jueves, 13 de junio de 2013

CIRCULAR RAPÚN-IBORT-ABENA-RAPÚN

Vuelta que me di el domingo. Después de sufrir el diluvio todo el sábado y toda la mañana del domingo parece que, a mediodía, se abre un poco. Estoy como un león enjaulado. De mala hostia y dando vueltas por casa...ya lo siento cariño. Bueno, la cosa es que, aunque sigue lloviendo, me meto en el radar y parece que viene despejado y que, por fin, ha pasado el puto frente que nos ha amenizado el finde ¡con la de planes que habíamos hecho ¡coño!.
Hacia el sur, sin duda.
Llego a Rapún donde luce, por fin, el sol. Rapún es uno de esos lugares que han estado siempre vinculados a mi vida y a la de muchos críos de Villacloro.  Cuando nos dio la vena pajariquera, aquello era el paraíso en forma de cernícalos, halcones, nidos de alimoche...Cuando escalábamos, allí estaban las rallas para pasar tardes cojonudas entre risas y cigarros. Allí está la "balconeta" donde generaciones de críos aprendimos a rapelar con arneses improvisados hechos con cinturones de coche robados en el desguace. Cuando nos dio por el románico allí estaba la iglesia de San Félix, románica, chiquitina, con su suelo empedrado, sus egagrópilas de cárabo en la torre y los huesos de muertos medievales que asomaban por todas partes y que nos llevábamos a casa. Y cuando nos dio por las flores, allí vimos nuestras primeras ophrys y nuestras primeras limodorum. El caso es que es un lugar al que le tengo especial cariño y en el que tengo muy gratos recuerdos...sí, de eso que estáis pensando también, pero eso no os lo voy a contar.
Aparco antes de llegar, donde la pista corta el camino de toda la vida. Subo al pueblo y me voy a fotografiar alguna planta que se que me estará esperando. Hoy estreno un supermacrodelamuerte y estoy deseando probarlo. Bueno, pues estar están, pero no en su mejor momento, desde luego. Esta mierda de primavera que está haciendo está jodiéndolo todo (incluidos mis maltrechos huesos).
Cojo el camino de la fuente con su pared gigante y natural a la derecha. Aunque es obra de la madre naturaleza, a mí toda la vida me ha recordado esas paredes de las culturas precolombinas donde las piedras ajustaban con una precisión asombrosa. Desde aquí ya se oye el barranco de Abena allá abajo...joder, me voy a tener que descalzar para pasarlo. Pero mira por donde no...resulta que han acondicionado este camino (la verdad que hacía años que no pasaba) y han construido un puente chachi piruli que te permite pasar el barranco que hoy baja francamente furo. Antes de cruzar me entretengo con las limodorum y las dactylorhizas que salen aquí desde que me acuerdo. Cojo el camino hacia Ibort. Está limpio y señalizado. La senda, sin demasiado desnivel, avanza entre pinares de repoblación, zonas acarcavadas y pequeños retazos de bosque autóctono que hoy, después de la lluvia, brilla que da gusto verlo. Voy lento, demasiado lento, diría yo... a cada paso me encuentro platantheras, gymnadenias, alguna ophrys que me piden a gritos que las fotografíe con mi superobjetivomacrodelamuerte. Me tengo que echar largo en el suelo lleno de barro pero no me importa...es como ver, por primera vez, una mujer desnuda. Te fijas en todas sus curvas, en todos sus detalles... son simplemente hermosas...joder ¡y pensar que a estas horas alguno estará viendo el fútbol!. La cosa es que, cuando me doy cuenta, se está haciendo ya bastante tarde y me queda todavía mucho camino por recorrer.
Me propongo una cosa a mi mismo. No paro a no ser que lo que me salga al paso sea algo realmente extraordinario. Quizir, allí entra un encuentro con alienígenas, un bigfoot (al Yeti ya lo tengo muy visto), un billete de 500 leurakos, una bella ninfa de los bosques en pose sugerente y haciéndome gestos procaces, una mata florecida y preciosa de Matthiola fruticosa, una Gymnadenia con una piedra al lado que le da un fondo bien majo...joder...que se me va a hacer de noche, seguro.
Llego a Ibort y ni me detengo. Este es uno de esos pueblos que se abandonaron y que, posteriormente, fueron colonizados por neorrurales. Nada que objetar, al contrario. Sin embargo, si hay un denominador común en todos los pueblos abandonados y luego colonizados que he visitado son los coches abandonados o semiabandonados en cualquier sitio y los toldos, plásticos y bidones por todas partes. También es cierto que el olor a humo de leña, los huertos cultivados y las casas que se levantan en vez de caerse hacen que las sensaciones sean más positivas que negativas  De Ibort cojo la pista de acceso durante un buen rato hasta que un desvío a la derecha me lleva, entre campos de cultivo, a la vista de Abena. En este tramo he ganado tiempo, la pista discurre entre pinares de repoblación primero y campos después y no veo nada que merezca la pena fotografiar.
Al llegar debajo del pueblo hay que volver a cruzar el barranco. Esta vez si que no me libro. Me tengo que descalzar y cruzar con el agua por encima de las rodillas mientras que al Yeti se lo lleva el agua de la fuerza con la que baja.
Había estado solo una vez en este pueblo y hace muchos años así que me entretengo un rato fotografiando portaladas labradas y elementos protectores que abundan por puertas y ventanas. Me llama la atención la profusión de motilones y representaciones humanas en jambas y cabeceros. Representaciones de antepasados para unos, representaciones de cabezas humanas para otros... herencia pagana, sin duda.
Mientras fotografío una puerta me sale la dueña de la casa. Me habla como si me conociera de toda la vida. Después de hablar del tiempo y preguntarme siustednoesdeporaquíverdá? me cuenta que precisamente hoy, por la mañana, han inaugurado el sendero que, desde allí, me va a devolver a Rapún pasando por la pardina de Ayés. Pues mira que bien y que casualidad. Esta mañana las autoridades se han mojado mientras lo recorrían y ahora lo tengo, seco, para mi solo (bueno, y para el perro que se lo está pasando en grande persiguiendo gatos por los callejones). Me despido, doy otra vuelta por el pueblo y cojo la senda que me ha dicho la mujer. Al principio es una pista entre campos pero enseguida se convierte en un precioso sendero entre tapiales y bosques de cajico que salva pequeños desniveles mientras sortea barrancos que hoy bajan todos cargados de agua. Pasamos al lado de una ralla con una ventana natural bien curiosa. Si no fuera la hora que es, me acercaría a echar un vistazo y a hacer alguna foto que, con esta luz que se ha quedado, hasta un fotógrafo malo como yo haría algo decente. La cosa es que es muy tarde así que acelero el paso. Eso sí, me desvío a ver un horno de cal que hay señalizado y no me resisto a hacer fotos a los gladiolos, las anacamptis, las coronillas y las madreselvas. Con poca luz llegamos a la Pardina de Ayes. Lo que fue muchos años un lugar prácticamente abandonado, donde íbamos a buscar restos romanos que afloraban al sur de los edificios, ahora mismo es una finca  usada  para un proyecto del Grupo pastores que pretende difundir la cultura del pastoreo en Aragón. Para ello trabaja en la creación de un Parque de Interpretación del Ovino (o eso, al menos, pone en un cartel a la entrada).
Me acerco a la capilla donde se conservan, además de numerosos sillares de una primitiva iglesia románica, un crismón en el que nunca me había fijado hasta que lo vi en la magnífica página de Románico Aragonés. Efectivamente, allí está la prueba de que antes que esa capilla anodina, allí hubo un templo románico. Mucho antes en ese mismo solar ya debió haber una de esas villas romanas que salpicaban los mejores y más fértiles lugares de estas montañas. De críos recogíamos cerámica sigillata en el campo de abajo (si encontrábamos alguna con dibujo aquello era ya la bomba...), alguna moneda minúscula y algún cacho de bronce o hierro retorcido. En la casa había, empotradas en las paredes, dos tallas que, para mí, eran sendas cabezas de alguna escultura. Hoy las he buscado y, por supuesto, han desaparecido. Como siempre, me siento orgulloso de los gestores y técnicos que velan por nuestro patrimonio cultural (en un despacho sentados, eso sí).
De Ayés a Rapún ya no queda nada. Un paseo por pista llana mientras el sol se pone detrás de Oroel, el viento se calma, por fin, y la temperatura sube a lo que debería ser mediados de junio.
Pues mira, para ser un paseo tonto, aún ha salido un recorrido majo. Eso sí, esto es para hacerlo en primavera o en otoño. En verano, si viene un verano como debería, este paraje será lo mas parecido al Serengeti (pero sin leones) Aquí está el track.
Hala pues...

