A ver, chavalotes. Vosotros que creíais que ya habíais hecho lo más extremo en esto del
senderismo, vosotros que habéis hecho Le tour du Mont Blanc a la pata coja, vosotros que os habéis currao el trekking de los Annapurnas sin sherpas y sin yaks, vosotros que hicisteis el International Appalachian Trail sin mochila y cruzando a nado el Atlántico, no tendréis idea de lo que es senderismo extremo hasta que no os curréis esta vuelta que nos hicimos el domingo pasado en la cercana, sorprendente y siempre mágica sierra de Guara...bueno, a lo mejor exagero un poco...quizá es que se me está pasando ya el síndrome de Stendhal, pero la ruta tiene los suficientes atractivos y las suficientes dificultades como para que te la plantees...aunque solo sea una vez en tu vida. Vamos a ello:
Invitados por nuestros amigos de Tierra Baja, llegamos a Alquezar a las nueve y media de la mañana Ana, Kankel, Pol, que viene a probar una rodilla pocha que lleva, y el que suscribe. Allí nos juntamos con Silvia y J.C., Javier y Cristina, Pilar y Miguel Ángel. Nos esperan, como es norma de la casa, con cafeses en termo (solo y con leche), pastas caseras y exquisiteces varias...hasta whisky, pa empezar con fuerza y alegría.
Una vez bien alimentados y previa presentación de los que no se conocían, iniciamos la senda señalizada que nos llevará al primer hito importante de la ruta, las balsas de Basacol. Se trata de un idílico rincón, restaurado y acondicionado, donde se recoge el agua de boca de Alquezar y que recuerda, entre la piedra sillar y los cipreses, las piscinas donde se bañaban Cleopatra y Marco Antonio.
De las balsas a los abrigos de Quizans hay un paseo, en subida, eso sí. Previamente habremos pasado por una caseta construida con la técnica de aproximación de hiladas restaurada.
Quizans es uno de esos sitios mágicos que tiene Guara. De esos en los que se nota la presencia de los siglos y las generaciones. Allí, los primeros hombres que se hicieron sedentarios y empezaron a
cultivar la tierra y domesticar animales, nos dejaron algunas muestras de su pensamiento simbólico en forma de esquemas de difícil interpretación. Éstas, en concreto, pertenecen al llamado arte esquemático y están datadas entre el 4000 y el 1000 a C. Serán las más "modernas" de las que vamos a ver hoy.
No pudieron elegir mejor el sitio. Orientado al sur, con roca caliza que refleja la radiación solar y toda la plana donde debían ver los herbívoros de los que se alimentaban allí, a sus pies. Inmejorable sitio para almorzar, ¡pardiez!
A ello nos aplicamos pese a haber comido y bebido hace no demasiado tiempo.
Una vez satisfechos nuestros cuerpos y nuestros espíritus, bordeamos la roca por el oeste y nos llegamos hasta un collado situado entre su cima y el valle que labra el barranco Chimiachas. Hasta aquí, hemos seguido una senda perfectamente trazada y señalizada pero ahora, por la que vamos, ya se ve que ni tiene el mismo mantenimiento ni el mismo uso...hemos pasado de la antigua cabañera al Mesón de Sebil (la autovía de la época), a la carretera secundaria que nos lleva al tozal de los Tiestos (extraño y sugerente topónimo a fe mía...) y luego empieza a bajar en picado a buscar el cauce del río Vero. Sorteando paredes, entre fajas, abrigos y covachas, llegamos al paso de Pasolén, estrecha vira labrada en la pared, muy pulida por el paso de la gente y con una hostia de considerables
dimensiones a nuestra derecha. Afortunadamente, aunque no hace falta, se agradece una línea de vida que hay en la pared.
