domingo, 18 de marzo de 2012

PICO D'AS ESCUELLAS (2507 m.) El día que Yeti volvió a nacer

El pico Escuellas (del latín collum "cuello, collada" + el artículo plural antiguo es "los, las", es decir Montaña de las colladas o de los collados), que no Escuelas como pone en casi todos los mapas, es esa peña que cierra el horizonte una vez cogido el desvío a Panticosa a la altura de Escarrilla. Es una montaña de aspecto compacto, piramidal casi perfecta que atrae nuestras miradas a la izquierda de las suaves lomas de hierba sobre las que se asientan las pistas de esquí.
Pese a su apariencia y conspicuidad nunca se nos había ocurrido hacerle una vista. Ni a ella ni a los valles de la Ripera y Laulot que discurren por sus faldas. (Bueno, a decir verdad, por la Ripera hicimos una vez un paseo con raquetas hace ya bastantes años).
Así pues, el sábado quedamos con Roberto y Yeti intentar subirla pese a la escasez de reseñas en comparación con otros picos. La idea inicial era subir andando desde la telecabina pero anunciaban empeoramiento para por la tarde así que tiramos de contactos y nos dejan la llave de la pista con lo que nos ahorramos una hora de ida y otra de vuelta.
Salimos a las ocho y un par de km después de Panticosa, cogemos la pista de la Ripera hasta el puente donde cruzamos el barranco Laulot. Unos metros más adelante, se coge un sendero que te introduce en el pequeño valle de este barranco teniendo como fondo el dedo de Yenefrito, una roca extraplomada que domina la cabecera del valle. Al poco de empezar a andar, nos salen dos corzos. Yeti los empieza a perseguir y tarda casi una hora en volver. Cuando lo hace, lleva la lengua pisándosela y le tiemblan las patas. O ha corrido mucho o viene acojonao por algo.
Una vez en el collado del dedo, el valle continúa dirección este pero nosotros nos vamos a desviar a la derecha por una larguíííísima ladera cubierta de hierba seca, en la que se ganan metros sin conocimiento, y que nos llevará a una cota secundaria desde la que ya se ve todo el recorrido que hemos de seguir y donde empieza la nieve. El día, que había amanecido completamente despejado, se está nublando muy deprisa.
Bajamos un poco, nos colocamos los hierros (el perro no tiene) e iniciamos la subida, primero por un corredor empinado pero con nieve perfecta y luego por una largas palas inclinadas en las que la nieve está bastante bien excepto en algunos lugares en los que te hundes hasta casi la cintura.
Sin prisa pero sin pausa nos colocamos en un collado, muy a la izquierda del pico, donde hay que superar unas lajas inclinadas y heladas para llegar a la larga arista somital. Lo que antes eran laderas inclinadas pero fáciles, se están convirtiendo en un terreno peligroso de rocas con mucho hielo en el que apenas agarran los crampones. Roberto espera en el collado . Yo me adelanto a ver como está y el perro viene conmigo pese a que le digo que me espere ¿será que no me entiende?. Avanzo por la cresta hasta llegar a un paso muy estrecho con una caída acojonante a ambos lados. Yeti va delante mío. De repente, empieza a patinar, resbala, da una media vuelta y se cae por la derecha, dando volteretas, cerca de 20 o 30 m. Me asomo, con mucho cuidado, pensando que estaría muerto y me lo veo intentando volver a subir. ¡¡Mecagonmiputacalavera!! ¡¡Yeti, quédate allí!! Vuelvo a bajar hasta el collado donde llega el perro moviendo el rabo ¿será posible? Me pego yo esa hostia y ya estaría con el Sumo Hacedor ¡¡y este bicho no se ha hecho nada!! ¿Que hacemos? Estamos muy cerca pero está esto muy mal. Nosotros subiremos pero este perro...hace falta ser descerebrao (el dueño, no el chucho) para meter al pobre bicho en este berenjenal. Vamos a ver como está un corredor que sube directo a la cima. Flanqueamos a la derecha hasta colocarnos en la entrada del corredor. Empiezo a subir abriendo huella y el perro pisándome los talones. Roberto viene detrás y un poco mas abajo, cuatro montañeros vascos que suben también. El final del corredor se empina hasta casi ponerse vertical y la nieve está completamente helada. No se como pero el perro este, al final, ha llegado arriba. Como me dijo una vez un francés esto no es un pego nogmal, esto es un pego montañego. Espero a Roberto que llega al poco y detrás, tres de los cuatro vascos. Estoy intranquilo. Bajar este chucho de aquí va a ser complicado en esa primera pala. Se pondrá nervioso y, con un poco de mala suerte, se caerá y me arrastrará y démonos los dos por jodidos. Si salimos de ésta no me lo vuelvo a traer a un pico que no conozco...palabrita del niño Jesús. Les digo que esperen, que bajo yo primero para que no se ponga nervioso. No hace falta, me ve marchar, viene trás mí, se resbala y, por segunda vez, da dos o tres vueltas de campana sobre las piedras, llega al borde de una pared y desaparece corredor abajo...¡Mierda! Ahora si que se ha matao. A caído volando casi 20 metros y se ha estampao abajo donde más se encaja el corredor. Bajo deprisa pero con cuidado y me lo encuentro sentado y moviendo el rabo. Hago que se mueva. Aparentemente no tiene nada roto aunque tiembla como una hoja. Estoy un rato con él hablándole y tranquilizándole mientras bajan los demás. No me jodas...eres un perro-gato-montañero pero, decididamente, esta es la última vez que te traigo a un sitio de estos. Llega la gente y flipan de que no se haya hecho nada. Ahora ya, la bajada es pan comido. Nos despedimos de los vascos, pasamos el collado de Yenefrito y llegamos al coche donde comemos algo antes de marchar valle abajo. Galimba en Escarrilla y dejo al perro con doble ración de comida.
Hoy, lo primero que he hecho al levantarme ha sido ir a verlo, no vaya a tener alguna lesión interna o algo así...me lo he encontrado, como siempre, pegando saltos y deseando salir a perseguir gatos, cosa que ha hecho en cuanto le he abierto la puerta.
Hala pues...

6 comentarios:

Marian dijo...

Como siempre, bonitas fotos y bonita ruta. Eso, si, he sufrido por el pobre Yeti, leyendote. Que tengas buena semana

J. M. N. dijo...

Gracias Marian. Me gustó el sitio y ese valle, en primavera y otoño tiene que ser espectacular. Fíjate si lo tengo cerca y nunca me había dado por ir por allí.
El perro está bien. Supongo que le dolerá todo pero no se le nota. Se está haciendo viejo ya, el pobre y pierde reflejos.
Gracias y que tengas tú también buena semana.

trimbolera dijo...

Que rato más majo he pasado leyendo las aventuras de Yeti, mejos que una novela de intriga.
Me gusta mucho tu blog, te quiero seguir, desde la silla, claro.
Un abrazo.

J. M. N. dijo...

Gracias Trimbolera, bienvenida.

Pirene dijo...

¡Ains! que mal rato ¡pobre Yeti!.

Interesante picacho, lo tendré en cuenta, pero me espero a que se vaya la nieve que no tengo ganas de campones.

Saludos! y si no te importa, me quedaré un rato por aquí.

J. M. N. dijo...

Algún día contaré todo lo que hemos hecho yo y el Yeti. Se trata de un Perro-gato-montañero-barranquista-cazador-acuático. Le tengo mucho más cariño que a muchas personas que conozco...al menos él me ha demostrado amistad y cariño verdaderos...
Pirene, bienvenida y hasta la cocina...