También llamado, barranco Pinzas. Otra vez hemos vuelto a Guara a barranquiar. Una vez que el mirlo culidorado (Turdus culiaureus) y el buitre carroñero (Gyps politicobanqueriensis) han hecho sus cosas de follar y demás, se han reproducido y han sacado adelante a sus retoños (Hace falta valor para reproducirte en este mundo que se nos viene encima) se levantan las prohibiciones que pesan sobre este espacio a la hora de barranquiar. En la zona de Vadiello, labrados a favor de las fracturas que presentan los paquetes de conglomerados oligocenos, se han formado increíbles barrancos, estrechos como el pichín de la Nancy y de una belleza única. El problema es que, para bajarlos, hay que buscar una fecha que no les jodamos el rollo romántico-sexual a nuestros amiguitos plumíferos, que respetemos las fechas y normativa, que haya llovido lo suficiente como para que no haya pozas estancadas, que no haga demasiado frío y que haya horas suficientes de luz porque son recorridos largos y bastante complejos. Todos estos factores se aliaron ayer y nos decidimos por el que dicen que es el mejor barranco de toda la cuenca del Guatizalema (del árabe Wadi "río" y de Salama, linaje de nobles oscenses por cuyas tierras discurría el río). El barranco de Escomentué (Ni idea de dónde procede dicho topónimo. Únicamente deciros que el sufijo -ué- da idea de pertenencia).
Madrugamos, ya que el día va a ser largo. A las siete y media quedamos en Villa Cloro con Pol y entre echar un café y demás, son las nueve cuando estamos aparcando en la chopera de Vadiello. Nos ataviamos con la moda barranquista primavera-otoño 2012 y cargados como mulos iniciamos el camino de acceso. Como este barranquillo no se debe hacer mucho nos llevamos cuerdas de sobra, material de instalación, comida, vino abundante y un mini kit de supervivencia en medios hostiles consistente en una manta térmica para cada uno, pastillas para que, en caso de sufrir un accidente -Dios no lo quiera-, nuestra carne se vuelva amarga y no se nos jalen estos buitres que ya nos sobrevuelan, un mechero para fumar cualquier cosa verde que encontremos mientras nos vienen a rescatar, y en el peor de los casos, navajas para hacernos el harakiri mutuamente.
Subimos un primer repecho perdedor y sin camino definido hasta cojer la senda que sube al pico Borón. Aquí ya tenemos una senda prefectamente marcada que nos introduce en una canal cubierta de vegetación y con vistas cada vez mejores de ese paisaje espectacular. Cuando subimos por la canal, del mallo de San Jorge que lo tenemos justo a la derecha, se desprende una enorme piedra que nos deja acojonaos. La erosión en directo y amenazando nuestros frágiles (alguno más que otro), cráneos. Llegamos a una especie de colladito, hasta aquí prácticamente hemos ganado todo el desnivel, y nos metemos en un bosquete de carrascas en el que hoy abundan las setas, especialmente el Boletus satanas que, como sagazmente habréis adivinado, es venenoso. En medio del bosquete oímos un ruido extraño y vemos unas formas peludas que se nos acercan a la carrera. ¡Mecagonmiputacalavera.! ¡Viene una manada de jabalises sesinos y sanguinarios!...pues no, se trata de un rebaño de cabras asilvestradas que se detienen a nuestro lado y nos miran como si fueran el mismísimo Belcebú.
Cruzamos el pelado lomo de Ligüerre, evitando entrar en el cauce del barranco de Lazas y enseguida llegamos a la cabecera del nuestro.Echamos un bocado, nos cambiamos y vamos al lío.
Después de pasar estos dias algo parecido al ciclón tropical Jessika por el Alto Aragón, el barranco lleva abundante agua que no sabemos de donde la saca pues apenas tiene cuenca de recepción.
