viernes, 3 de mayo de 2013

TRAVESÍA DE SAN ÚRBEZ 4 Y 5. LAGUARTA-CUEVA DE SALIELLAS Y CUEVA DE SALIELLAS-NOCITO

Miércoles 24 de abril,  San Wilfrido de York.

Hoy nos abandona Make y Antonio. No, no os asustéis, se van a sus respectivas obligaciones
laborales, nada que ver con un ataque de gota o un empacho de ternasco. Por contra, viene Ana, la compañera vital de Óscar que nos acompañará ya hasta el final.
Desayunamos bien, nos despedimos de los posaderos y empezamos a andar. Los primeros metros son por la carretera, hacia poniente, hasta encontrar un camino que baja, entre campos, a buscar el río Guarga. Antes, en un campo cercado por una pared y usado desde siempre para encerrar el ganado, crecen tres ejemplares de caxico excepcionales. Bien alimentados a base de sirrio de oveja, están declarados por el gobierno de Oregón como árboles singulares. (Ignoro si eso, en un momento dado, les servirá de algo si el dueño se empeña en cortarlos o venderlos).
Una vez fotografiados y grabados, seguimos por la senda que nos lleva, al poco, a cruzar el río. El colmo del sibaritismo...no solo esta gente que nos guía ha limpiado sendas si no que han hecho hasta un puente para pasar el hoy embrutecido por el deshielo y las lluvias, río Guarga. En la otra orilla cogemos un viejo camino medieval, desfigurado a ratos por las talas y los aterrazamientos madereros, hasta llegar a Secorún. El pueblo, que en su día fue una importante tenencia medieval y posteriormente ayuntamiento y cabeza de distrito, languidece comido, literalmente, por los espinos y las hiedras. Únicamente su iglesia se yergue digna aunque herida de muerte y cubierta completamente de hiedra, en medio de la desolación y las ruinas. En su interior guardaba hasta hace poco la imagen de un calvario pintada al fresco en un espacio escondido debajo de la torre. Tenía toda la pinta de ser una pintura románica aunque no lo era...yo la fecharía en el XVI. Hoy, constatamos que alguien se la ha llevado mediante  la técnica del strappo...quizir, que el que se la ha llevado sabía lo que hacía y el valor que tenía...por un lado esto te pone de mala hostia pero, por otro lado piensas que, vista la inoperancia, incompetencia, apatía, abulia e insolvencia de determinados departamentos que deberían velar por nuestro patrimonio, mejor estará en manos de un coleccionista privado que allí, donde estaba condenada irremediablemente.
De Secorún, nos internamos en la Guarguera profunda. Parajes resecos, fajas de areniscas de
sedimentación continental, pequeños cursos de agua, algunas plantaciones de pinos se van sucediendo en un recorrido que es un auténtico rompepiernas. Pasamos por el conocido como "Paso de San Úrbez", marcado por un caxico añoso llamado "Caxico Arialla", por el despoblado medieval de Trillo, donde se conservan informes y voluminosos montones de piedras que un día fueron casas e iglesias, hasta llegar, pasado el medio día y después de haber echao un bocao, a Aineto.
Aineto fue uno de los primeros pueblos que recibieron neorurales allá por los lejanos 80 del siglo XX. El pueblo, desde entonces, ha sufrido una importante remodelación y son muchas las casas que están restauradas o en proceso de.
Comentamos un fenómeno curioso según el cual, la mayoría de los críos que vemos corretear por las calles, son rubios aunque su padre y/o madre, sean de pelo negro como un cuco. ¿energías sutiles? ¿un gen recesivo que se activa allí? ¿agua oxigenada? ¿emanaciones sulfurosas? ¿efectos secundarios del lema paz y amor? vaya usté a saber.
