Hay zonas muy cercanas pero alejadas de cualquier itinerario conocido. Lugares que, por lo que sea, no están dentro de las rutas senderistas de la gente y que, sin embargo, tienen los suficientes atractivos como para que los vayamos a visitar.
14 de febrero, día del Corte Inglés, de las bombonerías y de las tiendas de bragas con puntillas. Uno que lleva ya muchos años casado y que no tiene que demostrar nada a nadie (es un tópico pero es verdad... el amor se demuestra a diario y en gestos que, a priori, no tienen nada que ver con él) se levanta a las ocho de la mañana (sin molestar a la santa que plácidamente duerme a su lado) y descubre que hace un día radiante tras el diluvio de la tarde-noche previa.
Llamo al perro, me dice que si y rápidamente nos vamos sin rumbo... a ver que nos deparan los dioses.
El norte sigue negro y nublado como el alma de los peperos así que nos vamos al sur.
De Villacloro, cruzamos la barrera natural de los Capitiellos y llegamos al núcleo tradicional, y casi medieval, donde el barrio de la estación cogió el topónimo.
De allí parte un sendero señalizado que, en poco menos de tres cuartos de hora, nos sube a la divisoria de aguas muy cerca del pico de la Fogaza... sendero conocido de otras veces y que incluso bajé en bici hace unos años.
En descenso hacia Rapún la vegetación, el paisaje y el ambiente cambia como de la noche al día. Si hasta la cima hemos andado por un pinar espeso, umbrío y musgoso ahora el bosque (cuando lo hay) es ralo, mediterráneo y seco. Me entretengo recorriendo alguna de las famosas "rallas" de
Rapún. Estratos de conglomerado verticalizados donde desde críos hicimos nuestros primeros intentos de escalada. Descensos y ascensos que dados los medios y la técnica que teníamos, no cabe otra que pensar que tenemos un ángel de la guardia asín de gordo encima nuestro velando por nuestro bienestar.
Pensando en esto llego muy cerca del pueblo donde encuentro un ejemplar de Ophrys lupercalis. Sorprendente... más si cabe cuando el nombre de esta pequeña orquídea proviene de las fiestas lupercales romanas que se celebraban..... ¿a que no lo adivináis? ¡¡¡¡Pues sí!!!! El 14 de febrero. Fue en el año 494 cuando el Papa Gelasio (que no tenía novia ni necesidad de ir a comprar bombones o bragas) las cristianizó para evitar que la gente se comportara como lobos (de lupus, lupercales) con todo lo que eso debería llevar aparejado. Bueno, que no deja de ser curioso y casual.
Paso al lado de Rapún, donde no entro, y me acerco a la pardina de Ayes. Pardina que estuvo muchos años abandonada y que desde hace unos pocos sirve a un interesante proyecto llamado "La borda de Pastores" Lugar, como poco, interesante para ir un rato, visitar su museo, o comer.
Me doy una vuelta, charro con una chica muy amable que me sale al paso, y me recreo en descubrir los restos románicos que hay dispersos prácticamente por todos los edificios. Así es, queridos y queridas amiguitos y amiguitas, la iglesia de la pardina (que debió ser pueblo) fue románica, no pequeña e inspirada en la decoración de la seo jaquesa. Advocada a Santa Águeda, por motivos que desconocemos, se demolió y capiteles, basas de columna y sillares pasaron a formar parte de paredes de casas, yerberos y bordas siendo un ejercicio divertido e interesante intentar descubrir pequeños retazos de historia perdidos entre los mampuestos.
Después de buen rato, retomo la senda que me lleva a Abena. Transito entre campos de cultivo, pequeños bosquetes de pino y terrenos desnudos donde el agua de escorrentía labra canalones y pequeños barrancos que hoy bajan crecidos. Poco antes de llegar al pueblo, indicada, parte la senda que nos subirá (aquí ya empieza a notarse que llevo un rato andando) otra vez hasta la divisoria de la sierra donde, emboscada, está la ermita de Santa Quiteria. Nada de la, por otra parte, escasa hagiografía de la santa, hace sospechar o intuir el porqué de esa advocación en lo alto de un monte... probablemente divisoria
de términos y aguas. Pues en eso estoy, dando vueltas en torno a un edificio ecléctico y sin rasgos reseñables cuando, de repente, se hecha a nevar.... A sido cuestión de minutos. Se ha nublado, ha bajado la temperatura escandalosamente y caen copos como boinas.
Cojo la senda que baja directa a Sasal por medio de un pinar espeso. Conforme bajo, la nieve se convierte en agua y me pongo calao entre la que cae del cielo y los goterones que caen de los árboles.
Aligero el paso, salgo del pinar por una pista en la que, más que barro, lo que hay son arenas movedizas y llego a Sasal en un estado que podríamos calificar de lamentable.
Igual que ha venido, se va. Deja de llover, se levanta viento frío que me deja entumecido y se van las nubes dejando ver un sol que no calienta. Afortunadamente, me queda apenas dos kilómetros por carretera que me llevan nuevamente al coche.
Un vistazo al reloj me confirma que todavía llego a una hora prudente a comer, previa ducha con agua hirviendo a ver si mis órganos internos adquieren la temperatura para un funcionamiento óptimo ....
Jodo, al final, con la tontería, han salido 18 km y casi 800 de desnivel.... Aquí tenéis el track. Para tres horas ya está bien.
Hala pues....
2024/07/12 Refugio Scotter desde San Vito di Cadore
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*Introducción*
La predicción meteorológica es horrorosa para hoy, pero parece que algo se
puede hacer. Así que sin grandes pretensiones vamos a ascender ha...
Hace 7 horas