Enseguida se cierra enre altas paredes, con resaltes y estrechos típicos de conglomerado. Para ser que no debe ser un barranco frecuentado, las instalaciones están muy bien. Algunas tienen pinta de ser nuevas y hay bastantes más de las que marcan las reseñas con lo que nos evitamos rápeles muy largos y problemas de recuperación de la cuerda. Por contra, hacemos bastantes más, lo que implica que los tiempos pueden alargarse notablemente.
Después de un buen rato retorciéndonos por los estrechos, rapelando resaltes más o menos largos y haciendo más oposición que si te presentaras a notario, llegamos al umbral de las rampas. Jooooodo!!!! ¡¡¡¡Que ambientazo!!!! Tenemos a nuestros pies más de 200 m de pared arrampada que se resuelven en cinco rápeles algunos con reunión casi colgada en la pared. Además, el viento provoca un curioso y desconcertante fenómeno llamado aquarribing que consiste en que el líquido elemento, en vez de bajar ayudado por nuestra amiga la gravedad, sube hacia arriba entrando encañonado otra vez en el barranco mientras te golpea inmisericorde en la cara. Con este panorama (la verdad es que es un lugar que atrae y acojona a partes iguales) instalamos la cuerda tras acceder por un corto pasamanos y nos lanzamos al abismo. El fenómeno del aquarribing hace que, en los primeros metros, el agua incida en tus partes pudendas mísmamente como si estuvieras en una especie de bidé ciclópeo. Acostumbrados a que el agua nos golpee en la cabeza y en los hombros y/o costillas cuando descendemos por una cascada, no deja de tener gracia este nuevo sistema de ducha genitourinaria.
La verdad que, salvo lo que pesan las cuerdas por el roce del agua, y algún nudo cabrón que se hace en el sitio más inoportuno, no tenemos demasiados problemas y vamos bajando por un paraje único y espectacular.
Al acabar el último rápel de las rampas, paramos a descansar los brazos y a echarnos un par de tragazos de vino, -Bonum vinum laetificat cor hominis- , mientras contemplamos el desarrollo de todo lo que acabamos de bajar.
Ahora, pese a que el barranco continúa, ya nos podemos relajar. Los rápeles son bastante más cortos, el sol nos pega de lleno llenándolo todo de luz y calor y el paisaje sigue siendo igual de impresionante.
En cuatro horas justas llegamos a la confluencia con el barranco de Isarre. Se acabó el grandioso Escomentué. Ahora hay que bajar por otro barranco, que se estrecha en algunas ocasiones y que tiene badina en las que incluso tenemos que nadar. Dejamos el barranco de Lazas a nuestra derecha, hacemos un corto rápel en un sitio muy majo donde hay una cueva formada completamente en tosca, y al poco llegamos al coche. Han transcurrido más de seis intensas horas desde que hemos salido esta mañana
Comemos, aprovechando los últimos rayos de sol mientras vemos a numerosos escaladores evolucionando en las parede de encima nuestro, nos damos un corto paseo para desentumecer mientras Pol coge arañones para hacer pacharán y flipamos con la inflación de cartelitos des e informativos que hay allí. Desde uno que te describe los bichos que pululan por allí, hasta otro que te señala la ubicación y forma de subir por la Canal del Palomo pasando por el que te advierte del peligrosísimo paso del barranco de Isarre (hoy, que baja crecido, se puede cruzar de un salto), otro que te indica (viéndose desde allí) la proximidad de la carretera por la que debe haber una media de tráfico de 0,3 vehículos/h. Hay que ver en qué gilipolleces se gastaron los dineros las administraciones cuando los había...
Bueno, para terminar el día, cómo no, nos falta una buena cerveza. Vamos a por ella.
Hala pues...
La verdad que, salvo lo que pesan las cuerdas por el roce del agua, y algún nudo cabrón que se hace en el sitio más inoportuno, no tenemos demasiados problemas y vamos bajando por un paraje único y espectacular.
