lunes, 1 de octubre de 2012

OTRA VUELTA POR EL SOBREPUERTO


Otal
 Sigo haciendo el trabajo de trackquear ¿se debe escribir así? todos los senderos de Sobrepuerto. Lo que yo pensaba que iban a ser excursiones solitarias, en compañía únicamente del perro, se están convirtiendo en magníficas experiencias acompañado por gente excepcional. Ayer tuvimos el placer de compartir una de esas excursiones con Los del Termo, gente maja no, lo siguiente. Vienen de Binefar, Barbastro y Monzón. Viene también Pol y Teo, un amigo suyo. 
Quedamos con ellos en el puente Oliván a las ocho de la mañana. Llegamos, recién levantaos y medio sobaos aún, y los encontramos almorzando de forma contundente. A base de bizcocho y magdalenas caseras, chocolate, café y orujo. Claro que ellos llevan ya dos horas levantados. ¿Tendrá que ver el nombre del grupo con estos almuerzos? decidimente sí. Presentaciones. Al final desayunamos todos, nos organizamos en los coches y subimos hasta el punto donde la pista corta el camino de Ainielle. Vamos once, a saber; Javier, Cristina (que padece perrofobia), Pili, Loli, Miguel, Juan Carlos, Silvia, Teo, Pol, el Yeti y yo mismo.


Ainielle
De donde el camino sale de la pista hasta el pueblo que se hizo famoso en todo el mundo a raíz de la publicación de la novela "La lluvia amarilla", hay media hora escasa por un camino cómodo que primero sube por un espolón rocoso con buenas vistas hacia el valle, y después llanea entre campos repoblados de pinos hasta llegar a los, cada vez, más menguados restos del pueblo. En las eras situadas a poniente, se inicia el que es, para mí, el camino más bonito para subir a Erata. Primero se va paralelo al barranco para, a los pocos minutos, introducirte en un precioso hayedo por el que subiremos (a veces muy fuerte) hasta un cerro desde el que se domina el pueblo y todo el valle de Oliván. De aquí se coge un lomo completamente despejado de vegetación que nos lleva, entre vacas y vistas cada vez mejores, primero a la ermita de San Benito y en pocos minutos a la punta Erata.
Almorzamos en la ermita, vuelven a correr las botas de mano en mano, y de allí a Erata y a la punta del Puerto Yésero, dos metros más alta que la que tiene el vértice geodésico. Aquí se inicia una bajada, siguiendo marcas blanquirrojas del Gr-15, hasta el pueblo de Otal. Lo primero que nos sale al paso es la arruinada iglesia, declarada BIC y que se hundió hace un año ante la indiferencia, apatía, dejadez e incultura del, paradógicamente, Departamento de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Oregón y su Dirección General de Patrimonio Cultural. Claro que, el  excelentisimo y acojonantísimo Ayuntamiento de Broto, tan preocupado por su patrimonio, tampoco hizo nada...bueno, sí, llenar Sobrepuerto de cartelitos gilipollas, indicándote que estás en su término municipal. Carteles pagados con dinero público que se podría haber destinado, yo qué sé, a subir un albañil un par de días a retejar. No hubiera sido la solución pero sí que hubiera servido para detener el proceso de deterioro. Claro que la iglesia es del Obispado y no iban a intervenir en un edificio que no es público...claro que el tejado lo hundió una nevada y las nevadas las anuncian, o no, los hombres del tiempo. ¿A ver si la culpa va a ser de ellos? De telecinco, concretamente por poner la previsión a las 15:50, cuando el funcionario de turno, que debió alertar del inminente derrumbe, estaba con el cafelito de media tarde.
Con una profunda sensación de asco y desamparo (al menos yo) entramos en la iglesia (eso sí, las fotos interiores ahora salen de puta madre). Nos damos una vuelta por el pueblo (hay varias personas comiendo y cogiendo moras en los zarzales arborescentes que ocupan las calles) y cogemos el sendero que nos llevará de vuelta a Ainielle. Al principio baja entre tapiales hundidos hasta cruzar el barranco Labañera. A partir de aquí, faldea a media ladera entre un precioso bosque mixto donde destacan monumentales abetos y hayas centenarias hasta llegar a un collado donde se da vista ya al valle de Oliván presidido por la Punta Oturia. Allí paramos a comer para continuar, poco después, faldeando el cerro de Castillón (donde se ubicó algún tipo de poblamiento defensivo allá por el siglo X), coger la pista que desde el Cuello Ainielle baja a esta población y retomar el camino de subida otra vez a los coches.
La despedida, una vez llegados a la civilización, en el Molino de Escuer donde caen, grandes y abundantes galimbas, alguna cocacola y demás bebidas estimulantes y/o refrescantes que sirven para acompañar y acabar de rematar las magdalenas y el bizcocho entre risas y animada conversación. No creo yo que sea la última vez que nos juntemos con esta gente...
Por cierto, Cristina, la que le tenía miedo a los perros, ha acabado siendo amiga del Yeti...si es que...es más majo y más simpaticón este perro....
Hala pues....

