muy fácil. Salimos al monte esta primavera, subimos un poco altos y yastá...
Nos las prometíamos muy felices nosotros... vamos a subir al Ibón de Ip y, una vez allí, en función de las condiciones meteorológicas, organolépticas, nivológicas, clínicas y acetilsalicílicas vamos, como opción A, a Collarada por el corredor de los militares y como opción B a punta Escarra y vuelta por el corredor norte hasta Izas.
Se apuntan Pol, Roberto y el Yeti a esta empresa. (Caso que hagamos algo de esto, ya veremos que hacemos con el perro que no porta piolet, ni crampones ni hay opción de colocarle un arnés y un casco...).
Paramos a la salida de Canfranc pueblo, unos metros más arriba y junto a un puente que cruza el río Aragón. Allí mismo sale el camino, llamado de La Basera y cogemos. Solo he estado una vez en el Ibón de Ip, y subimos por la ladera de enfrente, llamada de la solana así que, por lo menos, vamos a conocer un camino nuevo.
Conforme vamos avanzando e introduciéndonos en el valle observamos dos fenómenos singulares y que comentamos:
a) Que cada vez hay menos vegetación en coyuntura primaveral.
b) Que se está nublando y que baja la temperatura a cada paso que damos.
Efectivamente, queridos y queridas amiguitos y amiguitas, conforme ganamos metros hacia arriba, vamos contando hacia atrás los meses y la vegetación que nos acompaña es la propia de finales de febrero o primeros de marzo. A la vez, turbias nubes cubren las cimas más altas, donde ya descargan, mientras que se nos viene encima un marrón desde todas direcciones.
Paramos a almorzar en previsión de no poder parar después y bien se vale, porque, a partir de entonces, el general invierno se nos echa encima y despliega todo su armamento en forma de fríos, nieves y vientos. Of course, ni corredor de militares ni punta Escarra... con llegar al refugio de Ip nos damos por satisfechos.
La primera y última vez que estuve, recuerdo ver ruinas por doquier, una especie de edificio enorme estilo hotel del Resplandor, hierros, casetas y paredes por todo. Hoy, en buena medida porque la nieve lo uniformiza todo y también por la campaña que se hizo de limpieza de entornos ibones por Fundación Endesa. (si se hacen bien las cosas también hay que reconocerlo, pese a que fueron ellos mismo o sus antecesores los que lo jodieron todo...) decía que, hoy, aquello luce de otra manera y solo hay dos o tres casetones cerrados con llave y un refugio abierto al pie de la presa que da nombre al paraje. Porque sí, queridos y queridas amiguitos y amiguitas, el extraño topónimo "Ip", proviene de aquel extinto idioma prerromano (o de otros indoeuropeos posteriores) en el que "Ib" significaba río, ribera, orilla... y que ha dado vida a topónimos como ibón, Ipies, o el propio rio Ebro, Iber para los amigos...
El refugio es majo, acogedor y todo para estar abierto y libre. Ni hay mierda, ni cristales rotos y hasta tiene una buhardilla arriba con colchonetas que apetecen probar aunque la compañía no es la más adecuada... para probar las colchonetas, quizir..,.no se si me entendéis... bueno, que me disperso....
Parada un rato y la decisión se toma rápida... para abajo. Y ya que estamos, por lo menos, vamos a cambiar de camino.
Así que, esta vez, cogemos la derecha hidrográfica del barranco y, poco a poco, vamos buscando el camino que, entre nieves primero y tasca requemada después, nos lleva a un refugio forestal en penoso estado. Hay, justo al lado del refugio, unas piedras que por sus dimensiones, su orientación y su ubicación recuerdan poderosamente a un dolmen aunque ahora sirven como basurero. Consulto después, una vez llegado a casa, duchado, peinado y cepillado, y no encuentro nada sobre un megalito en esa zona... no se, no se, me he quedado con la mosca detrás de la oreja.
Bueno, prosigamos. La senda llanea en una faja colgada y enseguida baja en picado mientras se introduce en un bosque en el que, a cada paso, vuelve la primavera. De hecho, vemos matas de Lilium pyrenaicum a punto de florecer cuando lo normal es que lo hagan allá para mediados de junio.
Un paso por debajo la línea del tren nos indica que estamos ya muy cerca del coche al que llegamos, otra vez, en manga corta y sudando la gota gorda.
Bueno, pues eso se ha podido hacer. Al final, con la tontería, han salido casi 15 km y más de 1200 m. de desnivel. Aquí tenéis el track.
Venga va, caña en Villanúa.
Hala pues...