jueves, 7 de enero de 2016

PEÑA RETONA, DESDE EL PUERTO DE BIESCAS

Si, Peña Retona. Pero no es la Retona de 2775 m de vellón y que constituye la cota más alta de la Sierra de Partacua, si no otra que se ve desde muchos sitios, con un corredor característico que la parte de arriba a abajo, que enseñorea los puertos de Biescas y Acumuer y que, como está ligeramente desplazada del eje de la sierra, recibe pocas o muy pocas visitas.... tantas que ni el titán de David cuando se hizo la impresionante integral de Partacua la pisó ni yo que vivo debajo y que creía haber subido a todos los picos la había visitado... venga, vamos a ponerle remedio.

Sábado 26 de diciembre. Pese a la proximidad de fechas solsticiales en las que, creemos, ha entrado el invierno, el clima se empeña en demostrarnos, una y otra vez, que hace lo que le sale de los mismísimos. Hace calor, no hay prácticamente nieve y podemos permitirnos el lujo de subir a cotas que, cualquier otro año, serían implanteables para estas fechas. Nos juntamos en Biescas Pirene (a partir de ahora la reina) y David, Iñaki, Ángel, Chema y yo (a partir de ahora los zánganos).
Después de las presentaciones y los cafeses, en dos vehículos subimos por la pista del puerto de Biescas (llave y permiso en el excelentísimo y acojonantísimo ayuntamiento de Biescas) hasta más arriba del refugio de Plan d'Isús donde termina cortada por un desprendimiento.
En apenas unos minutos nos aviamos, cogemos la pista que enseguida se convierte en sendero y en menos de lo que cuesta decirlo, estamos a la altura del refugio de Plan d'Usabas pero un poco más altos.
Subimos sin senda, pero sin problema, hasta que cortamos el sendero que constituye la vía normal de Telera desde esta vertiente y que nos introduce en un valle ciego formado por Peña Parda y Telera a nuestra derecha y Zarrambucho y Retona a nuestra izquierda.
Pasamos al lado de la cueva d'as grallas, más que cueva, gigantesco abrigo formado por el desmantelamiento de un estrato y donde una pareja de quebrantahuesos revolotea dejándonos ver donde tienen el nido.
Paramos a echar un bocao, en un lugar donde nos pega el sol, no hay viento y ya empieza a haber buenas vistas. Aunque parezca mentira, estamos en mangas de camisa.
Continuamos. Al fondo del circo se alzan paredes que, desde lejos, parecen infranqueables pero que, conforme nos acercamos, vemos que no lo son. Que hay múltiples pasos que nos dan acceso a la parte de somital de la sierra. Si pretendiéramos ir a Telera, ahora nos desviaríamos a la derecha buscando los mejores pasos marcados con hitos, pero como vamos hacia la izquierda, subimos en dirección a una cota que destaca justo en frente nuestro y que resulta ser  la que en los mapas figura como cima sin nombre y a la que, sin apenas esfuerzo, nos encaramamos.
Hemos subido por lomas pedregosas pero sin dificultad. Cuando llegamos al filo de la cresta vemos el impresionante abismo que se abre a nuestros pies y que constituye la famosa nord face de la sierra de Partacua. Nuestra amiga, la orogenia alpina, que tantos buenos ratos nos ha dado, se explayó, cebó y recreó conformando una geografía torturada de agujas, corredores, goulottes, paredes y extraplomos en esta cara mientras que, por la que hemos subido, son lomas y valles de perfiles suaves, redondeados y amables.
Un flanqueo sin perder altura nos sitúa en el collado entre la Punta Plana y la Peña Zarrambucho a la que nos dirigimos, más que nada porque nos cae de paso hacia nuestro objetivo que ya se ve, al final de una alargada y sencilla cresta.
Una última y moderada dificultad. Para acceder al punto más alto debemos calzarnos los punchos para cruzar un nevero que se ve brillar como si fuera cristal y que, al final, resulta mucho más sencillo de lo que aparenta.
Si impresionante es la vista hacia el sur, no lo es menos hacia el norte, con toda la Sierra de Partacua ofrecida ante nosotros y desde una perspectiva muy poco usual. Tanto es así que, después de disfrutar unos minutos de la cima, bajamos hasta el collado y echamos un bocao antes de iniciar el descenso que promete ser, como poco, entretenido.
Porque si, queridos y queridas amiguitas y amiguitos, vamos a bajar por otro valle, el situado al oeste de la peña y que termina en la conocida como canal de los Pazines.
A ellos nos aplicamos, perdiendo altura suavemente al principio y más rápidamente después ya que el terreno se concreta en escalones herbosos, no difíciles pero si entretenidos de destrepar, hasta que la pendiente cede y la nieve nos permite, previo calce de punchos, avanzar mucho más rápido y situarnos casi sin querer, a la vista de la peña Gabacha, un precioso monolito, defendido por paredes por todas sus caras, y en el que tengo yo algún trabajo pendiente del que daré noticia en tiempo y forma (o no... ya veremos).
Aún tenemos que bajar más, rodear la peña por su cara oeste, y subir un poco para coger un collado (el llamado pilón d'Acumuer) que nos devolverá a Plan d'Usabas y poco después al coche.
Aunque a estas alturas del día ya empezamos a estar cansados, subimos enseguida al collado donde paramos a descansar un rato sabiendo que ahora, está todo hecho.
Pues poco más, la bajada al refugio no tiene nada de particular y de allí al coche queda apenas un kilómetro que lo hacemos mientras vemos como los últimos rayos de sol doran las peñas donde hace pocas horas nos hemos encaramado.
Venga, a echar una cerveza en Biescas. Aquí tenéis el track.
Hala pues....

2 comentarios:

Mariano Antonio Javierre Lacasta dijo...

¡Hola Jose Miguel!
Poca gente hace el pico que, por otra parte, ofrece una espléndida circular que hiciéramos hace ya algunos años pero en sentido inverso.
A Gabacha sube todavía menos gente. Si quieres está en el blog, una entada de Agosto de 2004.
¡Que vaya bueno!

Pirene dijo...

Jodó mocé, así leído parece que nos hayamos dado un paseete de un par de horas "pim pam" jajaja!!

Ya te lo he dicho alguna vez, pero insisto: muchísimas gracias por estas ocurrencias tuyas. Que me lo paso fetén (aunque algún rato no lo parezca).

Hala! Salud!