El Crismón es una de las representaciones simbólicas más repetidas durante el medievo. Lo encontramos en tímpanos de iglesias y catedrales, en claves de arcos de puertas y ventanas y en algunos sillares de iglesias románicas.
Antes de su cristianización, era el símbolo solar por excelencia. La idea de la rueda, el movimiento circular continuo, la concepción cíclica del tiempo (contraria a la actual concepción lineal) se imbricaron con teologías trinitarias y cristológicas al ganar terreno estas últimas sobre las antiguas creencias de culto al astro rey. Por otra parte, centro, radios, llanta, cruz, estrella, punto y círculo que forman el crismón resumen la geometría del cosmos.
Hay una atractiva teoría, que asegura que este símbolo no nació, como nos dice la leyenda en Roma si no mucho más cerca...en el Sodoruel jacetano. Allí encontramos los más primitivos de todos los que hay en el occidente cristiano y muy cerca de allí, en el magnífico tímpano de la catedral de Jaca, tenemos el arquetipo de lo que luego serán los crismones trinitarios. Porque si, este símbolo tiene dos lecturas, una cristológica, más antigua, y otra trinitaria, más próxima en el tiempo.
Desde un punto de vista cristológico la X (chi) y la P (ro) son las dos primeras letras de la palabra griega Xristos y la S (sigma minúscula de final de palabra), la última, es decir, Cristo vuelve a ser el Principio y el Fin de todas las cosas.
En una lectura de este signo sagrado desde un punto de vista trinitario, tenemos que la P representa al padre y se sitúa en la parte superior, la S al (e)Spíritu y se colocaba en la inferior y las letras alfa y omega (primera y última respectivamente del alfabeto griego) a Jesús, hijo de Dios y principio y fin de todas las cosas, eran situadas a izquierda y derecha respectivamente. El círculo, que lo envuelve todo, simboliza la unidad de los tres en uno, es decir, la Trinidad.
Desde un punto de vista cristológico la X (chi) y la P (ro) son las dos primeras letras de la palabra griega Xristos y la S (sigma minúscula de final de palabra), la última, es decir, Cristo vuelve a ser el Principio y el Fin de todas las cosas.
En una lectura de este signo sagrado desde un punto de vista trinitario, tenemos que la P representa al padre y se sitúa en la parte superior, la S al (e)Spíritu y se colocaba en la inferior y las letras alfa y omega (primera y última respectivamente del alfabeto griego) a Jesús, hijo de Dios y principio y fin de todas las cosas, eran situadas a izquierda y derecha respectivamente. El círculo, que lo envuelve todo, simboliza la unidad de los tres en uno, es decir, la Trinidad.
Un elaborado catálogo del símbolo sagrado por excelencia, con un estudio pormenorizado y una clasificación según sus características lo encontraremos en esta página:
Y, como siempre que hablamos de románico, la magnífica página de Antonio Gracía Omedes:
Hala pues...
1 comentario:
Je, ya tenia yo estudiao esto de los crismones por un lio anterior que ya sabes.Yo iba a poner en mi blos lo de la madre del Constantino(Santa Elena)con su historia en un audio chorizao del arradio,pero he puesto otra cosa porque no aparece lo de cuando vino por aqui (y no se cuando lo haria porque se caso,su marido se endivorcio para hacerse emperador,se murio el, su hijo la hizo emperatriz y se fue a tierra santa a buscar la cruz),que confusion de gente,oye.
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