domingo, 24 de enero de 2010

CULARAYET (Creo...) CON RAQUETAS

El día, como viene siendo habitual, a salido cubierto y amenazando ruina. Habíamos quedado a las nueve para hacer algo con raquetas por la zona del Portalet y, sin mucha convicción, nos vamos para arriba. Al final vamos Ana, Pol, Oscar, Erica y el mendalerenda. De Formigal hacia la frontera, niebla que se abre y se cierra. Pol había estado hace un par de días (y con sol) en el Cularayet. Excursión corta, clásica con raquetas y suficiente para el día que hace. Salimos por detrás de la venta Sancho hacia las minas. Damos vuelta al peñasco que hay encima de la frontera y, a partir de aquí, se nos cierra la niebla. Pero se cierra de verdad. No se ve a un palmo. De hecho, no se sabe si lo que tienes delante es una ladera o un barranco. De repente se ha vuelto todo gris. Afortunadamente para el prestigio de Pol como guía chachipirulienrrolladote, hay abundantes huellas que parecen dirigirse todas hacia el pico en cuestión. Se gana altura suavemente y en una nieve muy buena, menos mal. Llega un momento que desaparece la niebla. Bueno, no desaparece, se queda abajo formando un magnífico mar de nubes. Encima nuestro otra banda de nubes tapa las cimas más altas. Estamos en una especie de sandwich (o entrepan pa los fabloparlantes) de nubes siendo nosotros la mortadela con olivas de medio. Ya se ve la pala final, empinada pero muy asequible. En pocos minutos nos plantamos arriba. 2286 metros sobre el nivel del mar en Alicante. Vistas acojonantes en todas direcciones. Al sur, la norte del Anayet y abundante peña escalando en las cascadas de Canal Roya. Al este, los infiernos, el Garmo Negro, Tendeñera..., al oeste todo el cordal hasta el pico de Canal Roya (tiene buena pinta esta cresta, habrá que volver algún día con sol), al norte el Midí, arriba el cielo nublao y abajo el suelo con nieve. Un bocao rápido en la punta. No hace demasiado frío y nada de viento. No se está mal del todo.
La bajada sin problemas hasta que nos metemos otra vez en la boira y nos volvemos a quedar ciegos. Pol ha dejado las huellas de sus raquetas separadas del resto para poderlas seguir mejor y no confundirnos con las de los que suben desde el parking del Midí (Habrase visto tal inteligencia ¡Qué profesionalidad! ¡No me extraña que te dieran el carnet de guía chachiguay a tí antes que a mí!). Bueno, el caso es que sin pérdida y sin problema, llegamos a donde salimos. Definitivamente el día se ha terminado de joder. Aire, frío y nieve. Hala, vamos a echar una galimba que aún llegamos a casa a comer.
Hala pues...

1 comentario:

POL dijo...

Ir con la boira preta tiene su aquel, vamos, su encanto, perdido en la nada, nada que ver, sensación de que no eres nada ..., todo esto porque hay huellas, que sinó es para flipar y acojonarte, y si vas sin brújula ya ni te cuento. Salú