De Aineto, por pista, llegamos a Sta. María de Perula, otro antiguo poblado medieval hoy convertido en casa aislada con iglesia y dependencias anexas (lo que viene siendo una pardina de toda la vida...). Tenemos que dar un rodeo y jabalinear un rato porque el tío guay que la ha comprado ha vallado todo el perímetro, incluida la senda sin importarle, y sin que nadie haga nada, por recordarle que es la servidumbre de paso y que los caminos son de uso y disfrute de todos los mortales. También ayuda a mantenernos alejados la presencia de varios perros gigantes con instintos claramente antropófagos.
El caso es que, de una forma o de otra, sorteando y cruzando varios barrancos de más entidad, llegamos a uno de los lugares claves de la hagiografía del Santo.
En un banco de arenisca, apenas marcadas e imposibles de ver si no te las enseñan, están las supuestas huellas de los pies y del bastón del santo eremita. Es el lugar conocido como "Las galochetas de San Úrbez".
Sea como fuere, esa piedra no es una piedra corriente, ni ese lugar es un lugar corriente. Se trata de una piedra sagrada mucho antes de la edad media cuando, casi con seguridad, surge la leyenda y la figura de San Úrbez. Por si eso fuera poco, todo, los árboles, el suelo, los buchos, absolutamente todo lo que nos rodea, está cubierto de líquenes blancos con una densidad mucho más alta de la normal.  Una vez perdido y olvidado el uso primigenio de ese lugar, el cristianismo vincula esa roca y las marcas allí talladas a un santo local, en este caso San Úrbez, de forma que, como bien dice E. Satué en su libro “Religiosidad Popular y Romerías en el Pirineo”, vienen a constituir lo que él llama “huellas de santos”,  una prolongación del  Santuario motivado tanto por el sentimiento de propiedad del santo o mártir en cuestión por parte de los montañeses, como por la necesidad, por parte de la iglesia, de crear un mecanismo pedagógico para que la mentalidad popular cobrase motivación ante algo tan vivo, directo y tangible como la huella, en este caso, del santo pastor.
Allí comemos, dejándonos empapar de energías sutiles, de historia y de leyendas. Además, un pequeño curso de agua, que nace allí mismo, nos permite refrescarnos los pies y el gaznate. Bueno, al revés, primero cogemos agua y luego nos remojamos los pies...
Bien relajaos, incluso nos hemos echao algunos una cabezada, subimos un collado llamado Portilillo que nos lleva, nuevamente, a orillas del Guarga que cruzamos, esta vez sin puente.
Dos km por carretera y unos metros por pista nos hacen llegar a otro de esos lugares mágicos, sagrados hace milenios...la cueva de San Úrbez de Ceresola en la pardina Saliellas.
Bajo una gran balma de conglomerado sobre la que se descuelga una cascada, un enorme y ruinoso edificio pastoril (originalmente este fue el templo) y una diminuta ermita advocada al santo construida, según reza una placa en 1889, constituyen uno de los santuarios rupestres más desconocidos del Pirineo.
Familiares y amigas de Isabel, una de las componentes del grupo, nos han preparado una cena que no la cambio ni por un menú degustación en el Bulli...bueno, si la que invita es Inma Cuesta (y paga ella), igual me lo pienso pero si no, ni de coña.
Una vez concluida la cena, buenísima, abundante pero no obscenamente copiosa como las anteriores, unos se van a sus casas (y otros a dormir en cama) y los demás nos quedamos a disfrutar de una velada inolvidable. Encendemos fuego, preparamos unos bancos y disfrutamos del reflejo de las llamas en la roca, de una noche serena de luna llena y de buena conversación mientras nos bebemos una botella de vino. Un cárabo, con su lúgubre canto, pone la guinda primitiva y atávica a una noche que será, al menos para mí, inolvidable. 
El track del día aquí.
 
