domingo, 23 de mayo de 2010

COTIELLA, DESDE ARMEÑA.

Hace muchos años, tantos que todavía no tenía tripa cuarentona ni pelos en las orejas, nos fuimos una Sanmigalada con Pol a subir a Cotiella por Barbaruens. Mi extraordinario sentido de la orientación y mi magnífica experiencia montañera, hicieron que acabáramos, sin querer, en el punton d'as bruxas o punta Raymond d'Espouy. Aquél día juramos que, por la gloria de nuestras madres, volveríamos para subir a Cotiella. Bien, pues diez años después aquí estamos.
Salimos el viernes a las cuatro desde Biescas. Roberto sube de Zárágózá y nos juntaremos con él en Campo. (En el restaurante Cotiella, pa ir abriendo boca). Llegamos un poco antes y caen dos galimbas que la tarde está caliente. Trasvase de material y con el coche de Pol llegamos a Barbaruens donde cogemos una pista que nos lleva hacia el circo de Armeña. Dos coches en el párkig, tendremos compañía en el refugio. Nos cuesta subir hasta allí una hora y 25 min por parajes de extraordinaria belleza. El refugio es como la casita de blancanieves, situada en un lugar idílico pero llena de ratones. Dos catalanes de Mollerusa, una pareja, el catalán, ella griega y nosotros. En total siete. Un rato de cháchara, cena mientras vemos como los ratones se zampan el contenido de una lata de paté delante de nosotros sin inmutarse. (Ratones carnívoros, macho ¿Y aquí vamos a dormir? a lo mejor mañana aparecemos sin dedos en los pies...que mal rollo).
A las cinco y media de la mañana suena el móvil. Chequeo rápido. No me falta ningún miembro, apéndice o similar. Salgo a la calle y veo que está medio nublado y que no ha habido rehielo. Nos vamos a cagar. Salen los catalanes delante nuestro y nosotros detrás. Enseguida empieza la nieve. Efectivamente, no está helada y nos hundimos hasta la pantorrilla. Enseguida cogemos a los de Mollerusa y decidimos abrir huella un rato cada uno (Aunque alguno se las ha ingeniado para escaquearse). Al principio se sube suave pero al llegar al pié del collado entre Cotiella y Cotielleta aquello se empina de manera alucinante. El último trozo es casi vertical con una cornisa que no podemos pasar. Nos desviamos a la izquierda y trepando por piedra suelta y cascajera llegamos a la arista cimera. Parece que ya estamos allí pero los cojones, nos queda una pataquera guapa y, encima, se está nublando a marchas forzadas. Alguna vez la cima desaparece envuelta en niebla. Roberto se queda que le duele una rodilla. Acometemos los cuatro una pala empinada al principio, muy empinada en medio y empinadísima al final. Hay una cornisa que tenemos que picar con los piolets y hacer un paso de hombros para superarla. Unos pasos más y cima. Joder, no pensaba yo que nos iba a costar tanto. Cuatro horas desde que hemos salido del refugio sin parar para nada. De repente los cielos se abren y nos dejan ver desde Monte Perdido hasta el Aneto. Hasta hace calor a ratos. Decidimos bajar al collado de la punta las Neis para evitarnos la cornisa de subida pero, conforme bajamos, vemos que la cornisa de arriba es la hijita pequeña de la que hay allí. Pedazo cornisa que sale más de dos metros. Media vuelta y parriba otra vez. Joder, 2915 m que tiene Cotiella más 200 m que acabamos de bajar y hay que volver a subir, acabamos de hacer un 3000, por gilipollas. Al final el descenso lo hacemos por el lugar de subida, con mucho tiento, mirando bien donde apoyamos los pies y clavando crampones y piolet como si nos fuera la vida en ello (que ahora que lo pienso igual si que nos iba...) Llegamos donde nos espera Roberto y continuamos bajando. La nieve está cada vez peor. Nos hundimos hasta las güebos y empiezan a caer las cornisas de arriba provocando pequeñas avalanchas que bajan paralelas a nosotros. Hostia tú, vamos a separarnos de estas paredes echando fuego. La bajada del collado la hacemos con mucho cuidadin y de culos hasta llegar a una zona segura. El resto del descenso se hace laaaaargo de narices hasta que llegamos nuevamente al refugio. Los catalanes los hemos dejado atrás pero llegan poco después acompañados de la pareja que habían salido del refugio solo a pasear por la nieve. Cojonudo, donde cogíamos agua ayer se ha secao y la fuente está debajo de un nevero. Afortunadamente, dos tíos de Huesca que habían subido a comer al refugio nos dejan toda el agua que llevaban. Estoy por darles un beso en los morros. Me acaban de salvar la vida. Comida en la terraza al sol mientras se secan las botas, calcetines, polainas y pantalones. Recogemos los sacos y esterillas y para abajo. En poco menos de una hora nos plantamos en el coche. De ahí a Campo (al restaurante Cotiella otra vez) donde caen abundantes birras y hasta un helao de chichiberry o no sé que hostias pero que estaba cojonudo y pa casica que esta noche hacemos un homenaje a Maxi y presentamos un libro que hemos escrito entre varios en su honor (sí, sí, yo, cuando quiero, hasta se escribir y hablar bien pero eso es otra historia...)
Hala pues...

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