martes, 23 de febrero de 2016

SABIÑÁNIGO PUEBLO-RAPÚN-ABENA-SASAL. Circular al este de Oroel.

Hay zonas muy cercanas pero alejadas de cualquier itinerario conocido. Lugares que, por lo que sea, no están dentro de las rutas senderistas de la gente y que, sin embargo, tienen los suficientes atractivos como para que los vayamos a visitar.
14 de febrero, día del Corte Inglés, de las bombonerías y de las tiendas de bragas con puntillas. Uno que lleva ya muchos años casado y que no tiene que demostrar nada a nadie (es un tópico pero es verdad... el amor se demuestra a diario y en gestos que, a priori, no tienen nada que ver con él) se levanta a las ocho de la mañana (sin molestar a la santa que plácidamente duerme a su lado) y descubre que hace un día radiante tras el diluvio de la tarde-noche previa.
Llamo al perro, me dice que si y rápidamente nos vamos sin rumbo... a ver que nos deparan los dioses.
El norte sigue negro y nublado como el alma de los peperos así que nos vamos al sur.
De Villacloro, cruzamos la barrera natural de los Capitiellos y llegamos al núcleo tradicional, y casi medieval, donde el barrio de la estación cogió el topónimo.
De allí parte un sendero señalizado que, en poco menos de tres cuartos de hora, nos sube a la divisoria de aguas muy cerca del pico de la Fogaza... sendero conocido de otras veces y que incluso bajé en bici hace unos años.
En descenso hacia Rapún la vegetación, el paisaje y el ambiente cambia como de la noche al día. Si hasta la cima hemos andado por un pinar espeso, umbrío y musgoso ahora el bosque (cuando lo hay) es ralo, mediterráneo y seco. Me entretengo recorriendo alguna de las famosas "rallas" de
Rapún. Estratos de conglomerado verticalizados donde desde críos hicimos nuestros primeros intentos de escalada. Descensos y ascensos que dados los medios y la técnica que teníamos, no cabe otra que pensar que tenemos un ángel de la guardia asín de gordo encima nuestro velando por nuestro bienestar.
Pensando en esto llego muy cerca del pueblo donde encuentro un ejemplar de Ophrys lupercalis. Sorprendente... más si cabe cuando el nombre de esta pequeña orquídea proviene de las fiestas lupercales romanas que se celebraban..... ¿a que no lo adivináis? ¡¡¡¡Pues sí!!!!  El 14 de febrero. Fue en el año 494 cuando el Papa Gelasio (que no tenía novia ni necesidad de ir a comprar bombones o bragas) las cristianizó para evitar que la gente se comportara como lobos (de lupus, lupercales) con todo lo que eso debería llevar aparejado. Bueno, que no deja de ser curioso y casual.
Paso al lado de Rapún, donde no entro, y me acerco a la pardina de Ayes. Pardina que estuvo muchos años abandonada y que desde hace unos pocos sirve a un interesante proyecto llamado "La borda de Pastores" Lugar, como poco, interesante para ir un rato, visitar su museo, o comer.
Me doy una vuelta, charro con una chica muy amable que me sale al paso, y me recreo en descubrir los restos románicos que hay dispersos prácticamente por todos los edificios. Así es, queridos y queridas amiguitos y amiguitas, la iglesia de la pardina (que debió ser pueblo)  fue románica, no pequeña e inspirada en la decoración de la seo jaquesa. Advocada a Santa Águeda, por motivos que desconocemos, se demolió y capiteles, basas de columna y sillares pasaron a formar parte de paredes de casas, yerberos y bordas siendo un ejercicio divertido e interesante intentar descubrir pequeños retazos de historia perdidos entre los mampuestos.
Después de buen rato, retomo la senda que me lleva a Abena. Transito entre campos de cultivo, pequeños bosquetes de pino y terrenos desnudos donde el agua de escorrentía labra canalones y pequeños barrancos que hoy bajan crecidos. Poco antes de llegar al pueblo, indicada, parte la senda que nos subirá (aquí ya empieza a notarse que llevo un rato andando) otra vez hasta la divisoria de la sierra donde, emboscada, está la ermita de Santa Quiteria. Nada de la, por otra parte, escasa hagiografía de la santa, hace sospechar o intuir el porqué de esa advocación en lo alto de un monte... probablemente divisoria
de términos y aguas. Pues en eso estoy, dando vueltas en torno a un edificio ecléctico y sin rasgos reseñables cuando, de repente, se hecha a nevar.... A sido cuestión de minutos. Se ha nublado, ha bajado la temperatura escandalosamente y caen copos como boinas.
Cojo la senda que baja directa a Sasal por medio de un pinar espeso. Conforme bajo, la nieve se convierte en agua y me pongo calao entre la que cae del cielo y los goterones que caen de los árboles.
Aligero el paso, salgo del pinar por una pista en la que, más que barro, lo que hay son arenas movedizas y llego a Sasal en un estado que podríamos calificar de lamentable.
Igual que ha venido, se va. Deja de llover, se levanta viento frío que me deja entumecido y se van las nubes dejando ver un sol que no calienta. Afortunadamente, me queda apenas dos kilómetros por carretera que me llevan nuevamente al coche.
Un vistazo al reloj me confirma que todavía llego a una hora prudente a comer, previa ducha con agua hirviendo a ver si mis órganos internos adquieren la temperatura para un funcionamiento óptimo ....
Jodo, al final, con la tontería, han salido 18 km y casi 800 de desnivel.... Aquí tenéis el track. Para tres horas ya está bien.
Hala pues....

