jueves, 15 de noviembre de 2012

DE OLIVÁN A SANTA OROSIA PASANDO POR CASBAS Y SUSÍN. BAJADA POR O FABAR D'IPE.

Oturia desde el puerto Javierre
Otra vuelta bien maja para disfrutar del otoño. Salgo de Oliván, cruzo el barranco por el puente (que baja muy furo), subo un poco por la pista y enseguida cojo el sendero que me lleva a Susín justo cuando está empezando a salir el sol. Colores y ambiente plenamente otoñales, incluido el sonido de las esquillas de las vacas pastando. El paraíso, si lo hubiera o lo hubiese, debe ser algo parecido a ésto. De Susín a Casbas hay un suspiro. El camino, lleno de barro, te deja al lado de la arruinada iglesia. Del pueblo no queda escasamente más que el nombre y alguna pared. El ICONA de los años 60-70 desmanteló todas las casas para llevarse la piedra a los diques de los barrancos de Arás, Arratiecho y Sía. Con todos los campos plantados de pinos, Casbas desapareció. Dentro de unas pocas décadas, solo la vegetación antropófila que se empeña en vivir allí, les dirá a nuestros nietos que allí hubo un pueblo. Subo un poco por la pista completamente embarrada de los camiones que sacan madera en ese monte, hasta ver el desvío de una senda a la derecha. Señalizada con marcas amarillas y blancas de PR, sube recta cortando la pista en varios puntos. Esta senda se emplea últimamente como descenso de BTT y para ello se ha limpiado, cortado los árboles caídos y señalizado las piedras que sobresalen con pintura rosa fosforito. Tiene rincones muy majos. Túneles de vegetación, pequeñas zonas llanas donde medran hayas y abetos, alguna fuente y balsas donde se bañan los jabalíes y hoy el Yeti. Porque sí, pese a estar a las nueve de la mañana y a mitad de noviembre, hace un calor casi veraniego.
Bal d'Ipe
El último tramo de senda, antes de salir del bosque, es todo un muestrario de árboles y arbustos. Abedules o barrazeras, acebos o cardonderas, abetos o abetes, tejos o taxos, cerezos o zireseras, hayas o fabos, arces o escarroneros, serbales o bixurderas... La senda sigue faldeando Oturia, que está allí mismo, por la cabecera del desconocido valle de Ipe. Es un trozo de senda preciso, prácticamente vamos llanos, sobre los 1700 m. y en el límite del bosque que se desarrolla más abajo. Vemos grandes hayas varias veces centenarias y retorcidas y pinos que llevan aguantando tormentas y nieves desde que Franco era cabo.
Salimos al puerto, verde como si fuera primavera, y rezumando agua por todos sus poros. El perro se mete en una buchera grande y saca tres jabalises. Los sigo con la vista casi cinco minutos, lo que les ha costado cruzar casi todo el altiplano de Sta. Orosia hasta que se han metido en el barranco de las Gargantas. Di que estos bichos no deben ser muy inteligentes y su capacidad de organización será más bien limitada pero como algún día se pongan de acuerdo y se vuelvan hacia el perro...aquél día se acordará el chucho este y se le quitarán las ganas de putearlos.

Fuente Coronas
Cruzo toda la planicie y paro a almorzar en la ermita de la Camarada Orosia. Así la llamaban los del batallón de la FETE que estuvieron atrincherados allí para la guerra del 36-39 antes de que los hicieran retroceder el ejército del glorioso alzamiento hacia Ainsa y Bielsa. Hasta hace poco, ahora habrán muerto ya casi todos, era fácil encontrarte abuelos que habían luchado allí a los que subían sus hijos o sus nietos para ver el santuario de la Camarada Orosia por última vez. Te contaban historias con lágrimas en los ojos de cómo aguantaron allí un invierno disparando dos veces al día a las fábricas de Sabiñánigo con un cañón emplazado en al cueva de Isún, de como los atacaron de noche el 29 de junio tropas de legionarios y moros (o musulmanes) subiendo por todos los caminos que acceden al puerto y de cómo mataron 18 de los suyos y los enterraron en una ladera situada a naciente de la ermita.
Después de bien comido y bien bebido, sin ver un alma, me voy a bajar por un sitio que, aunque parezca mentira, todavía no he bajado por nunca. Si os digo que habré subido cientos de veces a Sta. Orosia , y por todos los caminos posibles, seguramente me quedaré corto. Sin embargo, por el que me dispongo a bajar, no lo he recorrido nunca...manda güebos. Para eso, cojo el camino de Javierre, paso por la mallata y por la fuente Coronas y continúo hasta que, en un momento dado, me desvío a la derecha por una senda que, aparentemente, está recién desbrozada. En pocos minutos se coje una antigua trocha, casi convertida en senda, que nos introduce en el precioso hayedo que cubre el fondo del valle de Ipe.

Bal d'Ipe. A la izquierda se intuye uno de los espedregales.
Cruzamos el incipiente barranco, pasamos a la vertiente derecha y el cambio es como de la noche al día. Si hasta ahora nos acompañaban caducifolios y abetos, ahora son los caxicos y las aliagas las que cubren las laderas. Cuando se empiezan a  ver los primeros campos cultivados, en una explanada a la derecha cubierta de aliagas, se adivinan los espedregales del pueblo de Ipe. Es curioso. El pueblo ha desaparecido casi por completo y, sin embargo, los documentos que generó, todavía se conservan.
Así, sabemos que en 1397, el rey Martín I, el mismo que tuvo la ocurrencia de llevarse el Santo Grial de San Juan de la Peña a Valencia, cedió el lugar de Ipe al concejo de Jaca o que, en 1471, el concejo de Jaca alquila el lugar y el valle de Ipe a los vecinos de Lárrede para que hicieran aprovechamiento de leñas, pastos y caza a cambio de 20 sueldos jaqueses, tres cahíces y medio de trigo y otros tantos de cebada y con la obligación de mantener en pie la iglesia. Hoy, 500 y pico años después, allí no queda ni edificios, ni iglesias ni nada de nada. Únicamente un yacimiento arqueológico que nadie jamás, sacará a la luz.
En poco llego a la carretera y por ella me acerco hasta Lárrede para seguir hacia el norte y desviarme por la pista que, paralela a la carretera, circula por encima de la iglesia de San Juan de Busa. Para llegar a Oliván, que lo veo allí mismo, tengo que cruzar el barranco que hoy baja furo de cojones. Para ello me descalzo que, además, mis pies lo agradecerán. Me cubre, casi, hasta la rodilla y baja muy fuerte de corriente. De allí solo me queda una subida por la fuente vieja de Oliván antes de dar por concluída otra jornada silvestre y montaraz. ¿son imaginaciones mías o este otoño está durando más que otros?...bueno aquí tenéis el track de un recorrido absolutamente recomendable.
Hala pues...

3 comentarios:

David Naval dijo...

Hola,

Bonito y didáctico texto. Me guardo el track. Espero un día poder hacerlo.

Saludos!

J. M. N. dijo...

Hola David.
Todo tuyo el track. Disfrútalo y gracias por leerme.

POL dijo...

Manda huevos lo que da de si un día de huelga. Un día de estos me animaré a hacer estas rutas bicicleteras.
Salú