Jueves 25 de abril, San Bonifacio Valperga.
 
Tras una noche inolvidable, en la que a gusto me hubiera levantao a soltarle una primitiva y atávica pedrada al bicho este que se ha pegao toda la puñetera noche cantando -es tiempo de amores  y ya se sabe lo pesaos que nos ponemos los machos cuando encontramos o buscamos una hembra receptiva con la que perpetuar nuestra progenie-, aparecen los que se habían ido a dormir en cama (sí, no voy a decir nombres ni como lo hacían, pero hubo algunos que se las ingeniaron para dormir en cama casi todas las noches) acompañados de Fernando, Carmen y Adrián que nos van a acompañar durante este día.
Desayunamos y emprendemos nuevamente la marcha. Lo primero que hay que hacer, para espabilarse, es volver a cruzar el Guarga con agua hasta la rodilla. Una vez superado -pediluvio llaman esto en los balnearios y te hacen pagar por ello-, cogemos una senda que nos lleva a Solanilla, otro pueblo en proceso de rehabilitación por neorurales que se esconden como alma que lleva el diablo cuando nos ven aparecer. Hombre, ayer no nos duchamos, es verdad, ¡pero vosotros tampoco, eeeh!, no hay más que veros. Pasada la aldea, se inicia un largo camino, a veces bien marcado y a veces no tanto, que nos sube primero a O corral de López, donde almorzamos, y luego a la punta de la sierra. Del corral a la punta  estuvimos limpiando el camino hace poco con algunos de los que vamos y con JC y Silvia que vinieron a ayudarnos lo que ahora se agradece enormemente. El camino, ancho como una autovía y suave en desnivel, nos permite subir charrando tranquilamente.
El día, que ha amanecido soleado y con temperatura agradable, ha cambiado radicalmente. Hay síntomas, muestras y signos evidentes de que se acaba la bonanza meteorológica de la que estamos disfrutando. Efectivamente, nada más coronar la divisoria del Guarga con el Guatizalema empieza a llover mansamente.
Cogemos una pista y luego una senda que nos lleva a la arruinada población de Abellada. Ni paramos, la idea hubiera sido dar un rulo por el pueblo pero ahora la lluvia arrecia notablemente.
Por entre antiguos campos y fajas, siguiendo a ratos trazas de camino y otras veces monte a través, cruzamos un collado y bajamos hasta la Pardina de la Torre donde también estuvimos no hace mucho limpiando la senda.
Aquí deja de llover, incluso sale el sol a ratos lo que nos permite parar y deleitarnos de la Bal de Nocito que se ve desde allí. Cerrada al sur por el muro del Tozal de Guara, presenta un verde primavera digno de ver y fotografiar.
De la pardina La Torre y por camino limpio, es un paseo llegar al santuario de San Úrbez no sin antes desviarnos a la peña del Santo, sacralizada con una cruz, bajo la que se abre la Cueva Airal, donde, según la tradición, se recluía el santo pastor a orar y meditar.
En San Úrbez de Nocito, donde la tradición y la historia nos dicen que vivió sus últimos años, donde se guardó su cuerpo incorrupto hasta que fue quemado durante la guerra civil y donde se guardan actualmente sus menguados despojos, nos espera el prior de la cofradía. Nos abre todas las puertas de par en par, nos enciende fuego para calentarnos y secarnos y nos permite recorrer, fotografiar y estudiar a placer cada uno de los rincones de un edificio milenario que primero fue monasterio, después iglesia y santuario y ahora ermita que convoca, el último domingo de junio,  la más multitudinaria de las veneraciones al santo eremita.
Mientras tomamos café, charramos y hacemos fotos por la iglesia, la lluvia ha arreciado y no tiene pinta de parar. Nos metemos goreteses, los que llevan, e iniciamos el descenso hasta Nocito siguiendo un precioso camino entre tapiales y caxicos centenarios hasta llegar a Casa Ortas, donde nos vamos a hospedar.
Dormir en una cueva acompañado de cantos de cárabos cachondos y con el sonido del agua escurriendo por la roca y dándote ganas de mear está muy bien...es romántico, bucólico y todo eso...pero donde esté una buena ducha de agua caliente y una cama...eso es lo que nos ofrece Casa Ortas. Pero no solo eso, nos ofrece un fuego para secarnos y charrar, nos ofrece cervezas y nos ofrece una cena tradicional y, cómo no, extraordinariamente abundante que no la cambio ni por un puesto en la cena de gala ofrecida con motivo de la coronación de Su Alteza Real Don Guillermo Alejandro y Máxima de Holanda...bueno, si me ponen al lado de Su Alteza Real Doña Letizia y se deja tocar la garra por debajo del mantel igual me lo pienso.... 
Entre buena conversación, buen rollo, buenos vinos y buenas pizcas de cordero se nos hace media noche...hoy no me despiertan ni cárabos, ni mochuelos ni ná de ná.
El track del día aquí
Hala pues...continuará (y acabará, que vaya chapa que os estoy metiendo) 

3 comentarios:

silvia dijo...

Pero qué envidia chico! ni la lluvia final empaña semejante experiencia cargada de buen rollo, noches absolutamente especiales y harteras sin talento que ya quisieran esos tan ricos.
Saludos!

Pirene dijo...

¡Que envidieta sanota que me das! eso son unas vacaciones y no lo que se ve por Vietnam o Bangladesh! jejeje

Espero ansiosa el final.

Salú!

J. M. N. dijo...

¡Hola majas!
Hice hace años el camino de Santiago, el año pasao estuve en los Alpes y este año aquí...si me pedís que os diga qué me gustó más pues...aunque todo tuvo su aquél, creo que esta experiencia ha resultado mucho más "auténtica" y enriquecedora que las otras.
Pues eso, que estuvo muy bien y que, seguramente, el año que bien repetiré.
Saludetes a las dos!!