Un poco más, pasamos por la cueva de los cuchareros, cruzamos el barranco Chimiachas y cogemos otro paso equipado que nos saca, definitivamente, de su cauce. Es el paso de los Articazos que, como el otro, está equipado con sirga que es prescindible pero que ayuda a mantener la moral de la tropa. Una bajada jabalinera, agarrándote de buchos, destrepando escalones de piedra desgastados y pulidos y agarrándote en alguna cadena, nos deja en el cauce del Vero que, pese a la previsión que llevábamos, baja bien de agua...como para cruzarlo sin demasiados problemas. Porque sí, queridos y queridas amiguitas...hasta aquí hemos seguido sendas que salen en los mapas, algunas mejores, otras peores...pero en todas se veía huella antrópica y no solo de jabalises. Ahora, una vez cruzado el Vero (unos descalzos otros calzados), tenemos que encontrar una "senda" (nótese que lo he puesto entre comillas y con cursiva) que nos subirá a la peña Bobín donde vuelve a haber, si las referencias no nos fallan, camino para humanos. Bueno, pues después de subir y bajar varias veces por ambas orillas y dado que los GPS no sirven en estas estrecheces ya que no llegan a triangular satélites, encontramos el único sitio que parece que tenga huellas de paso...eso sí, no estamos seguros si son de jabalí, de Homo
neanderthalensis o de qué. Dos opciones...o nos arriesgamos por aquí o volvemos con el rabo entre las piernas por donde hemos bajado. Por aquí, por aquí, proclama unánime todo el personal....hala pues.
Lo que viene a continuación es una subida indescriptible donde disfrutamos del conocido peeling guarensis, embarcada guarensis, embuchada guarensis y casi enrrallada guarensis en una ladera que, a ratos, casi roza la vertical. Y lo cierto es que si, queridos y queridas amiguitos y amiguitas... alguien ha subido por aquí ya que hay, a ratos, hitos, a ratos, senda más o menos clara y a ratos cintajos colgados de los arbustos.
Eso sí, para los amantes de las cifras, una hora y media para hacer 2 km en los que nos comemos 400 m. de desnivel.
Al final, de una forma o de otra, nos plantamos en la peña Bobín y de ésta a la Corona del Tozal donde paramos a comer, que ya es hora, que ya nos hace falta y que ya está bien...
Tras la comida, donde se comparten diversos manjares, incluido el famoso bizcocho carpiano, cogemos una pista-senda que nos lleva a las cercanías del alto de San Caprasio y, de allí, a coger una senda perfectamente trazada, señalizada y acondicionada que nos llevará, en descenso moderado, a las cercanías del abrigo de Arpán. Allí disfrutamos de un magnífico ciervo y tratamos de intuir dos escenas de caza, muy deterioradas, representadas en la pared del abrigo. Estas son pinturas de arte levantino, datadas entre el 8000 y el 2000 a.C.
De allí, nuevamente en descenso, vamos a pasar por la cueva de la Fuente del Trucho único sitio en Aragón donde se conservan pinturas paleolíticas. Porque si, queridos y queridas amiguitos ya amiguitas, al contrario de las pinturas de Arpán, Quizans y otras que hay en este Parque cultural, las de la Fuente del Trucho, son bastante más antiguas. Hechas hace 24000 años, día arriba, día abajo, representan caballos, manos en negativo y manos con los dedos cortados. Lamentablemente, al contrario que sus descendientes neolíticos que lo hicieron en abrigos donde llega perfectamente la luz, ésta gente pintó sus dioses, sus espíritus o sus símbolos en el interior más profundo de las cuevas con lo que nos quedamos con que estamos a las puertas de un santuario y todo el paisaje que nos rodea a visto pasar, casi invariable, hombres con taparrabos y hacha de piedra, pastores con ovejas y cabras, domingueros de toda índole y pelaje y extraños seres enfundados en goma, con mochilas llenas de cuerdas que bajan por los mismos barrancos que aquella gente usaría para despeñar los caballos de los que se alimentaban.
Con la sensación de no ser más que motas en el devenir del universo y divagando sobre que, pese a ir enfundados en Goretex y con botas mountainpowerxtrem nos mueven las mismas cosas que movía a esta gente (léase afán de supervivencia, comida, poder, sexo y tanatofobia) llegamos, casi sin darnos cuenta al puente de Villacantal.