4 comentarios:

silvia dijo...

Vaya, vaya! está visto que el domingo se nos llevaron a todos los demonios pero, unos y otros, al final conseguimos sacarle partido al día.
Nos apuntamos la ruta que parece muy chula, y además, al ladico de casa.
Que vaya bueno este finde con la sobredosis orquideística.
Besos.

Chabier Lozano dijo...

Fa buena pinta ixa cursa, e més con tanta floreta e es aspectos etnograficos que cuentas.
¿Quál ye ixe supermegamacro? ¿Ya le has pillato es tientos pa este fin de semana? Per cierto, que tos vaya muit bien, bell anyo espero poder apuntar-me-ie.
Salut.

J. M. N. dijo...

Silvia, sí, es verdad...haces cualquier coseta y parece que, al menos, se ha arreglado el día...yo creo que somos monteadictos y eso...bueno, bueno tampoco es...
La sobredosis la llevo toda la semana...he visto más (y las he cuidado mejor) a las oprhys y a las limodorum que a la mujer...no se en que va a acabar esto...
Por cierto, el día 30 igual si que necesito una dosis de monte ¿Barranco d'as gargantas por fin? Ya hablaremos.

Chabier, o que menos fotos feré seré yo. Me toca de guide y de relazíóns publicas con as mullers que biengan (solo con eras...os mastos ta otro)
Ya toz escribiré o que imos feito y o que imos trobau...anque ya lo tiengo todo más que catau, no creigo que trobe cosa que me clame r'atenzión.
Hala, a bier si ye berdá y femos un intercambio de Cypris...tu m'amuestras as de Pineta y yo as de Sallen...y bella coseta més.
Salú ta ros dos

Pirene dijo...

¡Mira tu que bien! yo no le saqué ni medio partido al mierda domingo pasado, aquí llovió todo el día como si no hubiera llovido nunca. Di que al menos, pude adelantar algo de "marujeo" en casa... ¡que alguien lo tiene que hacer!.

Ale pues!