Se me olvidaba el track...hala ir andando estas sendas que si no se cierran y no hay Dios que pase por allí

7 comentarios:

silvia dijo...

Y pensar que yendo con vosotros me podría comer una naranja y no me tendrían que esperar... Sin duda es otro punto positivo para continuar juntándonos.
Por cierto Pol, aunque no venga a cuento: Clínica Codina. Ah! y te he enalazado a nuestro blog que a Pedro, que espero que algún día conozcáis, le encantará porque charra mucho aragonés.
Sin duda os llamaremos.

silvia dijo...

Una quedada estupenda! La próxima mojándonos o jabalineando!
Soy JC.

cristina dijo...

¡fue un dia estupendo! Espero que podamos repetir. Ah! y lo del yeti no cuenta que yo creo que no es un perro...

J. M. N. dijo...

Bueno, gracias a los tres. Estaremos en contacto. Ya sabéis donde estamos para lo que queráis (si traéis magdalenas y bizcocho mejor)
Un saludo a todos!!!

Pirene dijo...

Mira tu que bien! me alegro un montón de que os vayáis juntando y eso y sobre todo que lo paséis tan bien.

La ruta (sin querer desmerecer, eh!) la hice hace un paquete de años. Fuimos una buena pandilleta de jovenachos y jovenachas curiosos/as que nos pegamos toooodooo el día de embarque en embarque pero que lo pasamos genial y sacamos una excursión bien guapa que repetimos al año siguiente. Luego ya te haces mayor... los unos se van a estudiar al quinto pino... las otras se ponen a parir como conejillos... y esta menda lerenda se pone malita y cursa baja montañera de añicos varios... ¡Ains! que suspiro me entra oyes!!!

Resumiendo: guapa ruta, muy buena compañía... os doy un ¡triunfada total! en toda regla.

Saludicos!

POL dijo...

Gracias por recordarme lo de la Clínica y muchas más por enlazarme, una aduyeta más por fer un poder ta que no se amorte l'aragonés e remateespaldándo-se como á ilesia de Otal.
Salú

J. M. N. dijo...

Pirene:
Que recuerdos dejan esas primeras excursiones ¿verdad? Mi primera fue desde Orós a dormir en Espierre. De allí a Otal sin camino. Todavía vivían en Otal en verano los últimos habitantes y dormí, aquella noche, en la cama de mi bisabuela. De allí a Basarán y a Cortillas donde nos cayó la del pulpo con rayos y truenos incluidos. Por suerte, prácticamente todas las casas estaba intactas y nos pudimos refugiar en la abadía. No se me olvidará nunca la sensación de libertad, de "hombría" de aguantar una tormenta lejos del nido familiar y encima reirte del miedo (yo creo que aquella noche todos estábamos acojonaos pero nadie lo decía)...en fín...qué viejos somos, cuanto vivido y lo mejor ¡cuánto por vivir!.
Saludos, compañera.