Solo nos queda una subida que se nos atraganta a más de uno, no en vano, llevamos ya más de 8 horas andando y los kilómetros y los metros acumulaos y positivos pesan ya en nuestras doloridas garras...bueno, al menos en las mías, porque la gente, conforme entramos en el pueblo, desaparece a la carrera. Ajaja !! Malandrines!!!! Los rezagados encontramos al resto del grupo entre jarras de cerveza, cocacolas y demás bebidas isotónicas y/o reconstituyentes.
Bueno, pues ya poco más... despedidas, besos, abrazos, votos para quedar más pronto que tarde y viaje ya de noches a Villacloro mientras la tempestad (o la ciclogénesis o el frente activo) se abate sobre nosotros recordándonos que, este día, solo ha sido un espejismo y que pa días tenemos primavera.
Aquí os dejo el track de JC, que el mío a salido mal, pa variar. A ver si alguno lo repite y ya nos cuenta...
Hala pues....
miércoles, 5 de marzo de 2014
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6 comentarios:
Menos mal del "guia" si no aun estamos por ahi buscando la luz... Muy buena la compañía, con ganas de repetir aunque no sea tan larga la excursión!
Menuda rutaza que os habeis marcado, yo llevaba tiempo con la idea de hacer algo parecido, pero la falta de información hasta el momento me ha hecho desistir o esperar a que algún intrépido la haga. Mi idea es muy parecida a la vuestra pero con la intención de enlazar con el camino de las escaleretas y unir Alquezar y Lecina. Pero vamos me parece que me voy a conformar con copiaros, porque no me queda nada claro que lo pueda hacer, salvo que el caudal del río sea mínimo. Un saludo
Buena pateada pardiez!!!!!!
Salú á toz e totas
Me he sentido aludido con lo del International Appalachian Trail! Pero que conste que yo no lo hice entero…. Me daba miedo llegar nadando a Florida, que me recibieran con pelotas de goma y tuviera que volverme nadando otra vez. Tal y como están las cosas en las fronteras prefiero hacerlo en etapas :-) Y qué bonito es Alquézar! Aunque me gusta más Enate… ;)
¡¡¡¡AAAJAJAJAJAJAJA!!!!!
En mis tiempos esto se llamaba "domingo aventura, embarcada segura" pero ya veo que la cosa se moderniza con el "sendextrem" de verdad niño, ¡que cabeza tienes! jajaja!.
Es lo que tiene Guara, aunque canse recompensa mucho.
Por cierto, me he acordado de un día que comentábamos aquello de que ya no sentimos aquella ilusión por "explorar" como si ya nada nos parece nuevo ¿volvió esa sensación de novedad o no?¿ein?
Ale! ¡buen finde!
Cristina, unos llevan la fama y otros cardan la lana...mientras los "guías" se enrrallaban, aquí, el que lleva fama de jabalí, buscando y encontrando la senda correcta...anda que no....
Eduardo, creo que si sigues la senda hasta el vero por Pasolén y Articazos y luego lo remontas, es factible unirlo con la de las Escaleretas pasando antes por la ermita rupestre de San Martín de Lecina (por cierto, una preciosidad de ruta te saldrá).
Pol, sí señor, una buena pateada.
Óscar, de dónde coño me había sacado yo eso??? La cosa es que me sonaba y no sabía de qué....lo que hace el subconsciente...la verdad es que no te tienes que sentir aludido. Se me ocurrió esa chorrada sin saber, hasta ahora, muy bien porqué.
Pirene, aquello fue una exploración como las de nuestros inicios. Sin senda en mapa y sin track válido. Eso sí, quizá porque nos estamos volviendo comodones pero hubo algún rato que pensé seriamente en darme la vuelta. Al final, como casi siempre, todo bien y todo abundante.
Hala, saludetes a todos y todas.
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