martes, 9 de febrero de 2016

PETRECHEMA (2371 M.), DESDE LINZA.

No está siendo especialmente pródigo en salidas montaraces este invierano que estamos sufriendo. Entre curro, eventos varios, obligaciones paternomaritalfiliales y el tiempo meteorológico que estamos sufriendo pues eso... que no estoy saliendo lo que querría....
Hace unos findes subí a Erata a recoger el belén que colocamos estas navidades y el domingo siguiente, haciéndoles caso a los gurús de la meteorología, organizamos una salida Roberto, Pol, Kankel y el que esto escribe a la cueva helada de Lecherín teniendo que abortarla al poco porque llovía como si no lo hubiera hecho nunca cuando habían anunciado "nuboso en la vertiente norte con nubes y claros en la vertiente sur" ... si, ya... que es un valle occidental, que es más fácil que allí entren los frentes atlánticos y todo eso... pero es que en Biescas llovió todo el día y aquél día la "vertiente sur" estaba, como poco, en el piedemonte de Guara.
Bueno, pues el caso es que, el sábado 6 de febrero parece que sí, que vamos a tener un día de los buenos en espera de otra borrasca que viene y que, esta vez y siempre según los gurús, va a dejar nieve y va a llegar el invierno (a mediados de febrero, tú....).
¿A dónde vamos y quienes? Pues al Petrechema y solo Ángel y yo.
Siete y media en Villacloro. El pikachu en cuestión está en lo más hondo del valle de Ansó y tenemos hora y media de coche.
Llegados al refugio de Linza, cogemos la misma senda que seguimos ya hace unos años, también con Ángel, a la Mesa de los tres Reyes.
La senda alterna prados, lapiaz y manchas de nieve hasta llegar al collado de Linza donde un nutrido grupo de churris y churros hacen prácticas de autodetención en nieve.
Jodo petaca... se tiran de cabeza, de medio lao, cogen remetida.... cuando terminen tendrán que ir directos al Decathlón a buscar ropa porque van a dejar los pantalones, los guantes y las camisetas para tirar....
Un bocao rápido, pues empieza a hacer un viento que baja la temperatura notablemente, nos colocamos los pinchos e iniciamos un flanqueo a media ladera que nos llevará a una especie de falso collado al pie de la arista occidental del pico.
Nos quedan 300 m. de desnivel que se hacen eternos. El viento nos zarandea, nos echa cristales de hielo a la cara que se clavan como alfileres, y nos ralentiza notablemente la marcha.
Aún así, vamos adelantando pequeños grupos de gente y llegamos a la cima donde, misteriosamente y contrariamente a lo que cabría esperar, sopla bastante menos viento que en la ladera.
Lo primero que sorprende al llegar a la cima es que tenemos una de las agujas de Ansabere al alcance de la mano pero separada de donde estamos por una grieta abismal y tenebrosa.
Fotos, un trago y poco más. Empiezan a llegar los grupos que hemos adelantado y nosotros nos vamos para abajo que nos estamos quedando fríos como el hombre de Similaum aquí arriba.... Un último vistazo al inmenso paisaje que se vislumbra para ver como a aparecido por occidente un gran frente de nubes negras que, en muy poco, se nos va a echar encima.
El descenso, con viento de espalda, es muy llevadero. Tanto que dejamos pasar la hora de la comida hasta que lleguemos a una zona sin nieve, ya muy abajo y a media hora escasa del refugio. Lo hacemos (lujo supremo) al lado de uno de los múltiples dólmenes sin excavar ni estudiar que menudean por estos valles y que pasan totalmente desapercibidos para la mayoría de los que pasan a su lado.
Poco más... llegamos al refugio, nos cambiamos de calzado y nos echamos una galimba viendo como se ha nublado y empieza a bajar mucho la temperatura. A ver si los gurús esta vez si que han acertado y llega el invierno por fin. Aquí tenéis el track.
Hala pues...