Así que, tras árduas deliberaciones y consultas a todas las páginas de interné de meteorología, llegamos a la conclusión de que tenemos una tregua de precipitaciones desde las 11 hasta las 13 h. y solo por la zona oriental así que pa Ainsa y a la ferrata de Foradada nos vamos.
Salimos de Biescas lloviendo, llegamos a L'Ainsa lloviendo y, justo en el puerto de la Foradada ¡Se ve el sol! ¿Será posible lo buenos que somos?. Llegamos al desvío, al lado de un monumento a las lanzas almogávares o algo así, y subimos un poco con la furgoneta hasta que empieza a patinar. En apenas cinco minutos nos plantamos a pié de vía. Calentamos unos minutos (los pulmones con un cigarrito) y empezamos. Sube tiesa de cojones. Al principio por una arista muy vertical y luego se mete en una especie de chimenea igual de tiesa. Un pequeño respiro y pasamos a otra aguja paralela mediante un flanqueo muy aéreo. De allí se sigue subiendo por paredes verticales, algunas de ellas ligeramente extraplomadas, hasta llegar a un primer puente tibetano o nepalí o kurdo, no sé exactamente su nacionalidad. Hasta sale el sol a ratos. Pero solo aquí. Conforme vamos ganando altura vemos que estamos completamente rodeaos de nubes echando agua. Pasado el puente se vuelve a hacer un flanqueo más aéreo que el anterior, algunos destrepes en los que patina la bota en las grapas mojadas y llegamos a una primera cima. Más destrepes, por cara norte harta de agua, y otro puente, este con travesaños separaos que se menea que da la risa floja cuando pasas. . Hasta aquí la primera parte. Empieza a llover. Txirimiri, calabobos, orballu u escañacrabas en función de la nacionalidad del que se moje. Se sigue subiendo pero ahora la verticalidad disminuye notablemente subiendo por una serie de escalones equipados en los que hay que tirar de piernas en vez de brazos hasta llegar a una segunda cima y al final de la vía. 1 hora y media justa. Vuelve a salir el sol a la vez que un quebrantahuesos nos pasa justo por debajo e inicia, delante nuestro, un desfile que nos permite ver hasta el blanco de los ojos. La verdad que somos unos afortunaos, le digo a Pol. Nochevieja, ferrata con sol, el quebranta volando a un palmo...que lástima que no seas tía y, puestos a pedir, que estés buena que ya sería esto la ostia. Que le voy a hacer, a veces me sale la vena romántica. La bajada es un auténtico tobogan (u esbarizaculos pa los fabloparlantes) equipado con cuerdas fijas. Bardo abundante y senda jabalinera hasta el inicio de la vía. Comida en el coche mientras los cielos se cierran y empieza a llover. Muy bonita, quizá la más maja de todas las que hemos hecho hasta ahora con los disipadores que le hemos robao a Oscar. Galimba en la gasolinera entre Boltaña y Ainsa (que zagala más maja y más dicharachera hay de camarera) y pa casa. En Cotefablo nevando como si no lo hubiera hecho nunca.
Me voy a ver si mango un langostino de esos que están friendo que huelen que alimentan.
Hala pues... no os emboinéis mucho y que el año que viene nos traiga muchos ascensos, descensos, ferratas y demás chorradas de éstas con las que perdemos el tiempo.
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