también es naturaleza salvaje cuando te alejas de las sombrillas.

Ale pues! salú! y mucho relaxing café jejeje