Al acabar el último rápel de las rampas, paramos a descansar los brazos y a echarnos un par de tragazos de vino, -Bonum vinum laetificat cor hominis- , mientras contemplamos el desarrollo de todo lo que acabamos de bajar.
Ahora, pese a que el barranco continúa, ya nos podemos relajar. Los rápeles son bastante más cortos, el sol nos pega de lleno llenándolo todo de luz y calor y el paisaje sigue siendo igual de impresionante.
En cuatro horas justas llegamos a la confluencia con el barranco de Isarre. Se acabó el grandioso Escomentué. Ahora hay que bajar por otro barranco, que se estrecha en algunas ocasiones y que tiene badina en las que incluso tenemos que nadar. Dejamos el barranco de Lazas a nuestra derecha, hacemos un corto rápel en un sitio muy majo donde hay una cueva formada completamente en tosca, y al poco llegamos al coche. Han transcurrido más de seis intensas horas desde que hemos salido esta mañana
Comemos, aprovechando los últimos rayos de sol mientras vemos a numerosos escaladores evolucionando en las parede de encima nuestro, nos damos un corto paseo para desentumecer mientras Pol coge arañones para hacer pacharán y flipamos con la inflación de cartelitos des e informativos que hay allí. Desde uno que te describe los bichos que pululan por allí, hasta otro que te señala la ubicación y forma de subir por la Canal del Palomo pasando por el que te advierte del peligrosísimo paso del barranco de Isarre (hoy, que baja crecido, se puede cruzar de un salto), otro que te indica (viéndose desde allí) la proximidad de la carretera por la que debe haber una media de tráfico de 0,3 vehículos/h. Hay que ver en qué gilipolleces se gastaron los dineros las administraciones cuando los había...
Bueno, para terminar el día, cómo no, nos falta una buena cerveza. Vamos a por ella.
Hala pues...
3 comentarios:
¡PERO QUE VALOR!
Con la airera que hacía el sábado!!!
Pero bien guapa actividad y guapo barranco sí señor. Mis amiguitos lo hicieron hace bastante tiempo y me lo pusieron como espectacular lo menos.
Parece que va a hacer mal tiempo los próximos días, a ver si tengo suerte y entre mudanzas (que me acabo de "arrejuntar" con Bonito del Norte) y limpiezas generales puedo sacar un rato pal monte que tengo más que mono un peazo de orangután que lo flipo.
Saludos compañero!
Qué envidiaaaaaa!!!! ya se que esto es muy malo tenerlo, pero la tengo!
Anda que no llevamos tiempo queriendo ir allí y lo que tú dices: que si crían los pollos, que si no ha llovido, que si hoy hace demasiado calor, que si las cuerdas pesan y es largo...el caso es que lo tenemos sin hacer y no será por falta de ganas!
Nunca he experimentado el aquarribing pero si que debe ser curioso,si.
Muy chulas las fotos.
Pirene, no hacía aire. Un poco en la cresta de Liguerre y sobre todo en las rampas pero no molestaba. El barranco es de lo mejor de Guara ¡Y eso es mucho decir!.
Osea que estás de inicio de convivencia ¡Qué bonito! Levantarte todas las mañanas con la persona amada mientras disfrutas de sus legañas y de su halitosis (que no digo que la tenga ¡Eh!) y el de la tuya (que tampoco digo que tengas...ya me entiendes.)
Bueno, que suerte con esa nueva etapa de tu vida, seguro que es interesante...y procura que no quite tiempo para ir al monte, que el día que se va ya no vuelve...
Silvia ¿envidia? ¡Envidia yo! será posible...nos cuentas que estás en
Canariaspaseando por los barrancos y haciendo viajes en barco y me hablas de envidia...si es que....
De todas formas, es un barranco al que no me importaría volver. Hacemos una kedada pequeñita (no hay sitio más que para tres en tres de las reuniones) y nos vamos. (Hombre, mejor el año que viene que ahora solo hay tiempo hasta el 1 de diciembre y los días son ya muy cortos...).
Bueno, saludos a las dos....
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